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¿Imperialismo o apocalipsis?

Fuentes: Rebelión

Una definición de imperialismo: «régimen de dominación política en el cual una potencia militar extiende sus dominios sobre otros pueblos o Estados por medio de la fuerza o a través de la influencia económica, cultural o política». ( https://www.significados.com/imperialismo/) Y en el diccionario soviético de Filosofía se define como: «Etapa superior y última del capitalismo, […]

Una definición de imperialismo: «régimen de dominación política en el cual una potencia militar extiende sus dominios sobre otros pueblos o Estados por medio de la fuerza o a través de la influencia económica, cultural o política». ( https://www.significados.com/imperialismo/)

Y en el diccionario soviético de Filosofía se define como: «Etapa superior y última del capitalismo, que comenzó a fines del siglo XIX y comienzos del XX, etapa de su descomposición y muerte, etapa de las revoluciones socialistas victoriosas. La teoría del imperialismo fue creada por Lenin, que señaló los siguientes cinco rasgos principales del imperialismo:

1) la concentración de la producción y del capital, que condujo a la formación de los monopolios, que desempeñan un papel decisivo en la vida económica;

2) la fusión del capital bancario con el industrial y la formación sobre esta base del «capital financiero» y de la oligarquía financiera;

3) la exportación del capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere un significado particularmente importante;

4) la formación de las uniones monopolistas internacionales de los capitalistas, que se reparten el mundo;

5) la culminación de la división territorial del mundo entre las mayores potencias capitalistas.

La esencia económica y el rasgo principal del imperialismo es la sustitución de la libre concurrencia por el dominio de los monopolios. Los monopolios establecieron su dominio absoluto sobre la economía y la política de los más grandes países capitalistas. Así, en los EE.UU., ciudadela del imperialismo, están monopolizadas en la actualidad todas las ramas principales de la producción entre el 60% y el 100%.». (www.filosofia.org/enc/ros/impe.htm).

Sin embargo, con tanta especulación antimarxista, suele decirse que esta caracterización del Imperialismo fue otra de las equivocaciones leninistas, pues la etapa superior del capitalismo es el neoliberalismo. Dejemos que se peleen los entendidos en el tema, pero los ejemplos son contundentes: Hoy 26 multimillonarios, hace un año 43, tienen tanta riqueza como la que posee la mitad de la población mundial, unos 3.800 millones de seres humanos, y mientras unos pocos individuos ganan 2.500 millones de dólares cada día, más de 3.400 millones de personas deben sobrevivir con $5,5 dólares diarios. ¿No es esto el colmo de la desigualdad social? (https://es.wikipedia.org/wiki/Oxfam)

Veamos hechos políticos para confirmarlo. Con el ascenso al poder del magnate Trump, se han fortalecido las grandes multinacionales y las ultraderechas de todo el planeta han arremetido todas y seguras hacia la toma de los estados nacionales. Para ello no existen obstáculos de ninguna clase, todo les está permitido. Las prácticas fascistas siguen vigentes: si hay que transgredir la ley, háganle; si hay que comprar votos, okay; si hay que socavar políticamente los regímenes legítimos, qué esperan; si hay que bloquearlos económicamente, no se detengan; si hay que asesinar opositores, busquen sicarios u ordenen a sus paramilitares; como hay que contar con cómplices en todos los poderes estatales y en los organismos de control, elíjanlos. Así están gobernando Hernández en Honduras, Macri en Argentina, Bolsonaro de Brasil, Moreno en Ecuador, Benítez en Paraguay, Vizcarra en Perú, Duque en Colombia, y se han atrevido hasta impulsar y proteger al golpista Guaidó en Venezuela. Estos en América cuentan con el apoyo de otros gobiernos derechistas y proimperialistas de Europa: Francia, Alemania, Gran Bretaña, España y del reino sionista del Medio Oriente, Israel. Por ahora, parece que China, Rusia, Japón, India se distancian de este objetivo imperialista de Occidente; ojalá giren hacia la izquierda y ayuden a evitar el colapso en lugar de permanecer pasivos, como simples observadores del desastre.

El caso colombiano es emblemático. Aquí ganó tramposamente la Presidencia un desconocido lanzado al estrellato por el más fiel exponente de la cúpula guerrerista, el expresidente Uribe. Duque desde antes de posesionarse empezó a elegir sus colaboradores, no por méritos sino por su fidelidad al programa de gobierno y a su partido, sin escuchar reclamos ni argumentos de nadie, desde el primer día de su gobierno empezaron a ser asesinados los líderes sociales y los defensores de Derechos Humanos y él en silencio, sólo despertó ofendido el día en que unos señores de extrema izquierda cometieron la torpeza de ejecutar un acto terrorista asesinando 21 cadetes de policía e hiriendo varias decenas. Un ejemplo de cómo eligen a los funcionarios en Colombia, lo tenemos en la Defensoría del Pueblo del Quindío, donde debería de ocupar el cargo vacante un conocedor de leyes, pero impusieron una Experta en Gastronomía, Hotelería y Turismo. El objetivo supremo de las derechas en el mundo es apoderarse del mayor número de estados nacionales para ponerlos a su servicio incondicional, sin importar la suerte del resto de la población.

Mi pregunta es ¿Podrá revertirse esta situación? De entrada me parece que no, porque ellos poseen todas las armas, manejan las conciencias, poseen los medios, cuentan con el apoyo de casi todos los dogmas religiosos y voluntariamente no se van a bajar de sus enormes riquezas para distribuirlas entre los pobres y medianos. Se afirma que mediante frecuentes y multitudinarias manifestaciones se pueden tumbar gobiernos enemigos del pueblo, pero ahí está gobernando Macron en Francia, a pesar de las protestas masivas durante varios meses; en otros países han terminado aliados los bandos opuestos y tiradas al basurero las aspiraciones de los de abajo. Lo que más bien se avecina es el apocalipsis o fin del mundo, según los profetas religiosos. Quizás no sea destruido por completo, pero apenas sobrevivirá esa minoría apropiada del planeta más una parte de la población muy cercana a ella en lo económico, político e ideológico. Así dentro de pocos años la población mundial no pasará de 2.000 millones de seres humanos; los demás estaremos en los cementerios.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.