Peter Gowan, que ha fallecido como consecuencia de un mesotelioma (un tumor maligno causado por el amianto) a la edad de 63 años, poseía uno de los más formidables intelectos de entre los jóvenes radicales de la Nueva Izquierda de los años 60. Dotado de una prodigiosa capacidad de trabajo y un estilo coloquial que […]
Peter Gowan, que ha fallecido como consecuencia de un mesotelioma (un tumor maligno causado por el amianto) a la edad de 63 años, poseía uno de los más formidables intelectos de entre los jóvenes radicales de la Nueva Izquierda de los años 60. Dotado de una prodigiosa capacidad de trabajo y un estilo coloquial que le convirtió en un educador de la máxima eficacia, era desde 2004 profesor de relaciones internacionales en la Metropolitan University de Londres.
Se trataba sin duda de uno de los principales expertos marxistas en su campo en lengua inglesa, y sus escritos y alocuciones captaban de modo deslumbrante las interrelaciones entre el poder económico, político y militar en el mundo moderno. Sus dotes para entretejer la teoría con un ingente registro de hechos y datos cautivaba a quienes le escuchaban o leían.
Nacido en Glasgow, Peter se mudó con su madre a Belfast cuando era todavía un bebé. A los nueve años, la familia se asentó en Inglaterra, y Peter asistió a la escuela preparatoria de Orwell Park, en Suffolk, y más tarde al colegio Haileybury de Hertfordshire. Estudió luego historia en la Universidad de Southampton, enfocando sus investigaciones en el legado de la Revolución Rusa.
Abandonó posteriormente su trabajo de postgrado en el centro de estudios rusos de la Universidad de Birmingham para incorporarse a la política radical. Ello le llevó a la Vietnam Solidarity Campaign (VSC), y posteriormente a España y Oriente Medio.
En 1968 conoció a Tariq Ali a través de la VSC y ambos entraron a formar parte del International Marxist Group (IMG), la sección británica de la IV Internacional y uno de los principales grupos trotskistas de la izquierda británica de los años 60 y 70, del que ambos se convirtieron en figuras descollantes, participando enseguida en su dirección. En 1969-70 su labor fue esencial para las juventudes de la organización, la Spartacus League, donde sus habilidades pedagógicas se hicieron pronto evidentes, sobre todo por su intervención en la Revolutionary Socialist Students Federation.
En aquella época dió clases en diversas escuelas de Londres, antes de empezar a trabajar en el Barking College, en el este de la capital. Es muy probable que fuera en esa destartalada infraestructura de educación pública donde se viese expuesto al amianto que le provocó el mesotelioma que le ha causado la muerte.
Incontables amigos y estudiantes se beneficiaron de su saber en política internacional y economía, ya fuera en el IMG, en las escuelas y universidades en las que impartió clases, o en los numerosos países con los que se comprometió políticamente.
En el IMG trabajó codo con codo con dirigentes de renombre como Pat Jordan y Ernest Tate, pero también con nuevos refuerzos como Tariq Ali y John Weal en The Black Dwarf, una publicación del «frente unido» de la izquierda radical particularmente bien adaptada a la revolución cultural y estudiantil de la época. Peter se vio envuelto en la ruptura del consejo editorial, que provocó que gente como Adrian Mitchell, Anthony Barnett y Fred Halliday asumieran el control del periódico, mientras la mayoría dirigida por el IMG creaba en 1970 The Red Mole.
El primer número apareció en medio de una oleada de sentadas estudiantiles en junio de 1970, dirigidas contra la práctica de elaborar fichas secretas de los estudiantes por parte de las universidades y el reforzamiento de sus vínculos con el sector privado de negocios. Los estudiantes del IMG fueron cruciales en estas protestas en varios centros de enseñanza superior como Warwick y York.
Con todo, al inicio de la nueva década, el IMG se debatía por establecer su función e identidad conforme el movimiento contra la guerra del Vietnam y la revuelta estudiantil daban paso a una rebelión de signo cada vez más obrerista centrada en los sindicatos. Organización pequeña, de endeble liderazgo y escasas raíces en la clase trabajadora, el IMG selló su destino al echarse en los brazos de la facción organizada en Oxford por John Ross, que rápidamente dejó a un lado a la dirección anterior. En principio a Peter, al igual que a Tariq Ali, le convenció cómo combinaba Ross el «volverse hacia la clase obrera» con el ultimatismo propagandístico programático, pero para 1973 había roto con el liderazgo de Ross para vincularse de nuevo a Pat Jordan, basándose primordialmente en la evidencia de que la necesidad urgente de la lucha de la clase obrera consistía en batallar por echar a los «tories» y no en «centralizar la lucha contra el Estado». Peter afirmaba que las discusiones con Pierre Rousset, dirigente de la Ligue Communiste francesa, habían sido decisivas para considerar de otro modo el propagandismo pasivo de Ross.
Peter se mantuvo poco más o menos al frente de la misma minoría a lo largo de la década de los 70, a medida que el IMG interpretaba los derechos democráticos en el seno de las organizaciones revolucionarias entendiendo que tener media docena de facciones internas era una virtud, en lugar de ser un factor -si persistía durante un periodo prolongado- de desmoralización y desestabilización masivas.
A principios de los años 80, Peter encabezaba una facción que apremiaba a entrar en el Partido Laborista, pero también se encaminaba hacia una carrera académica y ahondaba en su interés por Europa del Este. En el congreso de 1982, se negó a participar en la dirección nacional, saliendo de hecho de la organización. Fue también entonces cuando Tariq Ali abandonó el IMG.
En ese periodo, el IMG trataba de llevar a la práctica la atolondrada táctica del Socialist Workers Party (SWP) norteamericano, el llamado «giro a la industria», enviando a jóvenes estudiantes a cualquier lugar que tuviera visos de industria manual. Las secciones dirigidas por Ross se movilizaron activamente para quebrar la creciente base de la que se disponía en los sindicatos de cuello blanco y enviar a los dirigentes de estas secciones a que se hicieran una idea de su concepción del «proletariado» (a menudo en fábricas sin sindicatos donde se explotaba brutalmente a los trabajadores). Respaldar esta táctica formaba parte del intento de acercamiento de sectores dirigentes de la IV Internacional a la dirección del SWP norteamericano encabezada por Jack Barnes. Cuando Ernest Mandel se presentó ante el comité central del IMG para explicar por qué apoyaba el «giro a las fábricas» debido a sus «sinceras convicciones», se sobresaltó al oír a Peter denunciar «ese giro antitroskista».
Peter rechazaba también por entonces la noción cada vez más inverosímil de que hubiera algo «antiimperialista» en la dirección del régimen iraní, insistiendo en que una parte esencial de la sublevación que había derribado al Shah constituía un movimiento reaccionario de masas de base urbana en el que nada había de progresista («como si no hubiéramos visto antes movimientos reaccionarios de masas poniendo en solfa al Estado»).
Verse permanentemente envuelto en el tumulto de las luchas entre facciones, y en medio del claro desvarío del IMG fue la gota que colmó el vaso para Peter, lo mismo que para Tariq Ali. No obstante, mantendría sus lazos con la extrema izquierda organizada, sobre todo con el International Socialist Group (posteriormente Socialist Resistance) y la IV Internacional en general. Influyó enormemente en la política internacional del ISG e intervino a menudo en actos organizados por miembros de la IV Internacional y de sus aliados de la izquierda radical.
Presente en el Consejo Editorial de New Left Review (NLR) desde 1990, se le consideraba intelectualmente uno de sus pesos pesados, cada vez más prolífico en los últimos diez años. Allí colaboró con otros antiguos miembros del IMG como Robin Blackburn, Tariq Ali, Quentin Hoare y Branka Magas. Sus repetidas intervenciones en NLR le dieron a conocer en todo elmundo entre la intelectualidad radical y la izquierda.
Tras el desplome de la Unión Soviética y la primera Guerra del Golfo en 1991, su enfoque internacional volvió a equilibrarse, concediendo mayor énfasis a la explicación y seguimiento del imperialismo norteamericano. Se adentró en el estudio de la raíces del expansionismo de los Estados Unidos, viéndose enormemente influido por la obra de uno de los destacados historiadores «revisionistas» norteamericanos, Gabriel Kolko, cuya teorización fundamental del ascenso imperialista de su país se encuentra en su Main Currents of American History.
A Peter se le recordará también muy especialmente por la labor que desarrolló desde 1978 junto a su mujer, Halya Kowalsky, (a quien conoció en 1973, y con quien tuvo tres hijos, Ivan y los gemelos Boris y Marko), como uno de los fundadores de Labour Focus on Eastern Europe, una publicación de enorme influjo, que prestaba apoyo a los movimientos socialistas, sindicales y democráticos de oposición, entre los que se contaba Solidaridad en Polonia y Carta 77 en Checoslovaquia.
Como director de la revista con el pseudónimo de Oliver MacDonald (apellido de soltera de su madre), Peter, que había trabajado en la comisión para Europa del Este del IMG colaborando con otras secciones de la IV Internacional, creó una isla de cooperación en el mar de faccionalismo que caracterizó a la izquierda británica de los años 70 y 80. Persuadió a miembros del IMG y el Socialist Workers Party para que dejasen a un lado sus arcanas disputas sobre la naturaleza del estado soviético y buscó a miembros del Partido Laborista desilusionados por el apoyo tácito que su partido ofrecía a los regímenes neoestalinistas del Este de Europa. Partiendo de ello, creó un grupo ecléctico de activistas británicos y emigrados que proporcionaban apoyo y ayuda material a los grupos de oposición, a marxistas y otros disidentes radicales del bloque del Este.
Marxistas de talento como Patrick Camiller, Sheila Malone, Andy Kilmister, Günther Minnerup y Gus Fagan colaboraron en la publicación, en la que las intervenciones substanciales de Peter contribuyeron a ensanchar su base y análisis ideológicos. Consiguió además reunir uno de los mejores archivos documentales de la lucha en favor de derechos democráticos bajo el «socialismo real».
En clara contraposición con las sectarias batallas de otros lugares, Peter dio vida a Labour Focus para que se convirtiera en foro de discusión de todos los puntos de vista políticos, reflejaran o no sus propias ideas socialistas. «Contraje con él una enorme deuda personal -afirma Misha Glenny- al alentar mi interés en la política de Europa Oriental y presentarme a muchas figuras destacadas de la oposición».
Peter utilizó Labour Focus para elaborar un trabajo importante oponiéndose al ataque norteamericano contra Serbia en la llamada «guerra de Kosovo» en 1999. Con celo de cruzado hizo campaña contra el intervencionismo liberal abrazado por tantos liberales y antiguos izquierdistas, y utilizado como cobertura para apoyar la segunda guerra de Irak.
Peter se convirtió en la década de los 80 en profesor de Estudios Europeos en el North London Polytechnic, que más tarde formaría parte de la London Metropolitan University. Esto le proporcionó el impulso y la motivación necesarios para desarrollar un análisis de la Unión Europea a partir de esos años, y de su relación con los Estados Unidos y un bloque del Este cada vez más en crisis. Peter consideraba a la UE como un club antidemocrático de patronos, que tomaba sus decisiones en el Consejo de Ministros y estaba deliberadamente concebida para escapar al control de los trabajadores europeos, una perspectiva ahora generalizada entre la izquierda europea.
Tras el final del «socialismo real» en Europa Oriental, Peter se distinguió nítidamente de las numerosas voces que consideraban el «capitalismo actualmente existente» como único horizonte del futuro. Pero fue en el campo de las relaciones internacionales y la economía política dónde aplicó sus mejores energías intelectuales en las dos últimas décadas de su vida. En The Global Gamble, America’s Faustian Bid for World Leadership, obra profética publicada por Verso en 1999, inició un análisis a fondo de lo que denominó el «régimen del dólar y Wall Street», que él consideraba el obstáculo principal al progreso y la justicia social en el mundo, librando su propia yihad intelectual contra el poder imperial norteamericano.
Así, por ejemplo, en el Foro Social Europeo celebrado en Londres en 2004, y junto a Perry Anderson, denunció y diseccionó analíticamente la política de la superpotencia ante un público de cientos de jóvenes de todo el continente.
Tras el 11 de septiembre, Peter se convirtió en un experto solicitado en todo el mundo para explicar por qué los EE.UU. habían optado por la guerra y en qué consistían el «eje del mal» y la «guerra contra el terror». Él y su departamento de la Metropolitan University londinense se convirtieron en una presencia significativa en el escenario académico internacional, recibiendo invitaciones como conferenciante de toda Europa y los Estados Unidos, así como de Brasil, Argentina, China y Corea del Sur, impresionando siempre a su público con sus intuiciones acerca de las fallas fundamentales del nuevo modelo capitalista.
Peter sostenía que el imperialismo norteamericano había lanzado una «apuesta fáustica» por la dominación mundial y que la violencia militar resultaba consubstancial a la misma. Estaba asimismo convencido de que no podía tener éxito, de que en última instancia la dominación mundial por parte de una sola potencia imperialista resultaba imposible y los Estados Unidos se dirigían «triunfantes hacia el desastre».
Los muchos estudiantes a quienes orientó en sus labores de licenciatura y postgrado en la Metropolitan University le agradecieron su paciente apoyo, así como sus esclarecedoras lecciones. Peter fue «uno de los camaradas más generosos que yo haya conocido, sin pizca de ego», recordaba Ali. «Se portaba bien con todo el mundo, estudiantes, camaradas o celebridades, y era un profesor nato».
A Peter se le diagnosticó su fatal enfermedad sólo un par de semanas después del comienzo de la crisis financiera mundial. A pesar de saber que su situación era terminal y su salud se deterioraba rápidamente, no sólo la sobrellevó con buen humor sino que continuó trabajando animosamente hasta el límite de su capacidad en los meses siguientes: su artículo del número de enero-febrero de 2009 de New Left Review proporciona una sucinta descripción de cómo interpretaba los orígenes de la crisis financiera.
Sin duda quedarán muchos recuerdos de Peter desde diferentes perspectivas. Desde el punto de vista de quienes le conocieron en los primeros años del IMG, acaso fue una pena que el descenso a la locura de dicha organización le impidiera haberse convertido en un dirigente más a largo plazo de una organización revolucionaria. En una organización mayor y de más generosa cultura política podría haber desempeñado un papel de dirigente de largo aliento en el seno de un amplio grupo directivo. Pero eso habría significado vivir en otro país, en otra época y en otra cultura enteramente distinta.
Además de representar un marxismo creativo e inspirado, repleto de ideas e intuiciones, Peter desprendía un gran encanto personal, una cualidad que brillaba por su ausencia en la izquierda radical británica, manteniendo a la vez su integridad ideológica en cualquier compañía al seguir afirmando sus convicciones marxistas y trotskistas. Peter Gowan cautivó a cientos de personas de numerosos países con las ideas centrales de un marxismo aplicado a las cuestiones primordiales de nuestro tiempo. Es lástima que una personalidad tan brillante haya desaparecido cuando era todavía un joven sexagenario.
* Misha Glenny y Phil Hearse fueron compañeros de militancia de Peter Gowan.
*Tomado de Sin Permino http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=2652, traducido por Lucas Antón