El nonagenario Stéphane Hessel nos proporcionó el imperativo ¡Indignáos! y esa palabra mágica corrió como la pólvora. Sampedro, Torres, Escolar y otr@s nos pidieron un paso más «Indignarse no basta, ¡ ‘Reacciona’ . Y vaya que si reaccionamos. Sin el establishment mediático de esos MCS que controlan el poder y los mercados, y con la […]
El nonagenario Stéphane Hessel nos proporcionó el imperativo ¡Indignáos! y esa palabra mágica corrió como la pólvora. Sampedro, Torres, Escolar y otr@s nos pidieron un paso más «Indignarse no basta, ¡ ‘Reacciona’ . Y vaya que si reaccionamos. Sin el establishment mediático de esos MCS que controlan el poder y los mercados, y con la simple banda ancha a distintas velocidades, las redes sociales empezaron a difundir un día, «el 15 M» y un lugar «a tomar la calle». Y vaya que si se tomó; había más gente que el 1º de mayo. Ni los Anonymous iniciales, ni los convocantes del 15M, ni por supuesto esos políticos el PPSOE ciegos y sordos en sus azoteas bipartidistas, imaginaron la que se podía armar a menos de una semana de las elecciones.
En Albacete, como en tantas otras ciudades de nuestra geografía española y allende nuestras fronteras, la indignación ciudadana tomó la calle ese 15 M. Días mas tarde tomó la Plaza de la Constitución, -antes de la División Azul y hoy de la Revolución- , dándonos una auténtica lección de civismo, rebeldía, educación y limpieza.
Desde el poder, y desde sus altavoces mediáticos, se ha tratado de tergiversar, minimizar, e invisibilizar este nuevo, ilusionante, emergente y necesario movimiento ciudadano, pero nada de eso han conseguido. Facebook, Twitter, Tuenti, YouTube, y todas las redes sociales han retransmitido en directo y al minuto todo lo que sucedía en nuestras plazas públicas, y ahí podía verse organización, ejemplo, talante, participación y propuestas. Ni la ridícula Junta Electoral Central, que ha quedado a la altura del betún, ni Rubalcaba que, sin poderlo remediar, tuvo que evitar ser el creador de violencia si actuaba, ni la Policía, cuyos sindicatos mayoritarios recomendaban no intervenir (entre otras cosas porque también estaban indignados y de acuerdo con las protestas), pudieron levantar ese pueblo indignado que pacíficamente llenaba foros, ágoras y plazas, entre otras cosas, porque llevaba más razón que un santo.
Cambiar la injusta ley electoral, eliminar imputados en las listas electorales, denunciar el Concordato Iglesia-Estado, reducir el loco gasto militar, exigir una responsabilidad política sobre las promesas de los programas electorales, una fiscalidad progresiva, la banca pública o combatir el fraude fiscal y los paraísos fiscales, son algunas de las reivindicaciones que plantea la plataforma DRY y que han sido aprobadas asambleariamente en estas concentraciones. Siendo evidencias mas que razonables, incluso de sentido común, solo este maravilloso y emergente movimiento social puede conseguirlo.
Ya nada será igual después de este «mayo Español» y la nueva clase política, tan poco apoyada ayer (a excepción del PP que también tendrá que atender mas aquí que a Cataluña), no podrá seguir mirando para otro lado, ni continuar arrodillados ante los mercados, ni mantener sus privilegios, ni atentar impunemente recortando derechos a la ciudadanía… Tiene que empezar una nueva transición en España, con una constitución actual, sin tutelas monárquicas, sin chantajes y sin presiones, porque ya no hay miedo. Y para ello da igual que haya ganado el PP en toda España. La juventud no quiere seguir siendo la mejor preparada que sus padres para vivir mucho peor que ellos. El pueblo, que unido, jamás será vencido, como así se ha coreado, ya ha dicho ¡Basta!. Así que ¡oído, cocina!. Porque otro mundo no sólo es posible, sino seguro y necesario. Democracia Real, Ya.
Blog del autor: http://luisangelaguilar.