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Inmaculados Inmorales

Fuentes: Hablando República

  Hace tiempo vengo reflexionando acerca de la forma en que los grandes medios de comunicación fabrican realidades, pero hoy quiero centrarme en la forma negativa de esta creación. Hay personajes con poder a los que se les crea un pasado o mejor dicho se les borra el pasado. A la manera de la nueva […]

 

Hace tiempo vengo reflexionando acerca de la forma en que los grandes medios de comunicación fabrican realidades, pero hoy quiero centrarme en la forma negativa de esta creación.

Hay personajes con poder a los que se les crea un pasado o mejor dicho se les borra el pasado. A la manera de la nueva cocina, asistimos a la deconstrucción de pasajes incómodos de sus vidas. Del mismo modo que Fraga es un centrista, a pesar de haber pertenecido a un Consejo de Ministros franquista que firmó varias sentencias de muerte, o que el rey es un demócrata de toda la vida, obviando que vivió a la sombra de un dictador que le designó como sucesor, hay un consenso impuesto para dar pátina de honorabilidad y así pasar de largo por acontecimientos que no interesa sean resaltados.

Hay un ejemplo que ilustra perfectamente esto de lo que estoy hablando y además está cercano en el tiempo, lo cual nos permite comprobar que, a pesar de ser raro, ni nos lo habíamos planteado. Me refiero al caso de José Manuel Durão Barroso, Presidente de la Comisión Europea.

Empecé a fijarme en la maniobra de distracción a partir de la invisibilidad que le regalaron medios y todólogos tras la Cumbre de las Azores. Me preguntaba cómo se acuñó y popularizó el termino «Trío de las Azores» y por qué se recortaban las fotos para evitar su imagen.

La Cumbre, celebrada en el archipiélago portugués, reunió en marzo de 2003 a los presidentes de Portugal, España, Reino Unido y Estados Unidos, con el objetivo de legitimar la agresión a Irak y ser el pistoletazo de salida para la puesta en práctica de la doctrina de «Guerra Preventiva».

No debemos perder de vista los documentos que salieron de esta reunión. El primero, Una visión para Iraq y el pueblo iraquí, es una obra maestra del género neolengua, tan en boga en estos días, donde para entender lo que pretende, deberemos utilizar el manual del «dice lo contrario de lo que piensa». Goebbels se habría sonrojado ante la sarta de patrañas que constituye este monumento a la desvergüenza. Es la plasmación del lenguaje de los asesinos hurtados, que dicen te quiero mientras te apuñalan con saña.

El segundo, Compromiso con la solidaridad trasatlántica, enlaza claramente con el espacio de poder que determina la llamada «doctrina atlántica» que, de nuevo en neolengua, habla de un destino común en base a los vínculos democráticos y humanistas de las naciones al uno y otro lado del Océano Atlántico. Retórica almibarada para ocultar la sumisión europea a los imperativos geoestratégicos angloamericanos.

En medio de una tormenta política internacional, con manifestaciones globales de millones de personas que precedieron al primer genocidio del siglo XXI, comenzó la operación limpieza y camuflaje, centrada en inocularnos la calificación de reunión a tres, popularizando la expresión «Trío de las Azores». A pesar de ser el anfitrión de la Cumbre y haber firmado como los demás presidentes los documentos finales, Durão Barroso es apartado del foco mediático.

Asistíamos a la preparación de una nueva identidad informativa para desempeñar el futuro papel asignado. Misterio desvelado un año y medio después, cuando fue elegido para presidir la Comisión Europea.

Un nuevo Presidente de Europa al que ya no le salpican las mentiras para invadir, ni le manchan las torturas de miles de prisioneros, ni le zumban los oídos por el asesinato de un millón de iraquís. Otro más de los que pasan por la lavandería moral de ocultar lo evidente.

En esta forma de democracia, que se permite dar lecciones al mundo entero presumiendo de libertad de prensa, comprobamos, de nuevo, que más que libertad de prensa lo que hay es libertad de empresa. Libertad de grandes companías que trabajan codo con codo con el poder, para fabricar la biografía de la mayoría de nuestros jefes, dirigentes, presidentes o consejeros.

Para que resulten siempre inmaculados. Para ocultar que son INMORALES.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.