Mi último encuentro con Heidegger: La vignette es un género muerto pero al mismo tiempo de lento renacer. En su definición de diccionario es la representación literaria de un «instante» o breve momento sin continuidad ni pasado. Tienen mucho de impresión, de pintar el momento. Es casi lo mismo que los franceses llaman anecdote y […]
La vignette es un género muerto pero al mismo tiempo de lento renacer. En su definición de diccionario es la representación literaria de un «instante» o breve momento sin continuidad ni pasado. Tienen mucho de impresión, de pintar el momento. Es casi lo mismo que los franceses llaman anecdote y los alemanes Collage. Trata de captar emociones, gestos, colores y sonidos narrados, en lugar de una historia con planteamiento, nudo y desenlace. Puede considerársela como representación pictográfica del mínimo espacio y/o tiempo significativo y que constituye la unidad mínima del montaje del texto. En algunas épocas tuvo gran prestigio y uso literario, en el periodismo demócrata se acercó en peligrosidad política al brulote. Los alemanes, siempre precisos en los conceptos, llamarían a este texto un Charakterskizzen. Aquí presentamos una anecdote, una viñeta filosófico-política que pintará de cuerpo entero al filósofo más importante del siglo XX, hablamos de Martin Heidegger. La escribe-relata otro filósofo importante, discípulo y fiel seguidor del Mago de Messkirch, Karl Löwith. Con la humildad del discípulo ante el gran maestro el recuerdo proyecta de manera más preciosa e intuitiva la adhesión de uno de los filósofos más grandes del siglo XX al nacionalsocialismo.
Nacido en Munich en 1897 y fallecido en Heildelberg en 1973, este filósofo de la historia alemán se formó intelectualmente en el círculo de Husserl y perteneció al grupo de colaboradores íntimos de Heidegger. Nació en el seno de una familia judía asimilada, convertidos al protestantismo. Uno más del entorno de la llamada Bildungsbürgertum, la burguesía judía de alta cultura. Su padre, Wilhem, era un artista de éxito y estimulo en interés de su hijo por la cultura europea. Löwith sucumbió al patrioterismo de 1914, se presentó voluntario en el ejército del Kaiser, Kriegsfreiwilliger, y fue gravemente herido en el frente italiano de Isonzo en 1915. Fue hecho prisionero cerca de Génova, una experiencia existencial que cambiaría su vida. Los italianos (latinos en general) le inspirarían un afecto que le habría de durar toda la vida así como su admiración por lo que él llamaba la «sensibilidad mediterránea». Löwith regresaría a Italia dos veces como estudiante y finalmente la última escapando de la dictadura nacionalsocialista (1935-1936). Volvió a Munich en 1917 y estudió biología y filosofía. Se trasladó a Freiburg para estudiar fenomenología, la filosofía de moda, y allí fue seducido por un joven y místico ayudante de Husserl, Martín Heidegger, a quién siguió a Marburg en 1924. En él creyó encontrar «la palpable intensidad e impenetrable profundidad del impulso espiritual» y una alternativa revolucionaria al mandarinado mundo académico alemán. La «Habilitationsschrift» (tesina de habilitación) de Löwith, presentada en 1928 con el título de Das Individuum in der Rolle de Mitmenschen, fue dirigida por el mismo Heidegger. La tesis, subtitulada «Una contribución al fundamente antropológico de los problemas éticos», proponía desde la filosofía la teoría moderna de los roles. Ya aquí entre líneas polemizaba con la interpretación egoísta-solipcista del «Ser-con» (Mitsein) desarrollado por Heidegger en Sein und Zeit. El ascenso legal de Hitler al poder en enero de 1933, la «Deutschland Erwatch!», el despertar del nacionalsocialismo, lo encontró como Lektor de la Universidad de Marburg. Por supuesto su vida y la de su familia se hicieron imposibles. Abandonó Alemania en 1934 para embarcarse en un largo y tortuoso circuito de emigración: estuvo primero en Italia, casi cuatro años en Japón y, finalmente, arribó a los Estados Unidos en 1941, donde accedió a un cargo en el Hartford Theological Seminary; más tarde enseñó en la New School for Social Research (donde grandes exiliados europeos dieron clases: Hanna Arendt y Hans Jonas, hijos espirituales de Heidegger, Erich Fromm, Claude Levi-Strauss, Roman Jakobson entre otros) por dos años (1949-1951), aceptando entonces un ofrecimiento (gracias a las recomendaciones de un conservador filonazi: Hans-George Gadamer) de una cátedra de Filosofía en la Universidad de Heildelberg, cargo que ejerció desde 1964 hasta su muerte. Como dato curioso, Löwith fue invitado al Congreso de Filosofía realizado en 1949 en la provincia de Mendoza, Argentina, donde seguramente escuchó el discurso del Coronel Juan D. Perón sobre la relación entre la filosofía y la comunidad organizada. Nos podemos imaginar su sorpresa al ver a un militar con estilo mussolinianne clausurar un congreso de filosofía en uniforme, hablar de «movimiento» y de «tercera vía» o el renacimiento temático de la «Volksgemeinschaft» nacionalsocialista-heideggeriana en un exótico lugar del Tercer Mundo. Su ponencia, titulada «Background and Problem of Existentialism», versaba sobre al concepto de «existencia» tal como era definido por Heidegger en Sein und Zeit y adoptado por Sartre con gran resonancia mundial. Parece que Löwith se maravilló y aterró al cruzar en avión la cordillera de los Andes. Además Löwith fue uno de lo primeros en desatar la «Heidegger Wars», la larga serie de discusiones en Francia con motivo de su adhesión al nacionalsocilismo, al publicar en la revista de Sartre, «Les Temps Modernes», (traducido por Joseph Rovan, noviembre 1946, p. 343.) el artículo todavía insuperado «Les implications politiques de la philosophie de l’existence chez Heidegger». El texto había sido escrito en 1939, como parte de su proyecto «Europäische Nihilismus», pero Löwith deseó su traducción y publicación en francés al ver atónito cómo Heidegger se transformaba en una moda parisina mal asimilada. En el postscriptum de la edición alemana su esposa Ada no recuerda en qué circunstancias Karl conoció las bases del concurso de Cambridge: «mi marido se puso enseguida a escribir el relato que, aunque con mucha rapidez, lo pudo concluir a tiempo. Para redactar el texto le resulto muy útil su costumbre de anotar en cartas y diarios sus encuentros y entrevistas y los sucesos diarios, acontecimientos que acompañaba con ilustraciones: fotografías, postales o recortes de periódicos adecuados. Hizo toda una selección de esas imágenes en el anexo ilustrado del manuscrito original.» El llamado «Harvard Paper» quedó olvidado hasta que su esposa al ordenar sus papeles después de la muerte de Karl «saltó a mis manos». Impresionada por su lectura y por la significación de suceso y personalidades tan relevantes se lo entregó a el editor quién no dudó en publicarlo con un apéndice fotográfico. Junto con los testimonios de K. Jaspers, H. Arendt, H. Marcuse y Georg F. Jünger sería difícil descubrir un alegato más esclarecedor y obligado de este antiguo estudiante que se formó e intimó con Martin Heidegger. Según muchos críticos es «una obra maestra de concisión intelectual y descripción inteligente» (Wolin), donde Löwith no sólo hable de Heidegger y su círculo aúlico, sino dedica penetrantes bosquejos al Kreis de Stefan George, a los herederos de Nietzsche, a Spengler, a Husserl y a los seducidos por el sonámbulo y vegetariano Hitler. Löwith sí sabía de lo que hablaba, por eso recriminaba las lecturas hagigráficas que separaban obra y hombre: «No es Heidegger el que al optar por Hitler se ‘comprendió mal’ a sí mismo; antes bien son los que no pueden entender por qué actuó de esta manera los que no lo han comprendido».
Heidegger en Roma y la «Aktion Ritterbusch»: en los inicios del año 1936 el filósofo Heidegger y su mujer Elfride Petri viajan a Roma. No es un viaje de placer sino una misión diplomático-cultural semioficial. Tampoco es la primera vez, han estado en 1935 dando la misma conferencia con el título «Hölderlin und das Wesen der Dichtung» («Hölderlin y la esencia de la poesía»). El lugar es el mismo: una bella villa, la Sciarra-Wurts, donde funciona un organismo cultural del fascismo italiano. Era (es, sigue funcionando) el «Istituto Italiano di Studi Germanici», creado por Mussolini y dirigido por el filósofo «oficial» del fascismo, Giovanni Gentile. El 3 de abril de 1932, con ocasión de la celebración del centenario de la muerte de Goethe y paralelamente a la inauguración de la casa de cultura fascista «Petrarca-Haus» (que editará la traducción alemana de «Origini e dottrina del fascismo» de Gentile) en Colonia, se inaugura el instituto con gran pompa estatal con la presencia de Il Duce en persona, de elegante etiqueta, y se nombra presidente honorario a Gentile. En el instituto estaba prohibida la entrada a los judíos, por lo que Löwith no pudo estar entre la audiencia que escuchó la lectura de Heidegger dada el 2 de abril de 1936. Este instituto llevó a Italia a lo más selecto de la Intelligentsia orgánica del NSDAP hasta 1940. Algunos de los intelectuales orgánicos del NS-Staat fueron Carl Schmitt (amigo de Heidegger), Hans Heyse (uno de los filósofos más importantes del estado nazi), Hans Carossa, Karl Haushofer, entre otros. Los que viajaban a Italia, pasaban una semana amena y daban una conferencia, pasaban una semana idílica y propagandizaban la nueva Weltanschauung nacionalsocialista a los primos italianos. El instituto tuvo un papel destacado en la empresa propagandística nacionalsocialista y difusión de su Weltanschauung a través de las ciencias humanas, llamada «Aktion Ritterbusch». La Aktion, cuyo nombre deriva de un intelectual nazi, profesor de jurisprudencia Paul Ritterbusch, que dirigía el programa, era el esfuerzo de las humanidades a la guerra, «Kriegseinsatz der Geisteswissenschaften», que el IIº Reich proyectaba tarde o temprano. El ministerio de educación de Hitler estableció un grupo de trabajo, con el pomposo título de «Arbeitsgemeinschaft für den Kriegseinsatz der Geisteswissenschaften». El grupo integraba una sociedad paraestatal, la «Reichsarbeitsgemeinschaft für Raumforschung» (Sociedad Imperial para la Investigación del Espacio Vital), que incluía más de 500 científicos de todas las áreas. El objetivo era crear un «neue geistige Ordnung Europas», un Nuevo Orden espiritual en Europa, guiado por la ideología nacionalsocialista y el rol de Alemania como pueblo superior y guía. Toda la parafernalia de las ciencias del espíritu, historia y ciencia antigua, geografía y geopolítica, literatura germánica, orientalismo, historia, arte, filosofía, literatura, derecho privado y público, fueron aplicados a reforzar la ideología de una Europa comunitaria basada en el dominio racial alemán. El motto de la sociedad lo dice casi todo: «Neben dem besten Soldaten der Welt muß der beste Wissenschaftler der Welt stehen» («No sólo tenemos los mejores soldados del mundo, sino a los mejores científicos»). Entre los intelectuales que fueron famosos después de 1945 y que participaron activamente en la Aktion figuran, además de Heidegger, el filósofo Nicolai Hartmann, el hermenuta Hans-Georg Gadamer, el antropólogo Arnold Gehlen, el historiador Joachim Ritter, el historiador de la antigüedad Wolfgang Schadewaldt. Heidegger fue invitado personalmente por Gentile, en una invitación con su firma y contó con el aval del Ministerio de Relaciones Exteriores del Reich. En estos viajes Heidegger se hizo de importantes amistades en la cúpula fascista: Giuseppe Bottai, entonces ministro de educación del fascismo; el filósofo Ernesto Grassi (íntimo de Bottai) y Dino Edoardo Alfieri, entonces ministro de propaganda y a partir de 1940 embajador italiano en Berlin. La conferencia, titulada: Hölderlin und das Wesen der Dichtung, ahora en GA4, fue publicada originalmente en diciembre de 1936 por la revista «Das innere Reich» (El Imperio interior) un órgano racial-popular, völkische político-esotérico, que pretendía realzar el valor de una Alemania aria, eterna e invisible, escondida en el «Geist» histórico, una publicación totalmente sumisa de la figura de Hitler; después efectivamente fue publicada, por segunda vez, en la revista de las juventudes hitlerianas «Wille und Macht» («Voluntad y Poder»). Aunque Heidegger no lo señala en sus recuerdos, en su paso por la Italia fascista sostuvo una segunda conferencia en Roma, el 8 de abril de 1936, cuyo título era: «Europa und der deutsche Philosophie», en el marco del «Kaiser-Wilhem Institut», «Bibliotheca Hertziana». En cuanto a la revista Wille und Macht, de nombre con reminiscencias nietzscheanas, era el órgano central y rector de la «RJ», la «ReichsJugend». las «Juventudes del Reich», la organización nacionalsocialista dirigida por Baldur Von Schirach desde 1931, organización que llegó a encuadrar a ocho millones de jóvenes entre 10 y 21 años. En esos medios de agitprop nacionalsocialista se publicaban (y leían) los textos de Heidegger.
«Mi último encuentro con Heidegger en Roma en 1936: El texto que le ofrecemos al lector tiene un inusual origen. Fue escrito en Japón alrededor de 1939, como parte de un concurso apadrinado por la Harvard’s Widener Library de Cambridge. Este concurso era exclusivamente para emigrados alemanes, quienes debían presentar ensayos que no excedieran las 20.000 palabras con el tema: «Mein Leben in Deutschland vor und nach dem 30 Januar 1933». El jurado estaba compuesto por el psicólogo Gordon W. Allport, el historiador Sidney B. Fay y el sociólogo Edwars Y. Hartsshorne. Dada la precaria situación financiera de Löwith, debida a las circunstancias de su forzosa huida de Alemania, los quinientos dólares del primer premio o los doscientos cincuenta del segundo (que era el equivalente a alrededor de seis o siete salarios de la época) se presentaban como muy atractivos. Por supuesto: Löwith no recibió ninguno de los premios, sus fascinantes anotaciones autobiográfico-filosóficas, indudablemente demasiado sustanciales para el paladar pragmático del jurado americano. El comité de premios de Harvard había dejado en claro que no le interesaban las «reflexiones filosóficas sobre el pasado» sino un «testimonio factual» (Wahreitstreu). El manuscrito quedó en el olvido. Recién fueron re-descubiertas por su viuda y publicadas en 1986 bajo el mismo título del concurso por la Metzlersche und Poeschel Verlag de Stuttgart en 1986. Al darnos a conocer su última reunión con Heidegger, acaecida en Roma durante abril de 1936, esta vignette nos pinta un Heidegger de carne y hueso, tozudo, políticamente decidido, con una desfachatada desenvoltura, luciendo la «Swastika» en su solapa o aclarando su opinión respecto a la relación integral de su pensamiento con la doctrina del NDSAP.
Nuestra traducción se basa en la edición alemana (p. 56-59). Donde el texto apareció por primera vez, «Mein Leben in Deutschland vor und nach 1933. Ein Bericht» (Sttutgart; Metzler, 1986) y en la primera traducción al inglés hecha por Richard Wolin con el título «My Last Meeting with Heidegger in Rome, 1936» aparecida en la revista New German Critique, N° 45, fall 1988, pag. 115-116; luego aparecida en el volumen colectivo «The Heidegger Controversy. A Critical Reader» (Massachussets, MIT Press, 1993; pág. 140-143). Existe traducción española: «Mi vida en Alemania antes y después de 1933. Un testimonio» (Madrid, Visor Libros, 1992). Le hemos agregado notas que no existen en las versiones para la mejor comprensión del contexto o cuando lo requiera el texto. (Nicolás González Varela)
Mi último encuentro con Heidegger
Por Karl Löwith
En 1936, durante mi estadía en Roma, Heidegger dio una lectura sobre el poeta Hölderlin en el Instituto Ítalo-Alemán de Cultura.(1) Después de la conferencia él nos acompañó a nuestro apartamento y se mostró visiblemente afectado por la pobreza de nuestro amoblamiento. Advirtió que no tenía mi biblioteca, que aún estaba en Alemania. Por la noche fui con él hasta su habitación en el Instituto Hertziano donde su mujer, Elfride Petri, me recibió con una discreta amabilidad. Es casi seguro que le resultaba comprometida la situación, al recordar la gran cantidad de veces que yo había sido invitado a su casa. El director del Instituto nos invitó a cenar en el restaurante «Osso Buco» y durante el desarrollo del encuentro se eludieron los temas políticos.
Al día siguiente, mi esposa y yo, junto con Heidegger, su esposa y sus dos pequeños hijos, a los cuales yo había cuidado cuando ellos eran más pequeños, realizamos una excursión a Frascati y Tusculum.(2) Era una tarde radiante, y yo estaba muy feliz a causa del encuentro entre nosotros, a pesar de las reservas inevitables del caso. Heidegger no se quitó el emblema con la insignia del NSDAP que lucía en la solapa, ni siquiera en esa ocasión. El símbolo lo lució durante toda su estadía en Roma y, por lo visto, no se le ocurría ni siquiera pensar que la «Swastika» estaba fuera de lugar mientras pasaba el día a mi lado.
Hablamos de Italia, de Freiburg y Marburg, y también de tópicos filosóficos. Fue amistoso y atento, pero eludió toda alusión a la situación de Alemania y a sus puntos de vista sobre ella, tal como había hecho su esposa.
Cuando volvíamos, yo intenté que me diera su opinión sincera en torno a la situación en Alemania. Llevé la conversación hacia la controversia en el diario Neue Züricher Zeitung y le expliqué que no estaba de acuerdo con el ataque político de Barth(3) ni con la defensa de Staiger,(4) puesto que yo era de la opinión de que su participación en el nacionalsocialismo se encontraba en la esencia de su filosofía. Heidegger asintió a mi afirmación sin reservas, y agregó que en su concepto de «historicidad» («Geschichtlichkeit») se encontraba el fundamento («Grund») de su engagament político. Heidegger también afirmó que no existía ninguna duda en su creencia en Adolf Hitler, pero que el Führer había subestimado solamente dos cosas: la vitalidad de las iglesias cristianas y los obstáculos de la anexión, el «Anschluss» con Austria. Seguía convencido de que ahora, como antes, el nacionalsocialismo era el curso correcto para Alemania, sólo había que tratar de mantenerse y perseverar en este largo camino. El único aspecto que le parecía problemático era el desmesurado crecimiento de la organización a expensas de las fuerzas vitales. Heidegger no se daba cuenta del destructivo radicalismo de todo el movimiento y del carácter pequeño-burgués de todas esas instituciones, como la «Krafte durch Freude» (KdF), «Fuerza de alegría»(,5) porque él mismo era un pequeño-burgués radicalizado.
En mi respuesta le remarqué que yo podía comprender algunos aspectos de su actitud, excepto que él se pudiera sentar en la misma mesa, en la Akädemie fur deutsche Recht (Academia del Derecho Alemán) (6), con un individuo tal como Julius Streicher (7), a lo que Heidegger se mantuvo en silencio primero y sin respuesta después. Luego, de alguna manera incómodo, me dio la siguiente justificación, que Karl Barth recoge de manera magistral en su libro Theologische Existenz Heute(8), de que todo hubiera resultado «mucho peor» si ninguno de los intelectuales («Wissenden») se hubiera comprometido en actitudes como la suya. Y con evidente resentimiento contra la «Intelligentsia», Heidegger concluyó su explicación diciendo «…si esos ‘gentlemen’ no se hubieran considerado demasiado refinados para comprometerse, todo hubiera sido diferente; pero yo estoy ahora en total soledad…» A mi respuesta que no había que ser demasiado «refinado» para renunciar a trabajar con gente como Streicher, Heidegger contestó «no se necesita gastar palabra sobre Streicher, Der Stürmer(9)no es otra cosa que pornografía…». Él no podía comprender cómo Hitler no se sacaba de encima a ese sujeto, que según la opinión de Heidegger podía ser por miedo.
Estas respuestas eran típicas; puesto que no hay nada más fácil para los alemanes que ser radicales en las ideas e indiferentes ante los hechos prácticos. Ellos consiguen ignorar todos los «individual Fakta» para poder seguir aferrándose más decisivamente a su concepto de totalidad y separar «materia de hechos» de «personas». En verdad, el programa de la «pornografía» fue totalmente realizado y era una realidad en Alemania en 1938.(10) Y no hay nadie que pueda negar la identificación entre Streicher y Hitler sobre esta materia.
Cuando le envié a Heidegger mi libro sobre Burckhardt(11) no recibí ningún tipo de contestación, al igual que había sucedido el año anterior cuando apareció mi libro sobre Nietzsche.(12) No he recibido de Heidegger ni una línea de agradecimiento y menos aun algún tipo de comentario objetivo. Volví a escribir dos veces más a Heidegger desde Japón. La primera vez cuando apareció Sein und Zeit traducido al japonés. La segunda vez con motivo de unos manuscritos que yo le había entregado en Freiburg y que necesitaba transitoriamente. Su contestación a ambas cartas fue el silencio total. Así terminó mi relación con aquel hombre que me había distinguido en 1928, en Marburg, como su «primer y único alumno».
En 1938 Husserl falleció en Freiburg. Heidegger demostró su «admiración y amistad»,(12) esos eran los términos con los cuales le había dedicado Sein und Zeit en 1927, no gastando palabras de recuerdo o simpatía, no lo hizo ni de manera pública o privada, ni de palabra ni por escrito. Lo mismo hizo otro intelectual, B.,(13) quien debía a Husserl toda su «existencia» filosófica, desde su puesto de trabajo en la universidad de Bonn: se libraron de su situación no dándose por aludidos, todo porque su profesor era de origen judío, un despedido y ellos funcionarios arios.
Desde el ascenso de Hitler al poder tal era el heroísmo habitual, la actitud normal entre aquellos alemanes que le debían su posición a un judío.
1.
Era el «Istituto Italiano di Studi Germanici», creado por Mussolini y dirigido por el filósofo «oficial» del fascismo, Giovanni Gentile. En el instituto estaba prohibida la entrada a los judíos, por lo que Löwith no pudo estar entre la audiencia que escuchó la lectura de Heidegger dada el 2 de abril de 1936. Este instituto llevó a Italia a lo más selecto de la «Intelligentsia» orgánica del NSDAP hasta 1940.2. Se trataba de la antigua ciudad romana de Túsculo o Tusculum, muy cerca de Roma, y famosa por sus vinos artesanales. Allí Cicerón escribió sus famosas Disputas tusculanas hacia el año 45 a.C..
3. Se trata del hermano de Karl Barth, el gran teólogo; se puede consultar referncias al suceso en el reportaje de Heidegger a Der Spiegel.
4. Heinrich Barth en su información sobre la conferencia de Heidegger sobra La obra de arte del 20 de enero de 1936, introdujo el texto en el diario Neue Züricher Zeitung con la siguiente observación: «…sin duda hemos de sentirnos honrados por el hecho que Heidegger tome la palabra en un estado democrático, pues, por lo menos, durante cierto tiempo, pasó por ser uno de los portavoces filosóficos de la nueva Alemania. Muchos todavía guardan en su memoria el detalle que Heidegger dedicó Sein und Zeit en testimonio de veneración y amistad al judío Edmund Husserl, igualmente, que había unido para siempre su interpretación de Kant con la memoria del semijudío Max Scheler. Sucedía lo primero en 1927, y lo segundo en 1929. Los hombres por lo regular no son héroes, y tampoco lo son los filósofos, por más que existan excepciones. Apenas puede exigirse, entonces, que uno nade contra la corriente; sin embargo, cierta obligación frente al propio pasado eleva el prestigio de la filosofía, que no sólo es saber, sino que en otros tiempos fue sabiduría…». Emil Staiger, que entonces era un Privatdozent en Zürich y estaba muy influenciado por Heidegger (con quién tenía intercambio epistolar fluido), reaccionó indignado contra el artículo. En su respuesta decía: «…Barth, que por otro lado no sabe qué hacer ni adonde ir con Heidegger, ha confeccionado una carta en tono de requisitoria política para denunciar a su filosofía…pero Heidegger está junto a Kant, Hegel, Aristóteles y Heráclito. Y una vez que se le ha reconocido esto, ciertamente seguirá lamentándose el hecho de que Heidegger no se mezclara en absoluto con los asuntos cotidianos , lo mismo que continua siendo trágico el que se confundan ambas esferas; pero todo esto no debe condenar al error la admiración por él, en la misma medida en que no se torna errónea la veneración ante la Fenomenología del Espíritu por causa de Hegel y su imagen de reaccionario prusiano…». A esto respondió nuevamente Barth, afirmando que no era procedente «…separar a través de abismos lo filosófico y lo humano, el pensamiento y el ser…». En la conversación con Heidegger, Löwith le explica que el no puede identificarse ni con el ataque puramente político y «externo» de Barth, ni con la defensa de Steiger.
5. «Kraft durch Freude» («K.d.F.»): literalmente «fuerza por la alegría»; era una agencia del NSDAP dependiente del «D.A.F.» («Deutsche ArbeitsFront»), la organización única de trabajadores del «SS-Staat», dedicada a la recreación y el turismo de masas de sus afiliados. Se creó por decreto el 27 de noviembre de 1933 y era de inscripción obligatoria.
6. Akademie für Deutsches Recht: conocido por el acrónimo «AkDR», era una institución estatal clave del NS-Staat creada el 26 de junio de 1933 por inspiración del abogado Hans Frank. Una ley del 11 de junio de 1934 la transformó en órgano del estado dependiendo del tétrico ministerio de Justicia e Interior. Era un «think thank» de la ideología nazi y la generadora del nuevo derecho racial y responsable, según los juicios de Nüremberg, de «the whole of Nazi legislation». Su misión era elaborar un nuevo derecho ario para sustituir a los defectos del derecho romano y a todo derecho «extranjero». Además debía fundamentarlo desde la filosofía del derecho alemana «fundando en el plano filosófico la idea de Comunidad del Pueblo, el nacionalsocialismo como acontecimiento histórico, el derecho germánico y la cuestión del derecho racial y el derecho a la vida». La comisión de notables que debían elaborar la nueva filosofía del derecho alemán fue elegida personalmente por Frank y uno de sus preferidos fue el filósofo Heidegger.
7. Julius Streicher (1885-1946): político y periodista, participó como soldado en la guerra durante 1914-1918 en el frente italiano, luego fundó el Partido Socialista Alemán (SD) y se unió al NSDAP en 1921. Desde 1923 editó la revista antisemita: Der Stürmer («El soldado de Asalto»), participando en el «Putsch» liderado por Hitler en 1923; desde 1928 «Gauleiter» en Franken; después de 1933 se transformó en uno de los protegidos del «Führer», encargándose del «Comité de Vigilancia y Boicot a los Judíos», organizando el primer boicot a los comercios judíos el 1 de abril de 1933. Después de 1945 fue enjuiciado en Nürnberg y condenado a muerte. En mayo de 1934 Heidegger fue llamado por el «SS-Staat» para integrar la comisión de filosofía de la «Academia para un Derecho Alemán», cuyo presidente era Hans Frank, comisario del «Reich» de justicia y futuro gobernador militar de Polonia, esta comisión, que se reunía simbólicamente en el «Archiv-Nietzsche» en Weimar, Heidegger trabajó hasta 1936. En 1935 ingresó como miembro pleno Julius Streicher.
7. El libro era: Theologische Existenz Heute, Basel, 1933.
8. Der Stürmer: revista de extrema derecha, antijudía y semipornográfica, editada por Julius Streicher desde 1923 en Nürnberg; en sus primeros años vendía entre 2.000 y 3.000 ejemplares, llegando en 1933 a los 30.000 y en 1940 a los 600.000 ; entre sus columnistas se encontraban el propio Streicher, K. Holz, E. Hiemer, E. Kellinek. Su único tema era la cuestión judía y su último número se editó el 1 de febrero de 1945. El lema impreso en el frente del tabloide era: «Revista alemana para la lucha y la verdad».
9. La referencia de Löwith al año 1938 es a la tristemente célebre «Kristallnacht» o «Noche de los cristales rotos»; se trató de el más grande «Pogrom» organizado desde el aparato del «SS-Staat», durante los días 10 y 11 de septiembre de ese año. La excusa externa fue el asesinato del secretario del consulado alemán en París por un judío polaco de nombre Grynszpan. Durante esa noche murieron 91 judíos, se saquearon 7.550 comercios y se quemaron 171 sinagogas, encarcelándose a alrededor de 26.000 personas, en su mayoría judíos, homosexuales, comunistas o socialdemócratas.
10. Es el libro sobre el historiador Jakob Burkhardt.
11. El libro sobre Nietzsche había sido editado en 1935.
12. La dedicatoria original rezaba: «A Edmund Husserl, con admiración y amistad, Todtnauberg, Selva Negra de Baden, 8 de abril de 1926».
(Imagen: Karl Löwith en Florencia, circa 1936, con al imagen del pin del NSDAP que usaba Heidegger)
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