Se ha celebrado durante la primera semana de febrero de 2008, en la ciudad de Córdoba en España, la II Conferencia Europea sobre Ciudad y Cultura. La invención de las ciudades. El encuentro, que organiza por segundo año consecutivo el Ayuntamiento cordobés, pretende replantear los parámetros sobre los que se aborda actualmente la construcción de […]
Se ha celebrado durante la primera semana de febrero de 2008, en la ciudad de Córdoba en España, la II Conferencia Europea sobre Ciudad y Cultura. La invención de las ciudades. El encuentro, que organiza por segundo año consecutivo el Ayuntamiento cordobés, pretende replantear los parámetros sobre los que se aborda actualmente la construcción de las urbes y el efecto que tienen los grandes eventos culturales en las ciudades. Profesores universitarios han ofrecido su visión sobre estos asuntos durante esta semana. El encargado de abrir el congreso el pasado 4 de febrero fue el geógrafo David Harvey. Este investigador considera que el desarrollo urbanístico en el litoral español ha supuesto «un desastre medioambiental». En su opinión, «parece increíble cómo se ha podido llevar a cabo todo ese desarrollo urbanístico». «Sospecho que la corrupción ha tenido mucho que ver». La solución para este problema es complicada según este profesor británico. «Los ciudadanos han adquirido derechos sobre esas viviendas no se les puede decir ahora que las casas deben desaparecer por motivos medioambientales», sostiene Harvey. Tuvimos la oportunidad de dialogar con él.
¿Dónde estaba usted cuando las Torres Gemelas fueron atacadas el 11 de septiembre de 2001? David Harvey (Kent, 1935) estaba trabajando en su casa de Nueva York. Hacía sólo tres semanas que este reconocido geógrafo se había trasladado a vivir a esta ciudad estadounidense. «No me enteré de lo que pasó hasta dos horas después». Sólo notó la ausencia: «Todo se quedó en silencio». Dice Harvey, catedrático de Antropología del College University de Nueva York, que la ciudad cambió tras el ataque terrorista. «La gente se unió con mucha solidaridad. Durante tres o cuatro días, el capitalismo se paró. Ni siquiera se emitían anuncios en la televisión. Fue sorprendente». Pero el sueño se acabó rápido. «Bush no hacía nada más que salir en la televisión diciendo que había sido un ataque contra los valores norteamericanos y pidiendo por favor a la gente que volviera otra vez a comprar». Harvey, considerado internacionalmente como uno de los renovadores de la geografía moderna, es el invitado de honor de la II Conferencia Europea sobre Ciudad y Cultura que se ha celebrado durante esta semana en Córdoba. Es uno de los mayores exponentes de la geografía radical, que parte del análisis del urbanismo a través de la teoría del materialismo histórico de Marx. Miembro de la London School of Economics y profesor durante tres décadas en Oxford y Baltimore, no tiene «intención de jubilarse». «Estoy en la década de los setenta y tengo todavía muchos proyectos». Y tampoco concibe por el momento dejar de residir en Nueva York. «Es un sitio muy interesante para vivir, es el mejor lugar para ver cómo funciona el capitalismo (…) Vivo en el corazón de la bestia e intento crearle ardores de estómago». No tiene problemas con que se le denomine el «urbanista rojo»: «Utilizo la teoría de Marx y soy muy crítico con el capitalismo». Pero Harvey, que se crió y se formó en Inglaterra, no siempre vio la vida desde la misma perspectiva. «Cuando llegué a Estados Unidos hace casi 40 años no era marxista, ni siquiera había leído a Marx. Dicen que cuando los liberales europeos llegan a este país toman dos direcciones opuestas: o van hacia la extrema derecha o hacia la extrema izquierda. Yo me fui a la extrema izquierda». Fue en el año 1969 cuando desembarcó en Norteamérica. «El país estaba en plena ebullición, con los movimientos antibélicos y las luchas sociales… Yo quería comprender qué estaba ocurriendo y ninguna de las ciencias sociales que había visto hasta ese momento me daba respuestas. Se me ocurrió leer a Marx. Y, de repente, todo cobró sentido. Era el único marco teórico que me parecía que funcionaba». Desde entonces reside en Estados Unidos, un curioso país que es capaz de engendrar un movimiento tan ultramontano como el creacionismo y, a la vez, cobijar en sus universidades a pensadores de una izquierda radical como Noam Chomsky o el propio Harvey. «Es un país con muchas contradicciones. Tiene su propia idea de libertad y en teoría todo está permitido. Pero en la práctica no es así (…) Por ejemplo, ningún periódico de Estados Unidos publica mis intervenciones. Cuando salgo fuera y voy a Argentina, a México o a España, siempre hay alguien que quiere entrevistarme, pero dentro hay un apagón». Según Harvey, uno de los problemas básicos del urbanismo en el sistema capitalista es que ha servido «para absorber todos los excedentes» que había en el mercado, lo que ha provocado incidentes como el de este verano con las hipotecas subprime. Harvey sostiene que el urbanismo está dominado actualmente por proyectos «absurdos que no tienen ningún beneficio para el ser humano ni son sostenibles». «Mi ejemplo favorito está en Dubai, donde se están construyendo espectaculares hoteles de lujo y centros comerciales gigantescos con pistas artificiales para esquiar. ¿Cuál es la utilidad de todoeso? (…) En Oriente Medio hay muchísimos problemas y vemos como se gastan el dinero del petróleo en cosas tan absurdas como esas. Es un crimen».
David Harvey es geógrafo, sociólogo urbano e historiador social de reputación académica internacional. Entre sus libros traducidos al castellano en los últimos años: Espacios de esperanza (Akal, Madrid, 2000) y El nuevo imperialismo (Akal, Madrid, 2004).