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Israel, la decadencia moral de Occidente

Fuentes: Rebelión. Foto: [cuerpos de palestinos calcinados tras bombardeos israelíes.https://t.me/PalestinaHoy

“Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”. John Donne (1572-1631)

El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó la Resolución 181, la cual proponía la creación de dos Estados, uno palestino y otro israelí, marcando un hito en la historia de la región. Sin embargo, a lo largo de 76 años, la realidad ha distado considerablemente de la visión inicial plasmada en dicha resolución. Los palestinos se enfrentan a la ausencia de un Estado propio y han experimentado la dolorosa realidad de la expulsión de sus tierras, masacres y genocidio, por parte de la entidad sionista. 

La sistemática agresión israelí ha dejado un saldo trágico a lo largo de las décadas, con miles de vidas perdidas, desplazamientos masivos y un impacto devastador en la economía. La percepción de inacción significativa por parte de occidente para abordar de manera efectiva esta situación subraya el cuestionamiento sobre la complicidad de Occidente, que se presenta cínicamente como defensor del derecho internacional y los valores democráticos. 

Es relevante subrayar que las imputaciones relacionadas con la transgresión de resoluciones emitidas por la Organización de las Naciones Unidas y las normativas del derecho internacional dirigidas a Israel han sido reiterativas, sin que se hayan implementado medidas tangibles para imputar responsabilidad a dicho país por sus actos. Desde 1968, Israel ha violado 32 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, según un estudio de Stephen Zunes, de la Universidad de San Francisco.

La carencia de acciones concretas destinadas a atribuir responsabilidad a Israel por violación al derecho internacional humanitario y los crímenes de guerra, cometidos contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza, plantea interrogantes significativas en torno a la eficacia de los mecanismos de aplicación y la coherencia en la salvaguarda de los principios fundamentales que Occidente profesa.

La solidaridad y el deber moral 

La solidaridad y el deber moral son conceptos intrínsecos que han permeado a lo largo de la historia de la humanidad. En el contexto actual, la situación que vive el pueblo palestino ha generado un cuestionamiento mundial en torno a la ética y la responsabilidad moral de las naciones, organizaciones y ciudadanos frente a las acciones de Israel. En el caso del pueblo de Palestina, la solidaridad adquiere una dimensión de vital importancia, dado que su población ha enfrentado décadas de agresiones, desplazamientos y violaciones sistemáticas de derechos humanos. El deber moral de expresar solidaridad con Palestina emana de la imperiosa necesidad de abogar por la justicia y el respeto irrestricto de los derechos fundamentales inherentes a todos los seres humanos. 

El deber moral de actuar en solidaridad con Palestina frente a los crímenes de Israel también se basa en el principio de justicia social. La comunidad internacional tiene la responsabilidad ética de cuestionar y condenar las acciones que perpetúan la opresión y el sufrimiento de un pueblo.

Israel un Estado genocida

El término «genocidio» ostenta una carga histórica y legal de considerable importancia, y su aplicación precisa resulta esencial para comprender las implicaciones subyacentes a las alegaciones relacionadas con este concepto. Paradójicamente, fue Raphael Lemkin, un jurista de ascendencia judía, quien acuñó el término «genocidio» y conceptualizó el delito como la «destrucción sistemática de grupos étnicos». Lemkin abogó vigorosamente por el establecimiento de legislación internacional que tipificara y condenara los actos genocidas.

La Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, derivada de los esfuerzos de Lemkin, representa un hito significativo en la protección de los derechos humanos al definir y penalizar el genocidio como un crimen en el ámbito del derecho internacional. Este marco normativo ha sentado las bases fundamentales para la persecución legal de aquellos responsables de actos genocidas. La paradoja inherente a que un jurista de origen judío haya desempeñado un papel central en la conceptualización y criminalización del genocidio resalta la importancia crucial de aprender de la historia como medio para prevenir atrocidades similares como las que hoy camote el estado de Israel contra el pueblo palestino.

Todos perdemos algo de humanidad cada vez que asesinan un niño palestino 

La pérdida de vidas infantiles por los ataques indiscriminados del ejército israelí constituye una tragedia insondable que debería conmover las conciencias y movilizar a la humanidad hacia la acción y la búsqueda de soluciones pacíficas. El asesinato de niños palestinos, subraya la imperiosa necesidad de trabajar incansablemente para poner fin a la violencia y al sufrimiento del pueblo palestino. Resulta imposible no sentir indignación y tristeza al contemplar las imágenes de niños palestinos cuyas vidas se ven truncadas, son vidas llenas de potencial y esperanza, vidas que merecen ser protegidas y nutridas en lugar de ser segadas. Cada niño palestino que pierde la vida es una pérdida irreparable, no solo para sus familias, sino que debería resonar como una llamada de atención para toda la humanidad.

En última instancia, la pérdida de la humanidad se produce no solo en el acto de quitar la vida a un niño, sino también en la indiferencia y la inacción ante tal sufrimiento. Todos somos responsables de preservar la humanidad en nosotros y en los demás, y debemos esforzarnos colectivamente para crear un mundo donde los niños puedan crecer y florecer sin miedo ni violencia. 

Conclusión

Uno de los aspectos más impactantes de la crueldad inhumana de las acciones llevadas a cabo por Israel radica en la violación flagrante de los principios fundamentales consagrados en el derecho internacional humanitario. Este corpus legal prohíbe de manera inequívoca el asesinato de civiles y establece con claridad la obligación de proteger a los niños en situaciones de conflicto armado. Los ataques perpetrados por las fuerzas armadas sionistas, que resultan en la pérdida de vidas de niños palestinos, plantean interrogantes éticas profundas y desafían los cimientos mismos del derecho internacional humanitario.

En este contexto, recae sobre la comunidad internacional la responsabilidad imperativa de trabajar en pos de una solución pacífica y justa que ponga fin al sufrimiento del pueblo palestino y que finalmente materialice la creación del Estado palestino, una aspiración por la cual han luchado tenazmente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.