Recomiendo:
0

Entrevista a Mikel Iturria sobre Javier Ortiz. Talento y oficio de un periodista

«Javier merece ser homenajeado porque nos alumbra a la hora de interpretar los últimos 50 años de la historia de España»

Fuentes: Rebelión

Mikel Iturria estudió Derecho, pero afortunadamente la vida le ha llevado por otros derroteros profesionales. Tras varios años en el ámbito de la cultura de base, lleva más de una década en el campo de la comunicación cultural institucional. Conoció a Javier Ortiz en el año 2000 y coordina actualmente la web del periodista donostiarra […]

Mikel Iturria estudió Derecho, pero afortunadamente la vida le ha llevado por otros derroteros profesionales. Tras varios años en el ámbito de la cultura de base, lleva más de una década en el campo de la comunicación cultural institucional.

Conoció a Javier Ortiz en el año 2000 y coordina actualmente la web del periodista donostiarra desde su fallecimiento en abril de 2009.

Es el editor de Javier Ortiz. Talento y oficio de un periodista (Madrid, Ediciones Foca, Akal, 2019), libro en el que centramos nuestra conversación.  

 

 

Para nuestros lectores: ¿nos puede aproximar brevemente a la vida y obra de Javier Ortiz?  

Javier Ortiz fue un periodista que nació en 1948 en San Sebastián y murió en abril de 2009 en Madrid. Ejerció el periodismo durante más de 40 años. Él mismo dividía su vida profesional en dos etapas: una, como periodista militante en torno a los órganos de expresión del Movimiento Comunista; otra, como periodista comercial: toda la década de los 90 y buena parte de la primera década de este siglo en El Mundo, donde llegó a ser responsable de la sección de Opinión; posteriormente, desde septiembre de 2007 hasta su muerte escribió una columna diaria en Público.  

¿Estamos ante un libro de homenaje? Si fuera así, ¿por qué merece ser homenajeado Javier Ortiz?  

Javier merece ser homenajeado porque nos alumbra a la hora de interpretar los últimos 50 años de la historia de España. Comenzando en 1968, pero continuando después de su muerte, porque como dice Garbiñe Biurrun «Javier Ortiz escribe cada vez mejor». Sus textos permanecen vigentes, a pesar de haber sido escritos hace muchos años. Y es que muchas veces tienes que consultar la fecha, porque te sorprende su vigencia.

Además, Javier merece ser homenajeado porque razona e invita a razonar.  

¿Qué relación tuvo usted con él? ¿Amigo, compañero de militancia, compañero de redacción…? ¿Ha sido iniciativa suya la edición del libro?  

Trabé relación con Javier en julio de 2000 y la mantuve hasta su muerte. Soy veinte años más joven que él, pero ambos aterrizamos en aquel momento en Internet: yo como usuario, él como bloguero (aunque entonces no se usaba ese nombre). Abandonó la redacción y su despacho de El Mundo, aunque continuó colaborando desde casa varios años más con dos columnas semanales.

Al mismo tiempo, escribía todos los días en su web, porque quería mantener el contacto con sus lectores. Fue así como creamos una comunidad lectora (La Patera).  

Leo en un resumen de edición: «Javier Ortiz era un periodista «enganchado», alejado de la desidia burocrática, con pasión por su oficio, con tendencia a la rebeldía y con la pluma en ristre cargada de principios éticos y análisis mordaces». ¿Qué es un periodista «enganchado»? ¿Cómo concebía Ortiz el oficio de periodista? ¿Era para él, como reza el título de una conferencia suya, una profesión romántica?  

Un periodista enganchado es lo contrario a un periodista que pasa de lo que hace. Javier creía en lo que hacía. Era de esos que no desconectaba jamás: podías llamarle por teléfono en cualquier momento que siempre lo cogía, porque entendía que un periodista debía estar siempre de guardia.

Si echáis un ojo a la conferencia que abre el libro, podréis comprobar que quitaba todo romanticismo a la profesión.  

De acuerdo, de acuerdo.  

Yo no soy periodista, aunque sí que me dedico a la comunicación, pero la descripción de una redacción allá por los 90 es lo más parecido a un microclima que te puedes encontrar en cualquier grupo humano de ese tamaño.  

Como periodista, ¿tuvo Javier Ortiz algún referente? ¿Algún maestro?  

Me viene a la cabeza el nombre de Eduardo Galeano, por ejemplo.

No tanto periodistas, pero en el libro hay recogidos textos de Javier sobre personas que fueron referentes para él: Ángel González, Fernando Salas, Lola Gaos, Chicho Sánchez Ferlosio, Koro Erdozia, Jorge Oteiza, José Saramago,…

Por ejemplo, resulta extraño que solo coincidiera una vez con Vázquez Montalbán, aunque se tenían mutuo respeto y tanto David Fernàndez como Isaac Rosa citan a ambos (a Ortiz y a Montalbán) para compararlos y, en cierta medida, equipararlos.  

¿Qué escritos se han incluido en el libro? ¿Con qué criterio?  

El libro es una selección de lo mejor del Ortiz «comercial». Por dos razones: era lo que más tenía a mano y, además, creo que su etapa más madura era la de su época en El Mundo.

Así, la mayoría de los textos son columnas y artículos publicados en este periódico, varias columnas de su etapa en Público y algunas entradas de su web. La selección permite comparar lo que significa escribir para el gran público o para los más cercanos.

El criterio es el de tratar de hacer algo que me guste a mí para que guste a los demás. Textos vivos que dicen mucho de quién era Javier y de cómo veía las cosas. Pero la selección es mía y seguro que otra persona habría hecho otra diferente.  

¿Qué destacaría del conjunto de escritos seleccionados? ¿Alguna característica común? ¿Algún hilo rojo presente en todos ellos?  

A mí me sale el retrato de un firme defensor de los derechos humanos. Un periodista referencial (no reverencial). Hay espacio también para el melómano, con una buena representación de músicos del gusto de Javier.

Y su mirada atenta a sucesos en apariencia menores.  

La primera entrada es una conferencia de 1991. ¿Por qué ningún artículo anterior a esa fecha? Pienso, por ejemplo, en sus aportaciones a Saida o a Servir al pueblo, publicaciones vinculadas al Movimiento Comunista del que antes hablaba.  

Le he respondido previamente: este libro tiene en cuenta su etapa comercial.  

Escribe usted en la presentación: «Fue la Patera, una lista de correos de Internet, la que hizo posible este libro». ¿Cómo fue eso? Sé que antes ha hecho una breve referencia.  

Al poco tiempo de empezar a leerlo con asiduidad, en julio de 2000, le escribí un correo electrónico que Javier respondió con rapidez. Entablamos una relación muy cercana y Ortiz me dijo que había un buen número de lectores con los que mantenía correspondencia individualmente. De ahí surgió la idea de hacer una lista de correo que sirviera para que estuviéramos en contacto.

Botamos La Patera en septiembre de 2000 y nos cruzamos más de 20.000 mensajes hasta que la atamos a una isla en abril de 2004. Ese periodo fue para mí una especie de máster.

Hay gente de aquella época con la que mantengo aún relación (varios son amigos) y ha sido importante para seguir adelante con este proyecto.  

Además de los artículos del homenajeado, ha incluido usted tres «Retratos de Javier Ortiz». Sus autores: Garbiñe Biurun Mancisidor, David Fernàndez y Isaac Rosa. ¿Por qué estos tres autores? ¿Alguna vinculación especial con Ortiz?  

A la hora de elegir tres personas que retrataran a Javier, pusimos en la paleta varios criterios: generación, territorio, género, cercanía… Y fue esto lo que nos salió.

Javier y Garbiñe compartieron plató en un programa de la ETB2, «Pásalo». Coincidían un día por semana en Bilbao. Se hicieron muy buenos amigos. Además, Garbiñe participó en un homenaje que le hicimos en Donostia con motivo del primer aniversario de su muerte.

De Isaac podría decir muchas cosas, pero, sobre todo, que fue quien recogió el testigo de la columna que Javier tenía en Público.

Finalmente, el último libro que presentó Javier fue uno escrito por David («Crónicas del 6») sobre las cloacas de la Policía española en Cataluña. Eso sucedió en febrero de 2009 en la Librería La Malatesta de Madrid. Ejerció de enlace Jorge del Cura.  

Abre usted su presentación -«Un libro que Internet ha hecho posible»- con una cita de Ortiz. La siguiente: «No combatí contra el franquismo para que hubiera democracia sino para conseguir que existiera libertad». Eso suena, en primera instancia, a liberalismo, no a democratismo republicano. ¿Qué problemas tenía Ortiz con la democracia?  

Era una columna de Javier que me marcó («Urnas no»). Quizás no tanto cuando la leí, pero sí cuando la releí para hacer esta selección. En resumen, Javier decía que las libertades son concretas y que la democracia es más etérea.  

¿No es un poco extraño, cuanto menos de entrada, que un periodista de izquierdas como Javier Ortiz haya colaborado en un diario como El Mundo y en momentos, además, en los que Pedro J. Ramírez era el director?  

Le hicieron esta pregunta en septiembre de 2007 y respondió:

La cuestión de fondo no es por qué yo escribo en El Mundo -insisto-, sino por qué El Mundo me publica. Y ahí habría que mencionar muy diversos factores. Citaré dos que son clave.

Uno, nada desdeñable, es que soy uno de los fundadores de ese periódico, del que fui subdirector durante una década. Digamos que eso implica la existencia de lazos sentimentales por ambas partes que, aunque se hayan debilitado en razón de las discrepancias ideológicas, no han perdido por entero su vigencia.

Otro elemento significativo es que El Mundo , sea cual sea la línea editorial que haga suya en cada momento, siempre ha tenido una cierta nómina de discrepantes profesionales, cosa que no puede decirse de otros diarios, en los que o vas disciplinadamente en la fila, al paso que marca el patrón, o te plantan en la calle sin la menor misericordia.

Javier Ortiz dejó su colaboración bisemanal en El Mundo para pasar a escribir en Público. ¿Qué opinión tenía de su experiencia en el diario que dirigió Ignacio Escolar?  

Público (papel) tuvo muchos altibajos y Escolar fue director durante la primera época.

Cuando Escolar, que fue quien lo fichó, perdió poder en el diario, Javier también sufrió, porque, entre otras cosas, vio reducida su columna. Tendría que mirarlo, porque no lo sé a ciencia cierta, si coincidió o no con la pérdida de relevancia de Escolar, pero creo que sí.

Isaac Rosa menciona en el libro cuál fue el final de aquella aventura: la aplicación de la reforma laboral que criticaban en sus editoriales. Y deudas contraídas con los periodistas y los colaboradores.  

Al leer o releer sus artículos se le ve muy crítico respecto a muchas prácticas gubernamentales de los años ochenta y noventa por ejemplo. ¿Qué fue lo que más irritó a Ortiz de aquellos años, difícil años en muchos momentos?  

Le voy a decir dos: la corrupción (Filesa) y las prácticas de la tortura y del terrorismo de Estado (los GAL).  

Me ha sorprendido que en todos los artículos seleccionados no haya ni una sola referencia a dos de las acciones más abominables de ETA en mi opinión: el asesinato de Yoyes, por chivata dijeron, y el atentado-masacre de Hipercor. ¿Sólo por qué sucedieron en ñaos anteriores al inicio de la selección?  

Efectivamente, la respuesta es afirmativa a la última pregunta. Posteriormente, no he encontrado nada reseñable de Javier al respecto que mereciera ser publicado en una antología.  

Creo que fue a partir de 2000 cuando Javier empezó un «Diario de un resentido social». ¿Qué era un resentido social para él? ¿Lo fue él realmente?  

Veamos que dice el propio Ortiz: «Quizá lo primero que haga falta es aclarar que «resentido» no es sinónimo de «amargado». No me siento nada descontento de cómo me viene tratando la vida. En ningún sentido.»

Y añade: «Entonces, ¿en qué sentido me declaro resentido? Muy sencillo: en el de alguien que conserva relativamente intacta su capacidad de indignación y que descubre motivos de queja en casi todo lo que procede de los poderes públicos y privados» 

Alguien, al leer estas páginas, tal vez pueda deducir que Javier Ortiz no fue muy crítico con los nacionalismos periféricos, tan sólo del nacionalismo español ¿Simpatizó Ortiz con los nacionalistas? ¿Fue independentista?  

Tengo bastante claro que Javier no era independentista, entre otras cosas porque lo dejo negro sobre blanco en una columna de 1995. Dice Ortiz en El juego de la democracia: «Ignoro cómo funcionará el magín de la gente independentista, porque no lo soy»,

Y en cuanto a si fue o no crítico con los nacionalismos periféricos, creo yo que Javier fue crítico con todo el mundo.  

Un paso del artículo de Isaac Rosa: «Y, por supuesto, el conflicto catalán. Tampoco se necesita mucha imaginación para adivinar qué escribiría hoy Javier Ortiz sobre el encarcelamiento de políticos catalanes o el contraataque del nacionalismo españolista y sus banderas en los balcones…». De lo segundo no tengo apenas duda pero sí de lo primero. Aunque es un condicional siempre peligroso, ¿qué podría pensar Ortiz de unos políticos profesionales, alguno de ellos próximos al partido del 3 o +%, que los días 6, 7 y 8 de septiembre se pasaron por la entrepierna la Constitución y el Estatut, arrojaron fuera del ágora a más de la mitad de la ciudadanía catalana, amparándose además en un resultado electoral, el del 27 de septiembre de 2015, que, como ellos mismos reconocieron esa misma noche, perdieron en cuanto a votos (aunque ganaran en parlamentarios por una ley electoral no proporcional que no quisieron cambiar)?  

Ni idea. Habría que preguntárselo a Javier, pero lamentablemente no está.  

Tiene razón. Lo mejor es no poner en su boca palabras que no pueden ser suyas. Usted coordina actualmente la web del periodista donostiarra, después de su fallecimiento en abril de 2009. ¿Incluyen textos inéditos? ¿Textos de la etapa preinformática? ¿Cómo dan vida a la página? ¿Nos puede dar el enlace?  

Este libro es un hito importante en el camino: sirve para conmemorar el décimo aniversario de su muerte y para dar a conocer la obra de Javier a gente que no lo conocía, amén de para que gente que sí lo había leído vuelva a disfrutar (si cabe el verbo) de sus escritos.

Quedan aún textos de Javier que no están en la web. La idea que yo tengo, la idea que nosotras tenemos (incluyo a la familia más cercana, de la que yo soy ya miembro adoptado) es la de convertir www.javierortiz.net en un repositorio digital de todo lo que escribió el maestro.  

Excelente idea.  

Ideas tenemos muchas, pero somos pocos para llevarlas a la práctica. Intentaremos ir subiendo más textos, pero no será sencillo, porque hablamos de una época predigital.  

¿Quiere añadir algo más?  

Sí, dar las gracias por el interés.

Gracias a usted. Es un interés a él debido. Le he leído mucho a lo largo de los años y, como él, yo también fui militante del Movimiento Comunista.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.