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La burla viene en bicicleta

Fuentes: Rebelión

Son tres diputados. Tres tristes ilustres. Enrique Accorsi, Tucapel Jiménez y Ramón Farías -dignos representantes concertacionistas- ponen a prueba nuevamente la capacidad de asombro de los chilenos con su ingeniosa última propuesta. «Que el Gobierno done bicicletas a las 250 mil familias más pobres del país», piden. ¿Razones? El principal argumento de los diputados es […]

Son tres diputados. Tres tristes ilustres. Enrique Accorsi, Tucapel Jiménez y Ramón Farías -dignos representantes concertacionistas- ponen a prueba nuevamente la capacidad de asombro de los chilenos con su ingeniosa última propuesta. «Que el Gobierno done bicicletas a las 250 mil familias más pobres del país», piden.

¿Razones? El principal argumento de los diputados es que de esta manera se logrará que los más pobres «ahorren en la locomoción y ayuden a descontaminar no sólo las calles de la capital sino que también las de regiones».

¿Aló? ¿qué dicen diputados? Ah sí, ya entendimos, a partir de hoy -y gracias al descubrimiento de estos honorables- los pobres son los que contaminan, sólo eso les faltaba a los miles de chilenos víctimas de este sistema que tan entusiastamente administra la Concertación.

Acaso son los más pobres los culpables de que el 40% de los buses enchulados del Transantiago no tengan filtros de gases, que las emisiones de los camiones no se controlen, que las empresas estén usando en sus sistemas productivos petróleo de mala calidad e incluso carbón coke, que el Ministerio de Vivienda pretenda cambiar el Plano Regulador de Santiago y transformar miles de hectáreas agrícolas en terrenos para viviendas (con el regocijo de las inmobiliarias).

Esto con seguridad son «detalles» para burócratas y legisladores. La solución para los pobres contaminantes es la bicicleta. ¿Las bicicletas tendrán incorporados paraguas para el invierno? O quizás, ¿tendrán los pobres derecho a unos pocos «tapsin» al mes?

Pero los diputados piensan en todo (o en nada) y ofrecen que «aquellas personas que tengan una mejor situación económica abran una cuenta en el Banco Estado para adquirir sus bicicletas. De esta manera, ahorrarían plata haciendo una actividad saludable y se podrían ocupar las ciclovías para descongestionar las calles».

Que más y más chilenos (coincidentemente los más necesitados) abran una cuenta en el Banco Estado debe ser el sueño más deseado por su gerente de cuentas. Una vez dentro del sistema bancario, ¿cuanto se demorarán en ofrecerles créditos y ofertones tan «buena onda» como el patito de la publicidad? Sin duda, este es el camino directo a un futuro que se paga en intereses.

Los diputados proponen que los chilenos de escasos recursos abran una cuenta de ahorro para tener una bicicleta. ¿Saben acaso los diputados cuántos chilenos viven con el sueldo mínimo? ¿Saben cuánto está costando hoy el litro de parafina ($ 637)?

«Ahorrarían plata haciendo una actividad saludable» agregan los honorables a continuación. ¡Qué manera de burlarse de nuestro pueblo! Sería gracioso ver a los señores diputados pedalear kilómetros y kilómetros a las 6 a.m para llegar al trabajo o en la tarde en su regreso al hogar, como suele ser los horarios habituales de obreros, oficinistas, asesoras del hogar y estudiantes.

También agregan los diputados PPD que esta medida puede ser perfectamente implementada por el Gobierno haciendo convenios con fabricantes de bicicletas, lo que «generaría empleo en forma permanente, ya que también beneficiaría a aquellos que se dedican a reparar bicicletas». ¿Es que tan poco entienden la grave situación que viven hoy los trabajadores en Chile? ¿Es que puede un gobierno estar tan desconectado de las necesidades de los chilenos como lo está la administración de Bachelet, que paradojalmente proponía un gobierno de «corte ciudadano»?

Dios quiera que los Señores Diputados legislen algún día para que existan trabajos dignos y se paguen mejores sueldos a los chilenos. Dios quiera que los parlamentarios legislen para que los chilenos más pobres tengan efectivamente derecho a una salud y educación de calidad que les permita salir alguna vez del círculo de la miseria.

Dios quiera que alguna vez los honorables parlamentarios y las autoridades de este país hagan bien su trabajo. Sólo eso. Que estos tres diputados legislen para meter en cintura a la oligarquía financiera y que se cumpla lo que el Gobierno de la Concertación prometió hacer por la gente hace ya largos 17 años.

Porque los chilenos ya llevan años «apretando los dientes» por las preocupaciones de un futuro incierto, por las frustraciones acumuladas ante tantos sinverguenzas de cuello y corbata y por los desengaños ante promesas incumplidas.

Pero puede ocurrir que muchos chilenos empiecen a «apretar los dientes» de rabia, con deseos de decir ¡Basta ya!. Cuando eso suceda, no habrán ironías oficialistas, ni sonrisas ni encantos presidenciales, ni falsos servidores públicos, ni mucho menos bicicletas, que acaben con la voluntad de los chilenos por cambiar su destino.