Recomiendo:
0

La burocracia expropiadora

Fuentes: La Cosa

En sus inicios, la Revolución expropió a los grandes empresarios y latifundistas a nombre de la inmensa mayoría de desposeídos. Con la necesidad de establecer un control desde la cima para que se cumpliera su designio, se fue conformando, de modo gradual y perseverante, una burocracia empresarial, gubernamental y partidista que, ha ido perdiendo no […]

En sus inicios, la Revolución expropió a los grandes empresarios y latifundistas a nombre de la inmensa mayoría de desposeídos.

Con la necesidad de establecer un control desde la cima para que se cumpliera su designio, se fue conformando, de modo gradual y perseverante, una burocracia empresarial, gubernamental y partidista que, ha ido perdiendo no solo la noción de ser representantes del pueblo, sino que han llegado a pensar que son los propietarios de la revolución.

Estos han derivado hacia una clase que vive en una nube de sus propias racionalizaciones, ajenos a la opinión pública, y en posesión de un estatus importante que implica no solo un determinado grado de poder sino una red de relaciones con otros burócratas así como determinadas prerrogativas.

Aunque no son propietarios expresamente de los medios de servicios y/o producción son los que los gerencian y, en definitiva, por el poco nivel de participación de los trabajadores en las decisiones de cada empresa estatal y el limitado margen que los organismos centrales les dejan para decisiones creativas en la base, pues son ellos en si los que determinan sobre estos medios e, incluso, hacen uso de sus para ello de sus potestades en asociación con los sindicatos.

En fin, que ellos que hacen oídos sordos a lo que académicos, científicos, intelectuales y el pueblo inteligente plantea para el mejoramiento del estado actual de la sociedad, pues sencillamente se atrincheran en normas y documentos para cerrar el paso a toda crítica o renovación.

A la consigna de «cambiar todo lo que debe ser cambiado» han prefijado mentalmente el sujeto «ustedes».

En realidad, el burócrata es ortodoxo por naturaleza, no le gustan los cambios sino el statu quo que es donde se sabe mover y, sobre todo no tener que generar ideas para resolver sino atenerse a recetas ya refrendadas por los documentos normativos de las instancia superiores que les garantizan un nivel de seguridad en sus acciones que les garantizan un nivel de seguridad en sus acciones (Yo hago lo que está estipulado).

No se espere de ellos nunca un objetor de conciencia.

Es así que quienes planteamos otras vías de solución y criticamos lo que anda mal devenimos para ellos un problema. Somos los «hipercríticos», «problemáticos», «difíciles» y así hasta llegar a tildar a algunos de contrarrevolucionarios.

De manera que parece que los revolucionarios no son quienes desean «revolucionar» las cosas para mejor, sino los que quieren prolongar una situación que ha demostrado ser fallida. De manera que, a la vuelta del tiempo, los burócratas han hecho todo lo imposible por expropiarnos también la revolución. No lo permitamos.

Manuel García Verdecia. Docente, traductor, editor y escritor cubano (Marcané, Holguín, 1953). Ha obtenido el Premio Nacional de Edición (2002), el Premio Nacional de Novela José Soler Puig (2007), el Premio Nacional de Poesía Julián del Casal (2007) y el Premio Nacional de Poesía La Gaceta de Cuba (2008), así como una mención en poesía en el Premio Casa de las Américas (2010), entre otros galardones.

Fuente: http://jcguanche.wordpress.com/2018/12/04/la-burocracia-expropiadora/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.