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La clase política chilena y la globalización

Fuentes: La Discusión de Chillan

La globalización ha dejado cara a cara el nuevo poder de las grandes empresas transnacionales y el proceso de destrucción de los estados nacionales. El poder de la industria financiera, la acumulación injusta de la riqueza, el endeudamiento, la creciente participación de capitales externos en la propiedad de empresas y servicios nacionales, la concentración de […]

La globalización ha dejado cara a cara el nuevo poder de las grandes empresas transnacionales y el proceso de destrucción de los estados nacionales.

El poder de la industria financiera, la acumulación injusta de la riqueza, el endeudamiento, la creciente participación de capitales externos en la propiedad de empresas y servicios nacionales, la concentración de la propiedad en toda la actividad económica, la ausencia de competencia, la falta de control sobre la calidad de las importaciones, especialmente de alimentos, va desmoronando la capacidad de los productores nacionales y dando a los consumidores, una aparente ventaja, que tendrán que pagar con una abusiva e injusta dependencia.

Los programas de apoyo a las organizaciones sociales, especialmente las que consideran el financiamiento de sus directivas; el financiamiento de los partidos y las campañas electorales; han sido el medio para neutralizar y paralizar la acción y el rol de los trabajadores, de las mayorías.

La democratización de las organizaciones sociales y de los partidos políticos, es una tarea que debe asumir el pueblo, para ofrecer una vía de transito a las movilizaciones sociales que se expresan en nuestros países.
Una clase política subordinada al interés de las grandes transnacionales, se ve lejana, distanciada de los sectores populares y no deja más espacio ni más remedio que reemplazarla, por una nueva generación de ciudadanos más dispuestos a reconocer desde las necesidades comunes, su propio interés.

La globalización no deja izquierda ni derecha en pie, sólo tiene interés económico y por ello los acuerdos y tratados comerciales, han sido medios para hacer posible el proyecto y el control de las transnacionales al costo de la disminución, al menos, del valor de los estados nacionales.

Lo mismo sucede con las demandas sociales, con las necesidades que afectan a los trabajadores del campo y la ciudad en todos los territorios controlados por el neoliberalismo, los que se unen transversalmente, y hacen posible ver con mayor frecuencia que la proletarización de los sectores medios, ha dado paso nuevas condiciones de unidad .
Esa contradicción clara, abierta y establecida; fortalecida por necesidades comunes y que facilitan esa nueva relación de empresarios y trabajadores, de productores y consumidores nacionales, deja a la vista la necesidad de un cambio severo y radical de la clase política.