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Nota introductoria a la revista Dialektica en su número sobre el Congreso Nacional de Filosofía de 1980

La complicidad intelectual con la dictadura del general Videla

Fuentes: Rebelión

La revista DIALEKTICA (Revista de Filosofía y Teoría Social) publicada en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, surgió a inicios de los años ’90, poco después de la caída del muro de Berlín. Eran los tiempos de euforia neoliberal y la hegemonía prácticamente absoluta de la extrema derecha cultural, política y económica. El macartismo y […]

La revista DIALEKTICA (Revista de Filosofía y Teoría Social) publicada en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, surgió a inicios de los años ’90, poco después de la caída del muro de Berlín. Eran los tiempos de euforia neoliberal y la hegemonía prácticamente absoluta de la extrema derecha cultural, política y económica. El macartismo y el posmodernismo estaban a la orden del día. El marxismo radical era entonces considerado «un demonio».

Hacía pocos años, en 1989, un grupo insurgente argentino (que combatió a la dictadura militar del general Videla y también en Nicaragua junto a los sandinistas) había intentado tomar por asalto el cuartel militar de La Tablada. Los insurgentes fueron aplastados a sangre y fuego. Un tanque le pasó literalmente por arriba a la cabeza de un joven insurgente ante las aleccionadoras cámaras de televisión… Los sobrevivientes fueron torturados, incluso algunos desaparecidos (se entregaron vivos y nunca aparecieron, ni vivos, ni presos, ni muertos). Deslegitimada la insurgencia y demonizado el marxismo, tanto teórico como práctico, el clima cultural prometía y legitimaba el reinado indiscutido del mercado capitalista y sus grandes empresas.

En ese contexto tan particular, la revista DIALEKTICA nació impulsada desde su gestación por militantes y estudiantes de diversas tendencias marxistas (principalmente trotskistas, guevaristas y autonomistas) que habían roto con los principales partidos y organizaciones de la izquierda tradicional argentina. Superando entonces o dejando a un lado la lógica sectaria del guetto y la capilla que habitualmente impide realizar iniciativas en común a las diversas izquierdas, DIALÉKTICA generó la confluencia de estas diferentes tendencias priorizando algo en común: la crítica radical del orden existente, el cuestionamiento a una intelectualidad servil que desde las instituciones y con un discurso supuestamente «democrático» pretendía legitimar el orden capitalista y la dictadura del mercado.

DIALÉKTICA no fue la única, pero sí una de las pocas moscas blancas que se animaron a disentir en serio en aquellos años en Argentina (cuando muchos que hoy se rasgan las vestiduras o se persignan cuando escuchan la palabra «menemismo», en aquel tiempo disfrutaban alegremente de las prebendas obscenas del poder y del ejercicio institucional en diversas instancias de la universidad, tanto privada como estatal, o en las editoriales y las fundaciones).

Esa disidencia radical no fue «gratuita». Hubo que pagar un costo. Los integrantes de DIALÉKTICA sufrieron en concreto las consecuencias de ese disenso. Ninguno fue muerto o torturado como en tiempos de la dictadura militar. Pero sí perdimos trabajos en la universidad y recibimos la respuesta amenazante, aparentemente «sorda» y «muda», de las instituciones. Muchos vieron obstaculizados sus estudios universitarios. De manera silenciosa «se cerraban las puertas». También fuimos amenazados con juicios millonarios (que finalmente no se concretaron).

Lo que más molestó de todo lo que publicó DIALÉKTICA fue el número que presentamos a continuación. Allí se aborda uno de los secretos a voces de la república parlamentaria argentina. Su deuda (todavía pendiente) con el padrinazgo y el genocidio militar [1]. El eje de aquel número está centrado en el III Congreso Nacional de Filosofía realizado en 1980, mientras los militares secuestraban, torturaban, violaban, se apropiaban de los bebés y hacían desaparecer a nuestros compañeros y compañeras… Ese número generó tanto revuelo porque DIALÉKTICA publicó el discurso «filosófico» del general Videla y la lista de participantes civiles -algunos hoy famosos y con altos cargos en el mundo de la política- de ese congreso rodeado de sangre, tortura y muerte.

La importancia de aquel número histórico excede largamente el pequeño debate de pasillo universitario o el interés exclusivamente estudiantil del que originariamente se nutrió. Hoy en día esa discusión merece un abordaje mucho más global y más general, de largo aliento y en profundidad.

Si el general Videla pudo tener «su» congreso de filosofía, si el almirante Massera (jefe del campo de concentración ESMA) fue nombrado «doctor honoris causa» por la Universidad de El Salvador, si la dictadura militar argentina pudo tener representantes en la UNESCO que escribían alegremente libros sobre Nietzsche… ¿por qué no rediscutir esa complicidad intelectual con los militares genocidas?

En el campo de la cultura europea aún hoy, más de medio siglo después de finalizada la segunda guerra mundial, se sigue debatiendo sobre la complicidad de Martín Heidegger con el nazismo de Adolf Hitler (o de Giovanni Gentile con el fascismo de Benito Mussolini). ¿Por qué no debatir y repensar la complicidad intelectual con el genocidio del general Jorge Rafael Videla y el almirante Emilio Massera? ¿Esa discusión teórica y política es válida para la metrópoli europea pero no para sus (neo)colonias de América Latina?

Años después de aquel número histórico que presentamos las discusiones políticas y los debates del campo popular dispersaron hacia distintos espacios políticos y organizaciones al núcleo inicial y fundacional de DIALÉKTICA. Algunos integrantes pasaron a militar en el movimiento piquetero y barrial; otros en universidades populares y en núcleos de formación política por fuera de la Universidad oficial; otros pasaron a militar en otras revistas marxistas; unos pocos (a decir verdad, los menos) volvieron a la telaraña universitaria y al mediocre mundillo académico tratando de «reacomodarse». Finalmente, otro grupo decidió continuar con la edición de la revista (que se sigue publicando hasta el día de hoy) incorporando nuevos estudiantes.

Agradecemos a Eduardo Glavich (uno de los compañeros que continuó en la revista) y al resto de sus actuales integrantes la digitalización de aquel número histórico.

Notas:

[1] Véase nuestro ensayo Los verdugos latinoamericanos. Las Fuerzas Armadas: de la contrainsurgencia a la globalización. Buenos Aires, Populibros-Nuestra América, 2007.

Ver documento en PDF: http://www.rebelion.org/docs/112739.pdf