Recomiendo:
0

La conspiración del poder económico

Fuentes: Rebelión

Si la idea tapada de los poderosos (Bilderberg entre ellos) es diezmar la demografía mundial que se dispara; si para ello cuentan con distintas técnicas: desde los efectos más o menos di­rectos y colaterales de las guerras de invasión hasta la simple mar­ginación social y el desdén hacia los más necesitados de cada país, ahí […]

Si la idea tapada de los poderosos (Bilderberg entre ellos) es diezmar la demografía mundial que se dispara; si para ello cuentan con distintas técnicas: desde los efectos más o menos di­rectos y colaterales de las guerras de invasión hasta la simple mar­ginación social y el desdén hacia los más necesitados de cada país, ahí te­nemos lo que no se puede explicar de otra manera…

Europa, siguiendo la estela de Estados Unidos donde los altos eje­cutivos de los bancos y fondos de inversión más poderosos pa­san a ocupar los puestos de máxima responsabilidad económica del Go­bierno, se apresta a entregar descaradamente el poder político a los tecnócratas que no son sino émulos del método de los estadouni­denses. Así es como los banqueros se van adueñando del poder político para reforzar aún más el suyo fáctico.

No creo, como dice Marco Schwartz, que haya una «relación in­cestuosa» entre política y finanzas. A mi juicio lo que hay es un pro­ceso de succión directa del poder político desde el dinero, a cargo de los que profesan la doctrina de la «depuración» progresiva de la población mundial. Y la depuración progresiva es, ni más ni menos, que el asesinato lento y más o menos selectivo de la humanidad «sobrante», la parte de ella más débil orgánica y socialmente. Lo afronta ese poder, emboscado en el simple interés capitalista abra­zado a la postre por todos -nazis, fascistas, conservadores pero también ya los socialdemócratas, laboristas y similares-, que domina al mundo. Y no para en mientes en los procedimientos. Todos va­len. De ahí la insensibilidad de esos mutantes ante la degradación colectiva, el empobrecimiento y la depauperación que a cualquier ciudadano común del mundo so­brecoge si no se encuentra entre los directamente afectados.

Detectada la intención más o menos manifiesta o larvada de esos monstruos ligados entre sí como las vainas de la planta de alubia, y descon­tada la inteligencia destructiva de los seres humanos que han des­collado en la historia, esta teoría mía de la conspiración del po­der económico para practicar la depredación sin preocuparse de las consecuencias en cada país por separado y para la humanidad en su conjunto, explica la retirada virtual del poder político, incapaz de resolver lo que el otro no le permite resolver, en favor del poder de los expertos en «finanzas»

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.