Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Mientras la crisis financiera y económica mundial llega a su punto máximo, los dirigentes políticos y elites occidentales tratan de inculcar a la humanidad la idea de que esta convulsión terminará por «convertir al mundo en algo diferente.»
A pesar de que la visión del ‘nuevo orden mundial’ sigue siendo vaga y difusa, la idea principal es bastante clara: Un solo gobierno global, dicen, tiene que ser establecido si no queremos que prevalezca el caos generalizado.
De vez en cuando, los políticos occidentales mencionan la necesidad de un ‘nuevo orden mundial,’ de una ‘nueva arquitectura financiera mundial,’ o de alguna clase de ‘control supranacional,’ llamándolo un ‘Nuevo Trato’ para el mundo. Nicolas Sarkozy fue el primero en decirlo, cuando se dirigió a la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2007 (es decir, antes de la crisis).
Durante la reunión de febrero de 2009 en Berlín convocada para preparar la cumbre del G-20, lo mismo fue repetido por Gordon Brown, quien dijo que se necesita un Nuevo Trato a escala mundial. Somos conscientes, agregó, que en lo que concierne a los flujos financieros globales, no seríamos capaces de salir de esta situación sólo con la ayuda de autoridades puramente nacionales. Necesitamos autoridades y vigilantes mundiales para que las actividades de instituciones financieras que operan en los mercados mundiales sean totalmente abiertas a nosotros. Tanto Sarkozy como Brown son protegidos de los Rothschild. Declaraciones hechas por ciertos representantes de la ‘elite global’ indican que la actual crisis está siendo utilizada como mecanismo para provocar convulsiones sociales cada vez más profundas que harían que la humanidad – sumida como ya está en el caos y atemorizada por el fantasma de una violencia generalizada – inste por su propia libre voluntad a que un árbitro «supranacional» con poderes dictatoriales intervenga en los asuntos del mundo.
Los eventos siguen el mismo camino que la Gran Depresión en 1929-1933: una crisis financiera, una recesión económica, conflictos sociales, el establecimiento de dictaduras totalitarias, la incitación a una guerra para concentrar el poder, y el capital, en manos de un círculo limitado. Esta vez, sin embargo, un ejemplo claro es la etapa final en la estrategia de ‘control global,’ en la que se daría un golpe decisivo a la institución de la soberanía nacional de los Estados, seguido por una transición al poder privado de elites transnacionales.
A fines de los años noventa, David Rockefeller, autor de la idea del poder privado que debe reemplazar a los gobiernos, ya dijo que nosotros (el mundo) estábamos en el umbral de cambios globales. Todo lo que necesitamos, siguió diciendo, es alguna crisis en gran escala que haga que la gente acepte el nuevo orden mundial.
Jacques Attali, asesor de Sarkozy y es jefe del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (EBRD), afirmó que las elites habían sido incapaces de encarar los problemas monetarios de los años treinta. Temía, dijo, que se volviera a cometer el mismo error. Primero libraremos guerras, continuó, y dejaremos que mueran 300 millones de personas. Después vendrán reformas y un gobierno mundial. Pregunto si: ¿No vale más que vayamos pensando en un gobierno mundial en esta etapa?
Lo mismo declaró Henry Kissinger: «En última instancia, la tarea principal es definir y formular las preocupaciones generales de la mayoría de los países, así como de todos los principales Estados respecto a la crisis económica, considerando el temor colectivo a una yihad terrorista. Después, todo eso debería ser convertido en una estrategia de acción común… Por lo tanto, EE.UU. y sus socios potenciales tienen una oportunidad única de convertir el momento de la crisis en una visión de esperanza.»
El mundo está siendo dirigido a aceptar paso a paso la idea del ‘nuevo orden’ para evitar que se provoquen eventos que probablemente harían que las protestas universales contra el empeoramiento de las condiciones de existencia tomen «un camino equivocado» y se descontrolen. Lo principal que logró la Etapa Uno fue iniciar una amplia discusión sobre el ‘gobierno global’ y la ‘inadmisibilidad del proteccionismo’ con énfasis en la ‘desesperanza’ de los modelos de Estado-nación para emerger de la crisis.
Esta discusión tiene como telón de fondo presiones relacionadas con la información que ayudan a aumentar las ansiedades humanas, el miedo y la inseguridad. Parte de esas acciones son las siguientes: Pronósticos de la OMC en el sentido de 1.400 millones de personas probablemente caigan bajo la línea de la pobreza en 2009; una advertencia del director general de la OMC de que en el futuro inmediato se espera el mayor declive en el comercio mundial en la historia de la posguerra; una declaración de Dominique Strauss-Kohn del FMI (protegido de Sarkozy) de que una crisis económica mundial es inminente a menos que se implemente una reforma en gran escala del sector financiero de la economía mundial, y un colapso que con gran probabilidad conducirá no sólo a descontento social sino también a una guerra.
En este contexto, se presentó la idea de introducir una moneda mundial común como piedra angular del ‘nuevo orden mundial.’ Los verdaderos cerebros de este antiguo proyecto se mantienen todavía en la sombra. Señalemos que uno u otro representante son puestos de relieve en este contexto. Es reminiscente de la situación antes de la Primera Guerra Mundial, cuando los círculos anglo-franceses, que poseían algunos planes bien elaborados para una nueva división del mundo, instruyeron al Ministro de Exteriores ruso para que elaborara un programa general para la Entente Cordial. Quedó registrado en los anales de la historia como «programa Sazonov», a pesar de que Rusia no jugó un papel independiente en esa guerra y fue incorporada desde el principio en el sistema de intereses de la elite financiera británica.
El 19 de marzo, Henry Kissinger fue a Moscú como miembro de los ‘Hombres Sabios’ (James Baker, George Schultz, y otros), quienes tuvieron reuniones con los dirigentes rusos antes de la cumbre del G-20. Dmitry Trenin, director del Carnegie Center de Moscú y participante en la última reunión de los Bilderberger, calificó la reunión de ‘señal positiva.’ El 25 de marzo. Moskovsky Komsomolets publicó un artículo: «La crisis y los problemas del mundo,’ de Gavriil Popov (actualmente presidente de la Unión Internacional de Economistas) quien expresó abiertamente lo que normalmente se discutía tras puertas cerradas.
El artículo mencionó un Parlamento Mundial, un Gobierno Mundial, Fuerzas Armadas Mundiales, una Fuerza de Policía Mundial, el Banco Mundial, la necesidad de colocar bajo control internacional las armas nucleares, las capacidades de generación de energía nuclear, toda la tecnología de cohetes espaciales, y los minerales del planeta, la imposición de límites a las tasas de natalidad, la limpieza de la reserva de genes de la humanidad, el fomento de gente intolerante hacia la incompatibilidad cultural y religiosa, y cosas semejantes.
Los «países que no acepten las perspectivas globales,» dice Popov, «deben ser expulsados de la comunidad mundial.»
Desde luego, el artículo de Moskovsky Komsomolets no dice nada nuevo que ayude a comprender la estrategia de la elite global. Otra cosa es importante. El establecimiento de un orden policial totalitario y la eliminación de Estados nacionales son sugeridos como un programa abierto de acción, y se recomienda lo que tanto liberales, socialistas y conservadores siempre vieron como un ‘nuevo fascismo,’ como si fuera el único camino saludable para toda la humanidad. Existe quien quiere que la discusión de esos proyectos se convierta en la norma. En este contexto, se destacan algunos representantes ‘particularmente fiables’ de Rusia, de esa Rusia que se convertirá en la principal víctima de la política de saqueo total si el ‘gobierno global’ se hiciera realidad.
El G-20 no discutió el tema de la moneda común global, ya que todavía no ha llegado el momento adecuado para hacerlo. La propia cumbre fue un paso por el camino hacia el caos, porque sus decisiones, si son seguidas a ciegas, sólo empeorarán la situación socioeconómica del mundo y, para citar a Lyndon LaRouche, «acabarán con el paciente.»
Mientras tanto, están exacerbando la crisis, y los analistas predicen una era de desempleo masivo. Las predicciones más pesimistas provienen de LEAP/Europe 20201, que las publica regularmente en sus boletines e incluso las expone en una carta abierta enviada a los dirigentes de los Veinte antes de la cumbre de Londres.
Ya en febrero de 2006, LEAP fue sorprendentemente preciso en la descripción de las perspectivas para la ‘crisis sistémica global’ como consecuencia de la enfermedad financiera causada por la deuda de EE.UU. Los analistas de LEAP ven los eventos actuales en el contexto de la crisis general que comenzó a fines de los años setenta y que ahora está en su cuarta final, y la más grave, la así llamada ‘fase de decantación’, en la cual comienza el colapso de la economía real. Según Frank Biancheri de LEAP, no se trata simplemente de una recesión sino del fin del sistema, en el cual colapsó su pilar principal, la economía de EE.UU. «Estamos presenciando el fin de toda una época ante nuestros propios ojos.»
La crisis puede llevar a las consecuencias más difíciles. LEAP pronostica un aumento en el desempleo a entre 15 y 20% en Europa y hasta un 30% en EE.UU. Si no se soluciona el problema clave del dólar, los eventos mundiales vivirán un cambio dramático en extremo. El colapso del dólar ya puede tener lugar en julio de 2009, y la crisis que potencialmente puede durar décadas provocará «una desintegración geopolítica a escala mundial» con agitación social y conflictos civiles, con la división del mundo en bloques separados, con un retorno del mundo a la Europa de 1914, con choques militares, etc. El malestar popular más poderoso tendrá lugar en países con los sistemas de seguridad social menos desarrollados y las mayores concentraciones de armas, primordialmente en Latinoamérica y EE.UU., donde la violencia social ya se manifiesta en las actividades de bandas armadas. Los expertos señalan un comienzo de la fuga de población estadounidense a Europa, donde la amenaza directa a la vida no es tan grande por el momento. Aparte de conflictos armados, los analistas de LEAP pronostican escaseces de energía, alimentos y agua en áreas que dependen de importaciones de alimentos.
Los expertos de LEAP describen la conducta manifestada por las elites occidentales como totalmente inadecuada: «Nuestros dirigentes no han logrado comprender lo que ha sucedido, y muestran hasta hoy el mismo grado de incomprensión. Estamos en medio de un período de recesión prolongada, y era necesario involucrarse en la introducción de algunas medidas a largo plazo para amortiguar los golpes, mientras nuestros dirigentes siguen en la esperanza de evitar una recesión prolongada… Todos ellos han sido formados alrededor del pilar estadounidense y no pueden ver que el pilar está en ruinas…»
Pero eso no lo ven los dirigentes de medio rango, mientras los gerentes del mundo al máximo nivel están, al contrario, bastante bien informados: son ellos los que implementan el ‘caos controlado’ y la política general de desintegración, incluyendo una guerra civil y la desintegración de EE.UU. planificadas para fines de 2009, una perspectiva que es discutida ampliamente por los medios estadounidenses y mundiales.
En el umbral de conflictos planificados en varias áreas del planeta, se está estableciendo un sistema que proveerá un centro supranacional basado en una maquinaria punitiva a gran escala total: un control político, militar, legal y electrónico total sobre la población. Ese sistema utiliza el principio de la administración de redes que permite empotrar en cualquier sociedad estructuras paralelas de autoridad que informan a centros exteriores de toma de decisiones y que están legitimadas mediante la doctrina de la prevalencia del derecho internacional por sobre el derecho nacional. El cascarón sigue siendo nacional, mientras el poder real se hace transnacional. Jacques Attali lo llama ‘Estado basado en la ley global.’
El centro gobernante del Estado basado en la ley global está ubicado en EE.UU. Aunque sus fundamentos comenzaron a emerger en los años noventa, la lucha contra el terrorismo después de los eventos del 11-S ha llevado a fenómenos completamente nuevos. La aprobación de la Ley Patriota de 2001 no sólo permitió a los servicios de seguridad el control de la población estadounidenses y de extranjeros sospechosos, sino aceleró la transferencia de responsabilidades del Estado a manos de estructuras corporativas transnacionales.
Las actividades de inteligencia, comerciales o bélicas, sistemas penitenciarios, y control de la información están pasando a manos privadas. Esto se hace mediante la así llamada subcontratación, un fenómeno empresarial relativamente nuevo que consiste en que ciertas funciones sean confiadas a firmas privadas que actúan como contratistas y se basan en individuos fuera de una organización para solucionar sus tareas internas.
En 2007, el gobierno de EE.UU. estableció que un 70% de su presupuesto de inteligencia secreta es gastado en contratistas privados y que «la burocracia de inteligencia de la Guerra Fría se está convirtiendo en algo nuevo, donde dominan los intereses del contratista.» Para la sociedad estadounidense (incluido el Congreso), sus actividades siguen siendo confidenciales, lo que les permite reunir más y más funciones importantes en sus manos.
Ex empleados de la CIA dicen que cerca de un 60% de su personal trabaja a contrata. Esa gente analiza la mayor parte de la información, escribe informes para los que toman decisiones en las autoridades del Estado, mantienen comunicaciones entre diversos servicios de seguridad, ayudan a estaciones en el exterior, y analizan la intercepción de datos. Como resultado, la Agencia Nacional de Seguridad [NSA] depende más y más de compañías privadas que tienen acceso a información confidencial. No sorprende, por lo tanto, que esté cabildeando en el Congreso por una ley que supuestamente garantizará inmunidad a las corporaciones que han trabajado con la NSA durante los últimos cinco años.
Lo mismo sucede con compañías militares privadas (PMC) que han estado asumiendo más y más funciones militares y policiales. Comenzó en una escala significativa en los años noventa en la antigua Yugoslavia, pero los contratistas fueron utilizados de modo especialmente amplio en Afganistán y otras zonas de conflicto. Realizaron las acciones ‘más sucias’, como fue el caso en la guerra en Osetia del Sur, donde participaron hasta 3.000 mercenarios Actualmente, las PMC son verdaderos ejércitos, cada una hasta de 70.000, que operan en más de 60 países, con ingresos anuales de hasta 180.000 millones de dólares (según Brookings Institution, EE.UU.) Por ejemplo, más de 20.000 empleados de PMC estadounidenses trabajan en Iraq junto con el contingente militar de 160.000 estadounidenses.
El sistema de prisiones privadas también crece rápidamente en EE.UU. El complejo de la industria carcelaria, que utiliza prácticas de trabajo esclavo y de maquilas, está floreciendo, y sus inversionistas están basados en Wall Street. El uso de mano de obra de reclusos por corporaciones privadas ya ha sido legalizado en 37 Estados, y es utilizado por grandes corporaciones como IBM, Boeing, Motorola, Microsoft, Texas Instrument, Intel, Pierre Cardin, y otros. En 2008, la cantidad de presidiarios en el país (en su mayoría afro-estadounidenses y latinoamericanos), fue de 2,2 millones, o sea un 25% de todos los presidiarios del mundo.
Después de la llegada al poder de Bush, comenzó la privatización del sistema de transporte y retención de inmigrantes en campos de concentración. En particular, una filial de la notoriamente célebre firma Halliburton, Kellog Brown and Root (otrora dirigida por Dick Cheney), hizo precisamente eso.
Los mayores logros han sido hechos durante los últimos años en el área del establecimiento del control electrónico sobre las identidades de la gente, realizado bajo el pretexto del contraterrorismo. Actualmente, el FBI está creando la mayor base de datos de índices biométricos del mundo (huellas digitales, escaneos de la retina, formas de caras, formas y ubicación de cicatrices y modelos de lenguaje y gestos, etc.) que ahora contiene 55 millones de huellas digitales. Las últimas novedades incluyen la introducción de sistemas de escaneo de cuerpos en aeropuertos de EE.UU., rastreo de literatura leída por pasajeros en los vuelos, etc. Una nueva oportunidad para reunir información detallada sobre las vidas privadas de la gente resulta de la Directiva N59 de la NSA, aprobada en el verano de 2008: «Biometría de identificación y rastreo con el propósito de fortalecer la seguridad nacional,» y la confidencial «Ley de Preparación del Interior para el Terrorismo.»
Al evaluar la política de las autoridades de EE.UU., el ex congresista y candidato presidencial en 2008, Ron Paul, dijo que EE.UU. se está convirtiendo gradualmente en un Estado fascista: «Nos acercamos no a un fascismo al estilo de Hitler, sino a otro más suave, que se muestra en la pérdida de libertades civiles, en la que las corporaciones lo dirigen todo y… el gobierno está en la misma cama con el gran dinero.» ¿Podemos recordarles que Ron Paul es uno de los pocos políticos estadounidenses que se pronuncian por el cierre del Sistema de la Reserva Federal por ser una organización secreta inconstitucional?
Con la llegada de Obama al poder, el orden policial en EE.UU. se hace más y más hermético en dos direcciones – el fortalecimiento de la seguridad interior y la militarización de instituciones civiles. Significativamente, después de haber condenado las violaciones de las libertades individuales cometidas por el gobierno de Bush, Obama ha colocado a su propio personal bajo un control total al hacer que firme un formulario de 63 preguntas que incluye los detalles más intricados de sus vidas privadas. En enero, el presidente de EE.UU. firmó leyes que posibilitan la continuación de la práctica ilegal del secuestro de personas, su retención secreta en prisiones, y su envío a países donde se utiliza la tortura. También propuso una ley llamada Ley de Establecimiento del Centro de Ayuda para Emergencias Nacionales, que estipula el establecimiento de seis centros semejantes en bases militares de EE.UU. para suministrar ayuda a gente que sea desplazada por una situación de emergencia o desastre, colocándola así bajo jurisdicción militar. Los analistas relacionan esa ley con posibles disturbios y la consideran una prueba de que el gobierno de EE.UU. se prepara para un conflicto militar que podría resultar de la provocación que está siendo preparada.
El sistema estadounidense de control policial es activamente implementado en otros países, sobre todo en Europa – mediante el establecimiento de la hegemonía legal estadounidense en su territorio mediante la conclusión de diversos acuerdos. Una gran parte en ello la tuvieron las conversaciones estadounidenses-europeas sobre la creación común del ‘área de control de la población’ realizadas fuera de la atención del público en la primavera de 2008, cuando el Parlamento Europeo adoptó una resolución que ratificó la creación de un solo mercado transatlántico, eliminando todas las barreras para el comercio y las inversiones para 2015. Las conversaciones resultaron en el informe confidencial preparado por los expertos de seis países participantes. Este informe describió el proyecto de crear el ‘área de cooperación’ en las esferas de ‘libertad, seguridad y justicia’.
El informe insiste en la reorganización del sistema de justicia y de asuntos internos de los países miembro de la UE de manera que se parezca al sistema estadounidense. Tiene que ver no sólo con la capacidad de transferir datos personales y la cooperación de servicios policiales (que ya es implementada), sino también, por ejemplo, la extradición de inmigrantes a la UE a autoridades de EE.UU. de acuerdo con el nuevo mandato que abolió todas las garantías que aseguraba el procedimiento europeo de extradición. En EE.UU., la Ley de Comisiones Militares de 2006 está en vigor, y permite la persecución o encarcelamiento de toda persona que sea identificada como «enemigo combatiente ilegal» por las autoridades ejecutivas y se extiende a inmigrantes de cualquier país que no esté en guerra con EE.UU. Son perseguidos como «enemigos» no sobre la base de alguna evidencia sino porque son calificados como tales por agencias gubernamentales. Ningún gobierno extranjero ha protestado contra esta ley que es de relevancia internacional.
Pronto firmarán el acuerdo sobre comunicación de datos personales, de acuerdo con el cual las autoridades estadounidenses podrán obtener información personal como ser números de tarjetas de crédito, detalles de cuentas bancarias, inversiones, rutas de viaje o comunicación vía Internet, así como la información concerniente a la raza, las creencias políticas y religiosas, costumbres, etc. Los países de la UE introdujeron pasaportes biométricos bajo presión de EE.UU. La nueva regulación de la UE implica el cambio general de ciudadanos de la UE a pasaportes electrónicos desde fines de junio de 2009 hasta 2012. Los nuevos pasaportes incluirán un chip con no sólo información del pasaporte y una foto, sino también huellas digitales.
Estamos presenciando la creación de un campo de concentración electrónico global, y se utiliza la crisis, los conflictos y las guerras para justificarlo. Como escribiera Douglas Reed «la gente tiende a temblar ante un peligro imaginario y es demasiado perezosa para ver el conflicto real.»
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