«No queremos, ciertamente que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano» («Aniversario y Balance», Septiembre de 1928) Formados en la peor «ortodoxia» nos acostumbramos a creer que la Internacional Comunista estuvo atravesada por la lucha […]
«No queremos, ciertamente que el socialismo sea en América calco y copia. Debe ser creación heroica. Tenemos que dar vida, con nuestra propia realidad, en nuestro propio lenguaje, al socialismo indo-americano» («Aniversario y Balance», Septiembre de 1928)
Formados en la peor «ortodoxia» nos acostumbramos a creer que la Internacional Comunista estuvo atravesada por la lucha de dos líneas : la primera, que pretendía que la Revolución fuese igualmente socialista, desde los inicios, para todos los países del mundo, sin atender al nivel de desarrollo capitalista de éstos, y la segunda que consideraba, precisamente atendiendo al insuficiente nivel de desarrollo capitalista, que en algunos países de Asia, África y América Latina, debía pasarse primero por una Revolución Nacional Democrática que cumpliese principalmente tareas antiimperialistas y antifeudales. La realidad nos ha mostrado que ésta segunda línea realmente pretendía, y preconizaba, que en la totalidad de países de América Latina debía pasarse primero por una revolución democrático-burguesa, una Revolución Nacional Democrática que algunos llamaron «de Nueva Democracia«.
Saliendo de dicha «ortodoxia», en los últimos años de nuestra vida, y estudiando a J.C. Mariátegui así como la participación de los delegados del Partido Socialista del Perú, por él fundado, en la I Conferencia Comunista Latinoamericana de Junio de 1929 en Buenos Aires, llegamos a considerar que éste fue el único escenario de debate internacional entre, la «ortodoxia» de la dirección de la Internacional Comunista y la defensa de la especificidad del socialismo peruano, o del «socialismo indo-americano» (como solía denominar el Amauta), pero hoy descubrimos que ello no fue así, que Mariátegui no estuvo solo en este empeño, y que el debate realmente empezó en el VI Congreso de la Internacional Comunista, realizado en Moscú, entre Julio y Septiembre de 1928. Congreso que contó con mayor asistencia de delegados comunistas de América Latina, y que tuvo como protagonistas principales a Ricardo Paredes Romero (fundador del Partido Socialista de Ecuador y del Partido Comunista de Ecuador) y a «Travin«, quien era realmente, Sergei Ivanovich Gusev (destacado bolchevique, miembro del Presidium del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista).
EL DEBATE SOBRE LA ESPECIFICIDAD DE LA REVOLUCIÓN EN AMÉRICA LATINA
Efectivamente, el VI Congreso de la Internacional Comunista fue el escenario de un encendido e importante debate que tuvo como principales «contendores«, por la «ortodoxia» a Nicolai I. Bujarin, Otto Kuusinen y Jules Humbert-Droz, y por la defensa de la especificidad de la Revolución en América Latina, a Ricardo Paredes Romero y a Travin; debate que en resumen trató sobre la inadecuación del calificativo de «semicoloniales«, y de la consigna de «revolución agraria democrático burguesa«, para algunos países de América Latina, donde la existencia de comunidades rurales (México, Ecuador, Perú y Bolivia), el espíritu colectivista del indígena americano, y la actitud de la burguesía nacional, o nativa, frente a la Revolución, permitirían saltar el estadio capitalista de desarrollo, adquiriendo la Revolución, desde sus inicios, rasgos o características socialistas, a diferencia de los casos de India y China.
LO INADECUADO DE LA GENERALIZACIÓN DE LA DENOMINACIÓN «SEMICOLONIAL»
No bien terminado el Informe de Nicolai I. Bujarin sobre el Programa de la Internacional Comunista, Ricardo Paredes Romero (delegado ante la Internacional Comunista de los Partidos Socialista de Ecuador y Comunista del Ecuador) (1), tomó y señaló, respecto de la clasificación hecha por el camarada Kuusinen, que dentro de los países «llamados semicoloniales» había un gran número de formas intermedias, proponiendo una nueva categoría (adjunta a los tres grupos de países clasificados en el Programa de la Internacional Comunista), «de acuerdo con su desarrollo económico y el grado de independencia política«; grupo que «estaría constituido por los países «dependientes», que están penetrados económicamente por el imperialismo pero que conservan una independencia política bastante grande,«…(recordemos aquí la interrogante de Mariátegui enviada a la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Junio de 1929 : «¿Hasta que punto puede asimilarse la situación de la repúblicas latinoamericanas a la de los países semicoloniales?«) (2).
LA EXISTENCIA DE UN CAMPESINADO INDÍGENA COMUNERO
Mas adelante precisó que, los países atrasados desde el punto de vista industrial se encontraban en mejores condiciones en lo que concernía a «la socialización de las tierras«, siendo su principal obstáculo para el socialismo su industrialización, pues «los países de América Latina que tienen una población indígena muy numerosa (México, Ecuador, Perú, Bolivia) están en mejores condiciones para la edificación del socialismo en el campo que los países donde este elemento indígena no existe. Existen numerosas comunas en México, en Ecuador, en Perú en Bolivia, que representan actualmente elementos combativos contra el poder de los feudales y que, en el momento de la instauración del régimen proletario, serán núcleos para la cooperación socialista en el campo. Los indios americanos tienen un espíritu colectivista muy notable. Constituyen cooperativas de producción agrícola, de irrigación, de construcción y otras formas de trabajo colectivo. Estos elementos deben ser utilizados en el estado proletario para la construcción del socialismo«(3).
LA INADECUACIÓN DE LA CONSIGNA DE LA REVOLUCIÓN AGRARIA DEMOCRÁTICO-BURGUESA
Volviendo nuevamente a la condición de estos países que «sufren la penetración imperialista, pero que no son todavía pueblos semicoloniales«, señaló que : «En dichos países, creo, la consigna de la revolución agraria democrático-burguesa no es justa. Posiblemente, ella tendrá más éxito en los países profundamente penetrados por el imperialismo, donde la presión política de los imperialistas se hace sentir y donde la cuestión de la tierra constituye una de las palancas fundamentales de la revolución«(4).
Examinando el caso mexicano denotó que «Incluso si, durante algún momento, la burguesía se colocase del lado del proletariado, lo traicionaría más rápidamente todavía que la burguesía china, porque las reivindicaciones del proletariado industrial y agrario, así como las del campesinado, plantearían de manera mas aguda el problema de las clases«, pues «La burguesía nacional sabe bien que, en las condiciones actuales, una lucha contra el imperialismo, que tuviese como aliado al proletariado organizado según un programa revolucionario y a los campesinos que reclaman la tierra, es una alianza muy peligrosa para ellos» (5).
EL PAPEL DE LA BURGUESIA NACIONAL LATINOAMERICANA FRENTE A LA REVOLUCIÓN
Analizando el comportamiento de la burguesía nacional latinoamericana precisó que : «Los problemas de la independencia nacional no se presentan ahora a la burguesía de la misma manera que anteriormente, cuando en los países coloniales y semicoloniales las fuerzas nacionales pretendían obtener la independencia nacional. Ahora el proletariado existe como clase organizada, revolucionaria y estas circunstancias cambian la cuestión. En la época actual, cuando los problemas sociales se plantean de manera muy aguda, cuando, los comunistas se expanden en el mundo entero y cuando la Internacional Comunista deviene en guía del proletariado revolucionario, la burguesía no puede tener una actitud semejante a la que tuvo en el momento de la independencia del pueblo de América Latina», concluyendo que «La recolonización de los pueblos de América Latina, proseguida por los imperialistas a pesar de que despierta los sentimientos nacionalistas de la burguesía, no puede ser impedida de manera eficaz más que por la fuerza del proletariado y del campesinado» (6), y que, en consecuencia, ……»para la mayoría de los países denominados semicoloniales y «dependientes», la consigna de la revolución agraria no es justa» (7).
Por su parte el camarada «Travin» (seudónimo de Sergei Ivanovich Gusev), discutiendo el Informe de la Internacional Comunista sobre «Los problemas del movimiento revolucionario en las colonias«, presentado por Otto Kuusinen y el co-informe «Sobre los países de América Latina«, presentado por Jules Humbert-Droz, recordó que :
LA APLICACIÓN DE LA TESIS MARXISTA DE LA POSIBILIDAD DEL DESARROLLO NO CAPITALISTA
«Marx consideraba que en ciertas condiciones el desarrollo capitalista podía faltar, que la fase de evolución capitalista podía ser salteada. Lo ha afirmado a propósito de las comunidades rurales rusas. Ha hablado respecto de esto en sus cartas a Zasulich y a Mijailovski. Las tesis afirman también la posibilidad de un desarrollo no capitalista» (8), y añadió :
«Yo preguntó: en los países donde el proletariado indígena está mas desarrollado y donde no hay burguesía indígena, ¿la posibilidad de un desarrollo no capitalista está totalmente descartada?. No lo creo. En algunos países coloniales atrasados con orden social feudal, el capitalismo en forma de concesiones, de importaciones y de inversión puede estar muy desarrollado. Esto no significa en absoluto que esas colonias no estén en condiciones de saltar la fase de la evolución capitalista, puesto que no tienen un régimen burgués; el capitalismo existe allí, al igual que el proletariado, pero no tienen aún un régimen burgués» (9).
LAS DIFERENCIAS CON LA REVOLUCIÓN DESARROLLADA EN LA INDIA Y CHINA
Y coincidiendo, en parte, con Ricardo Paredes Romero, abonó :
«Precisamente desde el punto de vista de la posibilidad de la evolución no capitalista, entendemos que los países que no tienen burguesía indígena deben ser clasificados en un grupo aparte. Pensamos que el problema referente a estos países debe plantearse sobre todo para distinguirlos de la India o de la China, donde la evolución no capitalista es imposible y donde asistimos ya a una fase democrático-burguesa de la revolución» (10).
Con ello quedaba planteado que, siendo la realidad económica social de América Latina distinta, no podía aplicársele mecánicamente la estrategia revolucionaria aplicada al caso de la India y de China.
Tratando específicamente sobre los países de América Latina continuó :
…»estimamos que el camarada Kuusinen se engaña al clasificar juntas a todas las repúblicas de América Latina en el primer grupo, es decir en el grupo que comprende a la India y China y que tienen burguesía nacional «. …»Por mi parte afirmó que no existe en estos países ninguna burguesía de compradores y que, en general, estos países no tienen una burguesía nacional o bien ésta es débil tanto económica como numéricamente» (11).
Separando específicamente el caso de Argentina, añadió que :
«Si existe allí tal burguesía deberá clasificarse entonces a estos países en el primer grupo, es decir en el grupo de países en los que la revolución democrático burguesa está todavía por hacerse y en los que ella es inevitable. Si tal burguesía no existe, entonces habrá que ubicar a estos países en el tercer grupo, dado que el camarada Kuusinen admite que esos países pueden desarrollarse sin pasar por el estadio capitalista» (12).
Diferenciando nítidamente el caso de la India y la China del de América Latina, señaló que :
«A diferencia de ellos, en América Latina, donde no existe o casi no existe burguesía indígena, la lucha de los trabajadores y de los campesinos contra el imperialismo adopta un carácter que no es solamente de liberación nacional sino también de lucha de clases. Esta lucha, por su carácter clasista, adquiere por lo mismo un carácter socialista. Los movimientos revolucionarios que comienzan a surgir en los países de América Latina, y entre los cuales el de México se presenta ya en una forma más avanzada, tienen un carácter no solamente democrático-burgués sino que contienen desde sus primeras etapas elementos socialistas» (11).
LAS RAZONES DE LAS CARACTERÍSTICAS SOCIALISTAS DE LA REVOLUCIÓN EN AMÉRICA LATINA
Seguidamente señaló que :
«Humbert-Droz ha reconocido, él mismo, que los países de América Latina no presentan las bases necesarias para el desarrollo de un capitalismo nacional independiente«…..»Esto implica que en estos países resultará imposible instaurar un régimen burgués. El capitalismo extranjero se desarrolla, pero el país sigue siendo feudal. Puesto que no existe la menor posibilidad de desarrollo de un capitalismo nacional, no se debe pretender que el movimiento revolucionario que se produce en los países de América Latina tenga un carácter democrático-burgués» (12).
Describiendo los procesos revolucionarios de América Latina añadió :
…»por efecto de las relaciones de clase existentes en el interior de esos países, por efecto también del carácter colonial de América Latina, estos movimientos adquieren desde el inicio mismo rasgos que no son en absoluto características de la revolución democrático-burguesa, sino que los aproximan más bien a la revolución socialista» (13).
Resaltó además que :.
…»en América Latina no existirá propiedad agraria privada. Muy por el contrario, existen tradiciones bastante fuertes de comunismo primitivo en la economía rural.«…..»El prejuicio terrible que domina a toda la pequeña burguesía de tipo europeo no existe en los países de América Latina. Esto facilita enormemente el desarrollo socialista o la transformación de este movimiento en una revolución socialista» (14)..
Y reiteró que :
…»una vez que el proletariado entra en escena y sume la hegemonía del movimiento, comienzan a abrirse camino las tendencias socialistas en este revolución, pues tanto la lucha de clanes de los campesinos sin tierra contra los terratenientes como la lucha de clases del proletariado contra los señores feudales locales adquiere ya un neto carácter socialista» (15).
UN PROBLEMA ESTRATÉGICO FUNDAMENTAL
Concluyendo en los siguientes términos :
«Es indispensable dar respuesta al problema de determinar el carácter del movimiento revolucionario en las repúblicas de América Latina»….»¿Qué les diremos, pues?. ¿Hemos de decirles que la revolución en sus países deberá pasar por la fase democrático-burguesa, que tendrán que instaurar el régimen capitalista, que no podrán evitar esa fase, o bien les hemos de decir que podrán evitar esa etapa de desarrollo formando una liga antiimperialista de los obreros y campesinos de toda América Latina, si los obreros y campesinos de las repúblicas latinoamericanas forman un bloque antiimperialista y se alían con el movimiento revolucionario del proletariado de uno de los países imperialistas, lo que les permitirá marchar directamente hacia la revolución socialista?«…..»Este es un problema estratégico fundamental sin cuya solución será imposible abordar los otros» (16).
Por último, en los informes de la delegación latinoamericana, como parte del debate sobre el problema colonial, el camarada Ricardo Paredes Romero, volvió a intervenir para señalar :
«Para tratar la cuestión de la revolución agraria democrático burguesa, hay que encarar cuatro aspectos fundamentales :
1) la economía del país en cuestión; 2) el grado de penetración económica del imperialismo; 3) la fuerza política del país; 4) la dominación del imperialismo. En cuanto a la economía del país, debe estudiarse cuidadosamente las relaciones sociales de clases. Siendo esta cuestión muy poco conocida, se da una línea táctica errónea a nuestros partidos y al proletariado.
¿El proletariado debe realizar la revolución democrático burguesa?. ¿El proletariado debe hacer una revolución que beneficia a la burguesía?. Yo creo que no.
La economía de los diferentes países dependientes, semicoloniales y coloniales presenta aspectos muy diferentes, sobre todo en lo referido a su grado de industrialización»(17).
Finalmente, sobre la burguesía nacional precisó :
…»en los países dependientes donde existe ya una burguesía nacional que representa una fuerza política, esta fuerza no es empleada contra los imperialistas, sino contra el proletariado que lucha por sus reivindicaciones de clase. La lucha principal debe ser llevada aquí contra la burguesía nacional, aliada de los imperialistas» (18).
La «ortodoxia» no varió su punto de vista e igual empujó la realización de sus proyectos mientras la historia se limitó a registrar un debate que continuaría en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, teniendo por protagonistas principales, esta vez, a Vittorio Codovilla, por el Buró Sudamericano de la Internacional Comunista, y a J.C. Mariátegui, a través de los delegados del Partido Socialista del Perú a dicho evento : Hugo Pesce («Saco») y Julio C. Portocarrero («Zamora»).
El estudio del contenido de este debate, y principalmente la similitud de las tesis esgrimidas por los camaradas Ricardo Paredes Romero (PSE y PCE) y Sergei Ivanovich Gusev (PCB de la URSS) con las defendidas por J.C. Mariátegui (19), arrojan mayores luces sobre el carácter socialista que éste propuso para la Revolución Peruana, desde sus inicios, y sus características marxistas peculiares, compartidas con los casos de Ecuador y Bolivia, principalmente.
Lima, 26 de Noviembre del 2011.
NOTAS :
1. Sobre Ricardo Paredes Romero, el Partido Socialista de Ecuador y el Partido Comunista de Ecuador, podemos revisar : «Los orígenes del Partido Comunista del Ecuador y la Tercera Internacional» y El giro a la izquierda en América Latina y el nacimiento del nuevo bolivarianismo : las tradiciones de la Komitern y la actualidad», ambos de Lazar y Víctor, Jeifets; y «Una revolución comunista indígena : movimiento de protesta rurales en Cayambe, Ecuador» y «Mariátegui y el problema de las razas en América Latina», ambos de Marc Becker.
2.- «Punto de vista antiimperialista» de J.C. Mariátegui, 21 de Mayo de 1929, en «Ideología y política», Págs. 87 a 95.
3. La Correspondencia Internacional Nº 109, 25 de Septiembre 1928, Págs.1172 -1175, en «VI Congreso de la Internacional Comunista. Informes y discusiones, Cuadernos de Pasado y Presente Nº 67, Primera Edición, México 1978, Págs.180 y 181.
4.Ibídem, Pág.183.
5.Ibídem, Pág.183.
6.Ibídem, Pág. 184.
7. Ibídem, Pág.184.
8.Ibídem, Pág.326.
9. Ibídem, Pág.326.
(10)Ibídem, Pág.326.
(11)Ibídem, Pág. 330 y 331.
(12)Ibídem, Pág.331.
(13)Ibídem, Pág.331 y 332.
(14)Ibídem, Pág. 332 y 333.
(15)Ibídem, Pág.333.
(16)Ibídem, Pág.334.
(17) La Correspondencia Internacional Nº 130, Págs.1418-1420, en «VI Congreso de la Internacional Comunista. Informes y discusiones, Cuadernos de Pasado y Presente Nº 67, Primera Edición, México 1978, Pág.354.
(18)Ibídem, Pág. 355.
(19) Ver J.C. Mariátegui . «IV. La filosofía moderna y el marxismo», «VII. El determinismo marxista», en «Defensa del marxismo», «El problema de la tierra», en «7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana», y «Punto de vista antiimperialista» y «Principios programáticos del Partido Socialista», en «Ideología y política».
* El autor es Colaborador del Blog «Socialismo Peruano Amauta»