El Clarín ha publicado recientemente una columna de opinión escrita por el poeta Alejandro Lavquén y que versa respecto a «la realidad cultural» (o en palabras del autor, «nueva forma de gobernar la cultura») de Chile bajo el gobierno derechista de Piñera*. La conclusión del autor: la mentada realidad es peor que la de antes […]
El Clarín ha publicado recientemente una columna de opinión escrita por el poeta Alejandro Lavquén y que versa respecto a «la realidad cultural» (o en palabras del autor, «nueva forma de gobernar la cultura») de Chile bajo el gobierno derechista de Piñera*. La conclusión del autor: la mentada realidad es peor que la de antes (AKA administración concertacionista). Concuerdo con la mayoría de sus observaciones y argumentos, sin embargo me pregunto ¿es posible si quiera «rasgar vestiduras» ante la supuesta «nueva forma de hacer cultura» propuesta por la derecha, si desde el principio todos sabemos que a un gobierno conservador lo que menos le interesa es precisamente la cultura?
Nunca me ha gustado la derecha: ni la escandinava, ni la liliputiense, ni la inglesa, ni la rumana, ni menos la chilena. El fin último de todo partido de Derecha es mantener intactas las estructuras sociales, convencer al populacho de que «los empresarios la llevan», y adoctrinar a las masas en la privatización y la ignorancia. Para despejar cualquier duda, echemos un vistazo a algunos puntos de la declaración de principios de Renovación Nacional (RN), la cara liberal de la Alianza, para ver que piensa este conglomerado político respecto a algunas materias:
Sobre la mujer : «[Renovación Nacional] [v] alora las funciones y virtudes de la mujer como portadora de la vida, núcleo de la familia y transmisora de los valores morales y las tradiciones» «Renovación Nacional aboga por su igualdad de derechos en todos los campos en que ella se desempeña paralelamente con el hombre, sin perjuicio de compatibilizar esas actividades con sus funciones como madre y educadora de sus hijos.»
Sobre política : «Consciente del proceso de descomposición política y social que el régimen democrático chileno experimentó en las últimas décadas, cuya derivación totalitaria hizo ineludible el pronunciamiento militar de 1973 […]» «[Renovación Nacional] repudia el marxismo y todo pacto o alianza que facilite su penetración. Independientemente de su agravante leninista, la doctrina de Marx y Engels es esencialmente totalitaria. No hay compatibilidad posible entre ser marxista y ser demócrata. En definitiva, no existe conciliación posible entre marxismo y libertad.» «Renovación Nacional destaca el patriotismo y espíritu de servicio de las Fuerzas Armadas y Fuerzas de Orden, cuyo origen y gloriosas tradiciones, se identifican con el surgimiento y defensa de la chilenidad (destacado es mío) a través de toda su historia, incluida su acción libertadora del 11 de Septiembre de 1973, que salvó al país de la inminente amenaza de un totalitarismo irreversible y de la dominación extranjera, culminando así una valiente resistencia civil y recogiendo un clamor popular abrumadoramente mayoritario. »
Bonus track : » Renovación Nacional rechaza así el concepto de sociedad comunitaria estructurada a base de empresas comunitarias, obligadamente privilegiadas por arbitrios legales, denunciándolo como un prejuicio socialista que retarda el progreso económico y coarta la libertad personal» (Fuente: http://www.rn.cl )
Teniendo en cuenta que estos puntos son parte esencial de la agenda política de la Derecha local ¿con qué elementos podemos criticar el accionar de un gobierno que actúa nada más que en consecuencia? Casi toda la gente facha y Opus Dei que conozco apoya políticas culturales que abogan por el fortalecimiento de una cultura de teatro municipal, donde viejas UDI y RN puedan calentarse el culo un viernes por la noche mientras fingen deleitarse con Shostakovich, Rachmaninoff, Mozart o Brahms, al tiempo que se acicalan sus mechas alisadas y acarician sus estolas, sus plumas, sus alhajas y sus hocicos torcidos infladísimos por la silicona ¿Y qué ocurre con los novelistas, poetas, cineastas, escultores, pintores, acróbatas y un infinito etcétera de artistas? Ellos y ellas: que se peleen los recursos mendigados por los concilios de la incultura, que dicho sea de paso, se encuentran atiborrados de burócratas y gente que no sabe para donde va la micro (por mero populismo el gobierno decidió enchufar a un actor de teleseries como ministro de la cartera, the Chilean way, no way!)
Concuerdo con Lavquén y a la vez discrepo. Por una parte es absolutamente cierto que el actual gobierno -es decir, la derecha- promueve un concepto de cultura que, parafraseando al autor, rebaja la cultura, incluso aún más que en los tiempos de la Concertación. Sin embargo ¿puede ser de otro modo? ¿Podría una derecha como la chilena, basada en «la declaración de principios» expuesta más arriba, apoyar el crecimiento intelectual, espiritual y cultural de este país? No lo creo. Basta recordar al actual ministro de educación y su actitud frente al escándalo de las publicidades esparcidas en textos escolares. Por otro lado, me parece irracional -y un tanto ingenuo- criticar el accionar de los «artistas-críticos» que se ganan concursos públicos para materializar sus obras, y que a pesar de los discursillos revolucionarios, no salen con antorchas a quemar el palacio de los zares ¡Cómo si por el sólo hecho de expresar la opinión libremente en este país no se deban pagar consecuencias!