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La derecha radical populista y xenófoba sigue extendiendo su influencia y poder por el mundo

Fuentes: Rebelión

Los primeros días de octubre se han encadenado una serie de acontecimientos que alertan sobre la preocupante extensión y reforzamiento de la derecha radical populista xenófoba (DRPX) a lo largo del mundo. Avances electorales, extensión territorial, refuerzo de las posiciones de poder y avance de alianzas entre las distintas formaciones que componen la heterogénea composición […]

Los primeros días de octubre se han encadenado una serie de acontecimientos que alertan sobre la preocupante extensión y reforzamiento de la derecha radical populista xenófoba (DRPX) a lo largo del mundo. Avances electorales, extensión territorial, refuerzo de las posiciones de poder y avance de alianzas entre las distintas formaciones que componen la heterogénea composición de la DRPX.

Haremos previamente a la descripción de esos acontecimientos una breve introducción de las causas que estarían detrás del ascenso de la DRPX, dejando para una ocasión posterior una profundización en este tema, del que me estoy ocupando en una obra de investigación en curso.

Breve apunte explicativo sobre el ascenso de la DRPX

Hay autores que han sostenido que con el advenimiento de la sociedad postindustrial y postmoderna el eje de enfrentamiento anterior basado en motivos económico (luchas salariales, papel del Estado en la dirección de la economía, disputa sobre la propiedad privada o social de los medios de producción, etc.) cedió el paso a otro eje diferente basado en el enfrentamiento de valores. 

En este eje de enfrentamiento sobresaldrían tres valores en disputa sobre todo: el medio ambiente, la inmigración o el multiculturalismo, y la igualdad de géneros.

Esta tesis se sostendría en el hecho de que con el Estado de Bienestar se habrían atenuado de forma importante las disputas relacionadas con el conflicto económico y se habrían activado las disputas relacionadas con valores, algunos de los cuales serían fruto del impacto duradero de la revolución cultural impulsada por el mayo del 68, y otros de la conciencia sobre los graves problemas de la sociedad industrial, como es el caso de los relacionados con el medio ambiente.

Sin embargo, con el ascenso del neoliberalismo, la globalizac ión y, finalmente, la gran recesión iniciada en el 2008 el conflicto económico volvería a salir con fuerza a la superficie, pero no para desplazar al conflicto de valores, sino para mezclarse con él. Y esta mezcla es la que está siendo contradictoria y explosiva, siendo una posible explicación del ascenso de la DRPX en Europa y en el mundo.

Así, la DRPX utiliza el conflicto económico actual no para, como en la versión clásica de la izquierda, volverlo contra el capitalismo, sino para utilizarlo en favor de políticas ultranacionalistas (contra la globalización, pero a favor de un capitalismo nacional protegido) y contra la inmigración (roban puestos de trabajo y recursos sociales destinados a los nacionales, lo que expresa un chovinismo del bienestar).

La izquierda asiste atónita (y a veces peligrosamente confusa como ha demostrado el debate con los artículos de Anguita-Monereo [2] ) a la utilización que del enfrentamiento económico está realizando la DRPX, y se siente frustrada porque sus esfuerzos, hasta el momento, por encabezar el conflicto económico se ha saldado en fracasos importantes como el colapso de las principales experiencias anti-neoliberales en América Latina (Venezuela, Argentina, Brasil, Ecuador), la claudicación en Grecia de Syriza, y la derrota en Francia [3] , o sus expectativas se disiparon para quedar reducido a un papel subalterno de la socialdemocracia como es el caso de Podemos en España.

La DRPX mezcla exitosamente, desde el punto de vista electoral, elementos contradictorios: la antiglobalización, el anti-feminismo, el anti-multiculturalismo, el anti-elitismo (o anti-establishment) y el anti-europeísmo (en su versión actual de la UE), con la defensa de la homogeneidad étnica, el capitalismo nacional, el bienestar para los nacionales y la defensa de la ley el orden y de los valores tradicionales.

Puede que todo ello sea una mezcla contradictoria para gobernar – aunque está gobernando ya como fuerza principal en Hungría, Italia, Polonia y EE.UU., y como fuerza aliada en otros muchos países – pero no cabe duda de que la está utilizando a modo de un ariete formidable contra la revolución de los valores progresistas salidos del mayo del 68, y contra muchos de los valores y conquistas democráticas ya no solo de la izquierda sino incluso de la ilustración.
Es un desafío como el de los años 30 del siglo XX, pero en un formato diferente. Por ello yo prefiero utilizar para designar esta heterogénea familia de partidos y movimientos con el calificativo de DRPX y no el de fascismo.

La DRPX avanza su extensión e influencia por el mundo

Ahora podemos pasar a revisar esa serie de acontecimientos que a principios de octubre de 2018 vuelven a hacer sonar las alarmas una vez más.

El primero de ellos es una victoria estratégica de Trump en el campo de batalla doméstico al conseguir la designación como juez del Tribunal Supremo de EE.UU. del ultraconservador Brett Kavanaugh , quien sustituye a otro juez conservador, Anthony Kennedy, pero que a veces se alineó con jueces progresistas en temas cruciales como el matrimonio igualitario o el derecho de las mujeres a abortar. De esta manera Trump ya ha nombrado dos jueces conservadores durante su mandato, reforzando las posiciones más ultraconservadoras en una institución vital en EE.UU. Con esta polémica designación, de un lado, Trump se garantiza su impunidad en la causa seguida contra él por la injerencia rusa que le facilitó la elección y, de otro lado, los sectores ultraconservadores norteamericanos encuentran un buen apoyo en el TS en su cruzada por hacer retroceder los derechos sociales y civiles en EE.UU.

El segundo acontecimiento a tomar en cuenta son las elecciones legislativas llevadas a cabo en Letonia el pasado día 6 de octubre. En dichas elecciones un nuevo partido de la DRPX, denominado ¿A quién pertenece el Estado? (KPV-LV), consiguió el segundo puesto en las elecciones con un 14%, lo que unido al 11% de otro partido de la DRPX ya existente (Alianza Nacional) les convierte en una importante fuerza en dicho país báltico.

Para tener una visión más amplia de la situación de la DRPX en Letonia podemos añadir que Alianza Nacional es un partido de la DRPX creado por la fusión del Movimiento por la Independencia Nacional de Letonia y ¡Todo por Letonia! que obtuvo un 16,6% de los votos en las elecciones de 2015, 17 de los 100 diputados del parlamento, y formaba parte del gobierno tripartito formado junto con Unión de Verdes y Campesinos (liberales) y Unidad (conservadores), en el que ha hecho valer sus políticas contra los inmigrantes, consiguiendo que el gobierno rechace el sistema de cuotas de acogida aprobado por la UE. También aboga por acabar con el sistema de permisos de residencia a ciudadanos no comunitarios. Una muestra del avance de las posiciones de extrema derecha en el país, y de la vinculación de Alianza Nacional a éstas, fue la marcha celebrada en marzo de 2016 en Riga en la que un millar de asistentes homenajearon a los combatientes letones junto a las tropas nazis en la segunda guerra mundial, en dicha marcha participaron varios diputados de Alianza Nacional. En las elecciones de octubre de 2018 ha subido con fuerza una nueva formación de la DRPX, el partido ¿A quién pertenece el Estado? (KPV-LV), de carácter populista, anti-establishment, euroescéptico y nacionalista. En estas últimas elecciones Armonía volvió a ser el partido más votado con el 19,9%, seguido por el KPV-LV con el 14,06%, en tanto que Alianza Nacional se quedó en el 11%.

El tercer acontecimiento está relacionado con el avance en los esfuerzos de la DRPX por alcanzar una alianza extensa entre las formaciones y movimientos que la conforman, tanto en Europa como en el resto de mundo. En este aspecto están siendo fundamentales los esfuerzos que está llevando a cabo el líder de La Liga y ministro del interior italiano, Matteo Salvini. A finales de agosto, Salvini se reunió con el presidente húngaro Viktor Orbán en medio de la polémica por las posturas del italiano rechazando la acogida de los inmigrantes y refugiados recogidos en el Mediterráneo, si Salvini buscaba apoyos en Europa a su postura, Orbán buscaba aliados en su enfrentamiento con la UE por su deriva antidemocrática que le va a llevar a que Hungría sea sancionada aplicando el artículo 7 del Tratado de la Unión por vulneración de los valores fundamentales de la UE.

Ahora, el 7 de octubre Salvini se ha reunido con Marine Le Pen la líder del antiguo Frente Nacional, ahora renombrado como Agrupación Nacional, en medio del enfrentamiento del gobierno italiano con la UE como consecuencia de los presupuestos italianos. El objetivo es alcanzar una alianza entre las formaciones pertenecientes a la DRPX capaz de darles mayor peso político e influencia en el seno de las instituciones comunitarias y orientar la UE hacia la visión de Europa que comparten estos partidos. Este esfuerzo de Salvini se une al que está intentando desplegar en el mismo sentido el antiguo asesor de Trump y líder de la alt-right norteamericana Steve Bannon, a partir de la plataforma The Movement creada en Bruselas. Sus esfuerzos tienen un objetivo próximo, las elecciones al parlamento europeo que se celebrarán el 26 de mayo de 2019. Habitualmente estas elecciones son en las que mejor se expresa el voto protesta en los diferentes países y han sido utilizadas por los diversos partidos de la DRPX como trampolín para obtener buenos resultados y utilizarles luego en las elecciones de sus respectivos países. Ya en las últimas elecciones, en 2014, los partidos de la DRPX dieron un importante salto y es fácil deducir que su objetivo es doble, volver a dar un tirón en crecimiento y conseguir reagrupar en un solo grupo en el parlamento europeo a los partidos de la DRPX hoy diseminados en cuatro grupos diferentes [4] .

El cuarto acontecimiento de estos primeros días de octubre se ha desarrollado en España. Este país forma junto a Portugal e Irlanda el trío de países menos afectados por el crecimiento de la DRPX. En España hay un partido que especialmente está haciendo esfuerzos por aprovechar el tirón que la DRPX tiene en el resto del mundo para buscar sumarse a la tendencia en ascenso, se trata de Vox. Utiliza para ello tres temas claves, el primero es el más común a este tipo de formaciones políticas, la oposición a la inmigración y al multiculturalismo; el segundo es menos compartido por la DRPX pero también importante, la oposición a las reivindicaciones y al movimiento feminista; el tercero es un tema derivado de un problema exclusivamente español en estos momentos, el secesionismo unilateral en Cataluña que ha provocado una reacción nacionalista española que Vox intenta capitalizar en competencia con otros dos partidos de la derecha española, el PP y Ciudadanos. Hasta ahora Vox es un partido irrelevante, sin representación parlamentaria y poca afiliación, pero el domingo 7 de octubre consiguió reunir 10000 personas en un acto en Madrid e hizo aparecer la preocupación de si se puede tratar de una demostración de fuerza que haga consolidar un partido fuerte de la DRPX en España.

El quinto acontecimiento se sitúa en Quebec, dónde el lunes 2 de octubre triunfó en las elecciones el partido Coalición Avenir Quebec, pasado de 21 a 74 escaños en el parlamento. De signo conservador, liderada por un empresario nacionalista y con un discurso identitario y xenófobo similar al de los partidos de la DRPX.

Finalmente, el último y más importante de los acontecimientos relacionados con la DRPX es la victoria de Jair Bolsonaro, un capitán del ejército retirado y claramente situado en la extrema derecha, en las elecciones presidenciales de Brasil. Aunque su victoria por el 46,3% de los votos le obliga a disputar la segunda vuelta frente al candidato del PT Fernando Haddad, que obtuvo el 28,8%, es casi segura su victoria definitiva dada la diferencia porcentual de la primera vuelta y las dificultades del PT para atraer aliados que pudiera revertir dicha situación.

En un artículo anterior [5] hacíamos referencia a la posibilidad de esta victoria de Bolsonaro: «Así, en un país cuya vida política está anegada por los caos de corrupción, con centenares de cargos electos encausados o condenados, y que ha llevado a una intensa judicialización de la misma, la democracia liberal es desnudada de todos sus principios, empezando por el de la división de poderes, para entrar en una grave crisis que, inevitablemente, es el caldo de cultivo de demagogos populistas de extrema derecha como es el caso de Jair Bolsonaro, que aparece en las encuestas como el segundo candidato en apoyos después de Lula. Con un Lula apartado de la carrera presidencial y una derecha clásica hundida en los casos de corrupción, no se puede descartar ni que Bolsonaro fuese derrotado como hasta ahora ha ocurrido con candidatos similares en Europa, ni que terminase triunfando como Donald Trump o como Berlusconi en Italia, país con el que podría establecerse una situación más parecida. En octubre de este año se despejará la incógnita de si la democracia en Brasil agudiza su crisis.»

Finalmente, todo apunta a que Bolsonaro se convertirá en el próximo presidente de Brasil y a las causas que analizábamos en el artículo citado, la corrupción extendida por todas las instituciones y afectando a todos los partidos, y la judicialización de la vida política brasileña como consecuencia de lo primero, ahora hay que añadir, para terminar de explicar esta victoria del candidato de la extrema derecha, el papel jugado por la masa de población evangélica existente en Brasil, con unos 22,5 millones de fieles, el 10% de la población. Aliados en el pasado con el PT, sin embargo su ideario y objetivos chocaban en muchos puntos con el programa progresista del partido de Lula, ahora los líderes evangelistas han decidido aliarse con Bolsonaro, poniendo a su disposición tanto la influencia entre sus fieles como los poderosos medios de comunicación de los que disponen.

La victoria de la extrema derecha en el gigante latinoamericano no solo supone una extensión geográfica de la influencia y poder de la DRPX en sus distintas variantes – de su original expansión europea saltó a EE.UU. con la victoria de Trump, y ahora va a hacerlo con la de Bolsonaro a América Latina – introduciendo, con toda seguridad un formidable elemento de tensión en toda la región, y sirviendo de escaparate para los distintos populismos derechistas que intentarán emularle.


Notas

[1] Doctor en Ciencias Políticas y Sociología por la UNED. Se pueden consultar otros artículos y libros del autor en el blog : http://miradacrtica.blogspot.com/

[2] Se puede consultar mi respuesta a los artículos de Anguita-Monereo «La izquierda frente la derecha radical populista y xenófoba en Europa» en : http://miradacrtica.blogspot.com/

[3] En octubre de 2010 se realizaron siete huelgas generales, algo insólito en las últimas décadas en Europa. En sectores importantes, sobretodo el relacionado con los combustibles se dio un salto cualitativo con el sistema de huelgas renovables – es decir, que cada 24 horas se decidía su continuación – y el bloqueo de los depósitos de combustibles con el objeto de paralizar el país. Prácticamente se alcanzó el límite donde pueden llegar las movilizaciones obreras dentro de la legalidad burguesa sin entrar en una fase insurreccional. Las comparaciones con el mayo del 68 se hicieron inevitables en ese intenso mes de octubre, porque alcanzados esos niveles de movilización la situación empieza a ser en cierto modo incontrolable y cualquier acontecimiento imprevisto podía romper la estrategia de apuesta elevada pero controlada de ambas partes. Pero el tiempo jugaba en contra de los sindicatos como bien sabían éstos y el propio Sarkozy. La conversión en ley del proyecto por el Parlamento suponía una barrera que los sindicatos no iban a traspasar. Por ello forzaron las movilizaciones en octubre al máximo, y por eso mismo el gobierno conservador aguantó ese mes absolutamente inflexible. La ley de pensiones fue votada por el Parlamento a finales de octubre y ratificada a primeros de noviembre. Las movilizaciones cesaron súbitamente y los sindicatos fueron derrotados en una de las batallas más importantes en Europa a causa de las consecuencias de la crisis.

[4] Son parte de todos los grupos parlamentarios de la derecha y su peso representa el 17% de los eurodiputados, 130 sobre 751. Si hacemos un recorrido desde los grupos más moderados de la derecha hasta los más radicales podemos constatar esta presencia. El Partido Popular Europeo, los Conservadores y Reformista Europeos, el grupo Europa de las Naciones y de las Libertades, Europa de la Libertad y la Democracia Directa, y el grupo de los no inscritos.

[5] Jesús Sánchez Rodríguez, Crisis de democracias, democracias en crisis. Brasil, Venezuela y España, http://miradacrtica.blogspot.com/2018/01/crisis-de-democracias-democracias-en.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.