«Yo mismo carezco de una recopilación de mis propios trabajos, que fueron escritos en diferentes idiomas e impresos en diferenteslugares. La mayoría de ellos ya no están disponibles en librerías» (Karl Marx a N. F. Danielson, 7 de octubre de 1868) «Tres jefe comunistas alemanes, entre los cuales se encuentra el conocido Marx, están […]
«Yo mismo carezco de una recopilación de mis propios trabajos,
que fueron escritos en diferentes idiomas
e impresos en diferenteslugares.
La mayoría de ellos ya no están disponibles en librerías»
(Karl Marx a N. F. Danielson, 7 de octubre de 1868)
«Tres jefe comunistas alemanes, entre los cuales se encuentra el conocido Marx, están preparando una edición de ocho volúmenes sobre el Comunismo, su doctrina, sus conexiones, su situación en Alemania, Suiza, Francia e Inglaterra. Y todo ello sobre documentos. Los otros dos colaboradores son Engels y Hess, conocidos comunistas»
(Informe secreto de la policía de Prusia, París, 17 de febrero, 1846)
U n gran biógrafo de Marx, Boris Nicolaïevski, reconocía en 1937 que de cada mil socialistas, tal vez sólo uno haya leído una obra completa de Marx; y de cada mil antimarxistas, ni uno. Y lo peor, concluía, es que Marx ya no estaba de moda. Cuarenta años antes, un gran teórico y militante, hablo de Labriola, al participar en el publicitado debate sobre la valencia científica de la obra de Marx en 1897, (la llamada «primera crisis del Marxismo», y cuyos principales interlocutores eran nada menos que intelectuales de la talla de George Sorel, Eduard Bernstein y Benedetto Croce) [1] se preguntaba con inocencia «los escritos de Marx y Engels… ¿fueron leídos enteramente por algún externo al grupo de amigos y adeptos próximos, esto es, de los seguidores e intérpretes directos de los autores mismos?… Añádese a eso la rareza de muchos de los escritos aludidos, y hasta la imposibilidad de dar con algunos de ellos.» Y concluía proféticamente si «este ambiente literario», esta situación hermenéutica adversa, no era uno de los culpables de la mala asimilación, de la aparente decadencia y crisis del pensamiento de Marx. Con pesimismo recapitulaba en una sentencia profética: «Leer todos los escritos de los fundadores del socialismo científico ha resultado hasta ahora un privilegio de iniciados.» [2] Ya el fundador del anarcosindicalismo Georges Sorel, con quién precisamente intercambia opiniones Labriola, había llegado a conclusiones similares en su balance parcial del arraigo del Marxismo en las condiciones materiales de Europa a inicios del siglo XX. Según Sorel y por el mismo motivo: «les thèses marxistes n’ont point été, généralement, bien comprises en France et en Angleterre par les écrivains qui s’occupent des questions sociales». [3] Parafraseando a Frossard, podría decirse que la mayoría de los marxistas no conocen los escritos de Marx mejor de lo que los católicos conocen la Summa de Santo Tomás de Aquino. Labriola se preguntaba a propósito de la «crisis» o decadencia de Marx, que «cómo nos puede asombrar… que muchos y muchos escritores, sobre todo publicistas, hayan tenido la tentación de tomar críticas de adversarios, o de citas incidentales, o de arriesgadas inferencias basadas en pasos sueltos, o de recuerdos vagos, los elementos necesarios para construirse un Marxisme de su invención y a su manera?… El Materialismo Histórico -que en cierto sentido es todo el Marxismo- ha pasado… por una infinidad de equívocos, malas interpretaciones, alteraciones grotescas, disfraces extraños e invenciones gratuitas… que tenían por fuerza que ser un obstáculo para las personas que quisieran hacerse con una cultura socialista.» Nikolaïevski y Labriola, pero no sólo ellos, estaban convencidos que a Marx le esperaría siempre un sino de mala recepción, que empezaba por la misma difusión e irradación de sus textos. Labriola señalaba otro obstáculo, aún más profundo y riesgoso, que es el que aquí nos ocupa: la misma rareza de los escritos de Marx y la imposibilidad de contar con ediciones confiables de ellos. Incluso no tanto de ediciones confiables, sino de ediciones sin más. El lector responsable de la obra marxianne debía pasar, según Labriola, por condiciones ordinarias más extremas que la de cualquier filólogo o historiador para estudiar los documentos de la Antigüedad. Por experiencia propia, se preguntaba: «¿Hay mucha gente en el mundo que tenga la paciencia suficiente para andar durante años… a la busca de un ejemplar de la Misère de la Philosophie … o de aquel libro singular que es la Heilige Familie ; gente que esté dispuesta a soportar, por disponer de un ejemplar de la Neue reinische Zeitung , más fatigas que las que tiene que pasar en condiciones ordinarias de hoy día cualquier filólogo o historiador para leer y estudiar todos los documentos del antiguo Egipto?» [4]
En resumen: cumpliendo la profecía de Labriola, en el mundo sucede hoy con Marx lo que sucedió con Byron a mediados del siglo XIX: sus libros se encuentran sólo en manos de lectores excéntricos, inexpertos o atrasados. Para el gran público, incluyendo la Noblesse d’État del mandarinato académico, el nombre de Karl Marx significa hoy muy poco. En la actualidad, septiembre de 2010, no existen en el mercado editorial en lengua española ediciones críticas de Marx y Engels, la meritoria edición de los Werke a cargo del equipo de Manuel Sacristán quedó incompleta [5] y la única excepción es la interrumpida edición en marcha de parte de las Werke también, por la editorial Fondo de Cultura Económica, FCE, de México gracias al trabajo del desaparecido Wenceslao Roces. [6] Pero es lícito preguntarse qué es lo muerto y lo vivo de Marx, aunque es probable que la pregunta sea puramente retórica o dispare automáticamente la vulgata del DiaMat. La respuesta seca y judicial del Posmodernismo y de la filosofía analítica es ampliamente conocida: el Marxismo está decididamente fuera de época, es «inactual», como «gran discurso» no puede explicarse ni a sí mismo, es una obra fatalmente datada. Se trata una filosofía más del siglo XIX y, como tal, definitivamente acuñada por su propio tiempo. Sepultar con todas las honras al moro Marx es un deber, no tanto intelectual, sino arqueológico, un trabajo de anticuariado. Nada hay de rescatable de ese enorme fárrago de páginas infectadas de hegelianismo y providencialismo, como nos los señala por enésima vez el neopositivista Mario Bunge. [7]
Labriola (y Sorel) constataban una dificultad fáctica que nació con el Marxismo mismo y que lo llevó como un estigma hasta nuestros días: las enormes dificultades por establecer y editar, con criterios científicos actualizados, sus obras completas. Labriola reclamaba al SPD de la época, en posesión de los manuscritos (Nachlass), que «sería un deber del partido alemán el dar una edición completa y crítica de todos los escritos de Marx y Engels; quiero decir, una edición acompañada en cada caso de prólogos descriptivos y declarativos, índices de referencia, notas y remisiones… Habrá que añadir a los escritos ya aparecidos en forma de libros o de opúsculos, los artículos de periódicos, los manifiestos, las circulares, los programas y todas las cartas que, por ser de interés público y general, tengan una importancia política o científica». Terminante concluía: «No hay elección que hacer: hay que poner al alcance de los lectores toda la obra científica y política, toda la producción literaria de los dos fundadores… incluso la ocasional. Y no se trata tampoco de reunir un Corpus iuris, ni de redactar un Testamentum juxta canonem receptum, sino de recoger los escritos con cuidado y para que ellos mismos hablen directamente a quien tenga ganas de leerlos». Simplemente que Marx pueda hablar directamente… Además reconocía que la propia vida le había impedido escribir sus obras según los cánones del arte de faire le livre, por lo que su literatura eran fragmentos de una ciencia y de una política en devenir constante. El Marxismo, si existe algo que pueda llamarse así, era eminentemente un sistema abierto. Labriola ya había marcado con suficiente claridad no sólo los criterios editoriales de una política editorial sino los problemas materiales objetivos que conllevaba la difusión tanto de la obra exotérica como del Nachlass de Marx (y Engels).
Uno de los errores más significativos que sufrió la obra marxiana en su difusión y, por lo tanto, en su correcta interpretación, ha sido la dislocación entre los niveles diacrónicos y sincrónicos de sus manuscritos, lo que condujo a una desarticulación entre los componentes biográficos, cronológicos y doxográficos, que constituyen, desde Theofrasto, el instrumental filológico mínimo y necesario para llegar a una comprensión satisfactoria de una obra. Labriola ya había reconocido la necesidad que para entender plenamente los textos había que relacionarlos biográficamente (en esa biografía se encontraría tanto «la huella como la senda, el índice y el reflejo» de la génesis de Marx). Pero en el caso de Marx esta disrupción anómala entre los dos niveles se debió, en su mayor parte, no tanto a su particular Stil, como a la constante manipulación política que padecieron sus escritos por parte de sus albaceas circunstanciales. El tortuoso recorrido, entre errático y azaroso, que sufrieron a lo largo de su historia editorial los escritos de Marx sólo puede compararse con las coincidencias afortunadas, fantásticas, triviales y casi increíbles con las que pudo salvarse para la posteridad la mayor parte de la obra de Aristóteles. Al igual que Marx, sus escritos sufrieron las inclemencias de los intereses políticos y los caprichos culturales en los cambios en la forma de atención. Y, al igual que Aristóteles, los manuscritos de Marx guardan una peculiaridad muy especial: la mayor parte son apuntes, bocetos, notas y memoranda, producto de una técnica de trabajo intelectual limitada por la extrema pobreza y las constantes emigraciones políticas. Pero a Marx se le agrega una condición suplementaria: que el mismo Marxismo (s) nació, se desarrolló, se profesionalizó en escuela (y luego en ideología oficial y legitimadora de un estado) cuando la obra de Marx no era aún accesible en su totalidad e incluso cuando importantes partes de su corpus estaban inéditas (lo siguen estando) o incluso eran inhallables. El ¿éxito? del Marxismo como ideología de partido y ortodoxia de estado (como ciencia de la legitimación o DiaMat) ha precedido en décadas a la divulgación científica y exhaustiva de los escritos completos de sus fundadores. Y uno de los casos más extremos (aunque no el único) es el texto conocido como Die Deutsche Ideologie, La Ideología Alemana, escrito a tres manos por Friedrich Engels, Moritz Hess y Karl Marx entre 1845 y 1846, y que muchos especialistas consideran que en él por primera vez se establece lo que podríamos denominar un materialismo histórico coherente y fundamentado. [8] Y aunque su importancia es generalmente admitida por la Marxologie más prestigiosa, incluso la académica (empezando por Althusser, Balibar, etc.), es una obra muy poco leída en toda su extensión, mal editada y de pésima difusión. [9] Fuera del ámbito de la Marxología, reina la indiferencia, el desconocimiento total o directamente el desprecio desde la ignorancia. [10] Como decían los antiguos romanos: Pro captu lectoris habent sua fata libelli, y es que según las capacidades y posibilidades del lector, los libros tienen su destino. Incluso en el caso de un pensador clásico como Marx.
Para darnos una medida de la importancia que el propio autor le otorgaba a este trabajo de 1845-1846 debemos realizar un pequeño desvío para conocer la poco conocida historia de las primeras obras escogidas editadas de Karl Marx. La difusión de la obra de Marx ya fue un problema en propia vida del autor. Los únicos trabajos de esta época en la que escribió Die deutsche Ideologie, la fructífera década de 1840’s, que llegaron a ser impresos en forma de libro, se debieron a un intento frustrado poco conocido de unas obras escogidas, unos primitivos Frühere Ausgaben. Llamadas pomposamente Gesammelte Aufsätze von Karl Marx, se debieron al tesón editorial de un camarada, el médico y publicista Hermann Heinrich Becker, alias der rot Becker, [11] aparecidas fantasmalmente en abril y mayo de 1851. [12] Franz Erdmann Mehring, el historiador y político que luego fundaría la Liga Spartakus con Rosa Luxemburg, relataba en su clásico trabajo biográfico que «Marx se puso en comunicación con Hermann Becker para la edición de sus obras completas y, más adelante, de una revista trimestral que habría de aparecer en Lieja; Becker había fijado su residencia en Colonia, donde… regenteaba una pequeña empresa editorial.» [13] El proyecto de edición, en dos tomos con alrededor de 400 páginas cada uno, de veinticinco pliegos cada uno, tenía un trasfondo eminentemente político, un paso ligado a la táctica de partido (propagandistische Tätigkeit), ligado estrechamente a la propaganda y difusión de las ideas de Der Bund des Kommunisten, la famosa Liga de los Comunistas, organización a la que se trataba de reconstituir dentro de Alemania. Las primitivas obras escogidas de Marx tenían el apoyo institucional del Kölner Zentralbehörde, el comité central de la Liga en Colonia, se había pensado en un sistema de suscripción preiva a su publicación. Dentro del mismo proyecto, Marx había diseñado el lanzamiento de una colección popular de literatura socialista en formato de pequeños fascículos (un plan de difusión de pensadores socialistas que ya había intentado llevar a la práctica en 1845), e incluía autores como Babeuf, Buonarotti, Holbach, Fourier, Owen, Helvetius, Saint-Simon, Cabet, Considérant y Proudhon. Siguiendo con estas primitivas obras selectas de Marx, e n el folleto publicitario para las librerías, firmado por el editor de la compilación, Becker mismo, podía leerse que la obra de Karl Marx se encontraba muy diseminada tanto en folletos, panfletos, como en periódicos desaparecidos y publicaciones inhallables en librerías, por lo que la edición en formato libro era un gran servicio que hacía accesible al lector su obra del último decenio, «el primer volumen recopila las contribuciones de Marx en los Anekdota de Ruge, en la antigua Rheinische Zeitung (incluyendo artículos sobre la libertad de la prensa, las leyes sobre el robo de la madera, la situación de los campesinos del Mosela, etc.), en los Deutsch-französischen Jahrbüchern, en el Westphaelische Dampfboot, en Gesellschaftsspiegel, etc. y una serie de monografías publicadas antes de la revolución de marzo de 1848, pero por desgracia (sic!) todavía tienen plena actualidad.» [14] El único y primer volumen, que finalmente quedó reducido a ochenta páginas, contenía textos de Marx desde diciembre de 1841, el primero era Bemerkungen über die neue preußische Zensurinstruktion, publicado en la revista Anekdota zur neuesten deutschen Philosophie und Publicistik [15] de los jóvenes hegelianos. Y la presencia de este escrito resulta sintomática. No es casualidad que Marx eligiera, no su primera publicación impresa [16] , sino su primer trabajo qua publicista demócrata-revolucionario defendiendo la libertad de prensa clásica burguesa contra el reaccionario estado prusiano. En él ya criticaba el «aparente Liberalismo» (Scheinliberalismus) de la forma-estado burguesa, con un bagaje filosófico que se remitía explícitamente a Spinoza, Kant y Fichte, develando la ilusión política de creer que los defectos objetivos institucionales (objektiven Fehler, como la tendencia hacia la restricción en la información crítica y libre) del estado, en realidad su esencia, podían corregirse cambiando los individuos que ejercen la censura. Ninguna «buena» ley podía, ninguna «buena» intención subjetiva, subraya allí Marx, puede modificar la esencia de un estado burgués. Además en un extraordinario párrafo concentrado, Marx describe de manera popular el método dialéctico de investigación de la Verdad (Untersuchung der Wahrheit), que tiene que ser por sí mismo verdadero: Zur Wahrheit gehört nicht nur das Resultat, sondern auch der Weg, «…de la Verdad no forma parte solamente el resultado, sino el camino.», subrayando que el carácter del objeto (Charakter des Gegenstandes) que se investiga, en este caso el estado burgués, ejerce una influencia decisiva sobre la misma investigación. La investigación verdadera «es» la Verdad desplegada, cuyos miembros dispersos se agrupan y compendian el resultado, ni más ni menos que una versión primitiva y todavía tosca del modo de investigación, el Forschungswiese, tal como lo explica en el prólogo a Das Kapital.
El proyecto editorial incluía, además de los artículos periodísticos de la etapa radical-liberal en los Anekdota y en el diario Rheinische Zeitung, algunos del frustrado proyecto parisino de los Anuarios Franco-Alemanes, y finalmente artículos del «órgano de la Democracia» creado por Engels y Marx, la Neue Rheinisches Zeitung. En el nonato tomo segundo estaba previsto publicar artículos de la revista política que editaron Engels y Moritz Hess, Espejo de la Sociedad, [17] incluso se pensó en traducir al alemán monográficos de Marx, como el libro contra Proudhon, Misère de la philosophie [18] , y además el capítulo IV de la Die deutsche Ideologie. Kritik der neuesten deutschen Philosophie in ihren Repräsentanten Feuerbach, B. Bauer und Stirner und des deutschen Sozialismus in seinen verschiedenen Propheten, titulado «Karl Grün: ‘Die soziale Bewegung in Frankreich und Belgien’ (Darmstadt 1845) oder Die Geschichtschreibung des wahren Sozialismus». [19]
Aunque la tirada pensada inicialmente era muy ambiciosa, 15.000 ejemplares, sólo se imprimieron algunas copias, la represión contra los comunistas en Colonia, el mismo Becker fue detenido em mayo de 1851, y la confiscación de ejemplares por la policía, hicieron que pocos libros llegaran a la distribución más allá de la ciudad. Incluso a mediados de 1851, Marx todavía pensaba editar una versión ampliada de estos escritos selectos, incluyendo un potencial tercer tomo, cada uno con una extensión de 75 páginas, tomando parte en la intermediación el dirigente Ferdinand Lassalle. [20] Más allá de la importancia filológica-documental, que es obviada o totalmente desconocida por la Marxologie tradicional, el proyecto político-editorial, madurado en diciembre de 1850, de precisas pistas sobre las ideas filosófico-prácticas del Marx maduro. En primer lugar que para las tareas políticas-revolucionarias pendientes en la Alemania post-1848, Marx mismo había identificado de su obra anterior, tanto teórica como publicista, qué textos eran pertinentes y cuales no. En segundo lugar, es evidente que si el propio Marx pretendía publicar, con el consenso de la propia Bund des Kommunisten, textos en apariencia «desfasados» de su etapa de liberal de izquierdas, esto demuestra un elemento de ¿profunda? continuidad (a pesar de las sucesivas rupturas teóricas) en la autoconciencia de Marx entre su pensamiento izquierdo-hegeliano, luego feuerbachiano, y el Comunismo reflexivo de la década de 1850’s. Las ideas marxianas entre 1841 y 1844 continuaban actuales, siendo plenamente operativas y funcionales a la nueva dimensión de la Kritik. Recordemos que a estas alturas Marx ya había escrito no solo «Lohnarbeit und Kapital» [21] en el diario democrático-revolucionario Neue Rheinisches Zeitung, sino publicado con Engels el Manifiesto Comunista. Y dentro de esta continuidad en su filosofía práctica, Marx reconocía el valor autónomo y de consolidación teórica de la Die deutsche Ideologie de 1845-1846.
«Durante el verano (de 1845)» -recuerda Jenny Westphalen, esposa, correctora y copista de Marx- «Engels elaboró con Karl una crítica a la filosofía alemana. El estímulo externo lo había constituido la aparición de Der Einzige und sein Eigentum (de Max Stirner). Acabó siendo una obra voluminosa y habría de publicarse en Westfalia.» [22] En una autointerpretación de Marx maduro, el famoso Vorwort a la Zur Kritik der Politischen Ökonomie de 1859, queda clara la enorme importancia que le otorgaba al paso teórico efectuado entre 1844-1846 y en especial el rol que jugaba Die deutsche Ideologie: «Comencé en París la investigación de ésta última (la anatomía de la sociedad civil), prosiguiéndola en Bruselas, hacia donde había emigrado como consecuencia de una orden de expulsión del Sr. Guizot. El resultado general que obtuve y, que una vez obtenido, sirvió de hilo conductor de mis estudios, puede formularse brevemente de la siguiente manera. En la producción social de su existencia, los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción (Produktionsverhältnisse) que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas… El modo de producción de la vida material determina (bedingen) el proceso social, político e intelectual de la vida en general… Friedrich Engels, con quién he estado manteniendo un constante intercambio epistolar de ideas… cuando se estableció asimismo en Bruselas en la primavera de 1845, con él resolvimos elaborar conjuntamente la oposición de nuestros puntos de vista contra el punto de vista ideológico de la filosofía alemana o, de hecho, ajustar cuentas con nuestra antigua conciencia filosófica. Éste propósito se llevó a cabo en forma de una crítica a la filosofía posthegeliana. El manuscrito, dos gruesos volúmenes in-octavo, ya había arribado desde mucho tiempo atrás al lugar donde debía ser editado, en Westfalia, cuando recibimos la noticia de que un cambio de condiciones no permitía su impresión. Dejamos librado el manuscrito a la roedora crítica de los ratones, tanto más de buen grado cuanto habíamos alcanzado nuestro objetivo principal: comprender nosotros mismos (Selbstverständigung) la cuestión.» [23] Resulta claro y evidente que esta ruptura, esta nueva Ansicht, este revolucionario punto de vista, sólo puede ser entendido en su magnitud si comprendemos el significado de La Ideología alemana. A fin de cuentas: si volvemos al «futuro anterior» del propio Marx.
Imagen: prospecto para las librerías de las primeras obras completas de Karl Marx, escrito por el editor Hermann Becker, Köln, 1851.
[1] La conocida como «primera crisis del Marxismo», hoy casi totalmente olvidada, fue iniciada por un artículo del abogado G. Masaryk en los números 177-179 del diario vienés Die Zeit, en el cual simplemente constataba las diferencias teórico-prácticas internas en la socialdemocracia alemana y austriaca, en especial entre los padres fundadores y sus epígonos, concluyendo que tales diferencias se debían al carácter ecléctico del propio Marxismo, al ser un sistema sincrético y que Das Kapital era una mera transcripción en términos económicos del Faust de Göethe. De la crisis «en» el Marxismo de la socialdemocracia de lengua alemana, reformistas como Bernstein et altri la transformaron en crisis «del» Marxismo a secas.
[2] Labriola, Antonio; Discorrendo di socialismo e di filosofia , carta II; en español: Socialismo y Filosofía; Alianza editorial, Madrid, 1969, p. 41, con traducción y prólogo de Manuel Sacristán.
[3] Georges Sorel, «Préface», en: Labriola, Antonio; Essais sur la conception matérialiste de l’histoire; V. Giard & E. Brière, libraires-éditeurs, Paris, 1897, pp. 1-20.
[4] Labriola, Antonio, ibidem, p. 41.
[5] En 1975 Sacristán proyectó una edición crítica en lengua castellana de la obra selecta de Marx y Engels en 68 volúmenes, con el título de Obras completas de Marx y Engels , OME, bajo el sello Editorial Grijalbo. De ese proyecto sólo llegaron a ver la luz once volúmenes, entre ellos las traducciones de Sacristán de El Capital, libro 1 y 2 y el Anti-Duhring. Decía Sacristán con razón sobre publicar al Marx desconocido que «cuando me encargaron que empezara a traducir las obras de Marx y Engels (que por cierto están suspendidas porque el mercado ya no da para eso) estaba justificado que me pidieran un Capital, puesto que si traducían unas obras completas era natural que también editaran El Capital. Lo que en cambio, en mi opinión, era un error, era considerar que había que sacar pronto El Capital. Creo que primero había que publicar lo inédito, a saber, todo el epistolario completo. Yo no me atrevo a decir que ellos, que son comerciantes, no lleven razón, pero la situación es absurda.», en: López Arnal, S./ De la Fuente, P.; Acerca de Manuel Sacristán, Barcelona, Destino, 1996, p. 168. Sobre la figura decisiva de Sacristán, véase de López Arnal, Salvador; «Aristas esenciales de un pensador poliédrico (I). Manuel Sacristán (1925-1985), a los 25 años de su fallecimiento», en: Papeles de relaciones ecosociales y cambio global, Nº 109, 2010, pp. 23-44.
[6] Traducción de una selección la edición de Karl Marx/ Friedrich Engels; Werke, editada por Dietz Verlag de Berlín-DDR, según la versión de 1958; en palabras de Roces: «Esta edición, que no es de las obras completas (MEGA), sino de las Obras Fundamentales (Werke), va a constar de veintitantos volúmenes. Se han publicado ya dos tomos de la juventud de Marx y de Engels; se han publicado los tres tomos de las Teorías de la Plusvalía. Van a aparecer ahora El Capital y los escritos económicos menores y también la nueva edición de los Grundrisse.» Sobre la figura de Roces: Rivaya, Benjamín; «Comunismo y compromiso intelectual: Wenceslao Roces»; en: Papeles de la FIM, nº 14, Fundación de Investigaciones Marxistas, Madrid, 2000. Roces fue pionero al fundar y dirigir una empresa de difusión marxista ya en la IIº República española, la «Biblioteca Carlos Marx» de la Editorial Cenit de la cual llegaron a publicarse diez volúmenes grandes, entre ellos el primer tomo de Das Kapital en dos volúmenes y el Anti-Dühring de Engels.
[7] Remitimos al lector a nuestra crítica a la enésima tentativa de tratar a Marx y Engels como un perro muerto del físico Mario Bunge: «El Dr. Bunge sobre Engels. Los escombros ideológicos del Neopositivismo», on-line en Rebelión: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=98168
[8] Essbach, Wolfgang; Die Bedeutung Max Stirners für die Genese des historischen Materialismus (1978) , u.d.T. Gegenzüge, Materialis, Frankfurt am Main, 1982.
[9] Balibar, por ejemplo, señala rápida y erróneamente que «en 1845, Marx, refugiado en Bruselas, trabajaba en colaboración con Engels en la elaboración de una concepción filosófica materialista de la Historia, de la que quiere hacer la base de un socialismo proletario autónomo (Tesis sobre Feuerbach, La Ideología Alemana, manuscritos publicados tras la muerte de Marx y Engels)», en: Balibar, Étienne; Cinco Ensayos de Materialismo Histórico, Editorial Laia, Barcelona, 1976, p. 20. Malgré lui: no sólo se equivoca en considerarlos dos obras independientes, sino también en el momento en que fueron publicados, mucho antes de la muerte de Engels y Marx. En ningún momento Engels o Marx utilizan en esos años ni el término «concepción filosófica materialista de la Historia», ni el de «socialismo proletario autónomo».
[10] El caso del célebre filósofo liberal británico Isaiah Berlin, quién en su libro por encargo sobre Marx escribe sobre la Die deutsche Ideologie lo siguiente: «Stirner is treated at greater length. Under the title of ‘St Max’ he is pursued through five hundred pages of heavy-handed mockery and insult. «, en: Karl Marx: His Life and Environment, Thornton Butterworth, London, 1939, Chapter VI, «Historical Materialism», p. 143, o sea: «Stirner es perseguido a través de quinientas páginas de mano dura, burla e insulto.» Berlin se equivoca hasta en el año de composición: «The most extended statement of the theory occurs in a work which he composed together with Engels in 1846, entitled the German Ideology«, en: ibidem, p. 118.
[11] Dohm, Bernhard/ Taubert, Inge; «Engels über den roten Becker. Ein unbekannter Brief von Friedrich Engels»; en: Beiträge zur Geschichte der Arbeiterbewegung. 1973, Heft 5, pp. 807-814.
[12] Marx, Karl; Gesammelte Aufsatze von Karl Marx, herausgegeben von Hermann Becker. I. Heft, Koln, 1851. El contenido de esta primera edición de escritos de Marx puede verse en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich: Werke, Artikel, Entwrfe Juli 1849 bis Juni 1851, Abt. 1: Werke, Artikel, Entwürfe, Bd. 10, Akademie Verlag, Berlin, 1977, pp. 493-497. Se trataba del primer volumen proyectado; el segundo jamás se publicó, ya que Becker fue detenido el 19 de junio de 1851 acusado de comunista y conspirar contra el estado; fue juzgado en el famoso proceso a los comunistas, el Kölner Kommunistenprozess, en 1852, y condenado a cinco años de cárcel. Véase la carta de Becker a Marx de diciembre de 1850, en: AA.VV.; Der Bund der Kommunisten. Dokumente und Materialen . Band 2, Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1982, Dokumente 570, pp. 357-358.
[13] Mehring, E., Franz; Karl Marx: Die Geschichte seines Lebens, 1918, p. 209; en español: Carlos Marx. Historia de su Vida; Editorial Grijalbo, México, 1957, P. 227-228.
[14] Textual: «Marx’s Arbeiten sind theils in besonderen Flugschriften, theils in periodischen Schriften erschienen, jetzt aber meistens gar nicht mehr zu bekommen, wenigstens im Buchhandel ganz vergriffen. Der Herausgeber glaubt deßhalb, dem Publikum einen Dienst zu erweisen, wenn er mit Bewilligung des Verfassers diese Arbeiten, welche gerade ein Decennium umfassen, zusammenstellt und wieder zugänglich macht. […] Der erste Band wird Marx’s Beiträge zu den ‘Anekdota’ von Ruge, der (alten) ‘Rheinischen Zeitung’ (namentlich über Preßfreiheit, Holzdiebstahlsgesetz, Lage der Moselbauern usw.), den ‘deutsch-französischen Jahrbüchern’, dem ‘Westf. Dampfboote’, dem ‘Gesellschaftsspiegel’ usw. und eine Reihe von Monographien enthalten, die vor der Märzrevolution erschienen, aber leider noch heute passen.» En: Marx, Karl/ Engels, Friedrich, ibidem, p. 496.
[15] Se trata del segundo artículo público conocido de Marx, escrito entre enero y febrero de 1842, aparecido anónimamente («Por un renano») como artículo en los Anekdota…, tomo I, año 1843. La revista era un órgano puro de la izquierda hegeliana, bajo la dirección de Arnold Ruge
Ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke. Band 1; (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1976. pp. 3-25; en español: Marx, Karl; Escritos de Juventud, FCE, México, 1982, pp. 149-169.
[16] Es decir, el artículo «Luther als Schiedsrichter zwischen Strauß und Feuerbach» («Lutero, árbitro entre Strauss y Feuerbach»), escrito en enero de 1842 y aparecido de manera anónima («Uno que no es berlinés») en los Anekdota…, tomo II, 1843; ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke. Band 1; (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1976. pp. 26-27; en español: Marx, Karl; Escritos de Juventud, FCE, México, 1982, pp. 147-148.
[17] La publicación Gesellschaftsspiegel. Organ zur Vertretung der besitzlosen Volksklassen und zur Beleuchtung der gesellschaftlichen Zustände der Gegenwart, era una revista de tendencia wahrsozialistischen político-teórica de intervención en las clases trabajadores y de co-investigación de la cuestión social; fue editada entre 1845-1846 en la región natal de Engels, Elberfeld, véase: Silberner, Edmund; «Der ‘Kommunistenrabbi’ und der ‘Gesellschaftsspiegel'»; en: Archiv für Sozialgeschichte, (1963), Band 3, pp. 87-102. Marx contribuyó con un artículo sobre el suicidio en el Capitalismo en 1846: «Peuchet: Vom Selbstmord», en: Gesellschaftsspiegel; zweiter Band, Heft VII, Elberfeld, Januar 1846, pp. 14-26; ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich: Marx-Engels Gesamtausgabe, MEGA , I Abt., Band 3, Moskau-Berlin, 1932, pp. 391-407 ; en español: Marx, Karl; Sobre el Suicidio, Edición y traducción a cargo de Nicolás González Varela, Montesinos, Mataró, de próxima publicación. Sobre el artículo de Marx, nos permitimos remitir al lector a nuestro artículo on-line: «Karl Marx en Bruselas (1845-1848): suicidio y cuestión femenina en el Capitalismo», en: http://www.rebelion.org/noticias/2006/10/38534.pdf
[18] Escrito en francés entre diciembre de 1846 y abril de 1847: Misère de la philosophie. Réponse a la philosophie de la misère de M. Proudhon, C.G. Vogler, Brüssel-A. Frank, Paris, 1847. Habrá que esperar a 1885 para que el público alemán tuviera una edición de La Miseria de la Filosofía, traducción de Eduard Bernstein y Karl Kautsky: Das Elend der Philosophie. Antwort auf Proudhons ‘Philosophie des Elends’ . Deutsch von Karl Kautsky und Eduard Bernstein. Mit Vorwort und Noten von Friedrich Engels, J.H.W. Dietz, Stuttgart , 1885. Ahora en: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke. Band 4; (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1976. pp. 63-182; en español existe una deficiente primera edición en España: Miseria de la filosofia, Contestación á la filosofía de la miseria de Proudhon. Versión española, precedida de una carta de Federico Engels y unos apuntes sobre las teorias, carácter y obras del autor por José Mesa.; Establecimiernto Tipográfico de Ricardo Fé, Madrid, 1891; la mejor traducción sigue siendo: Miseria de la Filosofía, Editorial Signos, Buenos Aires, 1970.
[19] En: Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke, Band 3, (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1976, pp. 5-530.
[20] Véase la carta de Lassalle a Marx del 26 de junio de 1851 y sus conversaciones con el editor Scheller de Düsseldorf.
[21] Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke, Band 6, (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1971, pp. 397-423; en español: Trabajo Asalariado y Capital, Ed. Nova Terra, Barcelona, 1970.
[22] Westhpalen, Jenny; «Kurze Umrisse eines bewegten Lebens», en: AA. VV.; Mohr und General. Erinnerungen an Marx und Engels, Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1964, p. 192.
[23] Marx, Karl/ Engels, Friedrich; Werke, Band 13, (Karl) Dietz Verlag, Berlin-DDR, 1971, p. 8 y 10. En español: Marx, Karl; Contribución a la Crítica de la Economía Política, Siglo XXI, México, 1980, p. 4 y 6.
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