La Comisión de Bruselas se enseñorea de Alemania, Francia e Italia dentro del G7, un caso de dictadura instructivo, porque la Gran Bretaña regresó al estatus de país insular sin intrascendencia económica o militar.
Cada año se emiten hasta 60 «directrices» europeas que no son debatidas en el Parlamento Europeo que es el verdadero órgano representante de la población de la Unión Europea. Estas directrices se transponen imperativamente al derecho interno de cada Estado miembro, sin debate en el respectivo parlamento, un privilegio típico de las dictaduras.
Las directivas de Bruselas se incorporan a la legislación interna sin haber habido algún debate en el proceso de convertir las directivas en leyes nacionales europeas.
Además hay más de 10.000 ‘fallos’ europeos, emitidos por ‘expertos’ de la Comisión Europea en Bruselas con ‘recomendaciones’ a cada gobierno, cuyo contenido proviene del canon neoliberal, con respecto al gasto público, impuestos y recolección de ingresos públicos a cualquier nivel y las ‘reformas’ a integrar en la legislación existente (sobre salud, educación, pensiones).
En ese clima dictatorial las elecciones en todos los países miembros de la UE no tienen sentido ni relevancia.
Los jefes de los gobiernos nacionales (Macron, Scholz, Draghi) son meros ejecutores. No se permite ningún debate democrático, la «democracia» a la europea no existe, al igual que los cacareados «valores de la UE», que sólo son cortinas de humo retóricas para esconder la obediencia supina a las órdenes de Washington.
El gobierno real lo ejerce un puñado de apparatchiks elegidos por compromisos entre las partidocracias de los partidos predominantes entre los poderes ejecutivos de los países miembros, un modo de actuar opaco que favorece complicidades y que sólo responde a los intereses de los partidos cómplices de Washington.
La Comisión Europea está fuera de cualquier tipo de control democrático. Así fue como una asombrosa mediocridad como Úrsula Von der Leyen, quien fuera la peor ministra de Defensa de la Alemania moderna, fue catapultada hacia la Presidencia de la UE seguramente por concesiones hechas a Washington como Antonio Gutérres en las Azores antes que ella.
Von der Leyen actúa como la Führer de la política exterior de la CE, una política suicida que no se diferencia de la política de la OTAN, que no parece tener otro objetivo que provocar a Rusia y después de la Cumbre de Madrid provocar también a China.
El papel de la Comisión no parece ser otro que dictar órdenes que sirven el interés de la oligarquía internacional norteamericana, tal como quedó claro durante la pandemia al excluir las otras vacunas que no fuese las caras e inútiles vacunas Made in USA.
La presente confrontación con Rusia tiene potencial para devolver a Europa la libertad y el respeto a las soberanías nacionales.
Rusia ya liberó a Europa de dos dictadores, Napoleón y Hitler.
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