«No es un dogma, sino una guía para la acción» Lenin Introducción. Al finalizar la introducción al texto de Marx: «Formas que preceden a la producción capitalista», Eric J. Hobsbawn hace manifiesta su preocupación por la necesidad de aclarar la visión del marxismo respecto a la evolución histórica : «Mayor razón, entonces para que se […]
«No es un dogma, sino una guía para la acción» Lenin
Introducción.
Al finalizar la introducción al texto de Marx: «Formas que preceden a la producción capitalista», Eric J. Hobsbawn hace manifiesta su preocupación por la necesidad de aclarar la visión del marxismo respecto a la evolución histórica : «Mayor razón, entonces para que se encare ahora el tan necesario esclarecimiento del punto de vista marxista sobre la evolución histórica y, en especial las principales etapas de desarrollo «.También nos indica que esta investigación no nos conducirá necesariamente a la aceptación automática a todas las conclusiones de Marx. Las formaciones económicas son de una importancia medular en la visión marxista de la historia, pero lo son, no para la aceptación dogmática y la aplicación mecánica del análisis marxista sino para entender que las formaciones económicas fueron transformándose y sucediéndose una tras otra por la acción política de las clases explotadas. La acción política actúa como una especie de palanca histórica que lleva al fenómeno productivo (y que se genera también allí) hacia un nuevo orden social y por lo tanto transforma; lo otro, el creer que la producción económica se reproduce a sí misma sin sucesivas, simultáneas y disímiles relaciones con otros agentes y se transforma, sería caer en un mecanicismo aberrante. Muchos críticos de Marx, desde el marxismo o contra él, señalan que esta visión de la historia se encuentra desfasada, que ya cumplió su papel en la historia de la humanidad o que se ha demostrado que el socialismo no funciona. Los críticos de Marx y del marxismo centran sus criterios más o menos en los siguientes aspectos:
1. Existen muchos Marx, en diversos niveles. Cronológicamente: El joven Marx, el de los manuscritos de 1844, el de los Grundrisse, el de la edad madura, etc. Académicamente: El Marx filósofo, el economista, el antropologista, el político, etc. Pero el pensamiento: El judío renegado, el anarquista radical, el socialista democrático, el socialdemócrata, el pacifista, el beligerante, el comunista, el profeta, etc. Socialmente: El desclasado, líder y maestro de las clases expoliadas, el pequeño burgués desheredado y resentido que busca un espacio en el mundo de las ideas, el fundador de un nuevo orden, cuyo pensamiento es perfecto, mas no perfectible, etc. Lo curioso es que no se encuentra integrado en una unidad multidisciplinaria y orgánica, sino que sólo es un aspecto de los mencionados. Mejor dicho, Marx por fuerza, ha de constituir solamente una etapa de su vida y ha de primar en su análisis una determinada disciplina científica o práctica. 2. Engels fue en realidad un creador de abstracciones totalizantes de los conceptos de Marx, fue dogmatizador de su obra. Intentó explicar una lucha de clases en la naturaleza, pretendió la herejía de contrastar ciencias sociales y naturales y de medir su objeto de estudio a través del instrumento del materialismo. Fue el culpable de reducir los textos de Marx al breviario, al catecismo. 3. No se puede pretender hablar del marxismo, mencionando a otros representantes de este pensamiento, ya que éste abarca sólo a Marx y a veces a Engels; entonces Lenin, Luxembourg, Trotsky, Stalin, Gramsci, Mariátegui, Mao Zedong, Tito, Hoxha, Lin Piao, Ho Chi Minh, Troug Chinh, Kim Il Sung, Lucákcs, Althouser, Marcuse, Che Guevara, Fidel Castro, Kim Zong Il, etc., son pensadores aparte del marxismo. 4. Marx se equivocó porque no sucedió en el mundo todo lo que él había previsto. 5. No se puede hablar de marxismo en la actualidad, pues la clase obrera «ya no es lo que un día fue», y sin motor de la historia el marxismo pierde razón de ser. 6. Marx fracasó porque no se preocupó por el mundo subjetivo de los hombres, sólo por las condiciones objetivas, dejando de lado al mundo de la vida. 7. Marx redujo su visión al determinismo económico y eso convirtió al marxismo en un proceso mecánico. 8. La visión de Marx y de los marxistas es errada porque no contempla el espíritu democrático propio del hombre y es generador de burocracia y de un Estado centralizado, dictatorial que somete a la individualidad y robotiza al hombre. 9. El pensamiento de Marx es producto de la evolución de la ideología burguesa, síntesis del pensamiento occidental, esto evidencia su eurocentrismo, por lo tanto no puede pretenderse universal; menos aún, aplicable a todas las latitudes.
No todos los críticos señalan lo mismo, muchos de ellos presentan razones de peso al sustentarlas, se basan sobretodo en la llamada experiencia práctica del marxismo; contrastan lo explicitado por Marx con la realidad de la URSS, China, Cuba, etc. (Para esto si les conviene el análisis político) En fin, reducen el marxismo a la profecía y a Marx lo convierten prácticamente en un adivino. Sin embargo, las referencias hoy en día hacía Rousseau, Voltaire, Smith, Weber, Maquiavelo, Hobbes e incluso Platón, Aristóteles, Plotino, Abelardo y Tomás de Aquino no ocasionan la pronunciación ni la mentalización de la siguiente frase: Ese pensamiento se encuentra desfasado, ya es obsoleto. ¿Cómo el marxismo se convierte en obsoleto con poco más de 150 años de existencia y no otros pensamientos más antiguos? No lo sabemos, aunque tampoco es cuestión de fechas.
Al convertir a Marx en adivino, profeta, sacerdote, mecanicista, resentido o verdugo, tanto del lado de los críticos como de los marxistas, se pretendió y se pretende de la realidad un amoldamiento a lo que él dijera, no entendiendo al marxismo como un método de análisis de la realidad, como una guía para la acción. Se olvidaron los «críticos críticos», que Marx entendía el movimiento de la realidad desde la dialéctica y por lo tanto todo lo que él u otros teóricos dijeran se sustentaba en la realidad y contribuía con su transformación, pero ésta también tiene sus propios movimientos de cambio, producto de las relaciones humanas y del contexto físico. Se olvidaron los críticos del continente político del marxismo, que es lo que hace que estos cambios en la realidad, se organicen por el hombre, en este caso, por el pueblo explotado, a través del partido clasista y revolucionario, a través del Partido Comunista. El marxismo se presenta como un todo, inacabado, inconcluso, que se va nutriendo y desarrollando dialécticamente sobre la realidad, con todos los errores que se evidencien en el camino. Es justamente de este continente político que dinamiza el marxismo, de lo que se pretende exponer en las siguientes líneas. El accionar político es el que asegura la consecuencia de una determinada visión del mundo y el que garantiza el logro de los objetivos. Dice De San Vicente: «De hecho, Marx y Engels no hubieran podido desarrollar su teoría, primero, sin la experiencia de las masas oprimidas incluso precapitalistas «; y después con los aportes del pensamiento burgués, es decir de lo que Lenin llamaría «Las tres fuentes y las tres partes fundamentales del marxismo», la economía política inglesa, la filosofía clásica alemana y el socialismo utópico francés. Vemos que el marxismo aparecía como una forma de visualizarla asimilación por las masas de la cultura burguesa, pero ya no como parte del proceso de dominación, sino como un mecanismo necesario para terminar con la explotación del hombre por el hombre, es decir aprender a utilizar los descubrimientos y progresos del pensamiento y la ciencia burgueses, para organizar el proceso de liberación de la humanidad. Esto quiere decir que el marxismo crece -y también se equivoca- conforme se produce la lucha para canalizar de la mejor forma para el pueblo, la asimilación de la cultura burguesa, reproducción social por supuesto de las bases de producción económica de la vida material.
¿Y cómo crece el marxismo? Pues justamente con la experiencia de las masa oprimidas en su lucha reivindicativa, es decir, en su accionar político, revolucionario.
¿Se puede entonces defender la viabilidad de la perspectiva marxista a través de la historia, en sus diferentes etapas? Y si esto fuera posible ¿Serían necesarias múltiples visiones y estrategias de desarrollo marxistas?
Trataremos de encontrar razón al desplazante olvido de la cuestión política en la explicación del marxismo por algunos y en la crítica por otros, rescatando la visión que de éste tenía Engels, un proceso de lucha teórica, económica, política, es decir de las ideas, su base material y el accionar político de las masas. Pues, como afirmamos al inicio de esta introducción, es necesario esclarecer el punto de vista marxista sobre la evolución histórica que sería lo mismo que explicar el factor político como elemento canalizador de esta evolución.
Las formaciones económicas precapitalistas y los modos de producción.
El trabajador y las condiciones objetivas del trabajo existen desde antes del capitalismo y constituyen un proceso histórico. Esto asegura la existencia de formaciones económicas precapitalistas que al desarrollarse han ido sentando las bases de la propiedad y reproducción de capital y de vida social. Marx señala que:»El hecho de que la historia pre-burguesa, y cada una de sus fases tenga también su economía y su fundamento económico de su movimiento es au fond la mera tautología de que la vida del hombre, d’une maniére ou d’une autre, descasó desde siempre sobre la producción social, cuyas relaciones llamamos precisamente relaciones económicas «. Estas relaciones económicas con todos sus fenómenos y características son consecuencia de la acción transformadora del hombre, el paso de una formación económica a otra, está determinado por las necesidades de crecimiento económico de las capas dominantes y de liberación de la explotación por parte de la masa dominada, aunque en este proceso histórico, el resultado sea el capitalismo, no siempre las diferencias antagónicas cobraron la misma importancia ni las mismas características; en anteriores épocas el esclavo y el siervo no constituían para el amo o el señor un elemento aparte de las condiciones naturales de producción y no estaban inmersos dentro de los conceptos de sociedad o ciudadanía de entonces . Es en el capitalismo en donde la necesidad de crecimiento económico y de apropiación del capital por parte del dueño de los medios de producción se evidencia en la relación entre el trabajo asalariado y el capital. Dice Mandel: «La teoría marxista del capital define al capitalismo por la transformación de los medios de producción en capital y de la fuerza de trabajo en mercancía, es decir por la generalización de la producción mercantil «
Por lo tanto, para el marxismo la acción política ejercida para revolucionar las formas de explotación económicas, surge del reconocimiento del trabajo social como un elemento aparte de las condiciones naturales de producción por parte de la burguesía y, de la toma de conciencia de su situación antagónica, por parte de los propios trabajadores. Es en este momento histórico cuando las clases oprimidas no realizan una lucha por el ascenso social, es decir, no para ser de la clase dominante, únicamente, sino para lograr la socialización de los medios de producción.
Por otra parte, si las llamada formaciones económicas pre-capitalistas presentan cierta inmutabilidad es precisamente porque en su desarrollo muy pronto se han enfrentado con presencias colonialistas, que la han llevado a resistir manteniendo su proceso productivo y su vida social, aunque en la práctica la razón de la dependencia colonial los mantenga amenazados de exterminio racial, cultural y económico, además de que su modo de producción, de hecho resulta mucho más ventajoso que el impuesto por la colonia. Así mismo, la existencia de estas formas pre-capitalistas como por ejemplo: las asiáticas, que desarrollaban, una vida en comunidad equilibrada y en donde se bastaban a sí mismas, estaban determinadas a resistir el embate de cualquier modo de producción impuesto subsecuentemente, ¿Por qué? Por la razón económica de la propiedad comunal, el individuo comunitario posee la suficiente fuerza política para no resultar siendo una condición natural de producción respecto al explotador, debido a que éste no existe en la comunidad, por lo tanto frente a un modo de producción impuesto resistirá infundiendo fuerzas nuevas a su antigua forma productiva, aunque si la presión es militar y materialmente fuerte terminará cediendo, pero este proceso puede durar siglos, sino observemos un caso no asiático, el caso de la comunidad andina, si bien es cierto se ha transformado muchísimo, gran parte de la estructura primigenia aún se conserva, Gálvez, Ansión y Degregori señalaron en 1981: «La antigua comunidad rural encuentra una forma de resistencia utilizando para sus propios fines la nueva organización impuesta , Se adecua a la nueva situación reinterpretando los elementos españoles «.
Frente a la presión colonial, los comuneros buscan formas de canalización de su sistema productivo a través del nuevo sistema, pero no lo descomponen totalmente, «La comunidad rural que hasta ahí había subsistido con diferentes características, adaptándose a los avatares históricos, se modifica con la penetración del capital comercial y diferenciándose internamente en un proceso de formación de una nueva estructura de clases que no llega a cristalizar. La descomposición de la comunidad rural en el contexto semicolonial del capitalismo dependiente no llega a ser completa ni radical «. Los lazos de la socialización del trabajo no se pierden por completo, pero los comuneros se bien es cierto, poseen la suficiente fuerza política para resistir, carecen de la suficiente fuerza política para transformar, debido a que, sobre ellos no descansa la capacidad de asegurar la actividad acumulativa. Sin embargo, su capacidad socializante perdura. «El aspecto colectivo no ha desaparecido a nivel económico, por lo menos no en todas las partes ni totalmente. Tenemos así, por ejemplo la propiedad colectiva de las tierras de pastos (…), la utilización comunal del agua de regadío, las faenas comunales, el cultivo colectivo de las parcelas de la comunidad y las cofradías, la construcción de casas «.
Siendo los comuneros solamente el germen de la organización de la nueva sociedad, para el marxismo, ¿A quiénes compete entonces el accionar político revolucionario? A los trabajadores, ya que ellos se encuentran inmersos en la relación de trabajo asalariado y capital, ellos deberán apropiarse de los medios de producción.
Si no se transforma completamente la posesión de los medios de producción, la actitud política (encargada de ello) no hace efecto en la producción económica y en su reproducción social, entonces, se necesita también una socialización de la política y no sólo de los medios de producción.
La utilización del método marxista no puede ser dogmática, como dijera Sachs: «Marx recomienda, por una parte, el estudio de la historia de la decadencia de las comunidades primitivas: Sería un error alinearlas a todas con la misma regla; como en la formaciones geológicas, hay toda una serie de tipos primarios, secundarios, terciarios, etc. » Es decir que para cada sociedad el método de análisis ha de optar por estrategias distintas. Pero, tampoco el marxismo puede ser tratado por la crítica de manera positivista, es decir pretender que solamente es marxismo, lo que dijeran Marx y Engels y no la actuación de las masas guiadas por este pensamiento, es decirla actuación política de la clase trabajadora.
Las tres formas de lucha. El olvido de la cuestión política.
Al referirse a la importancia de la lucha teórica, fijada por Engels, Lenin dice: «Por el momento queremos señalar únicamente que sólo un partido dirigido por una teoría de vanguardia puede cumplir la misión de combatiente de vanguardia «. Lenin piensa en el marxismo como teoría de vanguardia y en los trabajadores como combatientes de vanguardia. Del mismo modo, ubica históricamente los fundamentos del marxismo y sus formas de lucha. «Aduciremos las observaciones hechas por Engels en 1874 relativas a la significancia de la teoría en el movimiento social demócrata». Engels reconoce tres formas de la gran lucha de la social democracia y no dos (la política y la económica)- como es usual entre nosotros colocando también a su lado la lucha teórica «.
Pero, el mismo Lenin que asume la tres forma de lucha marxista, no incorpora a sus tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, una fuente y una parte más, la fuente política, la parte que asegura la acción de las masas a través de la historia. «El marxismo es el sucesor natural de lo mejor que la humanidad creó en el Siglo XIX: la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés «. Lenin sólo se preocupa por las tres fuentes y partes propias de compendios del pensamiento occidental, y no del accionar reivindicativo del pueblo, de la «experiencia de las masas oprimidas incluso pre-capitalistas «. Olvidar la parte más dinámica de las fuentes del socialismo científico puede ser tomado como un rezago de idealismo, o de lo que esto significa, reminiscencias de cultura burguesa o pequeño burguesa. Pero más allá de la discusión filosófica o clasista, este olvido pudo haber contribuido a la dogmatización inclusive inconsciente; en el peor de los casos a la degeneración burocrática y policial en la URSS a partir de 1924, debido a que una «visión marxista» que no asuma decididamente la dinámica política en manos del pueblo se transforma en un catecismo dictado por la normas resultantes del pensamiento alejado cada vez más de la realidad, y por supuesto inalterable. De ningún modo se pretende señalar que Lenin ignoraba el continente político del marxismo, pero, hacedor como era de la revolución, solamente explicó en la obra mencionada la relación teórico-práctica y no la relación práctico-teórica, es decir, expuso la evolución del pensamiento que generaría la visión marxista de la historia y su avatar transformador, mas no se refirió al accionar directo de las masas que con sus luchas renuevan, añaden, crean y recrean la visión marxista de la vida social y la práctica revolucionaria. Esta aseveración a la que nos referimos resulta tan obvia y tan propia del marxismo que no sería necesario explicarla, pero debido al dogmatismo por un lado y al avance de la «ciencia» burguesa por otro, se hace de vital importancia su esclarecimiento. El olvido de la cuestión política por parte de los críticos del marxismo, adquiere otras características que las del «olvido»marxista, y que sirve para ejemplificar cuan importante es la cuarta parte integrante del marxismo. Para los críticos del marxismo sólo se juzga la viabilidad del marxismo desde la teoría y no desde la política, un punto que obviamente evidencia un desconocimiento de la organización popular o de las necesidades insatisfechas de la mayor parte de la población mundial, o encubre un planteamiento liquidador para el contenido dialéctico del marxismo. Presentándolo como un dogma, situándolo en una época histórica y no en una situación política-económica de dominación, el marxismo notoriamente no podría sobrevivir. Teóricamente hablando, por supuesto.
Por eso Engels señala la importancia de la lucha teórica, junto la económica y la política y no separadamente, ni la económica o de apariencia económica solamente, como en la URSS, ni en la política como en Cuba, sino las tres juntas. Pero Engels hizo hincapié en la lucha teórica pues es la única que renovándose y rescatando las experiencias de poder popular y las transformaciones económicas que de ésta se deriven y condicionen, puede asegurar la conveniente evolución del pensamiento marxista a la par que su accionar transformador y como instrumento de análisis. Entendiendo, por supuesto que la teoría sólo se robustece con el análisis de la práctica y con su participación en ella.
La política marxista y el proceso histórico.
La política marxista no puede apartarse en ningún momento del sentir de las masas, se nutre y se fortalece con su aporte, este se evidencia, no sólo en las luchas populares, sino también en las formas originales y creativas que implementa el pueblo para sobrevivir económicamente, estos aportes se involucran necesariamente en la creación de conciencia y cultura populares, que significan la esencia de la acción política de las masas y por lo tanto la inyección renovadora del marxismo. La concepción materialista de la historia debe traer a tierra firme la relación íntima que existe entre la producción material y la cultura popular, esta última se vivifica como la forma más contundente de adaptación, interpretación y rechazo del medio social existente, generado a su vez por la producción económica. Según el maestro Engels: «La concepción materialista de la historia parte de la tesis de que la producción y tras ella el cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que en todas las sociedades que desfilan por la historia, la distribución de los productos, y junto a ella la división social de los hombres en clases o estamentos, es determinada por la sociedad que los produce y por el modo de cambiar sus productos «. Las formaciones sociales entienden de una forma determinada su estructura económica y solamente con una explicación de la realidad de la explotación, que no debe dejar de lado la cultura creada y utilizada por ellos en su relación dialéctica con sus explotadores, podrán comprender la necesidad de la transformación social más allá del trabajo de transformación productiva y la condición sine qua non de su participación activa en dicho proceso.
El proceso histórico para el marxismo se encuentra íntimamente ligado con la producción económica, pero no de una manera mecánica sino por la actividad transformadora del hombre, primero mediante el trabajo, luego a través de la transformación social gracias a la política revolucionaria. Continúa Engels: «Las fuerzas activas de la sociedad obran, mientras no las conocemos y contamos con ellas, exactamente lo mismo que las fuerzas de la naturaleza de un modo ciego, violento, destructor. Pero, una vez conocidas, tan pronto como se ha sabido comprender su acción, su tendencia y sus efectos, en nuestras manos está el supeditarlas cada vez más de lleno a nuestra voluntad y alcanzar por medio de ellas los fines propuestos. Tal es lo que ocurre, muy señaladamente, con las gigantescas fuerzas modernas de producción. Mientras nos resistamos obstinadamente a comprender su naturaleza y su carácter -y a esta comprensión se oponen el modo capitalista producción y sus defensores- estas fuerzas actuarán a pesar de nosotros, contra nosotros, y nos dominarán, como hemos puesto bien de relieve. En cambio, tan pronto como penetremos en su naturaleza, esas fuerzas, puestas en manos de los productos asociados, se convertirán, de tiranos demoníacos en sumisas servidoras «. Entonces, no basta con comprender la necesidad de la transformación social, sino de someterla al voluntarismo de la acción política. Este accionar político de las masas llevará a la orden del día sus peticiones más dignas y urgente y el método utilizado para conseguir sus objetivos nutrirá la visión materialista de la historia con la experiencia, madre de la ciencia. El marxismo entonces, no sólo se sustenta en la economía para su análisis histórico sino que ve también en la lucha política y en la teorización los elementos centrales de la dinámica de la evolución histórica.
El pueblo toma «el poder político y, por medio de él, convierte en propiedad pública los medios sociales de producción, que se le escapan de las manos a la burguesía «.
El factor político, a veces olvidado por los críticos del marxismo y usado como complemento ritual por cierta ortodoxia marxista es el elemento más dinámico en la unidad dialéctica marxista, ya que es el encargado de viabilizar, interpretar y acondicionar la visión teórica emergida del proceso productivo, para lograr la transformación de la realidad histórica. El factor político es el elemento mediador entre los objetivos y la realidad y es el regulador del proceso revolucionario que conllevará a una nueva formación económica. O como dijera Engels: «La realización de este acto que redimirá al mundo, es la misión histórica del proletariado moderno. Y el socialismo científico, expresión teórica del movimiento proletario, es el llamado a investigar las condiciones históricas y con ello la naturaleza misma de este acto, infundiendo de este modo a la clase llamada a hacer esta revolución, a la clase hoy oprimida, la conciencia de las condiciones y de la naturaleza de su propia acción «. Entonces, por lo expuesto, el marxismo, no sólo presenta un continente teórico o economicista, que a su vez no se mantiene estático, inerte en su tiempo de gestación, sino que se convierte en un instrumento de análisis que se regenera y desarrolla gracias a la acción política del pueblo.