Traducido por Caty R.
El ensayista, médico y fundador de Médicos sin Fronteras, Rony Brauman, nos invita a reflexionar sobre los riesgos de la instrumentalización de los derechos humanos.
¿Qué piensa de las manifestaciones de los últimos días, cuando pasó la antorcha olímpica por París?
Sentí cierta perplejidad y una auténtica irritación ante la incoherencia demostrada con respecto a los derechos humanos. El boicot, que se calificó de vergonzoso y estéril cuando se trataba de la presencia de Israel en el Salón del Libro mientras Israel acababa de asesinar a ciento veinte palestinos en Gaza, ese mismo boicot, después aparece como un acto de humanidad y solidaridad cuando es China quien mata a ciento veinte tibetanos, más o menos por las mismas fechas. Hay una incoherencia que torpedea la credibilidad de las organizaciones que ejercen esta mirada selectiva.
La segunda reflexión concierne a las llamadas al boicot. Este tipo de actuación sólo puede utilizarse en circunstancias excepcionales y no de forma indiscriminada. Impide el diálogo donde lo que hace falta es hablar y crispa allí donde es necesaria la distensión. Por otra parte, estuve en contra del boicot del Salón del Libro. Haciéndose más tibetanos que los tibetanos e identificando la causa tibetana con los derechos humanos, algunas organizaciones como Reporteros sin Fronteras (RSF) más bien están favoreciendo una rigidez nacionalista en torno a las corrientes más duras de la dirigencia china. La dosificación y un enfoque reflexivo de estas cuestiones forman parte de la defensa de los derechos humanos.
¿La mirada selectiva que se hace a menudo sobre los derechos humanos corresponde a una lógica?
La selectividad es un resultado de la imposibilidad de hablar de todos los ataques contra los derechos humanos. ¿A partir de dónde son intolerables? ¿Qué economía moral marca la división entre lo que se puede aceptar y lo que debe causar indignación? Jacky Mamou (presidente del colectivo «Urgencia Darfur») me contestaba en un reciente debate que Israel es una democracia. Lo que quiere decir que, para gente como Jacky Mamou, el asesinato, la tortura o el encarcelamiento realmente no tienen importancia cuando los hacen las democracias.
¿Un doble rasero?
Estamos «nosotros» y lo que hacemos, que no es grave porque estamos capacitados para ser mejores, y están «los otros» que son, intrínsecamente, unos salvajes. Ahora bien, en esta división entre «nosotros» y «los otros», hay todo tipo de cegueras. Un ejemplo: después de los juegos de Pekín, la antorcha irá a Londres. No parece que nadie tenga la intención de poner como condición la retirada de las tropas británicas de Iraq.
Otro ejemplo: ¿En los Juegos de Atlanta se exigió la abolición de la pena de muerte en Estados Unidos? No. De modo que el dedo siempre señala en la misma dirección. Esta doble moral cada vez es más intolerable.
Usted fue uno de los fundadores de Reporteros sin Fronteras (1). ¿Qué piensa de la evolución de esta organización?
Creo que esta organización se ha descontrolado. Ha conseguido ciertos éxitos mediáticos, pero al mismo tiempo se ha perdido en una especie de estética de los resultados, del espectáculo por el espectáculo. ¿Qué credibilidad va a esgrimir para defender realmente a los periodistas y la libertad de la prensa? ¿Cómo podrá ahora discutir con las autoridades chinas?
Aunque las formas sean criticables, sin embargo la causa, en el caso del Tíbet, no es ilegítima…
Pero la causa tibetana, puesto que los propios tibetanos no están pidiendo la independencia, es la causa de todos los que sufren los efectos de la política social china. También es la causa de quienes quieren crear sindicatos o de los que reivindican el derecho a expresarse, por ejemplo, en el ámbito de la salud -pienso especialmente en la cuestión del SIDA-. En este contexto el Tíbet es uno más entre otros.
Observe, en cuanto a las minorías, a los ouighours (región autónoma china, N. de T.), que han sido reprimidos con dureza. Pero nadie les presta ninguna atención especial porque hablan en turco, son musulmanes y seguramente no tienen el encanto exótico de los tibetanos o de las representaciones románticas que se hacen de ellos.
Si queremos ir un paso más allá hay que preguntarse sobre los riesgos de instrumentalizar los derechos humanos. Y especialmente sobre el uso que se puede hacer en la retórica de la lucha contra el terrorismo. Las organizaciones humanitarias han empezado a reflexionar sobre los riesgos de dicha instrumentalización. Las organizaciones de los derechos humanos, en cualquier caso algunas de ellas, deberían abordar esta reflexión y clarificar los objetivos. Se ha comprobado que esgrimir los «derechos del niño» puede conducir a acciones de tipo colonial, a la manera del Arca de Zoé. Proteger a una población tiranizada puede llevar a la recuperación de una retórica belicista digna del imperialismo del siglo XIX. Por lo tanto es necesario hacer una profunda reflexión, sobre los objetivos y sobre las formas de actuación.
Original en francés: http://www.france-palestine.org/article8700.html
Nota de la traductora:
(1) Rony Brauman, Jean-Claude Guillebaud y Robert Menard fueron los principales fundadores de Reporteros sin Fronteras. En 1993, Menard tomó la dirección total de RSF tras la dimisión de los otros dos. El principal motivo de su partida fue una campaña mediática sin precedentes, adelantada por Menard, con la cual se transformó al desconocido diario Oslobodjenje y a su director en estrellas mundiales, aunque su tiraje apenas llegaba a 300 ejemplares en Sarajevo. Puede ser pura coincidencia: en la misma época la NED invertía millones de dólares en esta publicación «para hacerla vivir». Rony Brauman declaró en su tiempo que RSF no era una democracia y deploró el autoritarismo de Robert Menard y la «dictadura doméstica que impone en RSF».
Rony Brauman nació en Jerusalén en 1950. Es doctor en medicina tropical, salud pública y epidemiología por la Facultad de Cochin-Port Royal de París. Es uno de los fundadores de Médicos sin Fronteras, organización de la que fue presidente de 1982 a 1994. También ha sido profesor en el Instituto de Estudios Políticos de París y director de investigación en la Fundación de Médicos sin Fronteras. Es miembro de la Comisión Nacional Consultiva de los Derechos Humanos y recibió el Premio Henry Dunant en 1997. Ha publicado varios libros: La acción humanitaria (1995), Humanitarismo: el dilema (1996) y Los medios Humanitarios (1996).
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y la fuente.