Reunidos sus gobernantes políticos del G7 acordaron confiscar activos de Rusia rompiendo normas internacionales.
La presidenta del Banco Central europeo lo califica como un riesgo.
Se desconocen las consecuencias que pueda traer. Rusia ha dicho que responderá. Otros países lo deberán considerar antes de colocar valores en bancos occidentales.
Su política de sanciones ha dado como respuesta la búsqueda de alternativas al dólar.
Pone en peligro la emisión estadounidense de billetes sin respaldo, una herramienta de su deuda creciente.
Algunos países están comenzando a comerciar en sus monedas nacionales. Rusia ha preparado para el BRICS un sistema de pagos libre del control occidental.
Sus medidas proteccionistas contra productos chinos rompen el modelo de mercados abiertos y abren un mundo de economías cerradas en bloques.
Según expertos, puede provocar daños globales, aumentos de precios, costos por subsidios, represalias comerciales.
Su insistencia en mantener los combates en Ucrania como parte del plan de guerra híbrida puede desembocar en la tercera guerra mundial que la destruiría como parte de la humanidad.
El Occidente de la élite decae.
Un senador estadounidense republicano afirma en The New York Times que China es “industrialmente más poderosa que nosotros, lo que significa que tendrá un ejército más poderoso dentro de 20 años«.
Las armas nucleares rusas hipersónicas son actualmente imparables por la OTAN.
India, Brasil, Indonesia… se pronuncian por el multilateralismo.
La unión de China y Rusia es una fuerza económico-militar en ascenso.
Ante esta realidad, el poder fáctico, sus políticos y ciudadanos insisten en conservar su posición de privilegio en el planeta.
El G7 en una declaración exige a Rusia un reembolso de 486 mil millones de dólares por daños a Kiev.
El senador estadounidense Lindsey Graham sostiene que Washington “no puede darse el lujo” de permitir que Rusia logre la victoria en Ucrania porque significaría perder el acceso directo a de 10 a 12 billones de dólares de activos en minerales críticos.
Según el primer ministro húngaro, Viktor Orban los países occidentales quieren que Kiev logre la victoria porque les daría la oportunidad de “adquirir y dividir” la riqueza de Ucrania.
El jefe del Mando Indo-Pacífico de EE. UU. refiriéndose al despliegue de miles de submarinos, buques y aviones no tripulados contra China, explicó: «Quiero convertir el estrecho de Taiwán en un infierno no tripulado utilizando una serie de capacidades clasificadas«. «Así podré hacerles la vida imposible durante un mes, lo que me dará tiempo para el resto (la entrada en la guerra con los aliados de la región)».
La cúpula fáctica de empresarios tiene el plan. Pero necesita ganar.
El vocero de la Casa Blanca afirmó que la tercera guerra mundial sería nefasta… para Europa.
En el Atlántico, buques de la Armada rusa, entre ellos un submarino de propulsión nuclear, ejercitaron los pasos técnicos de lanzamientos de misiles de 600 km de alcance contra agrupaciones navales de enemigos eventuales. Después entraron a Cuba.
El secretario general de la OTAN propuso crear un fondo de 100.000 millones de dólares de ayuda militar para Ucrania y fue rechazado por los miembros de la alianza.
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