El 5 de junio cuando el Centro para el Control y Tratamiento de enfermedades de Los Ángeles, convoco a una rueda de prensa para dar a conocer la ocurrencia de cinco casos de una neumonía muy extraña, se marco el inicio de la era del sida. Se atribuye al eminente medico norteamericano Michael Gottlieb, haber […]
El 5 de junio cuando el Centro para el Control y Tratamiento de enfermedades de Los Ángeles, convoco a una rueda de prensa para dar a conocer la ocurrencia de cinco casos de una neumonía muy extraña, se marco el inicio de la era del sida. Se atribuye al eminente medico norteamericano Michael Gottlieb, haber hecho las primeras constataciones de estos casos.
A partir de ahí empezó a estudiarse a profundidad este tipo de neumonía y se determino que en realidad se trataba de un síndrome que afectaba todo el aparato inmunológico del ser humano. Esta nueva enfermedad fue bautizada oficialmente en 1982 con el nombre de Acquired Inmune Deficency Syndrome (AIDS).
En 1984, los científicos Robert Gallo (norteamericano) y Luc Montagnier (francés), descubrieron el virus que causa el sida[*] <#_ftn1>. Luego de una amplia disputa por los derechos sobre el virus, ambos acordaron compartir el crédito de su descubrimiento y en 1986 lo dieron a conocer oficialmente bautizado al mundo: Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Este descubrimiento permitió que se creara un anticuerpo que podía usarse para diagnosticar la enfermedad, además que a partir de ahí se han iniciado investigaciones para una vacuna.
Según la enciclopedia virtual, Wikipedia *»**Existen dos virus diferenciados que causan sida en los seres humanos, el VIH-1 y el VIH-2. Del primero la especie reservorio son los chimpancés, de cuyo virus propio, el SIVcpz, deriva. El VIH-2 procede del SIVsm, propio de una especie de monos de África Occidental. En ambos casos la transmisión entre especies se ha producido varias veces, pero la actual pandemia resulta de la extensión del grupo M del VIH-1, procedente según estimaciones de una infección producida en África Central, donde el virus manifiesta la máxima diversidad, en la primera mitad del siglo XX».*
En principio fue asociada únicamente a los homosexuales, llegando incluso a denominarse como la «peste rosa». Luego, se determino que también la padecían los adictos a drogas intravenosas, los receptores de transfusiones sanguíneas y las mujeres heterosexuales.
Estas creencias consiguieron que el sida fuera asociado, erróneamente, a la promiscuidad. Quien padecía la enfermedad era inmediatamente tachado socialmente y hasta excluido moralmente de su círculo íntimo. Así, la muerte social del individuo se anticipaba a la muerte física a causa de la enfermedad.
Hoy día, los ciudadanos estamos adquiriendo más conciencia sobre el tema y ya el sida no sigue viéndose únicamente como una enfermedad consecuencia de una vida promiscua; empezamos a mirarla como un mal vinculado con la falta de educación sexual y la carencia de protección a la hora de practicar la más placentera de las actividades físicas del ser humano.
Ahora bien. No obstante los avances, el sida nos esta ganando la batalla ampliamente y esta hundiendo en el hoyo negro de la pobreza a muchas sociedades.
Según el mas reciente estudio publicado por la Organización de las Naciones Unidas contra el SIDA (ONUSIDA): *»Hasta la fecha, el VIH ha infectado a unos 65 millones de personas y el sida se ha cobrado más de 25 millones de vidas desde que esta enfermedad fuera reconocida por primera vez en 1981. La inmensa mayoría de los 38,6 millones de personas que vivían con el VIH en 2005 no son conscientes de su estado.»*
Las mujeres son las mas afectadas por la enfermedad: 17.3 millones de ellas están infectadas actualmente de sida en el mundo y el 76% de ellas (13.2millones) viven en el África Subsahariana. El año pasado esta terrible enfermedad se cobro la vida de tres millones de personas en todo el mundo.
El sida se expande en el mundo vertiginosamente debido a tres temas esenciales: la falta de efectivas políticas de prevención, la carencia de acceso a las pruebas diagnosticas y los altísimos costos de los tratamientos antirretroviricos.
Por los prejuicios que la rodean, es difícil en la mayoría de los países iniciar programas de prevención. Su asociación con la promiscuidad y la alta incidencia de las iglesias en la política mundial hace que sea muy difícil establecer la educación sexual, sin atavismos y sin tabúes, en las escuelas. Por ejemplo, la sana practica, de promover el uso de los preservativos entre los adolescentes, es visto como algo pecaminoso por las jerarquías religiosas.
Ahora bien, lo que estas iglesias ignoran es que si se fortalecieran los programas de prevención del sida en los 125 países de ingresos bajos y medios «se evitaría 28 millones de nuevas infecciones entre 2007 y 2015 y ahorraría 24 mil millones de dólares en costos asociados al tratamiento» según lo establece el citado estudio.
Aquí viene el dato mas aterrador en cuanto a los resultados de la falta de políticas de prevención: «Todos los días, el VIH infecta a 1500 niños en todo el mundo, la inmensa mayoría de ellos lactantes. En 2005 sólo se ofrecieron servicios para prevenir la transmisión materno infantil al 9% de las mujeres embarazadas en países de ingresos bajos y medianos.»
La tozudez de la iglesia y de sectores conservadores esta alimentando un monstruo al que creen que combaten.
El acceso a las pruebas diagnosticas hace también que mucha gente que porta el virus desconozca de su situación y termine propagándolo. En todo el mundo, sólo se hace la prueba del VIH a una de cada ocho personas que la desearían.
Los altos costos del tratamiento antirretrovirico constituyen otro muro que obstaculiza la batalla contra el sida. Dependiendo la etapa en que se encuentre la enfermedad, alargar la vida del paciente, haciendo que su condición sea mas digna y llevadera, cuesta entre 150 y 2400 dólares mensuales, dado que las compañías farmacéuticas se niegan a dar las formulas genéricas para la fabricación de estos vitales medicamentos.
Unos 1,3 millones de personas VIH-positivas están recibiendo terapia antirretrovírica en los países de ingresos bajos y medianos. Esto significa que el tratamiento sólo está llegando actualmente al 20% de las personas que lo necesitan.
Para tratar a todos los infectados por el virus en la actualidad se necesitarían alrededor de 20 mil millones de dólares, los cuales deberían estar distribuidos de la siguiente manera: Un 55% en África, un 20% en Asia y el Pacífico, un 17% en América Latina y el Caribe, un 7% en Europa oriental y un 1% en Oriente Medio y África del Norte.
Como vemos el panorama no es alentador. Hace falta que las iglesias bajen el tono de sus presiones o, en su defecto, los gobernantes no cedan ante su chantaje y tengan acciones en pro de la vida de los seres humanos. También debemos seguir avanzando en la creación de conciencia sobre la gravedad de esta amenaza a la especie y la necesidad de educar a nuestros niños para que tengan una vida sexualmente responsable a través de la protección.
Los países más ricos deben aportar más en la lucha contra el sida. Para muchos de nosotros 20 mil millones de dólares es una cifra astronómica, y en realidad lo es, pero pensemos que esa cifra constituye apenas la mitad de la décima parte de los 400 mil millones que actualmente gasta W. Bush en matando a miles de inocentes en Irak en busca de petróleo.
Un mensaje final a Bush: no desperdicie tanto dinero para alimentar la muerte. Invierta en la vida.
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[*] La Real Academia Española (RAE) recoge la palabra sida en la vigésimo segunda edición de su diccionario, por lo cual puede ser utilizada en minúsculas. El uso de minúsculas es recomendado por la Organización Panamericana de la Salud, agencia de salud de Naciones Unidas para las Américas