Un sublime eructo novelado se coló en los remilgados cafés literarios del París de entreguerras. El desventurado periplo de un médico que va del espanto de la guerra a la inmundicia del África colonial, pasando por la alienación de la metrópoli americana hasta llegar a un sórdido barrio del extrarradio parisino, conmocionó el panorama cultural […]
Un sublime eructo novelado se coló en los remilgados cafés literarios del París de entreguerras. El desventurado periplo de un médico que va del espanto de la guerra a la inmundicia del África colonial, pasando por la alienación de la metrópoli americana hasta llegar a un sórdido barrio del extrarradio parisino, conmocionó el panorama cultural francés.
El autor de esta epopeya esmirriada, Louis-Ferdinand Céline, pasó a convertirse de la noche a la mañana en un profeta del desencanto. Pesimismo, misantropía y cinismo eran los platos principales de un banquete aderezado con un léxico grosero e inusitadamente coloquial. Pero el regusto que deja la obra es quizá su principal baza, a saber; la constatación horrorizada de que nunca cambiaremos nada de nuestras condiciones vitales, la desgracia es definitiva, los pobres seguirán siendo siempre pobres y todo lo demás no deja de ser simple palabrería.
Sin embargo, a la figura del Céline-agorero habría que sumar ahora también la del Céline-impostor. Según sostiene Michel Bounan, autor de El arte de Céline y su tiempo (1997), ensayo recién publicado en España por la joven editorial Pepitas de Calabaza, el novelista francés no fue más que un provocador lúcido disfrazado de libertario al servicio del orden establecido. Así se explicaría su obscena cruzada antisemita , la falsificación de su biografía, así como la de su propia obra, que el autor tilda de «falsamente inocente y conscientemente manipuladora». Todo ello con el objetivo, según Bounan, de canalizar la agitación revolucionaria mediante supuestos complots judíos cuando el edificio social corre peligro.
Céline, los Sabios de Sión y el revisionismo
Junto al capítulo dedicado a la figura de Céline, el autor disecciona también el rol de los Protocolos de los Sabios de Sión y del «revisionismo» actual. Bounan observa que el rumor repentino de un complot judío universal se descubre siempre en las mismas circunstancias históricas, cuando la verdadera conspiración para el mantenimiento del orden y la complejidad de sus mecanismos empiezan a aparecer públicamente. Este falso complot, destinado a ocultar el auténtico, protege durante un tiempo a los gestores de la máquina fría y a la máquina misma.
La obra de Michel Bounan (Créteil, París, 1942) no está exenta de controversia. En sus ensayos aborda las diferentes perturbaciones que rigen el mundo actual e insiste en la noción de desastre, tanto en el plano social como en el ecológico y afectivo. Los Estados, la lógica mercantil, los medios de comunicación, etc., no se libran del bisturí analítico de este controvertido escritor francés y su particular cruzada contra las versiones «oficiales».
Fuente: http://www.publico.es/culturas/434220/la-estafa-de-celine