El Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos considera la violencia de la extrema derecha blanca como la mayor amenaza a su seguridad interna. Los definen como individuos que a través de la violencia apoyan su superioridad moral e intelectual sobre los otros. Actúan sueltos o se organizan en células pequeñas, según la inteligencia estadounidense. Las redes sociales les permiten su conexión y dispersión territorial. Publican en redes sus deseos de cometer actos de violencia. Quien atacó a la Vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, lleva tatuajes vinculados al nazismo. El intento de matarla fue la quinta tentativa de magnicidio cometida en la región desde 2018. Tras el intento de matar a Luiz Inácio Lula da Silva, Celso Amorim alertó del avance del fascismo en Brasil y lo que representaría para el mundo. La promoción del odio a los proyectos políticos que le ponen límite a la voracidad liberal se difunde por el mundo.
Una amenaza global
En el año 2018, tras el envío de cartas bombas a críticos del presidente Donald Trump, el asesinato de dos personas negras en Kentucky y un atentado en una sinagoga de Pittsburgh, el New York Times publicó un editorial titulado “La nueva radicalización de internet”, en el que señaló que las redes sociales tuvieron un rol fundamental en la crisis de violencia de la derecha extremista en los Estados Unidos. “Cada uno de estos ataques cae bajo la definición de extremismo de derecha de la base de datos de terrorismo global de la Universidad de Maryland: ‘violencia en apoyo a la creencia de que la forma de vida personal y/o nacional está bajo ataque y ya se ha perdido o que la amenaza es inminente’”. El texto continúa “El antiglobalismo, la supremacía racial o étnica, el nacionalismo, la desconfianza hacia el gobierno nacional, las obsesiones por la libertad individual: todas estas son características de esta red de ideologías que, por supuesto, está plagada de teorías de la conspiración”.
En pleno período electoral el diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente brasilero, difundió un mapa de la región en el que alerta sobre el avance del comunismo a nivel mundial, y considera Argentina gobernada por el comunismo. Es público el vínculo entre el bolsonarismo y Steve Bannon, uno de los responsables de colocar a Donald Trump en la presidencia y promotor de la supremacía blanca.
Cabe señalar que el día 31 de agosto, la plataforma de Steve Bannon difundió el lanzamiento de una aplicación para comprar sólo en comercios que “comparten tus valores por la vida, la libertad y el patriotismo”. El asunto del mail con el anuncio es “Pará de comprarle a empresas que no te odian”. Durante el discurso que Donald Trump brindó, antes de que la derecha radicalizada invadiera el Capitoloio, el expresidente estadounidense agitó a las bases diciendo que las multinacionales no se preocupan por los estadounidenses, que prefieren contratar un chino o un mexicano y dejarlos sin trabajo por obtener lucro, que los medios de comunicación mienten, y nada de eso puede ser negado. Mientras no hay capital estadounidense que no tenga personas viviendo en carpas en la calle, Trump les da un culpable para sus desgracias. La derecha en América Latina actúa igual.
El atentado contra la exvicepresidenta debe ser colocado en serie con distintos actos violentos de la extrema derecha blanca, alimentada y promovida desde los medios de comunicación por más de doscientos años, lo que nos obliga a pensar bajo cuáles condiciones sociales y económicas se producen los ataques. El día 27 de marzo de 2018 tirotearon la caravana en la que se trasladaba el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, mientras podía ser candidato. Diez días después lo metieron preso. Si llega vivo es el próximo presidente de Brasil. También en el 2018 intentaron matar al presidente Nicolás Maduro con un drone. En 2019 Evo Morales y Álvaro García Linera debieron salir del país para preservar sus vidas. El día 25 de agosto pasado dispararon contra la caravana de Gustavo Petro, presidente de Colombia. El mismo día que quisieron matar a la vicepresidenta argentina atacaron a golpes a Simón Boric, hermano del presidente chileno. Es imposible analizar cualquier hecho de la política local en América Latina sin tener en cuenta el contexto global. Atentados de la extrema derecha blanca se producen en Estados Unidos todos los años y también se produjeron en Alemania, Noruega y Australia.
La psicología liberal
La psicología, la publicidad, la propaganda, prueban que las emociones condicionan conductas. La comunicación política actúa en el campo de la percepción. En la primera entrevista que Jaime Durán Barba dio tras el triunfo electoral de Mauricio Macri, Van der Koy y Julio Blanck le preguntaron al respecto. Las percepciones condicionan nuestras emociones. Nuestras emociones condicionan nuestras elecciones. Psicología básica. ¿Los medios crean o son la levadura de la miseria humana? La lógica liberal los preexiste. O nacieron juntos.
No es Clarín quien escribe el guión. Para quienes acompañamos el proceso contra Lula, lo de Luciani fue un deja vú. La misma narrativa en otro idioma. «Jefe de asociación ilícita», «concretaron un plan que lleva más de treinta años», «el peligro de la izquierda». Cristina el 10 de diciembre de 2021 en el acto por el Día de la Democracia en Plaza de Mayo, delante de Lula, comparó su proceso judicial con el de él y consideró que a ella le sucedieron más cosas. Fueron acusados de lo mismo, también fueron contra sus hijos, también intentaron matarlo, pero a Lula lo metieron preso. La derecha argentina que no es extrema tiene la posibilidad de frenar el avance fascista, como acabó haciendo la derecha brasilera que respeta la democracia y comparte la candidatura con Lula. El Partido de los Trabajadores construyó un gran frente antifascista y democrático, al que convocó tras la prisión del expresidente.
El problema liberal
El problema de los liberales es hasta dónde se puede meter el Estado en sus vidas. Ellos se pueden meter con lo público pero lo público no se puede meter con lo de ellos. “El Estado es un peligro porque se puede llevar lo tuyo”. Consideran que si les cobran derechos de exportación les roban.Tras el golpe en Brasil eliminaron los derechos laborales y se eliminó el respeto a los convenios colectivos de trabajo. Nadie tiene derecho a meterse en un acuerdo entre patrón y empleado y decir cuánto es el mínimo que una persona debe cobrar ni las condiciones en las que debe trabajar, porque “la persona elige libremente”. Sobre esa base se estructura toda la narrativa liberal: no te metas con lo mío, lo privado se respeta. “Ustedes son un peligro para lo público”, dicen a los proyectos que defienden los derechos de las mayorías.
Enaltecen la república liberal como modelo de organización social, piden un Estado con pocos recursos, débil. Piden que los sectores ricos y concentrados puedan comercializar a voluntad, sin preocupación alguna con el planeta, ni con las poblaciones que viven donde explotan recursos naturales, contaminan ríos, arrasan ciudades cuando explotan las represas. Sobran los ejemplos en Brasil al respecto. El ínfimo número de accidentes ambientales en Argentina muestra la importancia de tener un Estado que reglamente la producción. El diputado Máximo Kirchner denunció el deseo de impunidad ambiental de las corporaciones transnacionales cuando negocian la explotación de recursos naturales en nuestro país.
Es preciso entender, que la psicología de las personas en este continente no se puede pensar sin tener en cuenta la colonización, la organización social sobre una base jerárquica de superioridad racial. Los blancos valen más que los no blancos. Lo blanco “es lo correcto, lo ideal, lo deseado”. Los perfiles psicológicos de la inteligencia estadounidense señalan que los hombres blancos de extrema derecha que cometen atentados lo hacen creyendo que son superiores moral e intelectualmente, que aquellas personas que matan, hieren o atacan. Como lo muestra la siguiente expresión de uno de los editorialistas de Clarín. El peronismo es animal, es arreado.
La explotación de un problema estructural
Escojamos el país de América Latina que escojamos, encontraremos una novela del siglo XIX donde se diga que acá el modelo republicano no funciona, porque el problema son los propios. Cada país tiene una novela prima de Facundo. Hace más de doscientos años que en América Latina se repite que las imposibilidades del desarrollo son causa de los líderes populares que defienden los derechos de la mayoría a vivir dignamente. Desde que se escribe en este continente se cuenta que los blancos son superiores a “los indios” y a los negros. “Los cabecitas negras”, “negro de alma”, “negro de mente, no de piel”, “negros de mierda”, “son la lacra”. La misma narrativa, los mismos titulares, se encuentran en los medios de comunicación de toda la región.
Consideremos además el alcance regional de Infobae, de públicos vínculos con los liberales estadounidenses y la derecha israelí, y que está entre los portales en castellano más leídos del mundo. Daniel Hadad participó de Foro en Defensa de la Democracia, organizado por Inter-American Institute for Democracy, del que participaron los expresidentes de derecha de la región, y donde se sostuvo la narrativa de que Cuba es el cerebro del proyecto comunista en la región, Venezuela financia a los otros países con los narcodólares y Brasil con la corrupción a través de empresas. El mismo cuento se repite en los medios de todos los países.
¿Actúan como los jihadistas?
En el editorial mencionado del New York Times, el diario encuentra un mismo método de actuación entre la derecha extrema blanca y los jihadistas. Se nutren de discurso racista en internet. En la Oficina del Director Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos señalan que un problema es que los agoritmos ofrecen más contenido racista a quienes ya buscaron, o a partir de comentarios racistas en juegos en líneas son contactados para ofrecerles material. El diario señala que la derecha extrema como los fundamentalistas se nutren de internet para alimentar su odio y cometer atentados.
Sobre la posibilidad de que el atentado contra Cristina Fernández respondiera a ese tipo de lógica, consultamos a Raúl Zaffaroni, quien fuera titular de la Cátedra de Criminología de la Facultad de Psicología de la UBA, hasta que asumió como ministro de la Corte Suprema de Justicia. Al respecto Zaffaroni opinó: “Es la usual dinámica del magnicidio, no es nada nuevo. Pasó con Lincoln, Kennedy, Lennon y con muchos otros. El discurso de odio en este caso se lanza sobre una población en la que no todos tienen el mismo nivel de salud mental y al final pega en algún borderline existencialmente muy frustrado, que oculta su frustración con algún fanatismo y opera en él el deseo inconsciente de saltar a la fama uniendo su triste memoria a la de la víctima. No son psicóticos, no locos ni inimputables, sino neuróticos muy graves en los que al final prevalece su afán de notoriedad. Pero esto es sabido y estos neuróticos son emergentes del odio mediático, sin el cual no surgirían a la luz. El discurso de odio, el «ellos o nosotros» es criminal, porque a la larga produce estos efectos. No son hechos individuales de neuróticos o «loquitos «, sino hechos sociales consecuencia justamente del «nosotros o ellos» que es una incitación clara a la violencia que pega en estas personalidades. Desde un punto de vista criminológico el neurótico magnicida es la mano realizadora de los autores del discurso de odio que destruye el sentimiento de comunidad, fractura la sociedad”.
La posibilidad de prevenirlo y la imposibilidad de evitarlo
En el 2018, tras el intento de asesinar a Lula, el excanciller brasilero Celso Amorim, junto con la expresidenta Dilma Rousseff, convocaron a una conferencia de prensa y Amorim dijo: «El sentido de esta conferencia es alertar al mundo de algo muy grave que está sucediendo en Brasil. Con todo respeto, pero no estamos hablando de un país pequeño donde lo que acontece localmente tiene una influencia limitada, estamos hablando del quinto país más grande del mundo, el quinto en población, que llegó a ser la sexta o séptima economía del mundo, el mayor país de América del Sur, un país que parecía que tenía una democracia consolidada». Ese mismo año Jair Messias Bolsonaro ganó las elecciones, con colaboración de Steve Banon, quien el año pasado señaló que la elección presidencial de Brasil representa la amenaza de que el izquierdista más peligroso del mundo asuma la presidencia del mayor país de la región.
En mayo de 2019 la Organización de Naciones Unidas, a través de su Secretario General, Antonio Guterres, denunció que “Los movimientos neonazis y a favor de la supremacía blanca están avanzando, y el discurso público se está convirtiendo en un arma para cosechar ganancias políticas con una retórica incendiaria que estigmatiza y deshumaniza a las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres y todos aquellos etiquetados como ‘los otros’”.
Estados Unidos reconoce el peligro que representa la extrema derecha blanca y no consigue evitar los atentados. Pero sus embajadores, no tienen problema en representar los intereses de los capitales estadounidenses que financian esas acciones en su propio país. La finalidad siempre es la misma: sacar al Estado del medio de sus operaciones comerciales. En Estados Unidos hay quienes llaman a Biden “comunista”. Fueron públicos los encuentros de Steve Bannon con el presidente Jair Messias Bolsonaro. Cuando se denunció mundialmente el accionar de Cambridge Analytica, proyecto a través del cual se hacían perfiles psicológicos de la población para ofrecer mensajes personalizados y condicionar el comportamiento de esas personas, se hizo público que trabajaron también para la extrema derecha argentina. El exfiscal del juicio a las Juntas Militares, Moreno Ocampo, en el programa de Carlos Pagni en La Nación lo dijo clarito: Macri hubiera estado con los militares, ahora le toca jugar el juego democrático.
Los propios Estados Unidos reconocen la dificultad de impedir los atentados y señalan acciones para prevenirlos. La inteligencia estadounidense reconoce que la Constitución garantiza el derecho de libre expresión por lo que regular contenido es un problema. Las plataformas han eliminado páginas racistas de las redes, pero la comunicación encriptada garantiza que la extrema derecha blanca se mantenga en contacto. La investigadora estadounidense del centro de derechos humanos Human Rights First, Elizabeth Yates, examinó los actos de violencia de la derecha extrema blanca en una comisión parlamentaria sobre Extremismo Doméstico en Estados Unidos, y señaló que “la cantidad y accesibilidad del contenido extremista en línea resultó en una aceleración del proceso de radicalización para muchos supremacistas blancos y otros extremistas domésticos. Los datos del START de la Universidad de Maryland mostraron que en la última década y media de datos disponibles, el tiempo promedio de radicalización de los extremistas criminales en los Estados Unidos disminuyó en más del 50 por ciento, de 15 a 7 meses. Dado el mundo social cada vez más en línea desde el comienzo de la pandemia, este proceso probablemente solo ha aumentado”.
La campaña continúa
La inteligencia estadounidense reconoce que las campañas de desprestigio de los resultados electorales, denunciando “fraudes”, envalentonan la violencia, promueven la reacción de esos sectores de extrema derecha. Bolsonaro hace meses que pone en duda el voto electrónico en Brasil y alerta que no aceptará un resultado fraudulento. Tras el fallido intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, Clarín y La Nación publicaron gráficos explicativos de cómo evitar que el tiro falle con una Bersa.
Por las filtraciones del exagente de la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, Edward Snowden, supimos que Google, Microsoft, Facebook, Yahoo, entre otros grandes de la internet, le permiten al Departamento de Defensa acceder a información para monitorear a la población. La indignación que le produjo la inteligencia interna llevó a Snowden a denunciarlo y radicarse en Rusia. Nuestros países no cuentan con la posibilidad de monitorear masivamente redes sociales para poder identificar comentarios racistas en internet, ni deben tener derecho a monitorear la comunicación de toda la población. Aún con la posibilidad de hacerlo, Estados Unidos reconoce al dificultad de impedir los atentados por la encriptación de las comunicaciones y la cantidad de plataformas en que las mismas pueden realizarla.
Los grandes medios de comunicación argentino están contribuyendo a la radicalización de la derecha hace años. Los ataques de la derecha siempre se basaron en su supremacía moral. Los agravios, insultos, deseos de muerte que promueven siempre se basan en eliminar al otro porque es inferior y representa un peligro, no es un igual por lo que habría derecho a matarlo por el bien común.
Para terminar, como psicólogo me pregunto. ¿El asesino que falló se fue a inmolar? Si hubiera concretado su objetivo difícilmente seguiría vivo. Para el amigo del atacante la muerte de la expresidenta representa la posibilidad de que las personas paguen menos impuestos. Felizmente el agresor no consiguió su objetivo. ¿Dirá que lo hizo por qué? ¿Para salvar al mundo del populismo? ¿Para salvar Argentina del populismo? Más allá de analizar el discurso del odio las fuerzas nacionales y populares de América Latina deberán pensar seriamente cómo resolver los problemas estructurales de la región, que están produciendo personas dispuestas a radicalizarse al punto de querer matar a una líder popular porque cree que así resolvería alguna cosa.
* El autor es psicólogo, investiga guerra psicológica. Miembro del Instituto Lawfare.
Fuente: https://www.agenciapacourondo.com.ar/internacionales/la-extrema-derecha-es-un-peligro-mundial