Una información llegada desde Argentina con el nombre de «Cifras Alarmantes», dice que en ese país sudamericano hay más de 260 mil niños desnutridos. Señala además, que por cada infante que padece de desnutrición hay 60 adultos que no son pobres. El trabajador social Juan Carr, fundador de la ONG Red Solidaria, propone que los […]
Una información llegada desde Argentina con el nombre de «Cifras Alarmantes», dice que en ese país sudamericano hay más de 260 mil niños desnutridos.
Señala además, que por cada infante que padece de desnutrición hay 60 adultos que no son pobres. El trabajador social Juan Carr, fundador de la ONG Red Solidaria, propone que los argentinos que no tengan problemas económicos se hagan cargos de esos infantes desnutridos.
Esa fantasía de que los ricos repartan su dinero fue planteada hace muchos siglos atrás por los utopistas franceses e ingleses, y, en toda la historia de la humanidad nunca se ha visto que un millonario done una parte de sus propiedades para que sean repartidas entre las grandes masas que no tienen que comer.
Yo tengo una fórmula sencilla para que no hayan desnutridos en la sociedad, puede emprenderse en cualquier país, no importa la raza, el sexo o la creencia religiosa.
Lo primero que se debe hacer es hacer una captación rápida de los embarazo, someter a las gestantes a los exámenes diagnósticos para detectar enfermedades frecuentes en esa etapa de la vida de la mujer y tratarla médicamente como es debido.
Luego se debe reforzar la dieta de las embarazadas con productos subvencionados por el estado, vincularlas con comedores obreros e internar a las mujeres con bajo peso como garantía de que reciben los alimentos que necesitan.
Ofrecerles las medicinas gratis, vacunarlas y seguirlas por consulta en más de 12 ocasiones durante los nueve meses. Ello reduce mucho los partos de recién nacidos con menos de 2500 gramos.
El bebé debe alimentarse los primeros meses de vida con la leche de pecho como único alimento y luego introducirle en su dieta todos los demás componentes alimenticios de acuerdo a la cultura de cada país.
El niño debe ser vacunado, recibir la visita de su pediatra, al menos, una vez al mes durante su primer año de vida y cada vez que lo necesite durante la infancia, todo de forma gratuita y con garantías para la salud.
Los niños y niñas deben recibir todos los alimentos subvencionados por el estado, no debe faltar su litro de leche diario, sus compotas y su yogurt.
Cuando se inicie en su edad escolar debe tener su almuerzo y merienda asegurado en su centro educacional, debe ser observado por el estomatólogo y por el oculista con pesquizajes frecuentes.
La dieta en su centro estudiantil debe reforzarse con vegetales y frutas para que le aporten al organismo todas las vitaminas para un desarrollo alimentario eficiente.
Cuando cumplen 12 años de vida, están en un período crítico porque su organismo se desarrolla biológicamente hacia la pubertad y su pensamiento transita hacia una etapa superior del crecimiento por lo que la dieta debe estar reforzada con las calorías que necesita para el ejercicio que realiza.
Una vez al día, en la secundaria donde estudia proporcionará una alimentación adecuada al entregarse el almuerzo sin costo alguno. La jornada de estudio durará dos sesiones diarias porque el adolescente necesita mucho de su grupo de amigos y nada mejor que tenerlos en la escuela.
Esta formula no es inventada por arte de magia, es lo que se aplica en Cuba hoy, y, parte de las experiencias adquiridas a lo largo del triunfo de la Revolución.
Si tiene todos los ingredientes a la mano y no sabe cómo ponerlos a funcionar, simplemente mezclemos para obtener algo homogéneo y verá que el resultado será un sistema socialista.
OJO, tendrá que resistir el acoso del imperialismo, 48 años de bloqueo, un duro Período Especial, las mentiras y calumnias de los grandes medios de la comunicación, las falsas acusaciones en la ONU, sanciones arbitrarias de organismos internacionales como la Comunidad Europea y mucho más, pero le aseguro que no es comparado a disfrutar de la sonrisa de un niño sano.