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Centenario de la Universidad Popular José Martí

La fragua por Julio Antonio Mella del socialismo cubano: martiano, marxista y leninista

Fuentes: Rebelión

La Universidad de Camagüey (UC) Ignacio Agramonte Loynaz desarrolla desde el pasado mes y este que transcurre, una Jornada Conmemorativa por el Centenario del Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes y de la Universidad Popular José Martí (UPJM). Con lo que además de conmemorar, se subraya el acuerdo de nombrarse Congreso Revolucionario de los jóvenes congresistas de 1923. Felicito ésta feliz iniciativa.

El Primer Congreso Nacional de Estudiantes (14-25 de octubre de 1923), marca el momento de mayor radicalización del movimiento de la reforma universitaria en Cuba. Y la más importante plasmación de los acuerdos del Congreso fue la fundación de la UPJM. Hecho que se produjo el sábado 3 de noviembre de 1923 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana. El estratega y líder revolucionario de la reforma como movimiento en sí, y de la fundación de la UPJM fue el joven marxista Julio Antonio Mella (1903-1928).

El 3 de noviembre, hace dos años en la Universidad de La Habana, en la misma Aula Magna de 1923, se refundó la UPJM. Este año en el lugar se efectuará una graduación de estudiantes del colegio de la universidad habanera, y simultáneamente se realizarán otras acciones de recordación. Este es el clima histórico que se merece nuestra universidad. A la par, de mañana, el movimiento obrero de la capital reunido en la sede sindical realizará su propia sesión de homenaje histórico.

En aportación a esta conmemoración comparto mis notas de estudio.

La Universidad Popular

La Universidad Popular comenzó su labor con el apoyo entusiasta de los sindicatos de la capital y de los marxistas de la Agrupación Comunista de la Habana. El dirigente obrero Alfredo López Rojas (1894-1926) y el pionero del marxismo en el país Carlos Baliño López (1848-1926) –impulsores de las escuelas para obreros-, están entre sus más entusiastas promotores. En sus estatutos se definía bien que: “La clase proletaria cubana funda, profesa y dirige la U.P.J.M.” (1).

La dirección de la UPJM se constituyó por un Consejo o Junta orientado por Mella, en el cual figuraban en igualdad de condiciones, delegados de los profesores y representantes designados por los distintos sindicatos. El poeta José Z. Tallet, presidió la institución. Inicialmente el obrero tabacalero José Manuel Acosta fue el secretario de la institución. Rubén Martínez Villena  (1899-1934) la legaliza e inscribe en el Registro de Asociaciones. Un grupo de estudiantes e intelectuales formaron el claustro profesoral.

La asunción del nombre de José Martí no fue un hecho retórico. La labor educativa y cultural desarrollada por el Partido Revolucionario Cubano (PRC) para la preparación de la contienda independentista reiniciada en 1895, encontraría su continuidad en la UPJM. El joven Mella en su estudio profundo del legado martiano, con privilegiado magisterio de Alfredo López y Carlos Baliño, comprende que para Martí era vital e inaplazable la educación del sujeto de la Revolución: solo con masas cultas y formadas podría realizarse la obra revolucionaria.

El centro de la labor de pedagogía política de Martí, había estado en la divulgación de todas las cuestiones relacionadas con la Revolución nacional liberadora, en la refutación del reformismo enmascarado de autonomismo y del anexionismo; la difusión del antimperialismo, el esclarecimiento en relación con el apoliticismo y el combate de las teorías sociales utópicas de la época. Mella asumirá en las nuevas circunstancias la tarea martiana (2).

El objetivo principal de la UPJM era el de contribuir a la elevación de la instrucción escolar y la cultura de los trabajadores, camino de explicar y expandir las ideas martianas y socialistas. Fernando Sirgo, uno de los colaboradores de Mella entonces, afirmaba: “Nosotros pensábamos que había determinadas materias que constituían el nervio central de la Universidad. Esto es: historia, de carácter general; doctrinas sociales, exposición de las doctrinas; tercer paso, aplicación del conocimiento histórico a las doctrinas, especialmente a la que nos interesaba a nosotros, a la doctrina de tipo socialista, entonces remate, del nervio central, planteamiento del socialismo científico, exposición del socialismo científico y la doctrina del socialismo científico” (3).

Cuando ya la Universidad era un hecho, en agosto de 1924, Mella defendió el carácter y los objetivos de la institución: “Propagamos la cultura, sí, pero no la cultura hipócrita y oficial. Nuestra cultura y nuestros esfuerzos tienen como fin revolucionar las conciencias de Cuba para formar una nueva sociedad, libre de los parásitos y de los malhechores que cuenta la actual”. Se trataba del hecho de pedagogía revolucionaria que medio siglo después Paulo Freire conceptualizaría como concientización.

Institución educacional y cultural

La Universidad estaba organizada en dos grandes secciones: una escuela para los analfabetos y una escuela para alumnos ya alfabetizados, dividida en dos grupos: A y B. A los obreros se les impartían clases de Matemática, Gramática, Historia, Geografía, Biología, Medicina Social, Legislación Obrera, Literatura, etc. También se alfabetizó.

Sarah Pascual, joven profesora de la UPJM recuerda: “La impresión que causaba a aquellos hombres, ya adultos, desde luego, todos tenían más de 20 años y los había de 30 y de 40, que se enteraron a esta edad cuál era el porqué del día y la noche, cuál era la causa de que en algunas horas hubiera oscurecido y en las otras horas saliera el sol, y entonces, de que el sol en nuestro sistema no se movía, que los que nos movíamos éramos nosotros, los cambios que producían en la naturaleza, aparecía el hombre primeramente y las primeras organizaciones sociales, cómo el trabajo creó al hombre, después lo esclavizó y lo cambió también y todo el proceso de los distintos regímenes sociales (…) así, aunque no se les daba un toque de política en abstracto, a través de la naturaleza, de las realidades de la vida, se les abría la mente”.

En la UPJM no sólo se impartían clases, se realizaban veladas artístico-culturales, conferencias, reuniones y discusiones ideológicas. En las veladas culturales se ofrecían conferencias para elevar el nivel político-ideológico de los trabajadores con temas sobre Historia de Cuba, Arte Contemporáneo, Filosofía Marxista, Economía Política, y Legislación Obrera. En las veladas, además de las conferencias, se cantaba y recitaba, se hacía música y teatro.

Al evaluar el primer curso de la UPJM (3 de noviembre de 1923 a 1ro de mayo de 1924), Mella informaba: “Un grupo de estudiantes verdaderamente idealistas sostuvieron la bandera de la cultura revolucionaria. Las huestes obreras permanecieron fieles a sus deseos de mejorarse, de emancipación del dominio de la cultura, y el 1ro. de Mayo, cuando se clausuró el curso, eran profesores y alumnos la mitad de los que comenzaron la sublime labor en noviembre; pero esa mitad era sincera y llena de fe en el triunfo de la campaña. Por eso era fuerte”.

En la Universidad de La Habana

Durante noviembre y diciembre de 1923, la labor de la UPJM fue más fácil, pues se concentraba en el recinto universitario. Replegada la reacción profesoral y estudiantil, Mella había alcanzado una gran ascendencia. Hubo momentos en que por encima de las autoridades universitarias disponía del Aula Magna o de las salas y aulas para las actividades de la UPJM. Pero en la medida que avanzó el proyecto, las fuerzas de derecha arrecieron sus ataques.

La presencia de la UPJM dentro de la Universidad, fue tomada como punto de confrontación por las fuerzas que se organizaron para romper la unidad estudiantil dentro de la Federación de Estudiantes, atacar y expulsar a Mella de la dirección de la organización estudiantil primero y del recinto universitario después.

Los elementos reaccionarios dentro y fuera de la Universidad, creían que solo era posible la existencia de los cursos de la UPJM a la sombra protectora del recinto universitario. Entonces comenzaron a suceder sabotajes e impedimentos, con el propósito de hacer fracasar la institución. Eran frecuentes los apagones intencionados, la desaparición de las llaves del Aula Magna, y de los locales, y otros actos que desanimaban a los obreros, quienes realizaban un gran esfuerzo para asistir a clases después de la extenuante jornada laboral.

Ante la necesidad de salvar la institución Julio Antonio decide “salir de la Universidad porque gastamos -afirmaba- la mitad de nuestras energías luchando contra el boicot de nuestros enemigos descubiertos y velados”. Para Mella el mantenimiento de la UPJM era lo más importante, no el lugar donde funcionara.

Dentro del movimiento obrero

La Universidad Popular José Martí vivió, fuera del recinto docente, su más fecunda existencia. Julio Antonio impulsa la instalación de los cursos en los locales de los sindicatos progresistas y va a la conquista de nuevas aulas en aquellas organizaciones que tenían dirigencias reformistas. Siempre contaba con el apoyo de los obreros más conscientes. La labor organizativa se intensificó. Había que ajustar qué profesor iba a cada sindicato, el horario conveniente para cada caso, para el profesor, para los alumnos.

Cada noche, y en distintos lugares de la ciudad y pueblos cercanos, el núcleo de estudiantes e intelectuales revolucionarios: Gustavo Aldereguía, Alfredo Bernal del Riesgo, Jorge A. Vivó, Leonardo Fernández Sánchez, Ángel Ramón Ruiz, Aureliano Sánchez Arango, Sarah Pascual, Juan Marinello, entre otros- derramaban su fervor y conocimiento ante auditorios estremecidos y compactos.

El 12 de julio de 1924, la UPJM inició un curso de verano que fue un éxito: “El entusiasmo entre profesores y alumnos es cada día mayor”- afirmaba Mella.

El 3 de noviembre de 1924, comenzó el segundo curso, para el momento Mella expresaba: “Estamos en la lucha, y estamos en nuestro elemento alegres y felices. Hoy la obra es superior al año pasado. Aún dista algo de ser lo que nosotros desearíamos que fuese, pero la culpa no es nuestra, que hemos dado el máximo de nuestras capacidades”.

Institución para la lucha política

Ante el auge de la lucha proletaria, se publicó el manifiesto “De la Universidad Popular al proletariado de la nación”, el 19 de noviembre de 1924: “Esta institución debida a la culturización del pueblo, libremente, por estar las instituciones educacionales oficiales o particulares, al servicio exclusivo de los ricos, no puede permanecer callada en estos momentos en que el obrero de Cuba libra sus más importantes batallas por la organización de su clase, que es la que representa el Progreso”.

El documento se solidarizaba con los obreros del campo y la ciudad, y protestaba por la explotación de las compañías yanquis y por la actitud del presidente Alfredo Zayas, que asumía posiciones demagógicas frente a los atropellos de los imperialistas y trataba de burlar la Constitución diciendo que los obreros podían asociarse, pero -para estar bien con los dos- las compañías norteamericanas podían también no reconocer los gremios.

Once días después, la Universidad Popular volvía a la carga con otro manifiesto -que como el primero, fue redactado por Mella-: “La Universidad Popular a los obreros, estudiantes e intelectuales en general”. “En resumen -decía- la Universidad Popular José Martí pide a las asociaciones estudiantiles y culturales, que dejen oír por el periódico, o manifiestos, su voz de protesta ante los atropellos del gobierno y del imperialismo filibustero yanqui”.

La UPJM y Mariátegui

La lucha de Mella no se limitaba a Cuba. El movimiento de las universidades populares se desarrollaba también en América Latina. Los revolucionarios cubanos sostenían relaciones con sus compañeros de otros países, en especial, con la Universidad Popular González Prada, del Perú. Víctor Raúl Haya de la Torre, presidente de los estudiantes universitarios en el país andino, de visita en La Habana, por dos semanas, asistió al acto de fundacional de la UPJM.

José Carlos Mariátegui (1894-1930)  era muy conocido y las revistas “Amauta” y “La Sierra” llegaban a Cuba regularmente. Las ideas marxistas del Amauta peruano influyeron en la formación de los más bisoños marxistas cubanos. Los versos del poeta peruano se ofrecían frecuentemente en las veladas culturales de la Universidad Popular José Martí. Por eso cuando llegó al país la noticia del encarcelamiento de Mariátegui y de otros revolucionarios, Mella redactó, a nombre de la UPJM una Carta Pública al embajador de Perú en Cuba:

“Los obreros y estudiantes de la Universidad Popular José Martí, indignados por esos atentados a la libertad, han acordado, solidarizándose con los hombres libres del país hermano, protestar ante usted de esos atropellos, como representante de Leguía, para que envíe nuestras palabras al tirano que esclaviza aquel pueblo. Aspiramos -concluía la carta- con esta protesta lejana dar a los actos vandálicos de un gobernante de una nación, la sanción moral del continente todo, sanción precursora de la material que los luchadores esperamos hacer a todos los tiranos de América Latina”.

José Carlos Mariátegui y Julio Antonio Mella, constituyen un singular dúo de fundadores del marxismo de impronta leninista en el Caribe y la América Latina, quienes a diferencia de la inmensa mayoría de los líderes comunistas de la región, comprendieron la necesidad de asumir el marxismo y el leninismo desde la historia, las realidades y las culturas de sus pueblos. También entendían la necesidad en las condiciones y tradiciones del continente, de vincular las luchas estudiantiles y las luchas obreras.

Mella y Villena

Julio Antonio Mella fue el alma de la UPJM. Trabajaba como profesor de la Legislación Obrera e Historia de la Humanidad y de Cuba. Dirigía todos los asuntos: buscaba locales: buscaba fondos mediante las contribuciones de los sindicatos. Realizaba funciones de cine, lecturas de poemas y representaciones escénicas. El joven líder dirigía una complicada institución educacional, que rompía los moldes convencionales, en donde se trabajaba de forma voluntaria cuando terminaban las labores de estudio, unos, y trabajo, otros, por las tardes y, sobre todo de noche.

Mella y Rubén Martínez Villena se habían conocido a mediados de 1923, cuando el primero, líder estudiantil, organizaba el Primer Congreso Nacional de Estudiantes. Desde entonces, Rubén encuentra en las luchas universitarias lideradas por Mella. una base para su formación ideológica y revolucionaria. Así lo afirmaría el propio Villena algunos años después durante su estancia en la Unión Soviética.

A finales de 1923 Rubén está recién llegado de Estados Unidos después del fracasado movimiento de los veteranos y patriotas, y en su vínculo con la UPJM y con Julio Antonio, encuentra las razones que lo sacuden de la frustrante experiencia con los politiqueros tradicionales. Pronto se convertirá en el más útil de los colaboradores de Mella.

En las aulas de la UPJM se forja, definitivamente la amistad ejemplar de Mella y Rubén. El pensamiento profundamente antimperialista de Mella y su vertiginosa maduración política hacia el marxismo, le permitió ejercer una influencia decisiva en joven abogado y poeta.

En noviembre de 1925 el tirano Machado encarcela a Mella bajo falsas acusaciones, y Villena no solo lo representa legalmente. Al frente de la UPJM encabezará la campaña nacional para liberar al joven revolucionario, que inicia una prolongada huelga de hambre, a riesgo de perder la vida.

Estarán también Villena y la UPJM junto a Mella, cuando el dogma izquierdista y el error humano, llevan a sus compañeros del primer Partido Comunista a sancionarlo, y separarlo del Partido, por lo que consideran errores de disciplina y concepción ideológica en la citada huelga de hambre.

La comunicación de Mella y Rubén pronto trascendería la UPJM porque el joven intelectual ingresa definitivamente en el primer Partido Comunista, y se convertirá en su líder más preclaro. Rubén será el artífice de la reconciliación de y con Mella de los directivos del Partido que había decidido la separación de Mella. Medio un acuerdo de obligatorio cumplimiento de la Internacional Comunista, que restituía a Mella su militancia cubana, pero la inteligencia afectiva y la sensibilidad de Rubén serías decisivas.

Desde el exilio político

Desde el exilio político Mella presta una especial atención a la marcha de la UPJM. La institución, su curso y transcendencia en la preparación de los elementos revolucionarios dentro del país, se convierten en constante preocupación. Prácticamente en todos sus contactos con Cuba insiste en la necesidad de continuar, y profundizar en los roles políticos e ideológicos que realizan profesores y alumnos del peculiar centro.

“Aprended con Marx -exhorta en un mensaje para la UPJM que redacta en mayo de 1927- por qué los ´sepultureros´ del capitalismo son los mismos obreros que éste ha creado en las fábricas. Fortaleceos con el ejemplo de los bolcheviques… viendo hecho realidad un sueño del pasado siglo: El proletariado en el poder ¡Llenaos de fe con el maestro del proletariado internacional Vladimir Ilich estudiando el proceso del imperialismo, última etapa del capitalismo”!.

En julio de 1927 se orquesta un “proceso comunista” contra el movimiento revolucionario. Cuatro exiliados peruanos y cincuenta y seis cubanos son involucrados en la causa judicial. Entre los acusados están Rubén Martínez Villena, José Z. Tallet, José Antonio Fernández de Castro y Alejo Carpentier. Y la UPJM fue clausurada e ilegalizada .

En noviembre del propio 1927, Mella se comunica con sus compañeros, y escribe el documento “El cuarto aniversario de la Universidad Popular José Martí” que evaluó esa etapa de lucha por la educación obrera revolucionaria en Cuba. En referencia a la UPJM precisaba: “…de su actuación, de su existencia favorable en los medios obrero y de su lanzamiento a la ilegalidad por la fuerza de los reaccionarios, se desprende que no es su existencia anacrónica ni utópica, sino necesaria y efectiva: ha cumplido una función social”.

La UPJM en perspectiva

La Universidad, dirigida por Mella, se convirtió en una escuela de revolucionarios. En ella se trabajó por fusionar el movimiento estudiantil e intelectual progresista con el movimiento obrero. Los obreros adquirían los conocimientos que los emancipaban del monopolio cultural de la burguesía y, por su parte los estudiantes e intelectuales que impartían clases, recibían las vivencias del proletariado.

El testimonio de Sarah Pascual nos da una visión real de aquellos momentos. Ella recuerda: “…hablábamos con los obreros y aprendíamos del obrero, sobre las luchas obreras, que en aquellos momentos el mundo de los obreros y el mundo, vamos a decir, el mundo de los estudios, de los estudiantes, de los profesionales, eran dos mundos aparte, y siendo yo estudiante de la Universidad, allí en el centro obrero aquel de la Bahía de La Habana, en la Calle Cuba, con los compañeros estibadores y los obreros portuarios aprendí mucho, me interesé mucho y me relataron muchas anécdotas y muchas realidades de las huelgas“.

A raíz de la clausura de la UPJM, en el ya citado documento de noviembre de 1927, Mella enfatizaría la función social que esta institución había cumplido como entidad promotora de la verdadera cultura en Cuba, y como formadora de las multitudes trabajadoras que serían protagonistas de la Revolución. La UPJM afirma Mella, ha «insurreccionado a más de una conciencia dormida y domesticada… contra el despotismo político, contra la injusticia económica, contra la dominación extranjera, contra el «valor» de la ignorancia», afirmaba Mella.

La UPJM, desempeñaría un importante papel en la concientización de las masas, en la creación y desarrollo de una perspectiva antimperialista, y en la difusión articulada del pensamiento martiano, el marxismo y el leninismo. Fue la Universidad Popular José Martí la institución educacional, cultural, ideológica y política, donde fraguaría por excelencia, en praxis revolucionaria, el nacimiento del socialismo cubano, martiano, marxista y leninista.

Precisamente cuando insistimos en la inconsistencia histórica del denominado marxismo-leninismo en Cuba, nuestras razones comienzan en el estudio de esta floración pedagógica, cultural y política con que nació el socialismo cubano. Feliz y trascendental fue la articulación martiana del marxismo leninista liderada por Julio Antonio Mella, antes de que el estalinismo codificara en dogmas e interpretaciones mecanicistas, la genialidad y coherencia revolucionaria del socialismo científico.

Notas

(1) Ver: Estatutos de la UPJM en: Mella, 100 años. Selección, prefacio y notas. Editorial Oriente, Editorial La Memoria, Santiago de Cuba, La Habana, 2003, p 49-50.

(2) Sobre la impronta martiana en Mella, en el movimiento reformista y en la UPJM, ver: Felipe de J. Pérez Cruz: Julio Antonio Mella: El tránsito martiano de la Reforma en Cuba. En: Una hora americana. La reforma universitaria desde el pensamiento nacional y latinoamericano Facundo Di Vincenzo, Mara Espasande y Carlos Godoy (Compiladores): Centenario de la Reforma Universitaria, Remedios de Escalada, Lanus, Universidad Nacional de Lanús, 2018. ISBN 978-987-4937-32-1 (E-book:); La Revolución de Octubre en Julio Antonio Mella. Reflexiones para el Centenario. En: Aurea Verónica Rodríguez Rodríguez y José Alfredo Castellanos Suárez: Evolución sociopolítica y cultural de la Revolución Cubana. La Habana, Editora Historia, 2019. (ISBN: 978-959-309-111-4). (E-book).

(3) Todas las citas textuales están tomadas de: Felipe de J. Pérez Cruz: “La Universidad Popular José Martí”. En: Mella y la Revolución de Octubre, Editorial Gente Nueva, La Habana, 1980. A la fecha se han realizado nuevos estudios y actualizaciones. Recomiendo: Yoel Cordovi-Núñez: La Universidad Popular José Martí en la órbita del pensamiento político de Julio Antonio Mella. Cuba, 1923-1927: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S01228803202100010010)

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