Recomiendo:
0

La guerra sucia del diario «La Nación» contra los movimientos sociales

Fuentes: Rebelión

No es una, sino ya son varias las veces que, el único diario chileno con financiamiento estatal, La Nación, dedica parte importante de sus páginas a agredir, sin tapujos, a distintos actores del incipiente movimiento social chileno. Usando el papel y la tinta que se pagan con los impuestos de todos los chilenos, la línea […]


No es una, sino ya son varias las veces que, el único diario chileno con financiamiento estatal, La Nación, dedica parte importante de sus páginas a agredir, sin tapujos, a distintos actores del incipiente movimiento social chileno. Usando el papel y la tinta que se pagan con los impuestos de todos los chilenos, la línea editorial de este medio ha dedicado un esfuerzo periodístico sistemático a «cubrir» los conflictos sociales, desde un muy particular estilo.

Algunos ejemplos los tenemos a raíz del pasado conflicto de los secundarios, en donde para caracterizar al dirigente estudiantil Maximiliano Mellado se utilizaban términos como «perdedor radical» o frases como «dudo que ha Mellado le guste leer».

Más fuerte aún fue el trabajo «periodístico» para socavar la legitimidad realizado hacia Maria Jesús Sanhueza, también dirigente secundaria. A ella se le dedicó más de un artículo con el único fin de cuestionar su rol como dirigenta. Todo muy a tono con lo que dijera, en el marco del conflicto estudiantil, el Ministro del Interior Belisario Velasco, quien apoyándose en estos artículos de prensa definió descaradamente ante las cámaras de televisión a la líder estudiantil como «María Jesús, esa adolescente de nombre santo y de violencia impía».

El medio estatal también se ha dado el lujo de dedicar parte de sus artículos a generar conflictividad entre los comunistas y los grupos anarquistas, publicando un reportaje destinado a develar un supuesto plan del PC para neutralizar en las marchas a los «ultras», a través de los llamados «pacos rojos».

Incluso, en el caso de las movilizaciones de los mapuches, el periódico ha utilizado su portada para denunciar, y justificar, los allanamientos de la policía a casas de comuneros publicitando que las «Comunidades ayudaban a ocultarse a Huenchunao», líder indígena, y prófugo de la justicia.

Y como guinda de la torta, nos encontramos con el artículo que el Suplemento La Nación Domingo dedica a los dirigentes de los deudores habitacionales de Andha a Luchar.

Este último ejemplo, constituye una demostración clara de que los ataques a las organizaciones sociales, no siempre van a venir del monopolio que tiene la derecha en los medios de comunicación. Algunos de ellos, los más recientes, obedecen a una estrategia comunicacional que instala de lleno una guerra sucia, entre el gobierno y los dirigentes sociales.

La necesidad de «golpear» al movimiento de los deudores habitacionales

En las escuelas de periodismo se enseña, desde muy temprano, lo de «el periodismo tiene que ser objetivo». Esta búsqueda simbólica de la objetividad intenta dotar de cierto carácter ético a la función del periodista. Sin embargo, el artículo publicado por la Nación Domingo, adolece de la más mínima rigurosidad periodística, y por lo tanto, de la mínima ética.

El articulo titulado «El poder de la señora Juanita», presentado como un esfuerzo por mostrar la cara supuestamente oculta de este movimiento social de los deudores habitacionales, tiene como único objetivo ridiculizar y deslegitimar a un conjunto de dirigentes sociales.

La periodista, haciendo uso de un dudoso estilo escéptico, acusa, a través de una serie de personas, a los dirigentes del movimiento Andha a Luchar de ser corruptos, mafiosos, y de trabajar para la derechista UDI.

El artículo encubre su real intención a través de entrevistas a supuestos dirigentes, a quienes el periódico de gobierno, amablemente, le serviría de tribuna para golpear a uno de los movimientos sociales que se ha transformado en la verdadera pesadilla de la presidenta Bachelet.

Se ahonda en las denuncias, y supuestas acciones matonescas, pero nada se dice de las preocupaciones de la moneda por el hecho de que los dirigentes del Andha a Luchar hayan estado a la cabeza del movimiento de solidaridad con los choferes de la Fenatrans, en el pasado paro del Transantiago. Ni tan poco se menciona que los dirigentes del Andha siempre han sido los primeros en solidarizar con los secundarios movilizados, o con la pasada detención de José Huenchunao, líder mapuche prófugo de la justicia.

Y para que decir de la importancia del Andha a Luchar en el pasado 21 de mayo, en donde gran parte de los manifestantes en Valparaíso correspondían a deudores habitacionales de esta organización.

Revuelve el estómago el ver como, en tiempos en que el periodismo de farándula es mostrado como la decadencia de nuestros medios de comunicación, el Diario La Nación, publica reportajes, en donde ni siquiera se contrasta la información que recibe. Pareciera que el lema es «si esta declaración me sirve para desprestigiar al dirigente de tal movimiento …pues se publica».

Con este estilo periodístico, que quiere imponer el diario gubernamental, pareciera incluso que el programa SQP, buque insigne del periodismo farandulero, se viera refortalecido como periodismo de investigación. Es ya común en dicho espacio que la información se «chequee» antes de lanzarla al aire. Todo esto está muy lejos del trabajo que realizan los periodistas de la Nación.

Lo que si deja claro el reportaje, es el profundo temor que existe, en ciertos circuitos, a que, en el marco de las luchas sociales que distintos actores desarrollan en Chile, comiencen a surgir liderazgos que amenacen la «sacro sancta» estabilidad de nuestro Chile, contradictoriamente, neoliberal y socialdemócrata.

Belisario otra vez con su guerra sucia

Para quienes no son nuevos en esto de las luchas sociales y la política, no resulta para nada extraño, ni inconducente, el presuponer que exista una relación directa entre este tipo de acciones sistemáticamente realizadas por el único medio de comunicación de gobierno, y el personaje que está a cargo de la mantención de la «seguridad interna de la nación», el ministro Belisario Velasco.

Sin duda, todo lo anterior, es más que sintomático de que algo está pasando en las altas oficinas de la Moneda.

Frente al mayor auge de las peleas sociales el gobierno hecha mano a sus recursos para debilitar a «sus adversarios», a aquellos que, irresponsablemente, quieren demandar mas justicia y más dignidad.

Ahí, en un punto estratégico, está el Diario La Nación, moribundo medio de comunicación, solo sostenido por las subvenciones que el gobierno le entrega directamente.

El objetivo desde la Moneda es claro; debilitar, a como dé lugar, a los embriones sociales que más problemas pueden dar a las gestiones de gobierno. Y ya que las estrategias de informantes pagados y las negociaciones políticas cupulares son cada vez menos efectivas con los nuevos movimientos sociales, pues se recurre a la prensa. Y la Nación es lo que hay…

Este parece ser el inicio de una verdadera guerra sucia contra los movimientos sociales y sus dirigentes. Un conflicto que estará marcado por las difamaciones públicas, las amenazas, las agresiones disfrazadas de accidentes, y toda una gama de acciones que saldrán de lo más oscuros pasillos del poder.

En Latinoamérica ésta ha sido la forma predominante a través de la cual los poderosos, y quienes han usufructuado del Estado durante todos estos años, han defendido sus intereses. Y todo indica que también lo será en Chile.

Por ello resulta relevante ser capaces de determinar cuando una acción, como lo es un reportaje contra un movimiento social, es solo un hecho aislado, o cuando este hecho mismo corresponde a una acción diseñada en otra instancia y que usa la ingenuidad de los periodistas para objetivos políticos mayores. En el caso del diario la nación está claro que es más bien lo segundo.