Se le llamaba «el viejo luchador» porque empleó treinta años de su vida para luchar contra el conservadurismo ecuatoriano; afirmaba que «la libertad no se implora de rodillas, se conquista en los campos de batalla». Gobernó el Ecuador en dos periodos: 1897 – 1901 y 1906 – 1911, época que que pasó a la historia […]
Se le llamaba «el viejo luchador» porque empleó treinta años de su vida para luchar contra el conservadurismo ecuatoriano; afirmaba que «la libertad no se implora de rodillas, se conquista en los campos de batalla». Gobernó el Ecuador en dos periodos: 1897 – 1901 y 1906 – 1911, época que que pasó a la historia como Revolución Liberal.
«Ningún hombre, después del Libertador, se empeñó tanto y de manera así de tenaz, como se empeñara Alfaro por conseguir no sólo la reconstrucción de la Gran Colombia, sino la perdurable solidaridad americana. Uno de los pocos americanos de creación,le llamó José Martí» nos dice Alfredo Pareja Díezcanseco en «La Hoguera Bárbara».*
Eloy Alfaro Delgado era un hombre de orígenes montubios, nacido en Montecristi, localidad de la región manabita. Su padre fue un republicano español de La Rioja, un sublevado contra Fernando VII, que encontró exilio en este pueblo del trópico bañado por las aguas del océano Pacífico y famoso por la producción de tagua, un marfil vegetal, y por sus artesanos tejedores de sombreros de paja toquilla más conocidos como Sombreros Panamá.
Eran los inicios del Novecientos, en Ecuador las tierras estaban en manos de los terratenientes y el poder de la Iglesia los protegía. Las mujeres servían sólo para tejer y bordar, no tenían derechos, no podían estudiar; los indígenas eran esclavos, y esclavas, de los señores terratenientes; los colegios no podían ser laicos; no existían escuelas de arte; no existía un puente que uniera la costa a la altiplanicie andina. Pero con una revolución liberal Eloy Alfaro llega al poder, y sus nueve años de gobierno se caracterizaron por la modernización del país, el nacimiento de la Constitución Liberal que pone fin a la injerencia de la Iglesia porque la deslinda del Estado y la atribución de derechos a las mujeres.
«La imagen internacionalista de Alfaro llegó a ser tan grande que los liberales de Venezuela, Colombia y Panamá lo proclamaron líder para la reunificación de la Gran Colombia. De otra parte, esa proyección exterior se manifestó también en el campo de las relaciones internacionales, donde el gobierno liberal del Ecuador se atrevió a convocar un Congreso Internacional Americano, destinado a regular la aplicación de la «Doctrina Monroe», buscando frenar de ese modo el creciente expansionismo de los EE. UU» . *Idem
Mas Eloy Alfaro no pasa a la historia sólo por ser el político transformador que construyó el Ferrocarril Trasandino: el puente que unió Guayaquíl a La Nariz del Diablo en el Chimborazo o el Colegio laíco Simón Bolívar de Tulcán, o la escuela de Bellas Artes de Quito donde estudió Oswaldo Guayasamín; no pasó a la historia porque quería la unión de la Gran Colombia y el Caribe sino que trasciende a la posteridad por su muerte, pues áquella protagonizó uno de los episodios más lúgubres, nefastos y oscuros de la historia moderna ecuatoriana.
Era el 28 de enero del 1912, pocas semanas antes los alfariastas habían capitulado, se formalizaba así la derrota del Liberalismo, pero éstos habían pedido garantías para su general Eloy Alfaro quien se había exiliado en Pánama un año antes, pero se había devuelto a Ecuador dado que habían solicitado su regreso para que actuara como mediador, y apaciguara, la guerra entre los alfaristas radicales y la oligarquía conservadora protegida por la Iglesia, un conflicto que había provocado 3 mil muertes. Después de la Capitulación alfarista, sus peticiones fueron selladas en un Pacto por las fracciones políticas opositoras que habían tomado el poder. Pero el Pacto no fue respetado.
» Ya en el tren, el general don Eloy llamó al citado coronel y a mí y nos dijo textualmente:A mí me gusta preverlo todo: entiendo que en la estación de Chimbacalle (Quito) nos espera una poblada, y yo quisiera que ustedes enviaran adelante una comisión para que se entienda con la multitud, manifestando que me resigno a ir al panóptico, a esperar el resultado de un juicio, o lo que sea. Si acaso no convienen, que me permitan hablarles, y les convenceré de que estoy resuelto a irme al panóptico, y en último caso les diré que me perdonen. No quiero que me vengan a agarrar de las orejas o de la barba, ni ser ultrajado de cualquier otro modo» . *Idem
A Eloy Alfaro lo traicionan y lo matan en un modo grotesco y aún hoy desgarrador.
Con un engaño, en el ferrocarril que el mismo había dado la orden de construir, desde Guayaquil lo transfieren hasta Quito donde viene encarcelado con un grupo de sus generales; ya encerrado en la cárcel un militar le dispara un tiro en la frente y así le mata; muere a los 69 años después de luchar 30 años por sus ideas liberalistas radicales. Enseguida su cuerpo, como a su vez los cuerpos de sus compañeros que también fueron ajusticiados, es dado en pasto a una multitud enardecida que como trofeo lo trajina, destroza y hace añicos arrastrándole por las calles empedradas de Quito hasta una localidad en las afueras de la capital ecuatoriana llamada El Ejido. Allí alguien enciende una hoguera y al final, su cuerpo destrozado viene tirado a esta pira. El último pensamiento de Eloy Alfaro antes de ser asesinado fue:
«Nada soy, nada valgo, nada pretendo, todo para vosotros que sois el pueblo y que teneís el derecho de ser libres».
Con su inmolación una revolución, la liberal, se queda trunca. Aquel Auto de Fe del 28 de enero del 1912, momento en el cual el cuerpo destrozado de Eloy Alfaro junto con los de algunos de sus generales son echados a las llamas, este año recuerda su centenario; a aquel episodio histórico el escritor ecuatoriano Alfredo Pareja Díezcanseco le llamó «La Hoguera Bárbara», nombre que utilizó como título para el libro que escribió y donde cuenta la vida de Eloy Alfaro, a quien desee consultarlo, puede encontrar su primera parte en la Biblioteca digital andina www.comunidadandina.org.
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