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Sobre el debut discográfico de la rapera cubana Telmary

La hora de creérselo bien

Fuentes: Rebelión

Con la misma energía con la que Elegguá** abre caminos en rojo y negro todos los lunes, así viene aclarando, entre nosotros, un nuevo momento para la música cubana. A diario, el disco debut de la rapera Telmary, es la última señal que un grupo importante de los músicos y músicas más jóvenes del país […]

Con la misma energía con la que Elegguá** abre caminos en rojo y negro todos los lunes, así viene aclarando, entre nosotros, un nuevo momento para la música cubana.

A diario, el disco debut de la rapera Telmary, es la última señal que un grupo importante de los músicos y músicas más jóvenes del país (vanguardia que posee «el don» de crear siempre desde lo popular) ha enviado al universo sonoro de la Isla. A fuerza de chapear la maleza del monte, a fuerza de perseverancia y talento, A diario se suma a una lista de propuestas musicales que ya se hace difícil de ignorar para cierto espacio de la crítica y los medios de comunicación.

Para la gente que trabaja y anda a pie a todos los días

De Telmary sabíamos su paso inicial por la banda de hip hop Free Hole Negro, y, luego, su protagonismo como la diva sensual cadenciosa rapera en Interactivo, el super grupo o taller creacional que conduce el pianista Robertico Carcassés. En esta ocasión, Telmary se aventura a su primera producción individual, aunque, en realidad, no hace sino reafirmar el concepto de creación colectiva que ha animado a Interactivo desde sus inicios.

A diario (Bis Music, 2006), producido por Yusa y el propio Carcassés, cuenta con la colaboración de cerca de cincuenta músicos y músicas (entre otros, Haydée Milanés, Kumar, William Vivanco y Samuel Formell), que entran y salen en cada canción como si todo se tratara de jugar. Cuando uno de los integrantes de la familia de Interactivo se concentra en la creación de su propia obra, el resto se desdobla a favor de esa individualidad. El resultado no puede ser mejor: diversidad de matices, ángulos y puntos de vista que enriquecen la música hasta el punto de convertirla en un organismo vivo.

Hasta ahora han llegado hasta nosotros algunas muestras concretas de ese esfuerzo: Sentimiento (Unicornio, 2004), del cantante y performer Francis de Río; Yusa y Breathe (Tumi Music, 2002 y 2005), de la vocalista y multintrumentista Yusa; Metropolis (Unicornio, 2002), del guitarrista Elmer Ferrer; o el propio debut de Interactivo como banda, Goza pepillo (Bis Music, 2005).

Constancia y sabiduría

Las canciones de A diario convocan a pensar nuestra realidad sin dejar de divertirnos. Como decimos en Cuba: pasarla bien, pero ¡sin despegar los pies de la tierra! Temas como el respeto a la diversidad, las ganas de vivir y hacer, la imaginación, la violencia contra la mujer, los rezagos de discriminación racial en nuestra sociedad, son expuestos aquí con seriedad y también con desenfado, quizá la mejor manera de hacer creíbles las palabras y tocar la sensibilidad del pueblo.

En ese mismo camino, y con un matiz realmente innovador, trabajan desde hace algunos años artistas como el multifacético X Alfonso; grupos del movimiento cubano de hip hop ― del cual Telmary es deudora ― como Obsesión y Anónimo Consejo; algunas bandas rockeras como Porno para Ricardo; y, desde Europa, Orishas y el taller de cantautores de Habana Abierta.

Música que se parezca al pueblo

El concepto de «fusión», tan en boga en el discurso de muchos grupos musicales en la actualidad, encarna en Telmary como algo natural, inherente al mestizaje cultural que nos identifica como pueblo. La «pureza» de los géneros tradicionales cubanos, cierta resistencia a traspasar los límites, es desbordada en A diario por eso que Joaquín Borges Triana ha llamado «música cubana alternativa», y que, en definitiva, no sería otra cosa que nuestra música popular de más alto vuelo estético, si los medios de difusión la entendieran como tal.

La versión que hace Telmary de Marilú, la mítica canción de la orquesta los Van Van, demuestra que estos jóvenes se reconocen herederos de una historia y una tradición musical. La participación de varios de los miembros de la orquesta en esta versión maravillosa, entre ellos Mayito Rivera, deja entrever además que los discípulos de Juan Formell persisten en la búsqueda incesante de nuevos códigos para la música nacional.

Dialogar y dialogar

Otro de los rasgos que definen a Telmary y su disco A diario, a la vez principio de los compañeros de generación, es el diálogo constante con aquellos creadores que son como satélites musicales para la Isla, aun cuando residan fuera de Cuba. Este es el caso del imprescindible Descemer Bueno, quien acompaña a Telmary en Rezo, salutación a Elegguá en clave hip hop, o de Athanai, que luce en Fiesta su savia para mezclar el rockandroll con el rap y la música electrónica.

La resistencia consciente a las etiquetas y la conexión tímbrica con otras sonoridades de aquí y de allá (desde la música afrocubana hasta el hip hop y el jazz) resaltan en los quince temas del disco de Telmary. En esta cuerda destaca la versión de Wondering (Sly), canción de los británicos Massive Attack, pioneros del trip hop,  en la que Telmary se adentra en sonoridades más cercanas al rock. A su vez, la participación de los españoles Ojos de Brujo en el disco añade una dosis de flamenco a un mundo de sonidos que le es consustancial a los cubanos.

Vista para caminar

Quizás ahora no tengamos ojos para ver y creer. Quizás tengamos que esperar un poco para entender y valorar mejor nuestros tesoros. Mientras tanto, Elegguá no dejará de despejar los caminos de una revolución sonora que crece A diario.  

*Marcel Lueiro. Poeta y periodista. Edita la revista Caminos del Centro Memorial Dr. Martin Luther King, jr., en La Habana.

** Elegguá: orisha (deidad) yoruba de los caminos y el destino.