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La insalubre salud pública

Fuentes: Rebelión

La única condición de pública que tiene la salud en Chile es el uso y abuso por parte del Estado; de pública, gratuita o por derecho, no tiene nada, pública : todo el Estado la usa como justificativo para disfrazar su ineptitud, ineficiencia, descaro y su inefable paso a la privatización. Producto de esta ineptitud, […]

La única condición de pública que tiene la salud en Chile es el uso y abuso por parte del Estado; de pública, gratuita o por derecho, no tiene nada, pública : todo el Estado la usa como justificativo para disfrazar su ineptitud, ineficiencia, descaro y su inefable paso a la privatización.

Producto de esta ineptitud, ineficiencia, descaro, falta de supervisión, es que se destapa la olla de los casos de VIH SIDA, sin notificar, a saber 134, según unos, y siguen apareciendo día a día. Según proyecciones de la decana de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Cecilia Sepúlveda, alrededor de 40.000 chilenos desconocen que son portadores del virus HIV.

No hay derecho a la salud, por ende , no hay derecho a ser informados, no hay derecho a la notificación oportuna y que respete la confidencialidad, no hay derecho a que se formule un instrumento efectivo de comunicación y notificación de enfermedades, no sólo como el sida, si no como la hepatitis B, Enfermedad de Chagas y otras tantas que urgen ser notificadas. Es el punto. No hay derecho.

No hay derecho que desfilen ministros de salud insalubres que bromeen acerca de la salud dental, mandando a utilizar hilo de coser en vez de hilo dental, ministros que implementen el auge y lo suelten a la suerte de la olla, ministras a las cuales les hagan un montaje a lo Harboe, con camas, funcionarios, y enfermos prestados, ministros que permitan intervenciones quirúrgicas con instrumentos no esterilizados. ¿¿ Con qué cara el gobierno ha llamado a recuperar la confianza en el sistema público de salud???

«La salud concertacionista»

El presupuesto actual para salud es insuficiente y es uno de los más bajos del mundo, ya que sólo alcanza al 1,6% del PIB, eso es aproximadamente 300 dólares por persona al año, sin embargo, u n aumento en el presupuesto de salud, el cambio de ministros y sus secuaces, no es suficiente. Es absurdo pensar que sólo con estas medidas puede repararse el agrietado sistema de salud pública. La base está podrida, y la putrefacción se debe (entre otros) a la flamante constitución de 1980 y a la profundización hecha por la concertación con el dictamen de sus políticas públicas neoliberales.

Durante los 17 años de dictadura no se hizo ningún aporte real o importante al sector salud. Cuando la Concertación llegó al gobierno se encontró con esta realidad. En estos años de gobiernos concertacionistas sólo se ha enfatizado en demostrar mejoras en atención, pero no se ha resuelto la crisis de salud existente por falta de infraestructura , hospitales, consultorios, recursos humanos y técnicos, más bien se ha profundizado. El inicio del proceso de reforma de la salud de Lagos, fue sólo eso, una reforma, sin consideración de las bases, inconsulta, una reforma de un sistema podrido, desigual, excluyente y discriminador. No es mucho lo bueno que se puede sacar de esta reforma. Bachelet, a pesar de haber estado en parcial desacuerdo con su implementación, le da continuidad, una continuidad llena de lastres imposibles de descolgar. No hay ninguna intención de mejorar la salud, no la habido, ni la habrá en ningún gobierno concertacionista.

La deuda hospitalaria de más de 66 mil millones de pesos, (el 84% de esta deuda corresponde a insumos) ,la falta de camas, de médicos, de recursos humanos y técnicos, el incumplimiento bárbaro del discriminador Plan Auge, la implementación de la autogestión hospitalaria, condenada al fracaso y segundo gran paso a la privatización, son las obras de la «salud concertacionista».

Los casos de los Hospitales de Curepto, de Iquique (que ha repercutido en que todos corran a revisar el estado de sus notificaciones, quedando en evidencias como el del Hospital Salvador y otros servicios) , de Vallenar, son sólo algunos de los casos que demuestran el estado de la salud pública en Chile. Demuestran la realidad de la salud chilena y demuestran además, que de los componentes de las políticas de salud y de sus gestiones, dependen la vida y la muerte.

Bachelet, «presidenta doctora» y ex ministra de Salud, ha insistido en que el sector «no está en crisis». Tiene razón, no está en crisis, este es su estado natural, estado natural de carencias, de burlas, de desasistencia, de irrespeto a la clase trabajadora y al más de 75% de los chilenos que lo utilizan. Esto es sólo un «escandalito», alguien que tuvo un olvido, un error humano, un lapsus… total, los perjudicados, dañados, no notificados y los muertos no son de ellos, son del pueblo. ¿Enviarían el avión presidencial o harían tal vez funerales de Estado a aquellos que murieron como consecuencia del VIH, sin ser notificados y por ende, no tratados? ¿Fueron los importantes personeros del gobierno a dar su pésame? Tal vez el Ministro Pérez Yoma acudirá a promover que se les erija un monumento, ya que se inclina por este tipo de actividades…

– Ana Tania Toro es médico y miembro del Centro de Estudios Francisco Bilbao.