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La izquierda, la democracia y las elecciones en el Chile de hoy

Fuentes: Portal Rodriguista

Introducción En general son muy pocos los análisis de la realidad nacional y del acontecer político que se basen en una concepción materialista. Este análisis sobre las elecciones y la democracia tomará como base una cita de Carlos Marx del Prólogo a la «Contribución a la crítica de la Economía Política». Es una de las […]

Introducción

En general son muy pocos los análisis de la realidad nacional y del acontecer político que se basen en una concepción materialista. Este análisis sobre las elecciones y la democracia tomará como base una cita de Carlos Marx del Prólogo a la «Contribución a la crítica de la Economía Política». Es una de las mejores síntesis que resume la concepción materialista o el marxismo.

«…en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social.» (Carlos Marx, P rólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política).

¿En qué base se sustenta la superestructura jurídica y política del Chile de hoy?

El pueblo chileno y, así mismo, la izquierda siempre han confiado en la democracia y las elecciones. No obstante, los continuos desengaños en la historia de nuestro país hace de éstas, hoy, un instrumento cada vez menos creíble y un dilema en su participación como forma de definición de la voluntad popular.

Las elecciones son la esencia del funcionamiento de los sistemas democráticos para resolver las contradicciones en las sociedades en tiempos de paz. Cuando la violencia pasa a ocupar un lugar predominante como forma de gobernar, nos enfrentamos a la dictadura.

Las democracias han ido evolucionado a lo largo de la historia a la par con los modos de producción. Habiendo existido en las sociedades esclavistas y feudales es en el capitalismo donde adquieren su plena funcionalidad.

En las sociedades anteriores la democracia era exclusiva para ciertos sectores de la sociedad. En la Grecia antigua el sistema democrático regía únicamente para los «libres» y no para todos. Los ilotas en Esparta y los esclavos eran considerados como bienes, mercancía.

En el feudalismo de igual manera el ejercicio democrático fue un privilegio para ciertos estamentos de la sociedad. Obviamente que los siervos de la gleba no tenían derecho ni a voz ni a voto.

En Chile tenían derecho a voto solo los ciudadanos varones mayores de edad con bienes raíces, capitales (Constitución de 1833). La reforma de 1861 decreta el sufragio universal masculino sin requisito de posesión de bienes.

La democracia se desarrollaba a medida que las sociedades y sus economías evolucionaban a la par alternándose con épocas de revoluciones, guerras y dictaduras. Es en el sistema capitalista en que evoluciona a su completa expresión, es en la sociedad burguesa donde se manifiestan sus características más genuinas pero siempre con las triquiñuelas para que las clases dominantes mantengan el poder.

Como el capitalismo requiere de fuerza de trabajo libre, en otras palabras para que la capacidad de producir sea una mercancía disponible en el mercado donde el trabajador la venda en base a la oferta y demanda, debe estar con plena «libertad». Claro, el precio por su capacidad productiva no la pone él, la fija el mercado, o sea, el dueño de los medios de producción que debe usar el trabajador, el capitalista.

El modelo neoliberal instaurado durante la dictadura militar de Pinochet también requirió de su «superestructura jurídica» que se pretendió legitimar con el plebiscito fraudulento de 1980. Es la Constitución que impera hasta hoy y que fue legitimándose incluso por las mismas fuerzas que «lucharon» contra la dictadura.

Las relaciones entre los trabajadores, empresarios, comerciantes, servicios complementarios al sistema productivo y el conjunto de la sociedad se basan necesariamente en sistemas jurídicos aceptados «voluntariamente» por la mayoría denominadas como democracias.

En la medida que la economía marcha de forma ascendente la democracia cumple de forma efectiva su rol. Pero cuando la economía entra en crisis junto con ella también se cuestiona la democracia y todo el sistema jurídico. Entonces se manifiesta la dictadura de los sectores dominantes.

 

La crisis

«El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. » (Ibídem)

¿Cuáles con las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción del Chile de hoy?

Desde el 2008 que el sistema capitalista ha entrado en una profunda crisis y no tiene como salir de ella. Por el contrario, sigue expandiéndose a todos los continentes creando serios conflictos sociales. El planeta se hunde en confrontaciones entre las grandes potencias dominantes y las emergentes.

Los chilenos directa o indirectamente se ven afectados por lo que ocurre a nivel mundial y regional. La crisis en todos los ámbitos de la vida social sigue en desarrollo. El cobre, ingreso fundamental del país, sigue descendiendo en su precio; el sistema de salud pública se agrava; el sistema educacional no tiene por dónde resolverse; el sistema jurídico sigue agrietándose; el desempleo es una amenaza real en mediano o corto plazo; la criminalidad y narcotráfico van en aumento; la corrupción es transversal a todas las instancias de poder y casi una forma de vida; podríamos seguir sumando.

Abrir la caja de Pandora de donde surjan los fantasmas de la UP y Allende es el principal temor para avanzar y la obcecación de las clases dominantes por realizar reformas que de igual forma hoy no conducirían a ninguna parte.

El fracaso de las políticas de la Concertación, Nueva Mayoría y Alianza se expresa, además de en muchos otros ámbitos, en la cada vez más clara derrota jurídica que pueden sufrir en La Haya ante la demanda boliviana. La designación de Insulza como agente del gobierno ante los tribunales no es para lograr una victoria jurídica, es para iniciar negociaciones y lograr que Bolivia retire la demanda.

En el siglo XXI, la era donde la tecnología ha roto con todas las trabas culturales e ideológicas, la expansión, la transnacionalización de capitales y las inversiones extranjeras son elementos fundamentales para el desarrollo económico y, en particular, para salir del estado de dependencia de los países imperialistas. La integración regional y la confluencia a formar una sola patria hacen de las fronteras y tratados añejos en elementos indefendibles en el ámbito político y jurídico. Por un lado es una necesidad ineludible para el desarrollo capitalista, y, por otro lado, es la antesala para una sociedad socialista.

 

Las elecciones

«Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción. » (Ibídem)

¿Cómo explicamos esta conciencia, las contradicciones, el conflicto aquí hoy?

En este contexto se van acercando las elecciones municipales del 2016, preámbulo de las parlamentarias y presidencial a realizarse el 2017. La lucubración acerca de cómo se irán a realizar genera incertidumbre ante el descrédito generalizado de la «clase política». Muchos que se consideran de izquierda e incluso revolucionarios, piensan que es el momento para ganarle a la Alianza y Nueva Mayoría. Este pensamiento, en estas condiciones, es de clara raíz oportunista.

¿Cuáles son estas condiciones?

Toda la superestructura jurídica en que se sostiene nuestra sociedad está desmoronándose y es necesario su cambio radical. No es cuestión de elegir personajes intachables para que ocupen puestos en alcaldías, parlamento o gobierno y resolver los problemas. El sistema los subsume, los integra y hace parte de sí mismo.

Las municipalidades así como casi todas las instituciones político administrativas son centros de corrupción y enriquecimiento ilícito. Cualquier administración honesta solo puede tener un arranque inicial a favor de sus territorios pero a la larga inobjetablemente caerá en las garras del capital y la corrupción.

En una democracia espuria solo se pueden obtener resultados espurios.

La Constitución en que se sostiene esta democracia es sostenida, a su vez, por el sistema económico instaurado por Pinochet, los chicago boys y el imperialismo.

Este sistema económico ha engendrado serias contradicciones que en muchos casos tienen características antagónicas en el seno de la sociedad chilena. Los incesantes movimientos sociales de protesta que han sido incesantes desde hace cinco años son el claro ejemplo se requieren cambios profundos. Las reformas son inútiles, el sistema no admite más parches.

 

Puntos para iniciar cambios

«Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización.» (Ibídem)

¿Qué objetivos se propone hoy esta porción de humanidad que reside en Chile hoy?

No obstante todo lo anterior, de ninguna forma ello invalida nuestra participación en elecciones. La diferencia que debemos hacer reside en los objetivos.

Un gran sector piensa que se pueden hacer cambios estando dentro del sistema, siendo parte de él; que solo es cuestión de conciencia y de buenas ideas. Algunos plantean: «hay que sacarle la cresta al parlamento».

Nosotros decimos que hay que cambiar el sistema primero, disolver el parlamento y construir una nueva democracia. Nuestra propuesta es utilizar las elecciones (por ejemplo, con una tercera urna) para hacer propaganda y difusión de un programa revolucionario que en general se puede definir en los siguientes puntos:

– Convocar a un plebiscito para elegir un gobierno provisional o de transición.

– Su rol es tomar control de todas las grandes empresas y las de carácter estratégico así como del sistema financiero.

– Reestructurar el sistema democrático sobre la base de la integración y participación de la población en las decisiones políticas y administrativas a nivel local, regional y nacional.

– Realizar o iniciar conversaciones reales en función de la integración latinoamericana sobre la idea estratégica de hacer de AL una sola nación.

– Una vez completada la reestructuración del sistema democrático convocar una Asamblea Constituyente.

Estos son puntos mínimos para cualquier pacto o alianza electoral, todo lo demás es sumergirse en utopías inconducentes u oportunismos perpetuadores del sistema imperante.

 

Conclusión

«A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana.» (Ibídem)  

 

Solo así o en programas similares es viable la participación en las contiendas electorales. Lo contrario conduce directamente al derrumbe y a una solución violenta. Mientras existan formas no violentas de resolver los conflictos los revolucionarios optan por ellas.

En un mundo con un sistema en descomposición, del cual Chile no es ajeno, no caben propuestas o proyectos cuyo contenido no sea revolucionario.

Las elecciones municipales nos deben servir como plataforma para la creación de un frente en que se agrupen los verdaderos intereses de nuestro pueblo.

Es hora de construir un proyecto revolucionario hacia el socialismo. No hay otra alternativa.

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