Queridas compañeras y compañeras Ya he hablado varias veces, he mandado mensajes a La Jiribilla y expresado mi completa admiración e identificación con ella. El nombre de La Jiribilla supongo que se lo debemos a Abel, quien tuvo un acercamiento original a la obra de Lezama. Y eso me hizo pensar en unas palabras, varias […]
Queridas compañeras y compañeras
Ya he hablado varias veces, he mandado mensajes a La Jiribilla y expresado mi completa admiración e identificación con ella. El nombre de La Jiribilla supongo que se lo debemos a Abel, quien tuvo un acercamiento original a la obra de Lezama. Y eso me hizo pensar en unas palabras, varias veces citadas, de Lezama en momentos bastante sombríos de la República cuando escribió: «Un país frustrado, en lo esencial político debe dar virtudes y expresiones u otros cotos de mayor realeza». Es singular que Lezama haya sido preocupado, por así decir, por la revolución triunfante y creo que el ángel de La Jiribilla que él planteó tiene mucho que ver con eso. La Jiribilla es el tronco en lo más profundo, lo más raigal, lo más creador de nuestra cultura en el sentido más alto de la palabra y siempre me encanta saber que personas muy jóvenes están llevando adelante este proyecto tan valioso.
La Jiribilla se define como revista digital de la Cultura Cubana y he sido presentado como «viejo revistero» que es lo que soy; pero al mismo tiempo soy un hombre de la Galaxia de Gutemberg, es decir, que la idea de que la cultura sea digital es para mí algo bastante singular y extraño a mi formación. Me permito recordar que cuando era niño no existía la televisión, es decir, he tenido que ingresar, mientras crecía, al mundo de la televisión. Qué diremos entonces de este mundo moderno. Las revistas a las que he estado vinculado durante prácticamente toda mi vida no eran digitales, a no ser, que «digitales» sea propio del dedo, pero no creo que ese sea el caso, no me parece que esta revista se haga con el dedo. Soy un aprendiz de este nuevo mundo, también lo hubiera sido Lezama, tan vinculado a tantas revistas memorables de nuestra cultura, estoy seguro de que para él hubiera sido también un alegre aprendizaje encontrarse con La Jiribilla.
Creo que Cuba vive un momento estelar de revistas, por aquí estaba Rafael Hernández, quien dirige una revista notabilísima: Temas, y hay muchas otras como La Gaceta de Cuba, Unión. Es un momento excepcional para las revistas culturales de nuestro país. La Jiribilla representa un salto, un salto de alegría en el aire y tiene también esta otra vertiente que es La Jiribilla de papel, o sea, esta que estamos conmemorando ahora es la digital, pero también existe este tipo de jiribilla de alma más corriente, más convencional.
Cuando me llamaron para decirme que se iban a conmemorar los cinco años de La Jiribilla, me pareció mentira, me parecía que La Jiribilla acababa de nacer ayer o tenía muchos más años. Y realmente eso habla de dos virtudes de la revista: de su frescura, que la hace siempre algo recién nacido y su reciedumbre. Su seriedad le permite tener cinco años como si fueran diez, quince, cincuenta años. Lo único que quiero a nombre de los que pertenecimos y seguimos perteneciendo a la Galaxia de Gutemberg, a los que leímos estremecidos aquellas palabras de Lezama en una Cuba oscura y leemos ahora estas palabras del ángel de La Jiribilla en la actualidad, expresarle a todos los que tienen que ver con La Jiribilla mis más profundas felicidades.
Muchas gracias.