Escrito por todas las personas que dieron voz al espacio organizado por el Proyecto Nuestra América.
Durante los días 12 y 13 de febrero, se realizó el taller «Revolución y Socialismo» con el objetivo de posicionar en el espacio virtual visiones socialistas. Vimos entonces la necesidad de resignificar el socialismo en la vida de la gente y su cotidianidad —¿Por qué el Socialismo? ¿Qué garantiza en estos tiempos?—; colocar visiones complejas y críticas sobre la revolución y la contrarrevolución.
El fin inmediato era confluir desde diferentes visiones y praxis socialistas en la construcción de acciones para el espacio público.
Iniciamos el día de trabajo con una mística que evocó emociones y acciones realizadas por quienes compartíamos el espacio. Se escuchó en el fondo la canción «La Tempestad», del dúo Buena Fe y el cantautor Silvio Rodríguez, anunciando el tiempo que vendrá.
Pasamos a mirar el contexto cubano y la vorágine en torno al socialismo: en días recientes fuerzas contrarrevolucionarias han querido imponer su agenda en el espacio virtual y han construido una matriz de opinión hiperbolizada en las redes sociales. Existen, en la Cuba que sentimos, pensamos y trabajamos, cambios tangibles en la economía, las consecuencias sociales de la Covid-19, la agudización del bloqueo e intentos de golpes blandos. Identificamos la apremiante necesidad de aumentar la formación en el campo tecnológico desde el sentir y el pensar socialista, aunado a la necesidad de luchar contra la corrupción y disputar las simbologías revolucionarias. Como también, entender las formas de dominación que nos atraviesan, las fórmulas de mercado que emergen y reencauzar la dirección de esta contienda a las lógicas socialistas.
El socialismo no implica solo un hecho económico, es esencialmente cultural y político.
El contexto es polémico, de múltiples miradas, donde hay que posicionarse asumiendo responsabilidades en las acciones que se tracen desde el trabajo colectivo popular.
El silencio no es revolucionario, por ello la invitación fue(es) a seguir fortaleciendo las luchas comunes por el Socialismo.
El deber es fomentar las prácticas revolucionarias que surgen desde las bases, profundizando la relación pueblo-institución, el Socialismo se hace «a mano y sin permiso».
El llamado del momento histórico es a rearticularnos y ampliar el corredor anticapitalista cubano: tiempos de solidaridad, internacionalismo y cooperación.
Problematizaciones en torno al socialismo
Desde el debate colectivo, se quiso redescubrir el socialismo en la vida cotidiana en cuatro niveles: valores, prácticas, instituciones e imaginarios colectivos. Nos dimos la tarea de identificar las fuerzas que tratan de reducir los espacios ganados.
Las amenazas señaladas fueron, por un lado, la acción sistemática de subversión del imperialismo norteamericano —con financiamiento económico—, la hegemonía capitalista y neoliberal —en particular su industria del entretenimiento— y los países que interfieren en las acciones de cooperación y solidaridad internacional. Por otro lado, en la lucha de clases que vive el país se alertó sobre el discurso de la derecha emergente, que busca interpelar a la juventud. Se expuso también que aún perviven sistemas de dominación como el patriarcado y el racismo dentro de nuestros espacios; y los males como la burocracia, los esquematismos, la corrupción, el oportunismo, la doble moral y el sectarismo.
Es un reto para el socialismo cubano la reproducción de las lógicas capitalistas en la vida cotidiana, en las instituciones y el pensamiento. Coincidimos en que existen brechas entre teoría y práctica debido a la colonización del saber, al marxismo dogmático, a la ausencia de una cultura del debate crítico y al cientificismo excluyente que subestima los saberes populares. Irrumpen formas de dominación cultural que disputan el sentido común y crean una burbuja cultural incoherente con la identidad nacional y la historia. El capital con sus múltiples sistemas de dominación, se apropia de la subjetividad y está haciendo soñar desde el capitalismo, creando un imaginario colectivo con un reduccionismo atroz: Socialismo=pobreza/Capitalismo=riqueza.
Mientras, en las instituciones, estatales y sociales, percibimos en ocasiones respuestas no revolucionarias, temor a lo diferente —pero no antagónico—, desconexión del discurso mediático con la agenda inmediata del pueblo y la acumulación de problemas.
Las instituciones deben, efectivamente, promover la participación de actores diversos y de diferentes voces para que desde esa experiencia cotidiana se creen las soluciones. Los dirigentes deben ser facilitadores de procesos y servidores públicos. No tienen por qué recaer sólo en los hombros de quienes dirigen las propuestas de soluciones. Hay que propiciar más espacios de diálogo, de toma de decisiones, de propuestas, que sean horizontales, participativos, inclusivos y compartir luego lo que se genere de ellos.
Del mismo modo, a esas instituciones creadas por y para nosotres, nos falta acompañarlas con participación, control popular y enriquecimiento ideológico. En las comunidades hay reducción de los espacios de socialización colectiva, solidaria y cooperada, que son la base del socialismo e influyen en la práctica cotidiana.
Es importante participar en la movilización popular desde la organización civil, empezando por sacudir organizaciones que en algunos lugares están dormidas como la FMC, los CDR, la UJC, la ANAP y la CTC.
Encontrando salidas para revolucionar el socialismo
¿Cómo podemos profundizar los espacios socialistas con nuestras prácticas? Acá el grupo levantó alternativas populares para ampliar el corredor revolucionario. Compartimos un resumen de las mismas:
· Ante las fuerzas externas, desde lo revolucionario, es necesario seguir resaltando —a través de diversos métodos y mensajes efectivos y adecuados a los códigos, lenguajes, aspiraciones y proyectos de la mayoría de los jóvenes— los valores esenciales del socialismo en su dimensión central, la humana, y su significado como única alternativa para alcanzar la plenitud y la felicidad. Debemos enarbolar el internacionalismo y la solidaridad, buscando abrir articulaciones estratégicas, entendiendo que son imprescindibles para el Socialismo.
· Ante las amenazas internas debemos reanimar, resemantizar y revalidar simbólicamente la épica del socialismo como táctica y el comunismo como estrategia. Miremos hacia una pedagogía emancipadora que genere pensamiento crítico, que resignifique los conceptos desde los espacios en los que trabajamos, que forme sujetos y sujetas conscientes como actores principales del campo popular hacia el horizonte socialista, impulsemos la formación integral artística, filosófica, científica, espiritual, militante, ecologista, anticapitalista, antirracista, antipatriarcal y antiLGBTfóbica; no cejar en la aspiración del mejoramiento humano.
Con la intención de expandir la cultura socialista vimos la urgencia de actualizar el modelo de gestión del trabajo ideocultural, tejer alianzas y articulaciones que tengan como base los valores del proyecto revolucionario para impulsar la innovación de la simbologías y conceptos revolucionarios. Poner al proyecto en diálogo con él mismo; no pretender llevar ideas inamovibles a los hechos.
Visibilizar el arte, sin permitir un vaciamiento ideológico y político del mismo, ni la internalización del dogma o la cultura de la dominación capitalista en su esencia. El arte es para producir sentidos de vida, conciencia crítica, emancipar, como expresión más elevada del pensamiento humano. Construir una Cuba donde la espiritualidad social haga parte del diseño y las personas diversas nos unamos para construir un horizonte esperanzador para la nación.
Hay que aprender a profundizar en las instituciones como izquierda organizada y comprometida con el avance de la Revolución. Entre ellas pueden coordinarse para compartir contenidos, reflexiones y sugerencias para el trabajo ideocultural y así:
1) Dar la batalla por el control popular sobre las estructuras estatales y no estatales, aprender a hacer veeduría ciudadana en las instituciones y hacernos partícipes de sus decisiones aprovechando que su objetivo es apoyar al pueblo.
2) Analizarnos y autocriticarnos para reconstruirnos, activar y dinamizar las organizaciones, estructuras existentes y crear otras, ahí donde sea necesario.
3) Combinar la participación popular con una reconfiguración teórica, conceptual y práctica para mantener en funcionamiento el socialismo.
4) Asumir puestos de responsabilidad y de dirección desde donde podamos ayudar a que la Revolución se siga moviendo y cambien sus dinámicas.
Se debe compañar y trabajar, construir desde el pueblo iniciativas productivas comunitarias y cooperativas que perfeccionen el reordenamiento económico actual; fortalecer, reconocer y divulgar el aporte social del trabajo productivo y de cuidados. Debemos pensar en el desarrollo de proyectos a partir de las experiencias surgidas en la pandemia como las Familias que manejan precios solidarios y acompañamiento a grupos en situación de vulnerabilidad. Tenemos que resignificar el trabajo desde la economía popular socialista.
¡Si no ocupamos los espacios desde el compromiso, otros lo ocuparán desde el oportunismo, el mercado y la propiedad privada!
Y al final… el principio del camino
Así fuimos… ¿cerrando? No, qué va. ¡Esto empieza ahora! Entre las diferentes alternativas emergentes en el debate hubo un llamado reiterado en cuatro ejes temáticos que deben encausar las acciones: Formación, Economía Popular, Poder Popular y Cultura Popular. Nos organizamos para construir de conjunto, a partir de los análisis y soluciones, propuestas en tres continuidades: Acción campaña comunicativa, Acción de Formación y Acciones de Control Popular. ¡Ojo! En estos grupos de trabajo cada quien asume tareas, liderazgo, convocatoria y creación.
Quienes confluimos en el espacio somos personas procedentes de diferentes organizaciones, colectivos e instituciones como Payasas Terapéuticas, CDR, Centro Martin Luther King (CMMLK), la Red de Educadoras y Educadores Populares, Red Ecuménica Fe por Cuba, FLACSO-Cuba, UJC, Jóvenes de la Tángana, estudiantes y profesorxs, de la CUJAE, la Universidad de La Habana, Cienfuegos, Santiago de Cuba, Movimiento de Trabajadores Rurales de Brasil (MST) y militantes de otros países que acompañaron la construcción. También hubo participantes de Paradigmas Emancipatorios, K-analiza, la FEU, el Instituto de Filosofía-GALFISA, AHS, Delegadas y delegados del Poder Popular, la Brigada de Instructores de Arte José Martí, el Centro de Genética Médica, la ELAM, la revista La Tizza, el Proyecto Nuestra América… y tantísimas más organizaciones viejas, nuevas, en construcción que logramos encontrarnos en el mismo espacio. Nos toca pedir disculpas a quienes no mencionemos y las ideas que no pudimos poner explícitas. Sentimos gratitud por el aprendizaje mutuo, por compartir la esperanza, proyectarnos para profundizar y organizarnos para la acción articulada en la marcha al socialismo. Aún queda la angustia de concretar más en acciones este debate enriquecedor.
El escenario epidemiológico impide las aglomeraciones públicas, por ello se puso sobre la mesa el espacio virtual, pero esto no nos frena. En cuanto podamos, ¡volveremos a las calles y barrios de nuestro país a realizar acciones y seguir haciendo el Socialismo!
Y como diría Fernando Martínez Heredia,
«La sociedad pasa al centro del combate político, y ella necesita que entre todos hagamos política social, y hagamos política. Un requisito básico será la activación de muchos medios organizados que no están siendo eficaces ni atractivos, y la creación de nuevos espacios y mecanismo para fomentar la actuación y la creatividad populares».