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La matanza de Oslo, un síntoma de la deriva del pensamiento intelectual de Occidente

Fuentes: Renenaba.com

Traducido para Rebelión por Caty R.

Cartel de la «primera conferencia trasatlántica ‘anti-islamización'», que se iba a celebrar en Estrasburgo el 2 de julio de 2011 

La alianza entre la extrema derecha europea e Israel: una impostura moral de los descendientes de las víctimas del genocidio hitleriano con los herederos espirituales de sus antiguos verdugos.

Anders Behring Breivik, el autor de los atentados de Noruega en julio de 2011, cita varias decenas de veces en su manifiesto para explicar su acto a Bat Ye’or, seudónimo de Gisèle Littman-Orebi (El Cairo, 1933), una ensayista británica judía de origen egipcio. Este seudónimo, Bat Ye’or, significa «hija del Nilo» en hebreo. En su obra Eurabia, Islam and Dhimmitude denuncia un acuerdo urdido, según ella, entre ciertas instancias dirigentes europeas y los países árabes para someter a Europa al mundo árabe con el fin de crear una nueva entidad que la autora designa con el vocablo «Eurabia».

En su manifiesto de 1.500 páginas, el terrorista noruego cita varias veces a Alan Finkielkraut. Esto es lo que escribió Anders Behring Breivk en su manifiesto: «A European Declaration of Independence – 2083: French philosopher Alain Finkielkraut has warned that «the lofty idea of ‘the war on racism’ is gradually turning into a hideously false ideology. And this anti-racism will be for the 21st century what Communism was for the 20th century: A source of violence»» (2083, una declaración de independencia europea) El filósofo francés Alain Finkielkraut ha advertido de que «la generosa idea de ‘una guerra contra el racismo’ se está transformando poco a poco en una ideología monstruosamente falaz. Y ese antirracismo será en el siglo XXI lo que fue el comunismo en el siglo XX: una fuente de violencia».

I.- Oslo, un lugar cargado de un fuerte simbolismo

Oslo, lugar cargado de un fuerte simbolismo cuya sede del gobierno fue objeto de un atentado letal el viernes 22 de julio de 2011, sirvió de marco a las negociaciones que desembocaron en los primeros acuerdos directos israelíes-palestinos, los Acuerdos de Oslo, el 13 de noviembre de 1993.

¿Aciaga casualidad, arrebato o premeditación? La matanza, que causó 76 muertos, ocurrió al día siguiente del compromiso del gobierno noruego de actuar a favor del «reconocimiento del Estado palestino» en la próxima Asamblea General de la ONU, que se celebrará el próximo mes de septiembre, mientras los jóvenes del Partido Laborista Noruego que celebraban su congreso en la isla próxima a la capital abogaban por una actuación más radical que llegase hasta el boicoteo económico de Israel. Hasta el punto de que un reputado periodista israelí, Gilad Atzmon, no dudó en plantear abiertamente la cuestión del vínculo entre esta carnicería y la campaña BDS (Boicot, desinversión y sanciones) cuya aplicación a Israel reclamaban los jóvenes socialistas según el modelo de Sudáfrica en los tiempos del apartheid (1).

Yasser Arafat, el líder de la Organización para la Liberación de Palestina, y los firmantes israelíes del acuerdo, el primer ministro laborista Isaac Rabin, asesinado después por un ultrasionista, así como Simón Péres, en la época ministro de Asuntos Exteriores, obtuvieron conjuntamente, en aquella ocasión, el Premio Nobel de la Paz, el único de los cinco Premios Nobel que entrega Noruega, según las disposiciones testamentarias del químico Alfred Nobel. El gobierno israelí ya vació de su sustancia los Acuerdos de Oslo en el primer paso al gobierno de Benjamín Netanyahu, en 1995, contemplando además la posibilidad de derogarlos pura y simplemente en represalia por la proclamación de independencia de Palestina.

Obra de un fundamentalista cristiano próximo a los medios de la extrema derecha, este ataque recuerda los vínculos de la extrema derecha europea con Israel en una alianza contra natura fundada sobre una ideología particularmente islamófoba. Según su propia confesión, Anders Behring Breivik, el principal sospechoso del doble ataque mortal de Oslo, antiguo miembro del «Partido del Progreso» (FrP), la derecha populista, es una venganza nacionalista movida por una aversión visceral hacia el Islam.

La prensa occidental ha pasado por alto, incluso con una indiferencia culpable, las derivas tanto semánticas como políticas de esta increíble alianza entre Israel y notorios antisemitas europeos, sellada por una «Declaración de Jerusalén» en diciembre de 2010, cuyo paradójico efecto habría sido deteriorar un poco más la imagen de Israel en el mundo al tiempo que redimía a los populistas europeos.

Favorecido por un clima xenófobo transmitido a nivel europeo por la campaña a favor de la libertad de expresión con ocasión de la aparición de las caricaturas de Mahoma, los más destacados intelectuales mediáticos pro israelíes forjaron toda una terminología estigmatizadora para acusar a todo un sector de la población hostil al unilateralismo del eje israelí-estadounidense.

II. Fascislamismo, Eurabia, islamo-izquierdista: Bat Ye’or, Alain Finkielkraut Alexandre Adler, Yvan Riouffol, Philippe Val, Bernard Henri Levy y Dominique Strauss Khan.

Ninguno de los grandes periódicos europeos ha emitido la menor crítica a esta fraseología islamófoba y arabófoba que ha prosperado en los debates políticos, en especial en los medios de comunicación, con el pretexto de la lucha contra el «terrorismo islámico» y cuyo objetivo real es fustigar a los refractarios al pensamiento hegemónico occidental.

Ninguno ha expresado la menor reserva sobre expresiones demagógicas como «fascislamismo» (2), la expresión preferida del tándem mágico del diario Le Figaro, Alexandre Adler e Yvan Rioufol, o «Eurabia» (3), la expresión acuñada por la teórica ultraderechista europea Bat Ye’or, una judía egipcia de nacionalidad británica, icono de los medios de extrema derecha, para denunciar una presunta islamización rampante de Europa, lo mismo que su hermana gemela, la despectiva expresión «islamo-izquierdista», esgrimida para criminalizar la creación de una alianza de los excluidos de la sociedad de la abundancia que agrupe a los diversos componentes de la sociedad francesa más allá de diferencias religiosas o comunitarias.

Ninguno ha parpadeado ante el trabajo de deconstrucción histórica emprendido por Alain Finkielkraut (4) y Bernard Henri Levy que presentan, en una especie de revisionismo antiárabe, «el islamismo radical como una variante de ese fenómeno mundial que fue, hace ya casi un siglo, el fascismo», o también el desprecio sistemático hacia la «política árabe de Francia», iniciado por el CRIF con el apoyo activo de Philippe Val, director de Radio France, y de Dominique Strauss Khan, el flamante socialista que la denunciaba como una «superchería» antes de su confinamiento en arresto domiciliario en Manhattan por comportamiento inapropiado.

Ninguno ha hecho una labor de pedagogía respecto a ese problema complejo, especialmente contra esa tendenciosa presentación de los hechos que convierte a los musulmanes en general, y a los árabes en particular, en responsables de todos los males del planeta, mientras los denunciantes del Islam en sus diversas facetas, al estilo del novelista investigador Bernard Henri Levy, jaleaban en otros tiempos a los muyahidines afganos, así como a los árabes afganos, como «combatientes de la libertad» en plena exaltación de la guerra antisoviética de Afganistán (1980-1989).

Ninguno ha valorado la contribución del mundo musulmán a la implosión de la Unión soviética y a la libertad de Europa. Con su clásico chovinismo, ninguno ha destacado el hecho de que el mundo musulmán y el mundo árabe fueron los principales aliados de la alianza atlántica en la implosión del bloque soviético en el apogeo de la Guerra Fría soviética-estadounidense, además de ser unos de los más importantes proveedores de combatientes durante las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945) para la liberación de Europa, especialmente de Francia, del yugo nazi, y al mismo tiempo los grandes perdedores de su alianza privilegiada con Estados Unidos y cuya enorme contribución no recibió la más mínima concesión respecto a su causa principal: la causa palestina.

El mismo mutismo culpable se ha observado sobre la unión política entre la extrema derecha europea y el sector más xenófobo del tablero político israelí, hasta el punto de que los viajes a Israel de los dirigentes europeos más radicales se han convertido en un ejercicio obligado del proceso electoral, un paso obligado para la rehabilitación política y moral de antisemitas atroces (5).

III. La alianza entre la extrema derecha europea e Israel: una impostura moral de los descendientes de las víctimas del genocidio hitleriano con los herederos espirituales de sus antiguos verdugos.

Entre esas operaciones mediáticas, para conseguir dividendos electorales, es importante señalar el viaje a Israel efectuado por una impresionante delegación de unos 35 parlamentarios y responsables europeos de extrema derecha el día 18 de diciembre de 2010, durante las vacaciones de Navidad. La delegación abarcaba toda la gama de sensibilidades derechistas europeas, desde los populistas de la UDC a los fascistas suecos, cuyo vínculo común es la misma islamofobia, amplificada por el pasado nazi o antisemita declarado de algunos de los participantes.

La delegación estaba compuesta por las siguientes personalidades: Geert Wilders, fundador del PVV (Partij voor de Vrijheid, Partido para la Libertad), partido populista neerlandés, Filip Dewinter y Frank Creyelman (responsable de la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento belga), Heinz-Christian Strache (sucesor de Jorg Haïder), René Stadtkewitz (presidente del Partido de la Libertad Wilderien, Alemania), Kent Ekeroth (responsable del Partido de los Demócratas Suecos), los suizos y por supuesto los daneses, cuya extrema derecha es abiertamente atlantista.

Durante esa gira Geert Wilders, por otra parte, tuvo el privilegio de entrevistarse personalmente con Avigdor Lieberman, ministro xenófobo israelí de Asuntos Exteriores mientras que, a su vez, toda la delegación fue recibida en la Knesset en el palco de honor, después por el alcalde de Ashkelon (hermanado con Aix en Provenza) con ocasión de una conferencia organizada en la universidad local, luego por David Buskila, alcalde de Sederot (hermanada con Antony), miembro del partido laborista, así como por el kahanista Moshe Feiglin, miembro importante del Likud, antes de una gira por «Samaria».

La delegación se proclamaba perteneciente a una «European Fredom Alliance (EFA)», que no es otra cosa que la rama europea de la «American Freedom Alliance», una de esas oficinas neoconservadoras islamófobas financiada por el «lobbista» multimillonario Aybrey Chernick. Este último firmó una «Declaración de Jerusalén» que propone una alianza de las democracias contra «una nueva amenaza global de tipo totalitario: el islamismo».

Enfocados contra el Islam (y no contra el islamismo), anclados en la teoría del «Choque de las civilizaciones», partidarios de la democracia directa contra las élites, esos movimientos deseosos de desembarazarse de los pesados oropeles del antisemitismo han establecido una unión tácita con Israel, promovido a la categoría de «bastión de Occidente», una variante de la expresión del presidente francés Nicolas Sarkozy y del periodista del Express Christophe Barbier, que presentaron al Estado hebreo como un «bastión del mundo libre» durante la guerra de destrucción israelí de Gaza en diciembre de 2007-enero de 2008.

La misma lógica errática alimenta el pensamiento de Claude Goasguen, el diputado y alcalde de la UPM del XVI distrito de París, asesino por excelencia de la binacionalidad mientras que paradójicamente se erige en padrino del binacional más problemático, Gilad Shalit, el conductor de tanque del ejército israelí, un anglófono sin la menos relación lingüística y patrimonial con Francia que sin embargo recordó su nacionalidad francesa en el preciso momento en el que la organización palestina Hamás le capturó en Gaza.

Listos para denunciar, tanto si viene a cuento como si no, «la alianza morena, roja, negra», según su propia terminología falsamente científica, esos falsarios se muestran extremadamente mansos con respecto a la impostura moral que representa la alianza de la xenofobia israelí con los antisemitas europeos, en otras palabras, la alianza de los descendientes de las víctimas del nazismo con los herederos espirituales de sus antiguos verdugos.

IV.- La islamofobia es una ideología de masas que impregna lentamente la sociedad francesa.

«La islamofobia es una ideología de masas que impregna lentamente la sociedad francesa», observa Nicolas Lebourg, historiador especialista en la extrema derecha, señalando la responsabilidad tanto de la extrema derecha radical francesa como de la UMP, de los intelectuales de la izquierda laica o las grandes cadenas de televisión.

«El argumentario islamófobo nació al margen, en la extrema derecha radical, antes de difundirse en la sociedad francesa. Las guerras de la ex Yugoslavia marcaron un punto de inflexión con las primeras difusiones de la idea de que Europa está en vías de islamización. Incluso en los altos rangos del estado mayor francés y en una parte de la izquierda laica circulaba la idea de que Serbia estaba, en Kosovo, defendiendo a Europa de la islamización. Desde hace diez años se consiente que el discurso islamófobo se convierta en legítimo. Lo vemos en la actualidad en las grandes cadenas de televisión. Es muy fácil señalar sólo a los radicales, pero en Francia el discurso de la extrema derecha radical no es más que la caricaturización del que se oye de la extrema derecha tradicional, de la UPM o de una parte de los intelectuales de la izquierda laica. La terminología utilizada en Francia recuerda sin cesar, en diversos grados, la invasión, la colonización. A partir del momento en que se alude sin parar a gentes invasoras, es lógico que al cabo de un tiempo eso alarme a ciertas personas. Es una ideología de masas que lentamente impregna la sociedad» explicaba Nicolas Lebourg en una entrevista a Liberation aparecida el 25 de julio de 2011.

V.- La primera conferencia «trasatlántica anti-islamización»

Esta luna de miel sin contratiempos debía concluir en una gran ceremonia en Estrasburgo, en el verano de 2011, con la primera conferencia «trasatlántica anti-islamización». Prevista para el sábado 2 de julio de 2011, finalmente la conferencia no se celebró. Los organizadores la anularon después de que el Instituto Católico les negase una sala.

El plató debía reunir a las principales figuras emblemáticas de la islamofobia de uno y otro lado del Atlántico. Christine Tasin y Pierre Cassen de Riposte Laïque/Resistance Républicaine tomarían la palabra, así como Fabrice Robert, el presidente del Bloque Identitario. Los organizadores también invitaron a Roberta Moore, representante de la «sección judía» de la English Defence League, así como a Pamela Geller, una activista estadounidense próxima a John Bolton, un halcón del gobierno de George W. Bush del que fue embajador en las Naciones Unidas. La autora del libro The Post-American Presidency: The Obama Administration’s War on America, Patricia Geller, que también se encarga de Stop islamization of America. El danés Anders Gravers, que a raíz del asunto de las caricaturas de Mahoma fundó el grupo «Stop à l’islamisation de l’Europe», fue uno de los promotores de esta reunión.

Todos esos grandes demócratas, portadores de civilización que imparten lecciones, deberían sin embargo acordarse, en interés de la credibilidad de su mensaje universal, de esa regla de higiene moral que deberían erigir en línea principal inalterable: Nuestros amigos son nuestros amigos, nuestros enemigos son nuestros enemigos, pero los enemigos de nuestros enemigos no son necesariamente nuestros amigos.

Notas:

(1) Gilad Atzmon, ¿Fue la masacre en Noruega una reacción al BDS? 

(2) Este término lo utilizan en particular Alexandre Adler e Yvan Rioufol (diario Le Figaro) y el grupo de los intelectuales que gravitan en la órbita de la revista Le Meilleur des Mondes, por reciclaje de la terminología de Bernard Lewis, el islamólogo estadounidense pro israelí, lo mismo que la expresión «Fascismo verde» o «La alianza morena-roja-negra» para fustigar cualquier pensamiento crítico respecto al unilateralismo pro occidental.

(3) Eurabia, término forjado por Bat Ye’or, seudónimo de Gisèle Littman Orebi (El Cairo, 1933), una ensayista británica, judía de origen egipcio. Este seudónimo, Bat Ye’or, significa «Hija del Nilo» en hebreo. En su obra Eurabia, Islam and Dhimmitude denuncia un acuerdo urdido, según ella, entre ciertas instancias dirigentes europeas y los países árabes para someter a Europa al mundo árabe con el fin de crear una nueva entidad que la autora designa con el vocablo «Eurabia». Anders Behring Breivik, el autor de los atentados de Noruega en julio de 2011, la cita varias decenas de veces en el manifiesto donde explica su acto.

(4) Con respecto a Alain Finkielkraut, ver su intervención en el centro de civilización francesa de la Universidad de Varsovia el 27 de junio de 2011 sobre el tema «¿Quién teme al multiculturalismo en Europa?», donde el filósofo desarrolla su demostración de la desaparición de la identidad francesa. En su informe de 1.500 páginas, el terrorista noruego cita varias veces a Alain Finkielkraut. Esto es lo que escribió Anders Behring Breivik en su manifiesto: «A European Declaration of Independence – 2083» (2083, una declaración de independencia europea): El filósofo francés Alain Finkielkraut ha advertido de que la «gran idea» de la guerra contra el racismo se está convirtiendo en una ideología horriblemente falsa. Y este antirracismo será para el siglo XXI lo que fue el comunismo para el XX: Una fuente de violencia» [en una entrevista al diario israelí Haaretz, el 17 de noviembre de 2005]. El asesino noruego cita también a otros franceses: Jacques Chirac (los ruidos y los olores) y a Nicolas Sarkozy «los corderos degollados en las bañeras». Sin embargo, según las cifras de la ONU y del INED (Instituto Nacional de Demografía), la proporción de inmigrantes (extranjeros que residen en Francia y franceses que han conseguido la nacionalidad) es estable desde hace 20 años: el 10,7% en 2010 frente al 10,4% en 1990″, http://www.rue89.com/2011/07/27/finkielkraut-malade-de-son-obsession-du-metissage-215843 

(5) Sobre la unión entre Israel y la extrema derecha europea, véase el vídeo: http://www.dailymotion.com/video/xjog5x_extreme-droite-europeenne-pro-israelienne_news, así como la serie «Israel: De la propagande», en la web http://renenaba.com:

1ª parte: http://www.renenaba.com/israel-de-la-propagande-part-13-2/ 

2ª parte: http://www.renenaba.com/israel-de-la-propagande-part-23/ 

3ª parte: http://www.renenaba.com/israel-de-la-propagande-part-33/ 

Fuente: http://www.renenaba.com/norvege-le-carnage-d%e2%80%99oslo-un-symptome-des-derives-de-la-pensee-intellectuelle-occidentale/