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Entrevista a Alberto Piris, general de artillería en la reserva y analista del Centro de Investigación para la Paz

«La mentira y el miedo se utilizan como armas de sometimiento»

Fuentes: Fusion

Cazas escoltando aviones de pasajeros. Guardacostas patrullando 24 horas sin saber qué buscar. Férreos controles de seguridad en aeropuertos. Alerta naranja en todo el país… ¿Qué efecto tiene el miedo sobre la mente de los ciudadanos? ¿Es el miedo la única arma que le queda a Bush para ganar estas elecciones?-El miedo produce distintos efectos, […]

Cazas escoltando aviones de pasajeros. Guardacostas patrullando 24 horas sin saber qué buscar. Férreos controles de seguridad en aeropuertos. Alerta naranja en todo el país… ¿Qué efecto tiene el miedo sobre la mente de los ciudadanos? ¿Es el miedo la única arma que le queda a Bush para ganar estas elecciones?

-El miedo produce distintos efectos, según la coyuntura histórica y las peculiaridades del pueblo al que se pretenda aplicar como instrumento de la política. El 11-S y el 11-M nos han confirmado que los ciudadanos de EE.UU. y los españoles reaccionaron de modo muy diferente. En EE.UU., un pueblo atemorizado se mostró sumisamente agrupado en torno al poder y aceptó recortes en sus derechos y libertades. Su ansia de venganza le llevó a apoyar la invasión de Afganistán y luego la de Irak. Por el contrario, en España, un pueblo brutalmente herido, que se sintió engañado por sus gobernantes, se deshizo democráticamente de ellos buscando otros menos mentirosos y nuevas maneras de dirigir el país.
Hay que reconocer que en EEUU hay minorías que no entran en el juego del amedrentamiento, aunque tienen poco peso en la configuración de la opinión pública. Algunas destacadas figuras intelectuales o artísticas, por ejemplo, son un referente importante, pero sus opiniones suelen ser acalladas por la exacerbación del espíritu patriotero, alentada desde el poder. Recuérdese la reciente intervención de Michael Moore en la Convención del Partido Republicano en Nueva York.
Bush puede ganar estas elecciones porque dispone de muchas otras armas, no sólo el miedo. El poder mitificador de los medios de comunicación que le son afines, es quizá la principal. La inhibición de un amplio sector de la población, que no participa en el proceso electoral, es otra no desdeñable. La ignorancia generalizada sobre las cuestiones de política internacional, puede completar el trío. Sin olvidar la posible y verosímil repetición de las vergonzosas trampas que le dieron el triunfo en 2000 en el estado de Florida, gobernado por su hermano.

-Se nos habla de la «paz social» y por otro lado de la necesidad de una «seguridad ciudadana» para poder garantizar esa «paz social». ¿Qué se nos quiere decir con ambos conceptos?

-Tanto una como otra son conceptos manipulados por los poderes para aquietar la legítima inquietud ciudadana ante su frecuente inepcia. No puede haber paz social mientras exista un enorme y creciente desequilibrio entre los ricos y los miserables. Éste aumenta no sólo dentro de los Estados, sino a nivel internacional, generando conflictos e inseguridad.
Por otro lado, la seguridad ciudadana es otro concepto engañoso. ¿Seguridad ante qué? ¿Sólo ante el terrorismo? Porque en el mundo se producen al día muchos más muertos por otras causas que por el terrorismo, aunque éste recabe las portadas de los medios de comunicación. El que exige seguridad absoluta frente al terrorismo ¿dejaría el automóvil en casa para no correr el riesgo de morir en accidente de tráfico? Pues es mayor esta probabilidad que la de perecer en atentado terrorista. No hay que dejarse engañar por las palabras tabú que los poderes suelen utilizar para confundir a los gobernados.

-En 1953, dicen que Eisenhower comentó: «La guerra preventiva es un invento de Adolfo Hitler, francamente yo no me tomaría en serio a nadie que me viniera a proponer una cosa semejante». ¿Qué es la guerra preventiva y contra quiénes la está dirigiendo Bush?


-La guerra preventiva es como si alguno de nuestros lectores, sospechando que su vecino guarda una escopeta en casa, le asaltara y le asesinara sin más. Según esta teoría, basta sospechar para atacar, así ha hecho EE.UU. respecto a Irak.
Quien se sirve de esta brutal aberración de las normas que rigen las relaciones entre Estados, se erige a la vez en testigo, juez y verdugo, violando todo el Derecho Internacional trabajosamente elaborado durante siglos. A falta del tradicional enemigo comunista, que tanto ayudó a la política exterior de EE.UU. de anteriores presidentes, Bush ha descubierto el enemigo islamista. Si en el futuro este enemigo dejara de ser lo bastante peligroso, el neoconservadurismo de EE.UU. ya haría lo posible por encontrarle un sustituto.

-Días antes de la Convención Republicana, la Unión Estadounidense para las Libertades Civiles (ACLU) denunció públicamente al FBI por: interrogatorios políticos, visitas a domicilios, acoso, intimidación a diferentes ciudadanos sin haber mediado denuncia, ni sospecha de actividades criminales. Se habla también de la puesta en marcha de programas secretos para neutralizar la disidencia. ¿Qué lectura hace usted de estos hechos?

-Por mucho que esto pueda resultar escandalizador, algunas prácticas del más puro fascismo totalitario están empezando a arraigar en lo que una vez fue la «tierra de los hombres libres». Del mismo modo que Israel, el estado creado por un pueblo martirizado y secularmente perseguido, se ha convertido en el torturador y perseguidor del pueblo palestino, EE.UU. está comenzando a poner en práctica instrumentos políticos antidemocráticos, no muy distintos de los que durante tantos años reprochó por su uso a la extinta Unión Soviética.

-Contra el miedo y la mentira, ¿qué arma tiene el ciudadano?

-La información, la capacidad para desconfiar de sus gobernantes, un espíritu crítico insobornable e incansable, el ejercicio responsable del voto, aunque éste ocurra muy de tarde en tarde. Cuando Eisenhower, al que ha citado antes, denunció en enero de 1961 el nacimiento del «complejo militar-industrial» en EE.UU., manifestó que sólo «unos ciudadanos vigilantes e informados» podrían oponerse a su desmesurado crecimiento. Es una fórmula que sigue teniendo validez hoy. ∆