Introducción No será posible superar la hegemonía y la dominación de la burguesía en nuestro país si previamente no se construyen relaciones populares de poder, las cuales exigen previamente de la organización de la población, a fin de promover su formación teórica, política e ideológica. La formación teórica es indispensable a fin de comprender la […]
Introducción
No será posible superar la hegemonía y la dominación de la burguesía en nuestro país si previamente no se construyen relaciones populares de poder, las cuales exigen previamente de la organización de la población, a fin de promover su formación teórica, política e ideológica.
La formación teórica es indispensable a fin de comprender la naturaleza y la esencia del sistema capitalista, mientras que la formación política es esencial para descubrir e implementar nuevas formas de lucha, que estén acordes con la realidad presente. Por su parte, se requiere de formación ideológica para identificar a los enemigos de clase, a los posibles aliados, pero sobre todo para cohesionar el movimiento revolucionario.
Sabido es que el poder no es un lugar o una cosa; y aunque el poder se ejerza mediante los órganos del Estado, está determinado por las relaciones de poder, relaciones que tienen su fundamento y explicación en las relaciones económicas. Así en el país, el poder económico lo tienen unos cuantos grupos empresariales familiares, los denominados «dueños del país», cuyos intereses están presentes en los diferentes sectores de la actividad económica, pero sobre todo en aquellos de mayor rentabilidad.
Si bien estos grupos empresariales familiares han controlado el poder político desde tiempos remotos, este control no siempre lo han realizado de la misma manera. Desde el inicio de dictadura del General Martínez Martínez en 1931 hasta el derrocamiento del gobierno del General Romero en octubre de 1979, los grupos empresariales se auxiliaron de los militares; posteriormente, y luego del corto paréntesis de las administraciones de Alvaro Magaña y Napoleón Duarte, han decido gobernar mediante su propio instrumento político: ARENA.
En su afán por preservar sus privilegios, la burguesía ha echado mano de cualquier recurso a su alcance: exilio de opositores, golpes de Estado, represión, cárcel y tortura, asesinatos, desapariciones, fraudes políticos, etc. No obstante, luego de finalizada la guerra y firmados los Acuerdos de Paz, para ejercer la hegemonía y la subordinación, le han asignado un papel destacado a los intelectuales y a los medios de comunicación, como instrumentos privilegiados de la lucha política e ideológica. Sin embargo, esto no significa que han desechado de forma permanente los métodos sucios de represión política, ya que es innegable que de existir condiciones que pusieran en peligro sus privilegios de clase pudieran acudir a las prácticas del pasado, razón por la cual es importante estar preparados para tal eventualidad.
1. El rol ideológico de los intelectuales.
Es sabido también que no bastan los órganos del Estado para el dominio clasista de la burguesía, sino que una labor importante en este campo la desempeñan los aparatos ideológicos y sus agentes los intelectuales. Esto lo sabe muy bien la burguesía y por eso, se toma la tarea de destruir, cooptar y/o comprar a los antiguos intelectuales de izquierda o con posturas progresistas. Y aunque de mala gana, tolera a algunos intelectuales que cuestionan al gobierno y a su partido, pero que se cuidan de cuestionar al sistema capitalista. Al fin y al cabo estos intelectuales funcionan como conciencia crítica y reproductora del sistema capitalista mismo. En cambio existen otros intelectuales que persisten con sus posturas de izquierda a los cuales se descalifica, se ignora, se desprestigia, se ataca y adicionalmente tienen poca o ninguna cabida en los grandes medios de comunicación masiva.
Cuando hablamos de intelectuales nos referimos a todos aquellos que generan o difunden una determinada ideología, en consecuencia nos referimos a sacerdotes y pastores, a educadores, a ecologistas, a periodistas, a feministas, a profesionales, a líderes políticos, obreros, o campesinos, etc. Y a estos intelectuales es posible clasificarlos, al menos, en cuatro grandes grupos:
a) De extrema derecha
b) De derecha moderada
c) De izquierda moderada
d) De izquierda radical
El criterio básico para ubicarlos en la izquierda o en la derecha es su actitud respecto al sistema capitalista: se es de izquierda si se está en contra el sistema, se es de derecha si se está a favor del sistema. Pero como entre la derecha se pueden observar actitudes y posturas diferentes, al igual que entre la izquierda, se impone la necesidad de hacer una subdivisión de las dos categorías básicas. Para no complejizar en demasía el análisis nos quedaremos con esas cuatro categorías básicas. Los criterios para la clasificación son los siguientes:
a) Extrema derecha está a favor del gobierno, del partido oficial, del modelo y del sistema.
b) Derecha moderada está en contra del gobierno, del partido oficial, en contra del modelo pero a favor del sistema.
c) Izquierda moderada está en contra del gobierno, de los partidos de derecha, del modelo y del sistema, pero con su praxis política no contribuye a la transformación del sistema.
d) Izquierda radical está en contra del gobierno, de los partidos electoreros, del modelo y del sistema y busca tener una praxis consecuente con su ideal revolucionario.
Los criterios, obviamente, están referidos a la realidad presente y responden a objetivos prácticos, en consecuencia no servirían para analizar el pasado y mucho menos el futuro.
Entre los diferentes intelectuales es preciso no confundir a los generantes de ideología y a los divulgadores de la ideología, aunque en la lucha ideológica habrá que vérselas más con los divulgadores que con los generantes. Pero habrá que combatir teóricamente a las fuentes de donde emana la ideología, para evidenciar su falsedad o los intereses a que responde.
1.1. Algunas características de los grupos de intelectuales.
a) El intelectual de extrema derecha.
Se siente muy cómodo en el sistema. Para él, no ha habido, ni habrá nada mejor que el capitalismo. Considera que el orden capitalista responde a la naturaleza, que es un orden natural, que ha sido fruto de la evolución humana y que llegado a este punto, lo único que falta es alcanzar la perfección del sistema. La libertad que el siente, le parece que es algo intrínsico al sistema. No hay problemas de ningún tipo que ameriten el cambiar el sistema. Cuando se observa alguno que es demasiado evidente, busca la manera de negarlo o de justificar su existencia. Para él no existe nada mejor que la sabiduría del mercado. Cuestiona cualquier intervención del estado en los asuntos económicos, a no ser cuando le beneficia. Siente un odio visceral contra cualquiera que no comparta su ideología y sobre todo y especialmente contra los intelectuales de izquierda, a quienes consideran envidiosos, resentidos sociales o enajenados. Se ocupa de moralizar y sus campañas contra las adicciones, prostíbulos, maras, drogadictos, aborto, corrupción, etc. la utiliza para distraer a la población de sus auténticos problemas sociales.
El pensamiento maniqueista de los intelectuales de extrema derecha les conduce a creer que quien no está con ellos, está contra ellos. Son claramente apologistas del sistema, aunque se manifiestan como defensores de la democracia representativa y de la «libertad». Utilizan cualquier medio a su disposición a fin de difundir su ideología.
Para mejor comprender lo anterior examinemos a continuación, algunos de los planteamientos que ilustran el pensamiento de los intelectuales de derecha extrema:
«Como lo hemos mencionado en innumerables ocasiones, la zurdería repite una y cien mil veces que «cada vez los ricos son más ricos y los pobres más pobres». Asombra inclusive que personas en mejor posición de saber, den crédito a semejante barbaridad. La creen pese a la información pública que lo desmiente, y al cúmulo de señales que hay al respecto. Sin duda no estamos como quisiéramos estar, pero eso se debe a la guerra enloquecida del comunismo contra El Salvador, y a las disparatadas medidas de los duartistas durante la década perdida. Es por culpa de ellos que nuestro país no alcanzó un nivel de vida comparable al de Portugal.
De allí que el gran desafío del gobierno no es tanto «hacer obra social», que la ha venido haciendo, sino combatir la campaña de difamación permanente que la izquierda efectúa sin descanso contra nuestras realidades y nuestra institucionalidad. Pues por más que se haga, por mejores que sean los programas y más significativos los logros, allí estarán los zurdos diciendo que «cada día que pasa, la gente está peor». (Editorial Diario de Hoy, 20 09 04)
Los intelectuales de derecha extrema se caracterizan por la utilización de términos despectivos para referirse a la izquierda, y sobre todo se empeñan en negar la realidad que, inclusive el Informe del PNUD ha reconocido: la brecha creciente entre los ricos y los pobres se ha incrementado, a la cual tildan de barbaridad.
Adicionalmente, este tipo de intelectuales utiliza la demagogia y la mentira. Responsabilizan a otros, cuando ellos son los auténticos responsables. El comunismo lo siguen explotando como recurso al cual se le puede achacar la culpa de cualquier cosa. En otras ocasiones usan el terrorismo con los mismos propósitos. La década perdida no fue un fenómeno exclusivo de El Salvador, pero para este intelectual esta es la causa de que no vivamos como los portugueses. Lo que callan es que si millones de salvadoreños no hubieran emigrado y fuesen solidarios con sus parientes y amigos la situación económica y social del país sería desesperante y no habría gobierno de arena capaz de contener el creciente descontento popular. Los gobiernos areneros son una maravilla, su obra social es increíble y lo único que se necesita es comprarle más anuncios a El Diario de Hoy, para que todos los salvadoreños se enteren de la obra social realizada. Este editorialista es el único que no se ha enterado, de lo que hasta los mismos areneros reconocen, la obra social sigue pendiente y seguirá, mientras exista capitalismo.
Este tipo de discurso es el menos efectivo, ya que pretende encubrir lo que está a la vista o negar lo que todos saben. Genera risa o indignación, pero casi nadie se lo toma en serio a no ser aquellos que están tan obnubilados como el mismo autor. Tiende a usar tácticas goebelianas: miente, miente que de la mentira algo queda.
En la misma línea de trabajo intelectual de derecha extrema, cabe el presente editorial de La Prensa Gráfica, aunque como veremos, sin caer en el ridículo del anterior:
«Los análisis sobre la situación apuntan cada vez con mayor fuerza y precisión hacia una redefinición de las metas y estrategias nacionales, que aseguren la sana continuidad del modelo vigente y permitan, a la vez, un mejoramiento sostenible de las condiciones de vida de la población. Estamos de nuevo, y esta vez con más urgencia, ante el reto de precisar el rol del Estado y de potenciar las energías del sector privado, en todos sus niveles.»
¿Asegurar la sana continuidad del modelo vigente y permitir, a la vez, un mejoramiento sostenible de las condiciones de vida de la población?. ¡Vea usted que joya de análisis! Sabido es que el sistema y su modelo actual han profundizado los problemas de la población salvadoreña, lo que ha conducido a que la mitad de la misma desee abandonar el país, no obstante para la derecha eso no cuenta, sencillamente se borra. Se hace caso omiso, lo único que le importa es generar esperanzas, ilusiones, engañar a la población con un discurso sin contenido, pero disfrazado de mucha sapiencia: «precisar el rol del estado y potenciar la energía del sector privado». Y continúa:
«El tema fiscal es muy importante, y hay que atenderlo a fondo; pero el verdadero problema está en la desaceleración económica, cuyo tratamiento y solución tiene que ser la principal responsabilidad del Gobierno, en todos sus Órganos. Al Ejecutivo, desde luego, le corresponde la iniciativa principal en este orden.» Editorial Prensa Gráfica, 21 septiembre 2004)
Curiosa la forma de referirse al tema fiscal, o seguramente, lo más correcto sería tildarlo de superficial, aunque digan que hay que tratarlo a fondo y más nada, porque el problema está en la desaceleración económica. O sea que, si se reactiva la economía, ya no hay necesidad de realizar una reforma fiscal, porque los ingresos tributarios se incrementarían automáticamente. Pero resulta todavía más extraño que la extrema derecha, que idolatra al mercado, considere que el tratamiento y solución de la desaceleración económica es la principal responsabilidad del gobierno.
Y aún más, cuando en un párrafo anterior manifiesta la necesidad de que continúe el modelo vigente: o no tiene idea de qué está hablando, o será que los intelectuales de extrema derecha, en su afán de defender sus intereses de clase, son capaces de responsabilizar, inclusive, a su gobierno con tal de no aceptar la responsabilidad que les corresponde.
Es típico de la burguesía que cuando las cosas les marchan bien, quieren al gobierno lo más alejado de la economía y cuan no les van tan bien quieren que al gobierno metido en la actividad económica, lo que implica la búsqueda de subsidios, de subvenciones, de exenciones, etc. En otras palabras que la sociedad cargue con los costos de reactivar sus empresas para que los empresarios capitalistas incrementen sus beneficios.
b) Los intelectuales de derecha moderada.
Si bien este grupo de intelectuales se presenta de forma muy crítico frente a los problemas económicos, sociales y políticos, tienen como rasgo fundamental el evitar pronunciarse respecto a la responsabilidad del sistema capitalista en estos problemas.
Los intelectuales de derecha moderada nunca van a la raíz de los problemas y aunque pretenden efectuar análisis serios y objetivos son incapaces de responsabilizar al sistema capitalista, porque en su interior confían que los problemas que señalan son superables sin necesidad de cambiar el sistema, con lo cual se convierten en auto-conciencia crítica y reproductora del sistema.
Este tipo de intelectuales es el que más y mejor contribuye con la clase dominante, ya que se preocupan por corregir aquello que a su juicio no está bien, para garantizar la perdurabilidad del sistema. Es el grupo de intelectuales que mejor aprovecha su autonomía relativa en beneficio del sistema, ya que presumen de objetivos y de independientes de la clase dominante, cuando en realidad lo que posibilitan es la hegemonía y la subordinación de la misma sobre toda la sociedad. Políticamente tienden a identificarse con la social democracia o el social cristianismo.
En la medida que estos intelectuales le resultan más desagradables a la derecha extrema, se incrementa su credibilidad. Incluso, llegan a ser tildados de izquierdistas por esa misma extrema derecha, la cual hundida en el foso de su ideología no es capaz de hacer diferencias de ningún tipo.
Revisemos algunos ejemplos de la ideología de derecha moderada:
«Es interesante observar cómo los funcionarios públicos favorecen a socios y amigos y cómo ellos mismos se benefician a través de éstos. Alteran los términos de referencia de las licitaciones, modifican las ofertas presentadas y disponen del dinero del dinero público con una enorme libertad, pues pagan bastante más de lo que cuestan los bienes y servicios que adquieren. Un familiar o amigo al frente de una institución pública es una oportunidad única para hacer buenas ganancias, a costa de la hacienda pública.»
En el párrafo anterior encontramos una crítica de carácter ético al gobierno y obviamente al partido oficial, pero sin avanzar hacia la raíz de la problemática. Este planteamiento continúa de la siguiente manera:
«Tampoco hay que pasar por alto la inmoralidad de la empresa privada, la cual no puede competir limpiamente en una licitación, sino que debe apoyarse en amistades, compadrazgos y sobornos para hacer negocio. Es la misma empresa que suele proclamar su fe ciega en el mercado libre, la libre competencia y la no intervención estatal. En la vida real, no practica el mercado libre, porque no resiste la competencia, y necesita de del favor estatal, porque de lo contrario no podría permanecer en el mercado. Por eso se las arregla para colocar a sus representantes en puestos claves del gobierno.»
Nótese que nuevamente, y apelando a la moral y con un lenguaje fetichizado, el autor critica a la empresa privada y no a los verdaderos sujetos: los empresarios capitalistas. Luego de echarles en cara su falta de coherencia ideológica neoliberal, nos deja la impresión de que la burguesía busca el poder tan sólo para hacer negocios sucios. Como si el problema del capitalismo fuese un problema ético y en consecuencia se podrían superar los problemas moralizando a los capitalistas y a sus funcionarios públicos. La privatización, para el caso, no tendría ningún cuestionamiento en la medida que se realizara de manera legal y honesta. Al no entender que el capital busca ampliar los espacios de su propia valorización, independientemente de cualquier consideración ética o social. No se alcanza a ver que esta es la racionalidad del capital.
En la medida que no se entiende que el aparato político en una sociedad capitalista está en función y al servicio de la clase dominante de manera general y particularmente de la fracción de la burguesía que lo controla, no es posible avanzar más allá de la prédica moralizadora, esto es, ser la autoconciencia crítica y en esa medida reproductora del sistema. Y continua:
«De esta manera se vuelve a comprobar que la empresa privada es una de las fuerzas que más atenta contra la gobernabilidad, puesto que incita y acepta violar las leyes más elementales para hacer ganancias.»
En este contexto, el problema a resolver es el problema de la gobernabilidad. En otras palabras, el argumento es : Señores de la burguesía, entiendan que el capital para valorizarse necesita paz y tranquilidad, si ustedes mismos atentan contra la gobernabilidad están atentando contra sus propios intereses. Jueguen limpio y que mediante la libre y sana competencia se imponga el más fuerte, el más capaz:
«Eso, para no hablar de los bancos y sus tarjetas de crédito, de las distribuidoras de los servicios públicos, de las empresas del transporte público y de las farmacéuticas, que se aprovechan de la desprotección y la ignorancia de los consumidores, todo en nombre de la libre empresa.»
Como podemos observar, para este autor el problema es la desprotección y la ignorancia de los consumidores, pero en ningún momento el problema es sistema capitalista y su racionalidad económica. El sistema no se cuestiona. Lo que importa es preservarlo y para asegurarle larga vida es preciso defender a los consumidores de la voracidad de los empresarios:
«El gobierno actual ha mostrado la intención de someter estas empresas a la legislación vigente. El desafío es enorme, pues se enfrentará con el gran capital, el mismo que lo colocó donde está, precisamente para que no hubiera cambios.»
Pareciera que el autor reconoce que el gobierno, entendiendo la voz de su conciencia, ha respondido con la designación de una Comisionada Presidencia para la Defensa de los Consumidores, a pesar que esta funcionaria públicamente ha manifestado su disponibilidad a promover el dialogo con las empresas a fin de evitar los abusos, pero bajo ninguna circunstancia buscará perseguirlas. El autor concluye su análisis así:
«Sin embargo, no puede combatirse la pobreza, ni promoverse el desarrollo humano con un capitalismo tan salvaje como el salvadoreño.» (Editorial de Proceso, informativo semanal de la UCA, 07 -06-04)
Nuevamente se esconde la realidad, el problema no es el capitalismo, es el capitalismo salvaje, bastaría con civilizarlo para que no hubiera problemas, como si el capitalismo como sistema hubiese acabado la pobreza y hubiese generado desarrollo humano.
Unos cuantos datos bastan para evidenciar lo que genera el capitalismo: 24,000 personas mueren diariamente en el mundo por desnutrición y 11 niños mueren cada minuto. Esta es la evidencia más cruda de que si se está por la vida, se tiene que estar contra el capitalismo, bajo cualquier modalidad que adopte. Algo que para el intelectual de derecha moderada, parece no ser importante, o en todo caso que son tan sólo «daños colaterales».
Otro ejemplo de intelectual de derecha moderada lo podemos encontrar en el siguiente planteamiento:
«… creo que el debate que se ha abierto con la publicación del informe, y sobre todo con la idea que la ciudadanía implica una igualdad básica asociada a la pertenencia a una misma comunidad, debería considerar las siguientes preguntas: ¿Cuánta ciudadanía precisa una democracia?, ¿Cuánta pobreza resiste la democracia?, ¿Qué relación debe establecerse entre mercado y estado para garantizar sostenibilidad a la democracia? ¿Es necesario más Estado para consolidar la democracia? ¿Cómo afecta el surgimiento de comunidades transnacionales a la expansión de la democracia? (Carlos Briones, Ciudadanía social y desarrollo de la democracia, El Faro net, 20-26 septiembre, 20004)
Este es un ejemplo de alguien que da por un hecho el capitalismo como sistema y que el horizonte, o su utopía, se reduce a la búsqueda y sostenibilidad de la democracia. El grave problema que presenta no sólo es que se tiende a identificar sistema democrático (régimen político) con sistema capitalista (régimen económico), lo cual obviamente es una falacia, sino que se asume que la democracia es posible en el capitalismo.
Pero adicionalmente, se mete de contrabando la democracia electoral como bien supremo, al cual debe de supeditarse todo, al punto de llegar a preguntarse: ¿Cuánta pobreza resiste la democracia? El problema ya no es la concentración de la riqueza y su consecuencia: la pobreza. Claramente se vuelve un problema secundario, ya que lo importante es la democracia, como bien supremo.
c) Intelectuales de izquierda moderada
Este otro grupo de intelectuales es tan crítico o más que la derecha moderada, respecto al gobierno y a sus decisiones políticas; generalmente respaldan las acciones del movimiento social organizado y manifiestan claramente estar a favor de la gente, del pueblo, en ese sentido se oponen a la aprobación de leyes que vulneren los intereses populares, aunque no siempre logran advertir las falacias de los políticos de derecha.
En los últimos años se han dedicado a la tarea de realizar propuestas, todas ellas encaminadas a mejorar el funcionamiento del sistema capitalista y claramente buscando beneficiar a los sectores populares; sin embargo, tales propuestas, obviamente, no son aceptadas por el gobierno, ni por la burguesía. Durante las campañas electorales buscan establecer contactos y aprobación de sus planes de gobierno por la cúpula empresarial, ANEP, la cual se manifiesta muy agradada de ser informada y de contar con tal información, con el fin de cuestionar públicamente, a través de los medios de comunicación las propuestas de la izquierda moderada.
Ciertamente, el ejemplo que presentamos es de alguien a quien la derecha considera como izquierda radical; sin embargo, para la izquierda radical es alguien de izquierda moderada. Se trata del excandidato a la presidencia por el FMLN, quien sostiene:
«Fundamentados en esa visión, definimos entonces nuestra misión, la cual podría resumirse así: dejábamos las armas, nos convertíamos en un partido legal para participar activamente en la lucha política, entrábamos así dentro del sistema con la decisión de mantener una lucha persistente para consumar la revolución democrática inconclusa, orientada a cambiar el sistema, asegurar el desarrollo social, en un curso más o menos duradero rumbo a una sociedad socialista.»
Es claro que el autor de este planteamiento sigue manteniendo la vieja tesis fundamentada en el materialismo histórico de corte estaliniano, la de realizar la revolución democrática burguesa como paso previo al socialismo. Tesis que no cuenta con ningún respaldo histórico y que resulta muy cómoda para la lucha política electorera.
El planteamiento continúa en los siguientes términos:
«Declarar que seguimos siendo un partido de izquierda y un partido revolucionario, se fue convirtiendo para muchos más bien en un rito, sin un contenido consistente y sólido. Por supuesto no hablo de todos, estoy hablando de una parte importante y estoy diciendo que eso genera procesos como los que he mencionado. De un tiempo hacia acá, hemos venido haciendo esfuerzos en materia de educación política-ideológica, pero se ven interferidos por los frecuentes, casi permanentes,
procesos electorales internos y nacionales.»
El anterior planteamiento refleja claramente el criterio que hemos utilizado para dividir a la izquierda en moderada y radical. La izquierda moderada está a favor del cambio pero no es consecuente. Su praxis política no está encaminada a transformar el sistema, ni siquiera a nivel ideológico, tal como se puede constatar en las siguientes consideraciones:
«En realidad, nuestro supuesto radicalismo no se puede definir en la actualidad como anticapitalismo total. El programa que hemos elaborado tiene a la base la conciencia de que no se trata de la abolición inmediata del capitalismo en general, de toda expresión de relaciones capitalistas de producción, distribución e intercambio. De lo que se trata en nuestro Programa de la época de la Revolución Democrática, es de abolir el capitalismo neoliberal dependiente y asegurar el desarrollo nacional con justicia social y en democracia participativa, que supere la pobreza, el desempleo profundo y crónico, el atraso educativo-cultural y científico-técnico, que garantice la salud, la vivienda, el medio ambiente, la equidad de géneros; que reactive la economía, reconstruya y fortalezca el tejido productivo nacional, agropecuario e industrial, apoyando la pequeña y mediana empresa, las empresas cooperativas y desarrollando la integración regional. O dicho en pocas palabras: construir la base económica y social que haga posible transitar a una sociedad socialista.» (Schafik J. Hándal, El FMLN y la vigencia del pensamiento revolucionario en El Salvador, Rebelión)
No obstante los planteamientos anteriores, es preciso señalar que en el caso de la izquierda modera, el problema no deriva tanto de sus planteamientos, sino de su práctica política. Así por ejemplo, la dirigencia del FMLN , desde el ámbito legislativo, no ha logrado prácticamente nada. Los pocos mecanismos de negociación con que cuenta no han sido aprovechado para beneficiar a las mayorías populares y en muchas ocasiones, las posturas negociadoras de sus dirigentes más bien le han dado armas a la derecha para desprestigiar la imagen de la izquierda en el país.
Por otra parte el FMLN, por dedicarse casi a tiempo completo a las tareas electorales no se ha preocupado por organizar, mucho menos por formar a sus cuadros. Tampoco ha dedicado mayores esfuerzos a apoyar las actividades que realizan las comunidades organizadas, que ciertamente en su mayoría son bases del FMLN, durante la guerra y en la actualidad, pero no de un FMLN electorero, sino de un FMLN revolucionario. El FMLN no se ha percatado que esta gente, no sólo está construyendo la sociedad del futuro, sino que encuentra en sus logros los frutos de sus sacrificios, de su lucha y de su trabajo en el presente.
d) Intelectuales de izquierda radical
Para el intelectual de izquierda radical su objetivo primordial es reemplazar el capitalismo, por un modo de producción distinto y opuesto al capitalista. Las nuevas relaciones de producción deberían eliminar la explotación y la expoliación.
Su aspiración sería la creación de una sociedad donde se respete la vida, la dignidad y la naturaleza. Donde exista libertad y democracia plenas. Donde los derechos humanos: políticos, sociales y económicos se respetaran plenamente. En consecuencia: el intelectual de izquierda radical es anticapitalista, anti-imperialista y está por la solidaridad internacional en la lucha de los pueblos por construir el socialismo. Para la izquierda radical la meta última es realizar la revolución y para conseguirla es válida cualquier forma de lucha que asegure el avance revolucionario, desde las luchas de masas hasta la lucha armada.
Lo anterior no significa que la izquierda radical esté en contra de las reformas o que rechace las oportunidades que de vez en cuando se presentan en el capitalismo de ejecutar obras o proyectos que pueden tener en el corto plazo un impacto positivo en las condiciones de vida de los sectores populares. Sin embargo, mantiene una postura consistente en su teoría y en su práctica de que la revolución no es posible alcanzarla mediante la suma de reformas o mediante una serie sucesiva de reformas.
Esto es de suma importancia el tenerlo claro: por razones humanitarias, en el corto plazo, es necesario buscar reformas que beneficien a la población, pero sin perder de vista el horizonte. En algún momento es preciso enfrentar al enemigo de clase y vencerlo, a fin de dar paso a la transformación del sistema capitalista, lo cual incluye transformar la estructura económica, a la par que las estructuras jurídica, política e ideológica. Pero todas esas transformaciones no se pueden realizar por decreto, de ahí que sea necesario irlas transformando desde ya, donde ello sea posible hacerlo.
Revisemos seguidamente tres ejemplos de pensamiento de izquierda radical:
«La tendencia del capitalismo es a las crisis, a las guerras y a las revoluciones. Hoy nos encontramos en una fase depresiva dentro de la etapa de competencia-cooperación interimperialista en el desarrollo del capitalismo tardío . Comenzó en la década del 70. Las consecuencias las vivimos todos. Aproximadamente mil millones de trabajadores están subempleados o desempleados. La tasa de plusvalía, la tasa de explotación han aumentado. La tasa de salarios relativa ha descendido respecto de la tasa de ganancias de las principales corporaciones multinacionales. El proceso de mundialización de la economía capitalista se ha desarrollado en forma inseparable de una polarización, una asimetría cada vez más profunda entre los países centrales, imperialistas, dominantes y los países periféricos, dependientes, neocolonizados, recolonizados. Implica relaciones de dominación-explotación clásicas y nuevas de países imperialistas sobre los estados-naciones, asociadas a relaciones de dominación-explotación clásicas y nuevas de los capitalistas respecto de los trabajadores asalariados, dentro de una totalidad asimétrica, desigual y combinada, lo que configura el llamado relieve actual del desarrollo capitalista como formación social- económica. La centralidad del antagonismo capital-trabajo asalariado no se ha perdido, y su correlato, la lucha de clases, no ha desaparecido, sólo han tenido transformaciones históricas que son experienciables, y por lo tanto, dignas de ser rigurosamente estudiadas. Frente a estos hechos, nos preguntamos cómo un presidente «socialista» puede hablar de bienestar para todos, de tener presencia en el mundo, de crecer con equidad.» (Cristian Gallegos Díaz, El contexto capitalista mundial, Rebelión.org, 24-09-04)
En el texto citado, el autor cuestiona la práctica política del actual presidente de Chile, presunto sucesor de Salvador Allende, auténtico intelectual de izquierda radical. Para Gallegos Díaz, más allá de su discurso político de corte socialdemócrata, el presidente Lagos no pasa de ser un simple peón del imperialismo, al servicio del capital transnacional.
En esta misma línea de pensamiento, es apropiado citar a Adolfo Sánchez Vásquez, un veterano marxista ampliamente conocido en el mundo intelectual:
«Cierto es que el marxismo siempre ha sido no sólo cuestionado, sino negado por quienes, dados su interés de clase o su privilegiada posición social, no pueden soportar una teoría crítica y una práctica encaminadas a transformar radicalmente el sistema económico-social en el que ejercen su dominio y sus privilegios. Pero no es éste el cuestionamiento que ahora tenemos en la mira, sino el que cala en individuos o grupos sociales, ciertamente perplejos o desorientados, aunque no están vinculados necesariamente con ese interés de clase o privilegiada posición social. Esta perplejidad y desorientación, que se intensifica y amplía bajo el martilleo ideológico de los medios masivos de comunicación, sobre todo desde el hundimiento del llamado ‘socialismo real’, constituye el caldo de cultivo del cuestionamiento del marxismo, que puede condensarse en esta lacónica pregunta: ¿se puede ser marxista hoy? O con otras palabras: ¿tiene sentido en el alba del siglo XXI pensar y actuar remitiéndose a un pensamiento que surgió en la sociedad capitalista de mediados del siglo XIX?
En cuanto teoría de vocación científica, el marxismo pone al descubierto la estructura del capitalismo, así como las posibilidades de su transformación inscritas en ella, y, como tal, tiene que asumir el reto de toda teoría que aspire a la verdad: el de poner a prueba sus tesis fundamentales contrastándolas con la realidad y con la práctica. De este reto el marxismo tiene que salir manteniendo las tesis que resisten esa prueba, revisando las que han de ajustarse al movimiento de lo real o bien abandonando aquellas que han sido invalidadas por la realidad. Pues bien, veamos, aunque sea muy sucintamente, la situación de algunas de sus tesis básicas con respecto a esa triple exigencia.
Por lo que toca a las primeras, encontramos tesis que no sólo se mantienen, sino que hoy son más sólidas que nunca, ya que la realidad no ha hecho más que acentuar, ahondar o extender lo que en ellas se ponía al descubierto. Tales son, para dar sólo unos cuantos ejemplos, las relativas a la naturaleza explotadora, depredadora, del capitalismo; a los conceptos de clase, división social clasista y lucha de clases; a la expansión creciente e ilimitada del capital que, en nuestros días, prueba fehacientemente la globalización del capital financiero; al carácter de clase del Estado; a la mercantilización avasallante de toda forma de producción material y espiritual; a la enajenación que alcanza hoy a todas las formas de relación humana: en la producción, en el consumo, en los medios masivos de comunicación, etcétera, etcétera.» (Adolfo Sánchez Vázquez. Por qué ser marxista hoy, Rebelión.org.)
Para finalizar este apartado es preciso referirnos a un intelectual salvadoreño quien haciendo uso de su visión marxista y de mucha ironía, pone al descubierto los intereses y la lógica económica que se encuentran en la base de las políticas educativas del Gobierno de ARENA:
«Metrocentro es una conocida propiedad de la Compañía Roble, de la familia Poma; ARENA es un partido político, instrumento de los sectores que controlan el Estado y mandan al gobierno; desde este punto no resulta extraña la relación entre toda una actividad patriótica de septiembre y la Plaza Comercial.
Tampoco es de extrañar, teóricamente, el vínculo entre la Escuela y Mercado, ya que el trabajo de la educación está al servicio de la construcción de los consensos necesarios para asegurar la gobernabilidad; en todo sistema político la educación está al servicio de esta estratégica tarea. Al cambiar los sistemas políticos no cambia esta función para la educación; lo que sí se mueve es el contenido del consenso a construir. Ahora bien, en todo el planeta y en nuestro país el área pública es privatizada a grandes pasos y se invierte la relación entre Estado y Mercado de tal modo que resulta ser el Mercado, el que está normando y regulando al Estado; este es un problema contemporáneo que devasta las posibilidades de los seres humanos.
En El Salvador tenemos un Estado de Mercado que riñe con la posibilidad de un Estado de Derecho; pero hasta ahora esa realidad avasalladora en la vida no aparecía realmente.
Cuando las festividades patrias son clausuradas, en la casa de los mercaderes y no en la casa de los educadores se están dando pasos acelerados, y apresurados en una dirección sostenida; pero al mismo tiempo se están estableciendo cosas fundamentales como las siguientes: La Escuela es el Mercado, los valores patrióticos son los Valores del Mercado y la formación sustenta los Principios del Mercado. Tú sabes muy bien que en la decisión política el Centro Comercial donde se celebró esa clausura se convierte en una especie de Santuario de la patria y Altar Patriótico, sustituyendo a la Escuela.
Por supuesto Darlyn, ese día el Centro Comercial pudo vender más mercancías porque los padres y los niños tuvieron que comprar y al final, como tú sabes, a los niños y niñas se les dio unas pequeñas galletitas, pero esto es nada más lo mercantil de la decisión y yo no creo que esta sea la almendra de la actividad.
Vaciar el patriotismo en la vasija del Mercado no significa ninguna novedad en la política de los últimos gobiernos y no estamos ante nada nuevo; pero lo verdaderamente novedoso, estimada Ministra, es la prisa que la decisión encierra y la urgencia con que la realidad sustituye a la forma, en otras palabras esto podría llamarse franqueza y en otras vasijas, descaro; pero yo prefiero llamarla Necesidad Política y Ausencia de Tiempo, de tal modo que todo el discurso posterior y anterior sobre la educación y la política educativa tiene el dogal del rumbo Mercantil. En condiciones naturales esto debería reflejarse en los textos oficiales de educación y también en la participación de los maestros en las convocatorias ministeriales; pero no hay duda que la boda pública entre Escuela y Mercado es un aporte inapreciable de tu parte en la construcción de una tormenta de luz concientizadora en la cabeza ciudadana, porque ya hoy sabemos que la Escuela es el Mercado y el Mercado es la Escuela.» (Carta Pública a la Ministra de Educación de parte de Dagoberto Gutiérrez,( Diario CoLatino, 01 – 10 – 04)
Las razones para incluir a estos intelectuales dentro de la izquierda radical obedecen en el caso de los dos primeros, al contenido de sus planteamientos, realmente desconocemos cuál sea su militancia política. En el caso de Dagoberto Gutiérrez, porque al contenido de su pensamiento se añade su militancia política, y su opción radical de retirarse de la actividad política partidaria con fines electorales y su apuesta por el movimiento social, sin renunciar a su ideal revolucionario.
2. La libertad de prensa y los intelectuales de derecha
A menudo los intelectuales de derecha señalan como una maravilla del capitalismo, en oposición a los países socialista, las denominadas libertad de prensa y prensa independiente. Los que conocemos y comprendemos la realidad del capitalismo, sabemos que tales cosas no existen, ya que los medios de comunicación son en este sistema complejos instrumentos de dominación ideológica. Al respecto nos parece oportuno traer a cuenta una cita de un conocido periodista norteamericano, cuyo país es considerado como un ejemplo de prensa independiente, además de democrático, por supuesto:
«No existe la prensa independiente. Si permito que mis opiniones sinceras aparezcan en mis escritos, antes de veinticuatro horas mi trabajo se habría esfumado. Somos herramientas y vasallos de los hombres poderosos que actúan detrás de la escena. Somos las marionetas que saltan por medio del hilo; tiran de la cuerda y nosotros bailamos. Nuestros talentos, nuestras posibilidades y nuestras vidas son propiedad de otros hombres. Somos prostitutas intelectuales.» (Des Griffin, Descent into Slavery?, Emissary Publications, Pasadena, California, 1980 (tomado de Rebelión, 22 de septiembre 2004, citado por Antonio Cruz González).
Precisamente por lo anterior es que inclusive, respetados periodistas salvadoreños, como por ejemplo Mauricio Funes, a quien se suele considerar como el periodista más crítico y objetivo del país, nunca ha presentado, ni presentará un programa que contenga claramente un mensaje antisistema. Es más, cuando sus críticas en el programa «Sin Censura» del canal 12 llegaron a ser intolerables para el tristemente recordado ex – presidente salvadoreño Flores Pérez, dicho programa fue cancelado por los propietarios de dicho canal televisivo. De tal manera que los periodistas, en el ejercicio de su profesión, a lo más que pueden aspirar en el país, es a ser intelectuales de derecha moderada, aunque la inmensa mayoría lo sean de extrema derecha, más por el estómago que por convicción.
Lo anterior es de suma importancia de cara a una estrategia política y lo que nos está sugiriendo es, por una parte, la necesidad de crear medios de comunicación alternativos y por otra, apoyar y radicalizar a aquellos que tengan posturas moderadas, ya sea de derecha o de izquierda moderadas.
3. Los intelectuales pancistas.
Un apartado especial es necesario para referirse a estas personas que han sucumbido ante el poder del capital y venden su intelecto, como se vende cualquier mercancía y se les usa para defender, justificar o alabar al sistema y sus instituciones.
Dentro de este apartado se encuentran aquellos que en el pasado manifestaban posturas de izquierda y que, incluso, fueron partidarios de la lucha armada a fin de transformar nuestra sociedad y que en la actualidad venden sus ideas, sus palabras, adaptándolas a las exigencias del mercado de cerebros
Necesario es aclarar que no me refiero a los intelectuales corporativos, tales como: gerentes, presidentes, asesores, jefes, etc. de las empresas privadas capitalistas. Es claro que también estos cumplen un papel ideológico de dominación y control sobre sus subalternos. Ellos son como los oficiales del ejercito obrero y su trabajo ideológico es claro que se corresponde con los intereses del capital. Ellos venden sus habilidades técnicas, aunque con ellas también van sus visiones ideológicas, las cuales son tan importantes para los capitalistas como sus habilidades técnicas. Es por ello que en las universidades se les forma también ideológicamente, aunque algunos resulten de derecha moderada, pero la generalidad son de derecha extrema, a fin de poder ascender dentro de la escala jerárquica del mercado.
A diferencia del intelectual corporativo quien vende habilidades técnicas e ideológicas, el intelectual pancista, primariamente, vende ideología. Existen algunos que llegan al extremo de manifestar su adhesión a la ideología de derecha extrema, presumen de conversos, otros en cambio tras un discurso aparentemente racional y valiéndose del conocimiento de la realidad que tuvieron en el pasado , buscan desprestigiar y descalificar a sus antiguos compañeros. Otros apelan a la racionalidad, al pragmatismo, al supuesto cambio de los tiempos y de la realidad nacional a fin de descalificar cualquier esfuerzo revolucionario. Participan en los aparatos de dominación política o de administración pública, generalmente se esconden tras un pretendido interés nacional para hacer sus alegatos a favor o en contra de cualquier actividad que favorece o perjudica a la clase dominante.
Es un grupo de seres con nula convicción ética, para quienes los ideales, la sensibilidad social, la utopía carecen de valor. Y ciertamente, carecen de valor monetario, pero de un inmenso valor humano, lo cual, obviamente, no sirve para vivir con comodidad, pero si para vivir y morir feliz. Es probable que muchos de estos intelectuales pancista en algunas ocasiones todavía recuerden cuando antaño se reunían con amigos, con camaradas, y aunque no había abundancia monetaria, disfrutaban de momentos gratos, e inclusive, momentos de felicidad. Ahora en cambio, tienen que acudir a la compra de compañía a fin de fingir que son felices y demostrar lo muy bien que les va, lo cual sirve para estimular sus instintos mercantiles, a fin de mostrar quien es capaz de venderse mejor. Pero en su interior, saben que no están bien, que lo que hacen es denigrante y que, sus acciones, inclusive, alcanzan a sus hijos, quienes seguramente viven cómodos pero no orgullosos de sus padres.
En cierto evento público me preguntaron la razón del por qué de esta metamorfosis de los intelectuales de izquierda, aventuré algunas justificaciones mas que explicaciones, tales como que, el medio en el que vivimos descalifica a quienes no se adaptan al discurso vigente, que el intelectual de izquierda tiende a ser marginado, excluido, etc. y que, inclusive, cuando se persiste en una postura contra corriente uno tiende a convertirse en un exiliado interior. Sin embargo, pese a ello es posible seguir siendo de izquierda, de ser consecuente hasta el final de nuestros días. Por lo tanto, la respuesta correcta a la pregunta que debí de haber expresado es la siguiente: pudo más el estómago que los ideales.
Pero no se trata de una situación de extrema necesidad, no se trata de que se encontraran muriendo de hambre. No. Es otro el problema. Cualquiera pudiera pensar que es la naturaleza humana. Pero si el ser miserable fuese algo natural, todos lo seríamos. Obviamente, son decisiones personales que tienen que ver con lo social y no con lo natural. Se trata de los vicios propios del sistema. Es el sistema capitalista el que los genera y el que los hace posibles. El capitalismo seduce a los intelectuales pancistas con el lujo, con el derroche, con la posesión de bienes muebles e inmuebles, etc. En este sentido no se diferencian de los funcionarios corruptos, lo único que cambia son los medios de que se valen. Unos extorsionan o se dejan extorsionar, los otros se venden o se dejan comprar. A los primeros en raras ocasiones se les juzga, a los segundos se les aprecia, en el sentido de ponerles un precio. Precio con el cual seguramente se sienten muy satisfechos.
4) Las ONGs y su influencia ideológica
Estos entes de reciente data en nuestro medio cumplen un rol ideológico de suma importancia, cuantitativa y cualitativamente hablando, en tanto que se acercan a las personas con algo que dar, ofrecen ayuda, cooperación, solidaridad, asesoría técnica, etc. Ello, les ubica en una posición envidiable, en cuanto a la transmisión ideológica, ya que llegan para ayudar y generalmente, esconden su ideología. Se presentan como apolíticos, desinteresados y aparentemente, sin ninguna visión ideológica, como si fuese posible la existencia de algún ser humano sin ideología.
El punto clave, por el cual no ocupamos de las ONGs, radica en que existen ONGs de extrema derecha, de derecha moderada, de izquierda moderada y muy pocas de izquierda radical, si nos atenemos a quienes son sus dirigentes y a veces a quienes son sus donantes. Pero, principalmente, porque los dirigentes de la cúpula empresarial se han percatado del rol singular que cumplen las fundaciones, al punto de crear su propia Fundación Social Empresarial.
Su labor ideológica se manifiesta en el tipo de proyectos que impulsan, en los principios y valores que trasmiten, en las metas que se proponen, en la formación técnica que promueven, en la actitud hacia los beneficiarios, etc.
Ahora bien, una ONG, en la medida que está integrada por un conglomerado de trabajadores es prácticamente imposible que exista unidad ideológica entre todos ellos. Así, por ejemplo, la dirección ejecutiva, la directiva y los donantes, pueden ser de extrema derecha pero los cuadros que tienen contacto directo con la gente podrían ser de derecha moderada, lo cual haría que se perdiera eficiencia en la trasmisión ideológica. Pero también puede ocurrir que la dirección ejecutiva y la directiva sean de izquierda moderada y los cuadros de base, los que trasmiten la ideología fuesen de derecha, con lo cual no estarían consiguiendo sus objetivos de trasmisión ideológica.
Algunos dirigentes de las ONGs. podrían alegar que ellos no buscan ninguna transmisión ideológica, e inclusive, podrían estar siendo sinceros; sin embargo, aunque no lo sepan, lo están haciendo. De allí que sería preferible que tomaran conciencia de su proceder y buscaran ser consecuentes con su forma de pensar.
Tal realidad sugiere algunas líneas de trabajo, desde la perspectiva de la izquierda radical, por ejemplo: crear Ongs que busquen ir construyendo las bases de la nueva sociedad, cuidar la homogeneidad ideológica a todos los niveles, introducir cuadros de base con ideología de izquierda en las ONGs de derecha, alertar a la población organizada sobre los motivos ideológicos que tienden a esconder quienes se manifiestan apolíticos e ideológicamente neutros, etc.
5. Los intelectuales desmovilizados
Si por intelectuales entendemos, como ya lo manifestábamos, aquellos que generan o trasmiten ideología. Y por ideología entendemos, en su sentido más general, una visión del mundo, de la realidad en sus diferentes ámbitos y a su vez una visión de futuro. Podríamos decir que existen en el país intelectuales de izquierda, algunos revolucionarios, otros quizá no tanto pero que en el pasado apoyaron la lucha revolucionaria, que por diferentes razones actualmente se encuentran desmovilizados. Algunos, desencantados por la práctica de los dirigentes de su referente político, se han retirado; otros, aún no salen del aturdimiento que generó la caída del socialismo real; habrá también quienes no encuentran dónde y cómo canalizar sus energías; otros porque se destruyó la estructura organizativa en la cual trabajaban, etc.
Bien, independientemente de las razones, lo importante es movilizarlos, darles la oportunidad de participar en la construcción de un proyecto político revolucionario. Si el FMLN optó por la vía política electoral, está bien. Pero en la medida que sus estructuras están diseñadas o adecuadas al trabajo electoral es imposible que pueda cumplir las tareas propias de un partido revolucionario, aunque si pudiera contribuir al proceso, siempre y cuando exista un partido revolucionario. Su creación se presenta como un reto para los revolucionarios salvadoreños.
6. ¿Cómo construir relaciones populares de poder?
Las relaciones populares de poder se construyen, obviamente, a partir de la organización. Si no se tiene poder económico, (y el sector popular no lo tiene) no existirá ninguna posibilidad de contar con algún grado de poder si no se tiene organización.
La importancia de la organización es de tal magnitud, que inclusive la burguesía salvadoreña que cuenta con tanto poder económico a nivel individual, busca organizarse para defender sus intereses de manera más eficaz . Tal es la razón de la existencia de la ASI, de la Cámara de Comercio e Industria, de ABANSA, de AVES, de AMPS, de PROCAÑA, de PROLECHE, de INQUIFAR, de ASALVE, de CASALCO, de COEXPORT, etc. y de la gran sombría que les aglutina: ANEP. ¿Cuántas organizaciones sociales populares existen en la actualidad? Y de las que existen ¿cuál es la magnitud de sus miembros? Ciertamente existe en la actualidad una pequeña reactivación del movimiento social, pero dista mucho de tener la importancia que tuvo a inicios de los años 80s. Ciertamente, han aparecido nuevos movimientos sociales, como el movimiento ecologista o el de género. Pero están prácticamente inactivos los movimientos obreros y campesinos.
¿Qué tipo de organización popular se necesita? La organización puede ser diversa, así podemos hablar de organización por lugar de vivienda y por lugar de trabajo. La primera buscará enfrentar los problemas propios de la comunidad, la segunda los del trabajo. Pero además se requiere de organización para defender el medio ambiente, para defender los derechos de las mujeres, los derechos de los jóvenes, de los jubilados, los derechos de los consumidores, etc. Y todo ello da lugar a nuevas organizaciones, las cuales en su desarrollo llegan a conformar el movimiento social organizado, base y fundamento de las relaciones populares de poder.
La organización surge como una respuesta a los problemas concretos, específicos y cotidianos que les afectan. Esta organización posteriormente conduce a la población a movilizarse frente a las arbitrariedades, injusticias y la impunidad.
Sin embargo, para que esta organización pueda transformarse en fuente de relaciones populares de poder, es preciso que contribuya a la formación política e ideológica de los sectores populares, y esto se logra cuando las personas que integran las organizaciones son capaces de establecer los vínculos directos que existen entre: sus problemas concretos y las políticas gubernamentales; sus problemas y los empresarios capitalistas; sus problemas y la racionalidad económica capitalista.
Cuanto mayor sea la formación política e ideológica de las personas, más claridad habrá en cuanto a la comprensión de la naturaleza de sus problemas y en cuanto a sus demandas y a sus propuestas.
¿Qué requiere el movimiento social organizado, para crear relaciones populares de poder?
En primer lugar, contar con estructuras de coordinación que contribuyan al conocimiento de la realidad, a la formación política e ideológica y a la movilización popular. En línea con lo anterior surge la necesidad de evitar la dispersión de esfuerzos, evitar la atomización del movimiento social y político, en tal sentido ya es tiempo que se cree algo así como una Coordinadora Nacional del Movimiento Social y Político, integrada por representantes de los diferentes movimientos sociales y políticos, de manera que la lucha social y política ocurra de manera estructurada, planificada y con objetivos claramente definidos.
En segundo lugar es una necesidad imperiosa en la actualidad la reactivación del movimiento obrero y campesino y dentro del sector campesino, el movimiento cooperativista y comunitario. De cara a este último e importante sector en la actualidad es necesario que los programas de desarrollo económico local contengan un componente político ideológico, de tal manera que no se queden en el simple crecimiento económico o en meras estrategias para combatir la pobreza. Es preciso tener claras las posibilidades y los límites que presenta el capitalismo para ir construyendo desde la base una sociedad diferente.
En tercer lugar, se necesita de una base económica popular fundamentada en relaciones económicas estructuradas a partir de los principios y valores de la socioeconomía solidaria
La importancia que tiene la economía solidaria en la constitución de las bases económicas de las relaciones populares de poder, merece que nos detengamos brevemente a analizar los caminos que conducen hacia la socioeconomía solidaria. Estos caminos son diversos; sin embargo todos ellos tienen una premisa clave: la organización.
Una vez que se cuenta con la organización la forma en que se desencadene el proceso hacia una socioeconomía solidaria, puede ser diferente. Así tenemos, por ejemplo, el caso de la Red COMAL o Red de Comercio Comunitario Alternativo que funciona en Honduras. Surgen buscando dar respuesta a la necesidad de comercialización de pequeños productores organizados, lo cual conduce al comercio justo, esto es, mejores precios para los productores y también para los consumidores. Pero en el proceso van descubriendo que es posible procesar algunos productos y a su vez avanzar hacia nuevos procesos productivos, de tal manera que se añada un mayor valor a los productos, lo cual significa generar nuevos puestos de trabajo y a su vez mayores ingresos para los asociados. Adicionalmente se promueve la producción orgánica, tanto en las actividades agrícolas como en las agroindustriales.
Otro ejemplo, surge cuando la Asociación del Conjunto Palmeiras en el Estado de Ceara, Brasil, decide crear un pequeño banco que satisfaciera la necesidad de financiamiento de la comunidad. Al desencadenarse el proceso se avanza hacia la producción de aquellos bienes que demanda la comunidad y establecen cuatro principios que orientan su actividad: las finanzas solidarias, la producción sostenible, el comercio justo y el consumo ético. En la actualidad poseen inclusive un medio de circulación propio y exclusivo de la comunidad, los Palmas, lo cual garantiza que los productos de la comunidad sean demandados en la comunidad.
Otro camino para avanzar y desarrollar la socioeconomía solidaria ocurre en Nicaragua, donde se ha aprovechado la estructura cooperativista existente para avanzar hacia la creación de cooperativas de segundo y tercer nivel, para procesar y comercializar bajo mejores condiciones la producción agropecuaria. Con representantes de diferentes cooperativas y apoyo técnico y financiero de Austria, se creó una cooperativa que comercializa la producción de las cooperativas asociadas, la cual establece un precio de garantía a los productores que les garantice sus sostenibilidad.
Y un ejemplo de mayor desarrollo e importancia lo constituye el Movimiento de Trabajadores sin Tierra de Brasil, el cual luego de la ocupación y legalización de tierras ha procedido a la creación de cooperativas agrícolas, agroindustriales, de comercialización, de servicios y de créditos. Además de darle una importancia significativa a la educación formal y técnica, así como a la formación política e ideológica de sus integrantes. Hace algún tiempo aglutinaban a 450 mil familias en un área de 22 millones de hectáreas de tierra. Operan bajo una visión de socioeconomía solidaria.
En ninguno de los ejemplos señalados existe una desmovilización política de los sujetos organizados, ocurre todo lo contrario, han logrado crear relaciones populares de poder económico y político y continúan avanzado.
En nuestro país también existen numerosas experiencias de socioeconomía solidaria, pero es necesario ampliarlas territorialmente y desarrollarlas en aquellos ámbitos en los cuales aún no existen, tal es el caso de las cooperativas del sector reformado y el campesinado tradicional que, en el pasado contó con un alto nivel organizativo.
El campesinado, ya sea el campesino tradicional o el organizado en cooperativas, tienen una alta potencialidad para constituirse en sujetos importantes de la socioeconomía solidaria, como está ocurriendo en algunas regiones de nuestro país y en otros países de América Latina.
¿Cuál es la diferencia entre este planteamiento y las visiones del pasado? Fundamentalmente en que la organización y la movilización no se realizan, exclusivamente, con fines reinvindicativos, de protestas o de denuncias sino con fines económicos. Se trata prioritariamente de que las personas trabajen y obtengan ingresos a través de sus propias iniciativas económicas, fundamentadas en los principios y valores de la socioeconomía solidaria y teniendo como horizonte la construcción de una sociedad alternativa a la capitalista. Y la socioeconomía solidaria está demostrando en la práctica que es posible, que es realizable.
Debería de ser obvio que lo anterior no excluye la lucha reinvindicativa, de protesta o de denuncia, pero también debería de ser obvio que para realizarlas de mejor manera las personas deben de tener asegurada la vida en términos materiales. No se puede luchar con el estómago vacío.
Por otra parte es diferente la lucha que se realiza por un sueño, que la lucha que se realiza por defender un sueño que se está construyendo, que se observa cada día su realidad y sus potencialidades. Esta es una gran ventajan que presentan los sujetos de la socioeconomía solidaria.
De manera, pues, que si buscamos crear efectivamente relaciones populares de poder no bastan la organización y la lucha política, no bastan la formación ideológica es preciso que esos procesos vayan acompañados de relaciones económicas estructuradas a partir de los principios y valores de la socioeconomía solidaria.
Se podrá argumentar que esto es válido únicamente para aquella población que no cuenta con un trabajo remunerado, ya sea en el sector público o privado, y efectivamente, así es, pero se trata del 50% de la población económicamente activa, lo cual lo evidencia como un sector nada despreciable y es más, dada la realidad económica nacional y mundial, los excluidos del sistema presentan una tendencia no a disminuir sino a incrementarse y adicionalmente, la socioeconomía solidaria posibilita obtener ingresos superiores a los que devenga una trabajadora de la maquila y en condiciones laborales sobradamente superiores, lo cual es mucho decir. Pero es que además, qué otras oportunidad de empleo diferente a la maquila ofrece la economía capitalista en nuestro país?
Pues bien, en la actualidad y en nuestro país, la construcción de relaciones populares de poder tiene que partir de los sujetos reales, esto es, aquellos que ya tienen algún tipo de organización. Pero se debe de buscar ampliar esa organización, ya sea creando nuevas organizaciones o ampliando la base poblacional de las organizaciones que existen. Y sin olvidar que todas esas organizaciones deben de buscar puntos de coincidencias, por mínimos que sean a fin de avanzar hacia la creación de una Coordinadora Nacional del Movimiento Social y Político.
Debemos explicitar lo que intentamos decir con movimiento político, porque pudiera entenderse que dentro de esa coordinadora no caben los partido políticos, que sólo se trata del movimiento social, el cual, obviamente, no es ajeno a lo político. Pero no, se trata de articular tanto las organizaciones sociales, como a los partidos políticos que compartan los fines y los objetivos de las mayorías populares.
Y aquí debemos de recordar un planteamiento de Ignacio Ellacuría que no solo se mantiene vigente sino que podría ser útil para orientar el trabajo coordinado. El, sostenía: es preciso apoyar todo aquello que beneficie a las mayorías populares y luchar contra todo aquello que les afecte.
Nos parece que tomando ese postulado o principio como punto de partida, no resulta muy difícil llegar a acuerdos aún con organizaciones que nos parezcan muy distintas a nosotros.
7. Reflexión final
No quisiéramos concluir este ensayo sin antes explicitar algunos puntos que tienen que ver con la visión ideológica y con la praxis política que se realiza al interior de una sociedad capitalista, en la cual se trabaja en condiciones de gran desventaja en todos los sentidos, razón por la cual es preciso no sólo ser muy inteligente en el accionar, sino que es preciso ser efectivo en cuanto a resultados.
En términos ideológicos es importante ser radical en cuanto a ser anticapitalistas, porque es obvio que el capitalismo ha sido y será incapaz de resolver los problemas de las mayorías populares de aquí y del mundo. Y lo que es peor aún, cada día que pasa incrementa y profundiza esos problemas.
De allí la necesidad de transformar la sociedad capitalista, de reemplazarla por otra que responda a los intereses, a las necesidades de las mayorías populares, que se preocupe y se ocupe de recuperar y preservar el medio ambiente, que no admita la discriminación de ningún tipo, etc.
Ahora bien, pero el deseo de transformar la sociedad capitalista no debe de transformarse en voluntarismo. Tampoco le beneficia a las mayorías populares una estrategia de agudizar contradicciones para hacer la revolución: los años de la guerra nos probaron que este camino no es la vía para avanzar hacia el cambio de la sociedad. Tampoco se puede hacer una revolución por decreto, así como tampoco basta con controlar el ejecutivo, aunque en determinadas circunstancias podría ser un factor muy positivo, pero no basta. No es despreciable pero no es suficiente.
Siguiendo el principio de Ellacuría mencionado anteriormente, debemos actuar apoyando en el corto plazo todo aquello que beneficie a las mayorías populares y estar en contra de todo aquello que las perjudica. A partir de esto se plantea la posibilidad de realizar un trabajo mucho más efectivo y que nos permita, para decirlo metafóricamente, irle arrancando al sistema pedazos de poder, ir realizando conquistas en los diferentes ámbitos de la realidad, ya sea económica, política, jurídica, social, etc. Pero esto tampoco significa quedarse en acciones meramente reivindicativas o de denuncia es preciso avanzar en la organización y en la formación política ideológica. Las luchas, las actividades si no tienen un fuerte componente educativo y formativo valen muy poco, porque generalmente sólo benefician a un pequeño sector poblacional. Pero es preciso hacerlo y hacerlo bien, con eficiencia a fin de lograr, en el peor de los casos, los objetivos mínimos planteados.
Sabemos que el objetivo final es transformar el sistema y por ello es preciso conocerlo muy bien teórica y empíricamente, esto es, en su funcionamiento diario. De qué y de quiénes se vale para operar, de qué se aprovecha, cuáles son sus estrategias, sus tácticas, sus maniobras en el ámbito político. Recordemos que la burguesía nacional y mundial tiene como objetivo fundamental preservar el capitalismo porque ello les beneficia; nosotros por el contrario, debemos transformarlo porque nos perjudica. Se trata de una cuestión radical, tanto para ellos como para nosotros, por eso es que la lucha reviste y exige en determinados momentos históricos o coyunturas revolucionarias acciones radicales. Pero esto no es lo cotidiano, en el día a día, debemos de aprovechar cualquier vacío, cualquier rescoldo, cualquier error, etc. para crecer, para fortalecernos y para obtener cualquier beneficio, por poco que sea, para las mayorías populares.
Todo esto exige de negociación con el gobierno y con la burguesía, pero a partir de las demandas y las exigencias de las mayorías populares. Sólo entonces esas mayorías populares sabrán si han ganado o si han perdido y por culpa de quién. No se puede suplantar a las mayorías populares, aunque se presuma de vanguardia, mucho menos adivinar sus demandas, sus exigencias. La transformación de nuestra sociedad será realizada por las mayorías populares organizadas o no será.