Que yo sepa, no hay ningún ministerio de la cosa militar que se llame “de ataque”, todos son ministerios de defensa.
La OTAN pretende presentarse como una humanitaria organización que vela por la paz en el planeta, pero que para eso no tiene más remedio que dedicar cantidades estratosféricas a la maquinaria bélica. En su relato hipócrita, la semana pasada llegó a una cota delirante al utilizar la imagen del Guernica para su propia promoción.
Todos sabemos lo que representa el célebre cuadro de Picasso y cómo se ha convertido en un símbolo universal contra la guerra, propósito con el que fue pintado. Su relación con las Naciones Unidas ha sido accidentada, pero el último episodio relacionado con la OTAN deja de lado la pusilánime relación de la ONU con el cuadro y da vía libre al cinismo más repugnante.
La historia del cuadro no deja indiferente. Fue un encargo de la República para la Exposición Universal de París de 1937, cuando España era víctima del ataque del fascismo a la República. Sus avatares y anécdotas son numerosos. En una ocasión un jerarca nazi le preguntó a Picasso, enseñándole una postal que reproducía el Guernica, “¿fue usted el que hizo esto?”, a lo que Picasso contestó genialmente “no, fueron ustedes”.
En 1955 el millonario Nelson A. Rockefeller encargó un tapiz con una reproducción del cuadro, reproducción supervisada por el propio Picasso. Treinta años después, su viuda lo cedió a las Naciones Unidas, que lo colocó en la entrada del Consejo de Seguridad, cuya teórica misión es velar por la paz. La misión del tapiz no era otra que recordar los desastres de la guerra en una institución cuyo fin es “preservar a las generaciones del flagelo de la guerra” (preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas). Sin embargo, años después la obra fue víctima de un error en la propia web de la ONU, cuya sección de regalos atribuía el bombardeo del Guernica a la República, en vez de al fascismo. Esto se corrigió en 2019, después de mantener el texto erróneo dos años.
En octubre de 2021, después de más de tres décadas, la familia Rockefeller decidió cancelar la cesión. Entre medias, en 2003 fue sonada la comparecencia de Colin Powell, jefe del Estado Mayor bajo el mandato de George Bush. En dicha comparecencia para convencer al planeta de la necesidad de invadir Irak siguiendo el mentiroso guion de su jefe, Powell ordenó ocultar el tapiz. Quizás le diera pudor anunciar una guerra delante del símbolo universal contra las guerras, aunque creo que más bien tendría que ver con el marketing que con el pudor.
En junio de 2022 el espectáculo bochornoso de una serie de mandatarios de la OTAN posando delante del cuadro original en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía, junto a la reproducción urbi et orbi de la fotografía en la prensa, ha motivado que la artista peruana Daniela Ortiz dirija una carta al Museo solicitando la retirada de su cuadro Castas Blancas. Latinoamérica, tan despreciada por el supremacismo blanco, nos da de vez en cuando alguna que otra lección de dignidad. El periódico elDiario.es se puso en contacto telefónico con ella para recabar su postura y esta fue su respuesta: “La OTAN se ha querido apropiar del Guernica y son unos asesinos. La Casa Real, también. Esa pintura representa otra cosa distinta a lo que son”. No se puede sintetizar mejor. Apropiarse por parte de una maquinaria bélica tan terrorífica de una imagen como la del Guernica, la más rotunda condena de la guerra, eleva el listón, ya muy alto, de la indecencia de esta mafia bélica.
Fuente: https://luhnoticias.es/la-otan-viene-a-madrid-a-ciscar-el-guernica/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.