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Libertad para los antiterroristas cubanos aún presos en EEUU

La otra Comisión de Londres

Fuentes: Rebelión

A Fefi Milán y a Inés Miranda, por su compromiso inquebrantable en esta y en tantas luchas A todas las asociaciones de juristas de Canarias, estatales e internacionales que apoyan siempre la justa causa de Los Cinco. Hace justo un mes aterrizamos en Londres para asistir a la Comisión Internacional por Los Cinco que se […]

A Fefi Milán y a Inés Miranda, por su compromiso inquebrantable en esta y en tantas luchas

A todas las asociaciones de juristas de Canarias, estatales e internacionales que apoyan siempre la justa causa de Los Cinco.

Hace justo un mes aterrizamos en Londres para asistir a la Comisión Internacional por Los Cinco que se celebraría en esa ciudad, los días 7 y 8 de marzo (http://www.rebelion.org/docs/181943.pdf).

Un taxi negro, de esos típicos de las películas, al que recurrimos sin ningún tipo de prevención, nos llevó desde el aeropuerto de Heathrow hasta el hotel que teníamos reservado, acabando de paso con la totalidad de los fondos, en libras esterlinas, de los que disponíamos.

Fue el primero de los dos tropiezos de nuestro viaje, seguido de la constatación de que un IPad se nos había quedado en el bolsillo de nuestro asiento en el avión, y de que no podíamos volver al aeropuerto porque no nos alcanzaba el dinero (británico) ni para coger el metro, que además cerraba en menos de una hora.

Así, entre gestiones telefónicas y reportes del extravío, a través de ordenadores, pasamos nuestras primeras horas en Londres.

Betina y Margarita

El viernes amaneció un día tranquilo y, sin duda, con mucho menos frío del que esperábamos soportar allí. Ni siquiera se presagiaba lluvia, algo muy extraño en el recién estrenado marzo londinense.

Habíamos llevado un mapa en el que teníamos marcado el recorrido hasta la sede del evento al que íbamos a asistir, de modo que la jornada empezó sin sobresaltos, dando un paseo por el despertar de la vida en Londres.

Media hora más tarde, reconocimos, de perfil, la estructura del edificio de la Law Society. Caminamos hasta estar frente a la entrada y comprobar que efectivamente, estábamos en el sitio correcto. Pasamos el trámite de la recepción de las delegaciones, hicimos cola para coger los auriculares de la traducción simultánea que salvarían nuestros agujeros negros con el inglés y, finalmente, dimos con nuestros asientos en la sala.

El comienzo fue duro. La presencia y la voz, quebrada por momentos, de las hijas de dos de los asesinados por actos terroristas, cometidos por organizaciones mafiosas y contrarrevolucionarias de Miami, contra el pueblo cubano nos sobrecogió de manera especial. Tantas veces habíamos leído sobre las bombas en las embajadas cubanas, tantas veces sobre el crimen de Barbados y ese día estábamos viendo, y casitocando, los rostros de esos crímenes a través de los ojos de sus otras víctimas.

Con ambas, con Betina Palenzuela Corcho (hija de Adriana Corcho, diplomática cubana asesina en Portugal, en 1976) y con Margarita Morales, (hija mayor de Luis Alfredo Morales, entrenador del equipo juvenil de esgrima caído en la explosión del avión de Barbados, también en ese año), pudimos hablar personalmente y ver de cerca la tristeza y el vacío aún presentes en su mirada. Imposible desanudar la garganta, incluso ahora.

Alarcón

La piel, el pelo y los ojos claros de Ricardo Alarcón de Quesada, expresidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y, durante años, principal figura del Gobierno cubano en la lucha por la liberación de Los Cinco, contrastaron con el tono firme y enérgico de su voz, elevada sobre un auditorio de más de doscientas cincuenta delegadas y delegados a la Comisión. «Ojalá pudiéramos transmitir la misma pasión que Alarcón«, así definieron las coordinadoras británicas del evento, Sara Chandler y Elizabeth Woodcraft, la intervención del revolucionario cubano.

Las esposas de Los Cinco, y la madre de Antonio

El aprecio de Adriana Pérez O´Connor, la esposa de Gerarado Hernández hacia la acción mis compañeras de delegación, Fefi Milán e Inés Miranda, quienes le habían escrito una carta al luchador antiterrorista, de madre canaria, aprovechando su viaje a Nueva York para intervenir en la ONU, se mostró en el tono alegre de sus palabras: «¡Qué bueno verlas aquí! Gerardo me dijo del mensaje de ustedes y de que quería escribirles. ¿Ya les llegó su respuesta?» (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179374).

El caso de Los Cinco revolucionarios cubanos, presos en EEUU desde 1998 por luchar contra el terrorismo, es sin duda, y de manera muy especial el caso de las mujeres de su familia, que han enfrentado su injusta y cruel prisión con la determinación de luchar sin descanso hasta verlos libres.

Las sonrisas de Elizabeth Palmeiro, esposa de Ramón Labañino, y de Mirta Rodríguez, madre de Antonio Guerrero alumbraron en Londres,con luz propia, esa lucha.

«Ramón está mejor de sus rodillas, ya lo ha visto un especialista. Ha costado mucho, pero por fin se logró que le dieran la atención médica que necesitaba». Elizabeth, tras varios altibajos de salud, está muy cambiada y nos impresiona cuando dice de Ramón Labañino, el luchador antiterrorista cubano preso en una cárcel de Georgia, «Él, imagínense, está muy ilusionado por verme así».

Por su parte, Mirta fascinó al grupo desde el primer momento, » ¿ya vieron el catálogo de la última exposición de Antonio?» -y, como haciendo una especie de declaración solemne, agregó: Se llama «Yo me muero como viví».

Con ella, con Mirta Rodríguez, la madre de Antonio Guerrero, nos tomaron una foto que quiso ver antes que nada. Nos la hicieron con una tablet y cuando vio el resultado exclamó, con inquietud científica, y en buen cubano: «¡Caballero, lo que es la tecnología!».

Irma y Omara

A Irma González Salanueva, Irmita, como la llamaron incluso en su presentación oficial, la habíamos visto durante el desarrollo de la Comisión, cuando intervino para solventar algunos problemas técnicos en la conexión vía Skype con su padre, René González, desde La Habana. Pero en su discurso del Barbican Center, sorprendió y casi hizo llorar con ella al auditorio que abarrotaba el aforo.

Irma habló de que a su padre lo habían arrestado en su presencia cuando ella era casi una niña y que había crecido y había sido madre sin estar a su lado. También que su hijo ya tenía a su abuelo cerca, pero… «yo sigo sin poder abrazar a tres de mis tíos, porque mi familia, desde hace 15 años, son cinco familias y si una no está completa, ninguna puede sentirse plena».

Esta crónica, convertida sin buscarlo, en una historia de mujeres no podría terminar sin Omara. La artista cubana apareció en el escenario del Barbican Center vestida con un traje blanco, con tiras bordadas y volantes, al estilo tradicional de Cuba.

Omara Portuondo llenó, «a capella», el espacio del Barbican con un imborrable «Hasta Siempre Comandante», que fue coreado, a su orden, por los cientos de personas que acudieron al acto; las mismas que al final del concierto, del brazo Omara de su compañero Elíades Ochoa, improvisaron, sobre los acordes de La Guantanamera, el multitudinario «VOLVERÁN» que nos levantó de nuestros asientos y alzó, a un tiempo, nuestras manos abiertas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.