Este fin de semana he conocido una experiencia editorial que no puedo resistir la tentación de comentar. Bajo la denominación La Oveja Roja (www.laovejaroja.es ), parte de la idea de traducir al español a autores franceses que de otra manera su trabajo nos resultaría desconocido a este lado de los Pirineos. Consideran, con buen criterio, […]
Este fin de semana he conocido una experiencia editorial que no puedo resistir la tentación de comentar. Bajo la denominación La Oveja Roja (www.laovejaroja.es ), parte de la idea de traducir al español a autores franceses que de otra manera su trabajo nos resultaría desconocido a este lado de los Pirineos. Consideran, con buen criterio, que hay que superar esos «muros de silencio» que nos aíslan de nuestros vecinos mediante la ocultación en los medios de comunicación o la falta de traducción de unas lenguas a otras. Y para combatir todo ello nace esta editorial. Me lo estuvo explicando el padre (o unos de los padres del proyecto), Alfonso Serrano, un joven hispanofrancés al que le calculo unos treinta años, que ha demostrado una sensibilidad y un compromiso admirable.
Pero si la idea parecía sugerente al empezar a conocerla, más me ha sorprendido cuando he comenzado a leer los tres libros que llevan editados. Uno de ellos, en formato de cómic, ya está distribuido en España y el resto lo harán en breve. Se trata de «Garduño en tiempos de paz», de Philippe Saquarzoni, un joven dibujante miembro de ATTAC. Ignacio Ramonet, en su prólogo, dice que podría haberse titulado «Itinerario de un rebelde» porque en la obra se habla de «una trayectoria política en tiempos de la mundialización». Allí el protagonista recorre la guerra de Yugoslavia, el drama de la deuda externa, las claves de la globalización, la lucha zapatista, y todo bajo el terrible incógnita de qué hacer, que tan familiar nos resulta.
En «LQR. La propaganda de cada día», del veterano luchador Eric Hazan desentraña como se está utilizando el lenguaje al servicio del pensamiento dominante. Todo ello mediante la mano «invisible» de políticos, economistas y publicistas para que parezca que estamos ante algo espontáneo y no intencionado. Lo curioso es que una análisis lingüístico realizado para el panorama francés y su lengua, gracias a la magnífica traducción de Alfonso Serrano descubrimos que resulta que absolutamente extrapolable al español.
Por último, encontramos «Nunca más solo. El fenómeno del móvil», de Miguel Benasayag y Angélique del Rey, donde se analiza cómo está afectando a nuestra psicología y nuestra forma de ver y estar en el mundo la aparición del teléfono celular.
Hay que felicitar sin duda a Alfonso Serrano, porque si de un libro la parte más ingrata es al traducción y la edición respecto al autor, principal destinatario del reconocimiento público, Serrano es quien carga con todas las funciones desagradecidas: ha gestado este proyecto, ha traducido todos los libros y se ha propuesto sacar adelante esa editorial. Y si a ello le añadimos su juventud y el entusiasmo del que doy fe, mi reconocimiento se convierte en alegría por descubrir cómo surgen valiosas generaciones con iniciativas que debemos apoyar con todas nuestras fuerzas.