Alfonso Sastre, es el eterno «joven» luchador por unos ideales, agitador social-cultural que no ha perdido la ilusión de conseguir su sueños de libertad y justícia. Su pretensión, mejorar la sociedad a través del teatro su gran pasión. Sigue firme con su compromiso político que le llevó, en las recién elecciones europeas, a presidir Iniciativa […]
Alfonso Sastre, es el eterno «joven» luchador por unos ideales, agitador social-cultural que no ha perdido la ilusión de conseguir su sueños de libertad y justícia. Su pretensión, mejorar la sociedad a través del teatro su gran pasión. Sigue firme con su compromiso político que le llevó, en las recién elecciones europeas, a presidir Iniciativa Internacionalista. La solidaridad de los pueblos. Inmensa su obra teatral, ensayística, y también en poesia y narrativa.
–Tu experiencia social-cultural-política fruto de tu interés por el ser humano, y el que otorgan los años, ¿cómo te hace vislumbrar el futuro de esta Humanidad que se encuentra aletargada y no quiere comprometerse con nada ni con nadie?
Tiene (tendría) que producirse una, por ahora inesperada «inflexión histórica» que a veces se dan. Mayo del 68 amenazó -inesperadamente- con ser eso, aunque luego se quedara en poco menos que nada, o en peor. Pero no hay que desesperar.
-Quienes ostentan el poder nos quieren sumisos, no admiten interferencias. ¿Cómo movilizar a la ciudadanía la que debería ser motor del devenir?
Hay un libro excelente de Amy Goodman y su hermano, que va a salir en castellano y es una magnífica respuesta a esta pregunta tuya. «Seamos nosotros los lideres que estábamos esperando», vienen a proponernos, y nos dan las pautas para entrar en esta acción. El título de este libro es «Enfrentándonos a la locura. Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios»; y es, en definitiva, además de una serie de recientes episodios muy estimulantes, algo así como un manual para la acción por un mundo nuevo. No se podría decir más ni mejor; así que me lo apropio a modo de respuesta a tu pregunta.
-El mundo está convulso, no importa los ámbitos, laboral, económico, familiar, político.América Latina está dando muestra de lo que puede el poder de la gente que, cansada de la esclavitud por parte de unos pocos, ha dicho basta y quiere decidir respecto al futuro. Se encuentra en pie reclamando sus derechos de ciudadanía: Bolivia, Honduras, Venezuela, Ecuador, Nicaragua entre otros. ¿Puede ser el inicio de un nuevo mundo posible, en período de gestación, por el que suspiramos?
¡Sí, yo así lo creo! Será el socialismo del Siglo XXI» al que yo prefiero llamar «neo-socialismo». Sobre ese tema van a versar nuestras Jornadas de ASKE en noviembre de este año en Donostia.
–Creo que es una experiencia a emular. Tenemos la ventaja de más preparación, más posibilidades, mayores conocimientos. Pero, el miedo a involucrarse, a no querer exponer su pensamiento -a menudo por no perder prebendas, por miedo al que dirán- incapacita a algunos para ejercer sus derechos en libertad. ¿Qué hacer para cambiar comportamientos?
¡Empecemos por vencer nosotros mismos ese miedo! O, mejor, esos miedos.
–¿Podrá la crisis económica motivarles a participar en un proyecto de futuro en paz y equidad?
No; para superar sus crisis tienen ellos sus propios medios, y una larga experiencia
-Como definirías al ser humano del S XXI, siglo que ha marcado pautas por lo que respecta a nuevas tecnologías pero que, desgraciadamente, no están al alcance de todos.
Como un «ser de la transición» entre el neoliberalismo y la neohistoria
-Siguen existiendo dominantes y dominados, los ricos cada vez más ricos no importa en qué lado del mundo, los pobres abocados a la ignominia, al hambre, a la exclusión.
Algo, y hasta mucho, se está haciendo ya en ámbitos locales y regionales latinoamericanos. Por ejemplo, ver los trabajos de Marta Harnecker en Venezuela, accesibles electrónicamente y datados de este mismo año. Títulos: «De los consejos comunales a las comunas». «Construyendo el socialismo del SXXI», y «Planificación participativa en la comunidad».
En el ámbito internacional merece toda nuestra atención la política «bolivariana» que ya está cristalizando en varias áreas de América Latina. Chávez Frías, Evo Morales y Correa son vivos testimonios de la importancia de lo que está ocurriendo, sin olvidar nunca a la Madre Patria que es Cuba. Es lo que Chomsky ha llamado «El desafío de América Latina». Suyas son las siguientes palabras: «Durante la pasada década, América Latina se ha convertido en la región más progresista del mundo». Creo que tiene razón.
-Futuro incierto para todos, para la Naturaleza que entre todos hemos devastado, para la vida en el Planeta al que nadie ha respetado y está en vías de aniquilación. ¿Cómo lo dibujarías?
Yo creo, con el marxista alemán Wolfgang Harich, que lo proclamó hace más de treinta años en la RDA, que solo el socialismo será capaz de resolver la cuestión ecológica, cuya gravedad ya entonces empezaba a ser suma, y en la que se juega nada menos que la supervivencia de la Humanidad. También eso trataremos en nuestros «askencuentros»
-Cómo ves la situación de Euskadi. Considero necesario arbitrar, conciliar. El dialogo debe servir para acercar posiciones. Nadie desconoce las divergencias que deben ser atendidas, negociadas. Es preciso acabar con la «guerra» pero nadie es capaz de dar los primeros pasos para construir caminos que la hagan posible.
Eso está muy claro después de cincuenta años de violencia subversiva y de represión por todos los medios, incluidos los GAL y la tortura cotidiana: si no hay una negociación se eternizará la violencia.
Es que están en juego dos grandes pasiones: la vasca y la española, ambas con base popular, la primera en Euskal Erria y la segunda en España; y ese tipo de pasiones no se resuelven por la fuerza. Es un conflicto político, y, los conflictos políticos o se resuelven hablando (negociando) o se perpetúan en la violencia. Ese es un problema que la izquierda abertzale ve muy claro y yo con ella.
–Me gustaría calificaras el ciudadano medio español, y, como no, el vasco?
¿Calificar? ¡Ay, eso no sé!
-El mestizaje, que considero el futuro del mundo, junto con la velocidad en que se conoce cualquier acontecimiento, nos procura saber lo que ocurre por doquier. Lástima que los medios sean tan poco fiables, que estén siempre del lado de los poderosos. Tu opinión respecto al golpe de Estado en Honduras y a la deslegitimización de su Presidente Manuel Zelaya
Es muy importante lo que se juega allá. Veremos si el Presidente Zelaya está a la altura de las circunstancias, tan difíciles. De momento lleva un sombrero como el de Sandino, pero eso no es suficiente.
-Una Ponencia mía en un Encuentro en Cuba llevaba por titulo La verdad en la formación de la opinión pública y no existe verdad sin libertad. Han pasado unos años y seguimos en las mismas condiciones. ¿Cómo cambiar el sistema?
Desde Lenin se está preguntando «¿Qué hacer? Es una pregunta a la que se está tratando de responder todos los días, y también acabamos de hacerlo aquí. A Atilio Boron le debemos una matizada reflexión sobre este tema que apareció como «estudio introductorio» a su edición de la obra de Lenin, que apareció en Ediciones Luxemburg de Buenos Aires, 2004. También mucha ayuda debemos a este autor en otras obras, entre las que destaca por su sencillez y penetración la, también editada por Luxemburg de Buenos Aires y ahora próxima a aparecer entre nosotros Socialismo Siglo XXI. ¿Hay vida después del neoliberalismo? Yo me apoyo en estas ayudas y a ellas me remito, cuando se trata de estos temas.
-Tu implicación en política en las elecciones europeas ¿supone una nueva faceta de tu vida, rica y comprometida con tu pueblo?
No; solo ha sido un episodio más de esta lucha por la paz. La paz no es ni más ni menos que la bella e inseparable cara de la justicia. En ese empeño estoy yo y seguiré estando mientras el cuerpo y el alma aguanten.
Yo sé que las «pacificaciones» no son sino burlas siniestras de la paz ejercidas por las fuerzas armadas hasta los dientes, y por eso yo me he declarado siempre «contra la pacificación de Euskadi». En esto como en otros muchos temas, yo llevo siempre a Kant conmigo