Recomiendo:
0

La pedadoga Marta Mata

Fuentes: Rebelión

  El martes día 27 de Junio falleció en Barcelona a los 80 años Marta Mata, presidenta del Consejo Escolar del Estado. Niña de la guerra, conoció la enseñanza republicana y sintió el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, se vinculó a proyectos de vanguardia educativa en Cataluña y defendió i difundió el laicismo […]

 
El martes día 27 de Junio falleció en Barcelona a los 80 años Marta Mata, presidenta del Consejo Escolar del Estado.
Niña de la guerra, conoció la enseñanza republicana y sintió el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, se vinculó a proyectos de vanguardia educativa en Cataluña y defendió i difundió el laicismo y la renovación escolar. Pero también conoció la enseñanza franquista y sus palabras ilustran el momento histórico que se instaló por la fuerza con la derrota en la guerra de los proyectos republicanos de cambio: «Cuando llegaron los nacionales, la enseñanza retrocedió cien años. El primer día de clase después de la guerra nos encontramos con los crucifijos y retratos repartidos por toda la escuela. Nos pusieron una capilla en el instituto y se decía misa cada día.»
Su vida, volcada en la educación, fue haciéndose por organizaciones educativas y puestos institucionales desde los que impulso proyectos innovadores para la educación: con el último de ellos, en el Consejo Escolar del Estado entran una representante de las organizaciones de mujeres a nivel estatal, una representante del Instituto de la Mujer, y dos más reconocidas por su lucha contra la violencia de género; a estas representantes se suma otro por las organizaciones de discapacitados y cuatro representantes de los equipos directivos de centros públicos con proyectos participativos.
Mujer que atendía a cualquier persona que se acercase a su despacho, tuvo la deferencia conmigo de aceptar una entrevista en torno a las Misiones Pedagógicas, organización que durante la República alfabetizó y llevó la cultura a los pueblos más recónditos del Estado. Marta Mata era una gran conocedora de esa experiencia y fue una de las principales impulsoras de la exposición sobre la educación en la República que estuvo expuesta en la Biblioteca Nacional de Madrid hasta los primeros meses de éste año. Unos días después de haber hablado con ella, me comunican que estando trabajando en su despacho, se encontró un tanto extraña pero como tenía previsto irse a Barcelona emprendió el viaje. Pensando en continuar con el trabajo se llevó entre otras cosas el cuestionario de preguntas que yo le había hecho llegar. Una vez en Barcelona fue ingresada.
Al saber de su fallecimiento, desde los ámbitos educativos defensores del laicismo y lo público se ha pronunciado su nombre con el mayor de los respetos y el agradecimiento profundo por su entrega.