Recomiendo:
0

La propaganda electoral de Piñera y el programa de la derecha

Fuentes: Rebelión

No hay que confundir. Una cosa es la propaganda electoral del candidato Piñera y otra muy diferente es el programa de gobierno de la derecha, para el caso que su candidato llegara a La Moneda. La propaganda electoral es el anzuelo con el que se piensa atraer los votos necesarios para triunfar. El programa de […]

No hay que confundir. Una cosa es la propaganda electoral del candidato Piñera y otra muy diferente es el programa de gobierno de la derecha, para el caso que su candidato llegara a La Moneda. La propaganda electoral es el anzuelo con el que se piensa atraer los votos necesarios para triunfar. El programa de la derecha es lo que le espera al país, una vez que el pez se trague el anzuelo. La propaganda habla vagamente de un cambio, pero no dice en qué dirección, aunque sabemos que no será hacia la izquierda, sino a la derecha; no hacia un nuevo modelo económico sino la vuelta a un neoliberalismo pinochetista, es decir un cambio hacia el pasado y no al futuro. Para eludir este tema vital, la propaganda pide que la gente confíe en el candidato y en sus supuestas virtudes.

El verdadero programa de gobierno ya está hecho y dicho, pero no es para difundirlo. La gente común no sabe lo que le conviene y puede ser mal aconsejada. Lo conocen los expertos y políticos derechistas y los que siguen la política día a día. La propaganda la hacen «los asesores de imagen» los que aplican el marketing, cuyo objetivo es «vender» al candidato, como mercancía en papel de regalo. En cambio, el verdadero programa, tal vez contenga algunos caramelos, pero la parte amarga se aplicará sí o sí, y tanto más rápido cuanto mayor sea el control sobre el Congreso Nacional.

La propaganda se centra en la persona del candidato, en sus supuestas virtudes e intenciones. En el primer plano está él, solo o con su familia. En segundo o tercer plano casi en la sombra quedan los políticos que lo apoyan, con quienes verdaderamente gobernaría. Según la propaganda, Piñera es «honesto», «capaz», «todo terreno». Aunque lo de honesto, ha generado dudas al saberse que estuvo involucrado en operaciones oscuras como gerente del Banco de Talca o cuando la Superintendencia de Valores lo sorprendió en infracción a la ley y lo obligó a pagar una multa millonaria, o cuando se arregló solo con Endesa-España dejando en la estacada a accionistas menores. Lo de su «capacidad» está demostrada, pero como máquina de hacer dinero en especulaciones financieras; porque se sabe que nunca estuvo en pequeñas empresas productivas trabajando codo a codo con obreros. Como gobernante la habilidad financiera no sirve y hasta puede ser peligrosa.

La propaganda asegura que «él derrotará» la delincuencia y «él le dará paz y tranquilidad a las familias», cual Batman, el millonario que derrota a los malos o como si la delincuencia fuera algo tan sencillo de resolver, como «poner candados» a todas las puertas. En su propaganda hay ofertones para todos, los desempleados, las mujeres, los adultos mayores; pero poco o nada se dice de donde saldrá la plata. Asegura que creará un millón de empleos, pero no dice cómo llega a esa bonita cifra. Nada dice si los va a contratar él en sus numerosas empresas o el gobierno; si ya tiene comprometidos a los empresarios y con cuánto se van a poner, cuántos serán obreros, cuántos empleados, cuántos en el norte o en el sur, cuantos en la industria, en el campo, etc. Nada, sólo frases.

El verdadero programa de Piñera se puede conocer en los editoriales de El Mercurio o La Tercera, en los artículos de sus comentaristas, en las demandas y acuerdos de las grandes organizaciones empresariales como la C. de la P. y el C, la Soc. de Fomento Fabril, la Cámara de la Construcción, la Asociación de Bancos, la Soc. Nacional de Agricultura; en las declaraciones de sus voceros, en los pronunciamientos de Institutos como Libertad y Desarrollo y el Centro de Estudios Públicos. Es cuestión de saber cómo votan los diputados y senadores de la UDI y Renovación Nacional, qué tipo de leyes apoyan y cuales rechazan.

Piñera, como cabeza de uno de los clanes más ricos del país es colega, amigo, socio de la gente más acaudalada del país. Es parte de esa clase social con la cual realiza negocios. Sabe de sobra lo que les conviene a ellos que también le conviene a él. Nadie se imagina que va a estar en contra de sus intereses, aunque el país necesitara algún sacrificio de éstos. Asimismo no podría gobernar sin el apoyo de la UDI y RN en el Congreso y en los ministerios o cargos claves que ya están pidiendo. Menos podría ponerse en contra de las ideas y proyectos de esas cúpulas partidarias.

Entonces, ¿Cual es verdadero programa de la Derecha, la económica y la política? Veamos algunos temas.

En materia de Derechos Humanos, aplicación de la ley pinochetista de amnistía a los violadores de los derechos humanos; declarar que el tiempo ya pasó y los delitos prescribieron o no son aplicables. Resultado: fin a los procesos, al desfile de militares acusados, indulto y libertad para los de Punta Peuco. No más investigaciones judiciales sobre crímenes y robos de los pinochetistas. Reconciliación, perdón y olvido, les guste o no a las víctimas. Es decir, la impunidad para los culpables, dar la señal que las violaciones y persecusiones podrían repetirse, si el pueblo quisiera elegir a otro Allende.

En relación al «problema de la Araucanía», dejar de contemporizar con los mapuches. Imponer el «respeto irrestricto a la propiedad privada», de los terratenientes. Dejar de gastar dinero en compra de tierras para las comunidades. Ley antiterrorista y mano dura contra los que protestan.

En materia de educación, «recuperar la disciplina», tanto contra alumnos y profesores. No más paros estudiantiles. Acabar con lo que resta del estatuto docente, dar facultades a alcaldes y directores para despedir profesores. Ampliar las subvenciones y favorecer la educación privada y el lucro, para que «haya competencia» congelando a escuelas y universidades públicas. Privatizar los jardines infantiles.

En legislación laboral, la línea es clara, es la misma que impuso José Piñera, como Ministro de Pinochet . Nada que permita aumentar la sindicalización y la capacidad de los sindicatos para negociar. Mientras más dividido y atomizado los sindicatos y más centrales, mejor. Tender a la negociación patrón-empleado individual o por grupos no sindicalizados. Flexibilidad laboral, mayor jornada de trabajo, más facilidades para los despidos, acabar con la indemnización por años de servicio, salvo para los altos ejecutivos. Ampliar la prohibición de las huelgas en servicios públicos o privados, sancionar a los huelguistas.

En relación al cobre, privatizar Codelco, vender por partes su propiedad y reservas, aunque sea inconstitucional, provoque despidos y aumenten los impuestos internos para reemplazar sus cuantiosos aportes al Erario.

En materia financiera ampliar las libertades de corredores y consorcios privados, bajando los impuestos a las ganancias. Disminuir los controles para que vengan más capitales especulativos. Tender a convertir a Chile en plaza financiera internacional y paraíso fiscal. Mantener el secreto bancario. (Como Piñera anunció un «sernac financiero» para controlar los abusos bancarios que nadie le creyó, El Mercurio lo reprendió por «moverse con la marea»).

En cuanto a los problemas ambientales, la derecha se guía por el concepto de que la prioridad es el crecimiento de la riqueza privada, aún a costa del deterioro ambiental y el despojo de los recursos naturales. Hay que impulsar, sin más demoras, la electricidad a carbón, hydroaysén, la energía atómica y en menor grado, las alternativas.

Finalmente, en materia internacional, en el continente hay que aliarse con los gobiernos de derecha, como el de Uribe y hostilizar a los gobiernos de izquierda. Apoyarse en los gobiernos de derecha de Europa y en EE.UU coordinarse con los republicanos en contra de las reformas progresistas de Obama. Sostener solapadamente a los golpistas, como en Honduras y justificar el derrocamiento violento de Chávez, Evo, Correa u otros gobiernos progresistas, aún con intervención militar norteamericana.

A la vista de estos indesmentibles y provocativos propósitos, ¿porqué Aylwin y Valdés, reprocharon a su camarada Frei por advertir éste sobre la resistencia e ingobernabilidad que traería un gobierno de Piñera y la Derecha? La única fuerza compacta que tiene claro esta posibilidad es la izquierda. Por eso mientras más fortalecida salga la candidatura de Arrate y la presencia de los comunistas e izquierda cristiana en el Parlamento, más difícil será para la derecha cumplir su neopinochetista y neoliberal proyecto.