«Tras las tinieblas la luz, por la razón y la fuerza» (Emblema del Escudo Nacional de la Patria Vieja -1810-1814- acuñada por los próceres de la Independencia de Chile, José Miguel Carrera y Manuel Rodríguez, durante la guerra contra los ejércitos españoles que ocupaban Chile). El marxismo enseña que la historia la hacen las grandes […]
«Tras las tinieblas la luz, por la razón y la fuerza» (Emblema del Escudo Nacional de la Patria Vieja -1810-1814- acuñada por los próceres de la Independencia de Chile, José Miguel Carrera y Manuel Rodríguez, durante la guerra contra los ejércitos españoles que ocupaban Chile).
El marxismo enseña que la historia la hacen las grandes masas populares y no las personalidades. Pero también enseña que ciertas personalidades, bajo ciertas condiciones históricas concretas, pueden llegar a intervenir decisivamente en los acontecimientos de su época, claro está, sin suplantar a las masas. Para los militantes del MIR de Chile es imposible conmemorar el 10º aniversario de la fundación del Partido, sin resaltar al que fuera su figura principal durante estos 10 años, su fundador, guía teórico y jefe militar. Conductor político y héroe máximo caído gloriosamente en combate contra la dictadura el 5 de octubre de 1974, en la comuna proletaria de San Miguel de Santiago de Chile.
Hace 10 años, el 15 de agosto de 1965, en un modesto local de] centro de Santiago de Chile, se fundaba el Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR. En ese Congreso de fundación estaban presentes menos de 40 personas, número que reflejaba bien la debilidad de entonces de las fuerzas revolucio en Chile.
El ejemplo y la prédica de la revolución cubana triunfante inflamaba las luchas sociales de¡ continente y aceleraba la maduración de cuadros revolucionarios jóvenes y decididos. Esos nuevos cuadros estaban representados en el Congreso de fundación del MIR, por tina impetuosa ala izquierda del Congreso, dirigida por un muchacho de 21 años llamado Miguel Enríquez. Junto a él se destacaban el estudiante de medicina Bautista Van Schowen y el obrero Víctor Toro. Dotado de una extraordinaria inteligencia y personalidad, vehemente en la palabra y decidido en la acción, Miguel era el jefe natural de sus companeros, a los que ya entonces guiaba y formaba con las ideas y con el ejemplo.
Miguel había ingresado a la vida política muy joven, a los 17 años de edad, en su provincia natal de Concepción, allí al calor del auge de las luchas obreras del carbón, y de las estudiantiles de comienzos de los años ’60, fue profundamente impactado por el triunfo de la revolución cubana y se volcó individualmente al estudio del marxismo, a la búsqueda de las fuentes ideológicas para desarrollar en Chile un proceso revolucionario como el cubano. Así llegó, el primero entre sus compañeros, a la comprensión de la necesidad de construir en Chile el Partido Revolucionario de los Trabajadores y los destacamentos armados de la clase obrera, como requisito indispensable para el triunfo de la revolución obrera y campesina de Chile. La idea de construir estas dos herramientas revolucionarias ya no le abandonará más en toda su vida y fue el programa de acción con que él y sus compañeros se lanzaron a la actividad política.
A la fecha del Congreso de fundación, el MIR no pasaba de ser un reducido grupo revolucionario, muy débilmente implantado en la clase obrera, constituido por militantes de débil compromiso partidario y dedicado fundamentalmente a la propaganda y a la difusión teórica del marxismo. En ese Congreso Miguel y sus compañeros presentaron un esbozo de tesis político-militar que constituía una primera aproximación teórica sobre la necesidad de construir un Partido Revolucionario [y] la factibilidad de la lucha armada en Chile.
En diciembre de 1967, durante el Tercer Congreso Nacional del MIR, Miguel Enríquez, a la cabeza del ala izquierda del Partido, asume como Secretario General del MI R. Entonces tiene 23 años de edad y poco después abandonará su profesión de médico para convertirse en profesional de la revolución. junto a él están sus compañeros de siempre. Bautista Van Schowere, Luciano Cruz, Víctor Toro, Fernando Krauss y muchos otros. En el tercer congreso Miguel Y sus compañeros impusieron una tesis político-militar más acabada que la anterior, donde se Insistía en la necesidad de construir un Partido Revolucionario a partir del MIR y se precisaban ideas sobre el inicio de la lucha armada en Chile.
Guiado por Miguel, el MIR abandona el ritmo lento del grupo de propaganda, cierra filas en torno a una disciplina más severa, se orienta hacia la clase obrera y comienza seria y orgánicamente la preparación para la lucha armada, por primera vez desde su fundación.
En junio de 1969, el gobierno de Frei ordena la detención de Miguel Enríquez y de los otros cuatro miembros del Secretariado Nacional del MIR. Miguel y sus compañeros pasan a la clandestinidad y desde allí responden al gobierno iniciando acciones armadas ligadas a la lucha de clases («Acciones Directas» se llamaron) y expropiaciones de bancos para financiar al Partido. Era la primera vez que estas acciones ocurrían en Chile. No es de ningún modo exagerado afirmar que fueron la audacia y consecuencia de Miguel el factor decisivo que llevó al MIR a replicar al gobierno con las acciones armadas en ese momento. Más aún, el Secretario General se puso, una vez más, en la primera línea de combate, planificando él mismo las operaciones de expropiación, poniéndose personalmente a la cabeza de ellas durante su ejecución. Así, por ejemplo, fusil en mano y disfrazado de oficial del ejército, junto a sus compañeros Andrés Pascal, Luciano Cruz, Dagoberto Pérez, compañero incorporado al Ejército Revolucionario del Pueblo de Argentina, que murió en combate en Manchalá, provincia de Tucumán,’ y otros, en junio de 1970 Miguel dirige la expropiación de la Sucursal Vega Poniente del Banco del Trabajo y, en octubre del mismo año, simulando ser un conspirador de derecha, dirige el secuestro del elemento reaccionario cuyas confesiones permitieron al MIR denunciar públicamente el complot de la CIA y del General Viaux, 24 horas antes de que éstos asesinaran al General Schneider.
Ya en enero de 1970, con su dirección en la clandestinidad, el MIR se pone a la cabeza del Movimiento, de los «sin casa» en Santiago y luego en Concepción y Valparaíso. Dirigido por Víctor Toro, joven obrero miembro del Comité Central del MIR el movimiento de los «sin casa» libra formidables batallas de masas, tanto en la ocupación ilegal de terrenos como en las manifestaciones callejeras en el centro de Santiago.
A su vez, en abril de 1970, al sur de¡ río Bio Bio, en la provincia de Cautín, el MIR local, dirigido por el fUtUro miembro de la Comisión Política de] MIR Roberto Moreno, inicia las primeras «corridas de cerco» ¡legales, a la cabeza de los trabajadores mapuches de la región, fundando así el que sería meses más tarde el poderoso movimiento campesino revolucionario MCR, dirigido por el MIR. Allí surgen los dirigentes campesinos del Partido Moisés Félix Huentelaf, Alejandro Manque y otros.
Mientras tanto, en la provincia de Concepción, el MIR dirige las luchas de la Federación de Estudiantes de la Universidad local, donde se destacan los futuros miembros de la Comisión Política Nelson Gutiérrez y Arturo Villabela. Es decir, a mediados de 1970 el MIR combate al gobierno de Frei en casi todos los frentes: en el terreno de las batallas ¡legales de masas en Santiago, Concepción, Valparaíso y Cautín; en el terreno de las «Acciones Directas» en Santiago y en el terreno de las acciones armadas de expropiación en Santiago.
El triunfo electoral de Allende, la brusca apertura de las libertades democráticas y la extensión de las movilizaciones populares que éste significó, encuentran al MIR, entonces, relativamente implantado en el movimiento de masas aunque todavía inclinado fundamentalmente a los métodos conspirativos de lucha y aún inexperto en las formas de lucha política y de masas que exigía la nueva situación.
Una vez más, es Miguel quien mejor comprende en el MI R, en septiembre de 1970, la nueva orientación de las tareas del Partido a raíz del ascenso de Allende al gobierno y, un año más tarde, el retraso del MIR en la lucha por disputar al reformismo y al centrismo chilenos la conducción de la clase obrera y el pueblo. El Partido se adapta velozmente al nuevo período de la lucha de clases nacional, un período de carácter pre-revolucionarlo, y acelera y profundiza su preparación militar para enfrentar, a la cabeza de las masas, la inevitable arremetida contrarrevolucionaria de la burguesía. Las reuniones conspirativas de puñados de militantes ceden el lugar a las concentraciones y batallas de masas multitudinarias y el MIR se fortalece y consolida a nivel nacional.
Ya a principios de 1973, aunque de ningún modo el MIR había logrado arrancar la conducción popular al reformismo y al centrismo, la bandera roja y negra del Partido encabezaba la lucha de los destacamentos más decididos de la clase obrera y del pueblo en todo el país, tanto en las ocupaciones ¡legales de fábricas y fundos, en las aguerridas luchas callejeras en contra de las bandas de la ultrarreacción, como en los vibrantes actos y inarchas de masas del Partido en Santiago, Concepción, Valparaíso y Cautín. Desde fines de 1972, el MIR había logrado implantarse minoritaria pero firmemente en la clase obrera fabril y formar valiosos cuadros obreros como Juan Olivares, Santos Romeo y otros. En aquella época también se destaca como dirigente de los trabajadores s del estado el actual miembro de la Comisión Política Hernán Aguiló. Al mismo tiempo, Miguel y la Comisión Política se preocupaban de la preparación de los cuadros militares del Partido, de su organización en unidades centralizadas y descentralizadas y, por sobre todo, de su armamento. Los primeros planes militares de aquella época fueron elaborados personalmente por Miguel y los posteriores contaron con su conocimiento a fondo. En las condiciones políticas del país en 1973, los planes militares del Partido no podían dejar de ser sino los preparativos para resistir a la cabeza de las masas la arremetida militar de la ultrarreacción. Se trataba prior] tariamente de lograr que ésta no obtuviera el triunfo rápido que buscaba sino que en el pueblo y en las mismas tropas prendiera la lucha armada y se generara una guerra civil o una guerra revolucionaria en contra de los golpistas. En una palabra, la componente «política» era forzosamente muy importante en la calibración de los planes militares del Partido. El estado de alerta y la combatividad del conjunto del pueblo, la disposición de lucha y la vigilancia del movimiento antigolpista de las tropas, la capacidad de lucha de las milicias organizadas con armamento menor, etc., eran factores políticos que, a diferencia de la fuerza militar propia del Partido, no obedecían a la voluntad de un MIR aún minoritario en el pueblo, debían ser constantemente evaluados con precisión por el Partido como índices de la potencialidad de lucha antigolpista de las masas, para determinar anticipadamente las formas, lugares y exigencias que el golpe inevitable impondría a los destacamentos militares del Partido.
Ahora bien, la capitulación ante el PDC y el cuerpo de oficiales de las FF.AA., iniciada formalmente por el gobierno de Allende el 29 de junio de 1973, desarmó políticamente a un pueblo hasta entonces vigilante frente a la reacción y rebajó la disposición de lucha popular, sin que un MIR aún minoritario lograra impedirlo. A pesar de sus esfuerzos, el MIR comprendió a tiempo el viraje brusco de los acontecimientos, el rápido deterioro de la correlación de fuerzas frente a la reacción, y comenzó las adaptaciones en su política y sus planes militares ante la nueva situación. Sin embargo, el golpe militar se desencadenó antes que el MIR culminara con esos nuevos preparativos. Como diría el mismo Miguel autocríticamente más tarde, los hechos nos mostraron que el retraso de un año del MIR en iniciar la lucha por desplazar al reformismo de la dirección política del pueblo significó que, en los momentos decisivos, el MIR no contaba con el peso de masas para contrarrestar la influencia paralizante del reformismo sobre la clase obrera. También se podría agregar que, además, una vez ya planteadas las cosas así, el MIR no supo reaccionar con la prontitud necesaria ante un viraje brusco de los acontecimientos, de modo que hubiera logrado un repliegue más ordenado del pueblo y la implantación firme de núcleos de resistencia armada abierta, indestructibles ante las fuerzas de la Dictadura.
El día del golpe, Miguel, Andrés Pascal y otros son rodeados por fuerzas golpistas en la industria INDUMET de Santiago y logran salir rompiendo el cerco a fuego de fusil, matando a varios uniformados en el combate.
Los militantes del MIR resistieron con las armas en todo Chile. Santos Romeo cae heroicamente después de combatir en la industria PERLAK del cordón industrial Cerrillos de Santiago, José Gregorio Liendo y Mario Superby junto a «Nico» y otros compañeros asaltan la comisaría cordillerana de Neltume y luego encuentran la muerte uno después del otro, en heroicos combates en Chile y en la Argentina.
El MIR pasa a la clandestinidad y desde allí inicia de inmediato su lucha por la reorganización de las filas obreras y populares, por la generalización de la resistencia y por el forjamiento del Partido para la larga y dura lucha contra la Dictadura. Sabido es que la dirección del MIR permanece en Chile después del golpe, con el objeto de poner su máximo esfuerzo de ordenamiento de repliegue popular, contrastando esta actitud con la vergonzosa huida hacia las embajadas de la mayoría de los dirigentes de la UP.
Bautista Van Schowen, miembro de la Comisión Política del MIR, cae detenido en diciembre de 1973 y resiste el suplicio de las torturas, sin hablar una palabra, como no fueran insultos a sus verdugos.
En el documento «La dictadura gorila y la táctica de los revolucionarios en Chile», escrito por Miguel entre octubre y noviembre de 1973, y aprobado por la Comisión Política en diciembre, se analizan a fondo las causas del golpe militar, se explican las nuevas y dificiles condiciones de la contrarrevolución triunfante y el repliegue popular y se definen con precisión los instrumentos de lucha del período: el Partido, el frente político de la Resistencia, el Movimiento de Resistencia Popular y el Ejército Revolucionario del Pueblo de Chile.
Una vez más en la historia del Partido, el Secretario General se pone en la primera línea de lucha e, interviniendo personalmente en todas las cuestiones decisivas, acelera con su ejemplo y dedicación la reorganización del Partido y la preparación de sus destacamentos militares.
La muerte lo sorprende cuando escribe nuevas precisiones sobre la táctica del Partido, organiza una campaña de acciones de propaganda armada y dirige un plan de fogueamiento de los destacamentos militares del Partido. Es decir, cuando muere, a los 30 años de edad, había ya fundado en 1965 el Partido Revolucionario de la clase obrera de Chile, el MIR, y fundaba en 1974 los embriones del Ejército Revolucionario del Pueblo de Chile, el ERP objetivos ambos a los que dedicó toda su corta y agitada existencia.
Cae como un soldado de la clase obrera, gloriosamente Y combatiendo hasta el último aliento, ante fuerzas militares enormemente superiores, a las que resiste con su fusil ametralladora, sin rendirse, solo Y durante dos horas. Sus compañeros de siempre y los militantes del MIR han sabido ser leales a su memoria y a su ejemplo. Andrés Pascal asume de inmediato la Secretaría General del Partido y junto a Nelson Gutiérrez, Dagoberto Pérez, Hernán Aguiló y otros miembros de la Comisión Política continuaron irreductiblemente la lucha en contra de la Dictadura feroz y sanguinaria que oprime al pueblo de Chile.
En este 10` aniversario de la fundación del MIR, los militantes del Partido saludamos emocionados y orgullosos la memoria de su Secretario General caído y de todos los otros héroes del Partido simbolizados por él. Hoy como ayer los militantes del MIR dicen: «Miguel, tú siempre marchas con nosotros».
¡POR LA RAZóN Y LA FUERZA!
¡LA RESISTENCIA POPULAR TRIUNFARÁ!
El Combatiente Nº 178. Miérco1es 13 de agosto de 1975