Ni en las mejores novelas de Sherlock Holmes. La Sociedad General de Autores y Editores, la SGAE, no está dispuesta a que se le escape ni un sólo euro del canon digital y ha llegado al límite con tal de conseguirlo. No tiene licencia para matar, pero parece que sí para vigilar a los díscolos. […]
Ni en las mejores novelas de Sherlock Holmes. La Sociedad General de Autores y Editores, la SGAE, no está dispuesta a que se le escape ni un sólo euro del canon digital y ha llegado al límite con tal de conseguirlo. No tiene licencia para matar, pero parece que sí para vigilar a los díscolos. Y para ello está contratando a agencias de detectives, incluida Método 3, que se hizo conocida hace algo más de un año porque fue contratada por la familia británica McCann para buscar a su hija Maddie, desaparecida en el Algarbe portugués.
La agencia ha confirmado a elEconomista que «estamos trabajando para la SGAE con el objetivo de asegurar el cobro del canon digital, controlar la piratería y los ataques por Internet contra las páginas de los autores».
Control de la piratería
Método 3, que fue contratada ya hace cinco años para controlar la piratería, cuando todavía no se había aprobado el canon que grava ahora al móvil, el iPod, el disco duro del ordenador o las llaves de memoria USB, niega en cambio estar espiando a los críticos con los autores, como sí que estarían haciendo, por contra, otras firmas. Y es que todo indica que la SGAE, que ha contado también con detectives en otras ocasiones para vigilar la música que se ponía en los bares y discotecas e incluso en los salones de boda, habría decidido ir ahora un paso más allá.
Los autores están utilizando a detectives para elaborar informes sobre organizaciones críticas y vigilando a algunos de sus integrantes. Es el caso, por ejemplo, de Alasbarricadas, una página web próxima al sindicato anarquista CNT, desde la que se organizan de forma continua manifestaciones y conciertos en toda España contra la SGAE.
Uno de los detectives contratados por la entidad, que prefiere mantener el anonimato, ha explicado a este periódico que «acudimos a los actos contra los autores para grabar a todos los que aparecen y después investigarles. No se trata de conocer su patrimonio, sino saber en que páginas webs entran, sus relaciones personales y capacidad de convocatoria». Hasta ahora no ha habido ninguna denuncia en firme en los juzgados, pero las quejas son múltiples. El presidente de la Asociación de Internautas, Victor Domingo, una de las personas más críticas contra los representantes de los autores, asegura que «nos sentimos perseguidos y vigilados permanentemente».