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La tecnología como caballo de Troya

Fuentes: NIAFUNKÉ

El progreso no ha conseguido hacer libres a los hombres, sino que los ha esclavizado más. El desarrollo tecnológico, con su indudable cabecilla, la Televisión, ha logrado reducir y hacer caducar abruptamente las cosmovisiones o modelos explicativos, que tratan de denunciar teóricamente el secuestro que padece la humanidad y que ha llegado a niveles impensables. […]

El progreso no ha conseguido hacer libres a los hombres, sino que los ha esclavizado más.

El desarrollo tecnológico, con su indudable cabecilla, la Televisión, ha logrado reducir y hacer caducar abruptamente las cosmovisiones o modelos explicativos, que tratan de denunciar teóricamente el secuestro que padece la humanidad y que ha llegado a niveles impensables. La TV, comienza a ejercer su mandato y autoridad social desde muy temprano en la vida de los individuos; pues hoy, antes de aprender a leer, los niños miran entusiasmados al monstruo animado devenido ‘Plasma’; con todas las implicaciones psicológicas y consecuencias negativas que esto representa en el desarrollo posterior del ser social.

En mi opinión, hoy en día el reto mayor de los seres pensantes está más allá de las ideologías y las filiaciones políticas; pues el conflicto mayor que padece la sociedad es de carácter material, y está estructurado sobre la base de la sutil y sofisticada tecnología como herramienta de banalización mundial.

Desde hace años, la moda se ha convertido en otro de los mecanismos de manipulación más eficientes del ser humano. La moda es cómplice del tiempo en tanto victimario del sujeto, y sus tentáculos han llegado incluso a alcanzar el pensamiento teórico. La moda no se limita a hacer caducar en rápidos ciclos y cortos periodos de tiempo el tipo de vestimenta que usamos; el diseño de las casas o el modelo del auto; sino que cumple también el importante papel de exacerbar el consumo desencanto que hoy padecemos: extrapolando su dominio hasta llegar a absorber incluso el mercado de las ideas y las humanidades.

Las figuras más prominentes de la Escuela de Frankfurt, como Fromm, Reich, Horkheimer, Adorno y Marcuse jamás imaginaron que la valiosa Teoría crítica de la sociedad por ellos ensayada, tuviera una vida tan efímera en el campo del pensamiento occidental. En el caso específico de Marcuse, quien por permanecer en EEUU. llegó a intuir con más precisión la dimensión de la catástrofe que se nos encimaba, tampoco habría podido imaginar que su valiosa renovación «psicomarxista» donde con mucho acierto denunció la congelación de los conflictos sociales y la manipulación universal de las conciencias por la industria cultural de entonces, quedara rendida ante el poder de la tecnología trivial en tan pocos años. Los estudiantes y el sistema educativo -donde Marcuse depositó su esperanza como sujetos revolucionarios del cambio- han quedado arrodillados ante la TV, el IPOD y el Blackberry, entre otros. Esto para no hablar ya de la clase trabajadora de Marx, que yace hoy esclavizada como ente desencadenante de anhelo y apetito por los objetos de magnífico diseño y malísima calidad.

La sofisticación tecnológica, ha reducido a [un] grupito de intrascendentes alienados las tesis de opinión pública crítica de Jürgen Habermas; la Teoría del Discurso y el culturalismo de Foucault, y su brillante análisis sobre el sistema de dominación con límites y competencias perfectamente definidos; la Deconstrucción de Jacques Derrida y su muy acertada ilusión acústica como rectora de la totalidad del pensamiento occidental, con su detallado y muy riguroso estudio del «logocentrismo» y la opresión de partes de nuestro sistema de signos. Si bien es verdad que grupos sociales como el feminismo y otros, han tenido su base teórica en la propuesta de estos pensadores, no ha sido suficiente para despertar a las masas nauseabundas actuales. El dominio tecnológico sobre la razón ha sido absoluto y nefasto… se ha impuesto.

El sociólogo y ensayista norteamericano Neil Postman, ha hecho – y viene haciendo- un análisis agudísimo sobre los efectos de la TV y los medios visuales en general, en la sociedad norteamericana actual. Sus tesis, enriquecidas a partir de pensadores como Orwell y Al Huxley, tratan de despertar las conciencias de los ciudadanos hoy en día. Su libro Amusing Ourselves to Death, es material imprescindible a la hora de alertar a ese bloque compacto y humano que transita hipnotizado por la vida, a merced de una tecnología rapiña y embrutecedora.

Reducir o eliminar la TV e ignorar o contrarrestar a Hollywood, es tarea fundamental hoy en día; al margen de nuestras filiaciones ideológicas y políticas: solamente en pos del bienestar espiritual y la decencia ciudadana. Salvar a nuestros hijos de las garras de la banalización tecnológica, expulsarlos del mundo de la Televisión, es tarea primordial.


Fuente: http://niafunkeblogspotcom.blogspot.com/2009/08/la-tecnologia-como-caballo-de-troya.html