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La unidad de la izquierda radical

Fuentes: Rebelión

«Cuidémonos de aquellos que hoy se desgañitan declarándose revolucionarios, no nos dejemos determinar por ellos, puesto que mañana serán unos execrables reaccionarios. Su ceguera, su desesperación y su impotencia impiden que la izquierda radical progrese con paso firme» ¿Cómo se debe lograr la unidad de la izquierda radical? ¿Qué fuerzas deben entrar en juego y […]

«Cuidémonos de aquellos que hoy se desgañitan declarándose revolucionarios, no nos dejemos determinar por ellos, puesto que mañana serán unos execrables reaccionarios. Su ceguera, su desesperación y su impotencia impiden que la izquierda radical progrese con paso firme»

¿Cómo se debe lograr la unidad de la izquierda radical? ¿Qué fuerzas deben entrar en juego y quiénes deben llevar la iniciativa? Algunos dicen que esta unidad se debe lograr en los centros de trabajo, en la base, y no en las alturas, entre los jefes y líderes de las distintas fracciones de la izquierda radical. Esta forma de pensar es propia de personas que no saben cómo son las cosas en la práctica y que reflexionan muy poco. Se dejan llevar por las palabras, por más que ellos crean que actúan con mentalidad práctica. Los trabajadores, la inmensa mayoría de ellos, carecen de conciencia socialista. La conciencia media de los trabajadores españoles, como la de la mayoría de los países capitalistas, es una conciencia burguesa. Así que no tienen conciencia de su misión histórica: transformar el capitalismo en socialismo. Y si no tienen esta conciencia, cómo vamos a esperar de ellos que protagonicen la unidad de la izquierda radical.

¿Cuál es la idea fundamental de la izquierda radical? Que el mundo tiene que cambiar de raíz, que el capitalismo debe ya pasar a la historia, que es una necesidad histórica que el capitalismo se transforme en socialismo. La izquierda radical debe ser la expresión consciente de esta necesidad. Como la necesidad de transformar el capitalismo en socialismo sólo se da entre las distintas fracciones de la izquierda radical, son los líderes y las bases de estas fracciones quienes deben protagonizar la unidad. Esto es lo que une a las distintas fracciones de la izquierda radical: la necesidad del advenimiento del socialismo. No obstante, esta conciencia tiene poca elaboración teórica. No basta con sentir la necesidad de que el capitalismo sea transformado en socialismo, es decisivo además que la conciencia teórica acerca de esta transformación esté suficientemente desarrollada. Así que la unidad de la izquierda radical debe ser un medio para desarrollar y fortalecer la conciencia teórica sobre la transición del capitalismo al socialismo.

¿Debe la izquierda radical renunciar al socialismo reformista? De ningún modo. Si así lo hiciera, estaría condenada al eterno fracaso. Sin duda que hay que denunciar los límites del socialismo reformista, pero no debemos renunciar al uso de este mecanismo político. Señalar las limitaciones de una cosa sirve para indicar hasta dónde podemos llegar con ella, pero no supone descartar esa cosa como inservible. Es cierto que el socialismo radical quiere llegar más lejos que el socialismo reformista, pero de momento, mientras todavía la situación no esté madura para transformar las relaciones económicas, no queda más remedio que practicar el socialismo reformista. Del mismo modo que la planta mientras existe en forma de semilla no puede dar frutos, igualmente el socialismo radical no puede promover cambios revolucionarios mientras exista en forma tan poco desarrollada y tan poco firme.

¿Debe la izquierda radical renunciar a la actividad parlamentaria? De ninguna manera. Si así lo hiciera, jamás llegaría a conectar con las grandes masas sociales, quedando de por vida como un partido marginal, de pequeñas minorías soñadoras, como pandas de incomprendidos. Si la izquierda radical quiere ganarse la confianza de las grandes mayorías sociales, tiene que convertirse en un partido parlamentario. Sólo así la izquierda radical caminará firme, haciéndose entender por la gente, porque atiende a las necesidades de ésta y no a sueños revolucionarios. La revolución no se sueña, sino se hace. Pero para hacerla no basta con la voluntad de unos pocos, sino que se necesita del concurso de los muchos. Y este concurso sólo se logra si la izquierda radical se transforma en un partido parlamentario.

En Wikipedia se define la izquierda revolucionaria como aquella que quiere lograr sus objetivos mediante la violencia y no mediante métodos democráticos. Se define así a la izquierda radical por los medios que emplea y no por los objetivos que persigue. Pero esto es un error teórico. La izquierda radical es la izquierda que quiere cambiar de raíz las relaciones económicas. Y el método que debe emplear es el democrático y no el violento. De todos modos es un error teórico mayúsculo oponer métodos democráticos a métodos violentos. Puesto que todo Estado democrático es un Estado que tiene organizada la violencia y que ejerce la violencia. EEUU, presentado como la mejor democracia del mundo, es el Estado más violento del mundo y tiene la sociedad más violenta que existe en toda la faz de la tierra. Así que el empleo de la violencia no es un rasgo esencial de la izquierda radical, sino un rasgo esencial de todos los Estados democráticos.