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Entrevista a Norma Medina Castillo, excolaboradora del MIR

«La Unidad Popular ha sido la mejor etapa de mi vida»

Fuentes: Rebelión

En mi paso por Chile, en una estancia que realizaba en este país, conocí a gente muy interesante y extraordinaria. Una de ellas fue Norma Medina. Antigua colaboradora del MIR, a quien le propuse que nos hablara de su experiencia no solo como colaboradora y simpatizante, sino del exilo, a la que fue obligada luego […]

En mi paso por Chile, en una estancia que realizaba en este país, conocí a gente muy interesante y extraordinaria. Una de ellas fue Norma Medina. Antigua colaboradora del MIR, a quien le propuse que nos hablara de su experiencia no solo como colaboradora y simpatizante, sino del exilo, a la que fue obligada luego de la imposición de la dictadura en 1973. De ello, salieron estas palabras que resultan de gran importancia no solo para la historia propia de Chile, sino de América Latina. Lo cual resulta también, de gran importancia, para recuperar la memoria y sirva a las futuras generaciones chilenas y latinoamericanas. Las preguntas están centradas en cuatro aspectos de su vida y el contexto político y social de la época en que le toco vivir: el exilio, su aporte a la movilización social, al golpe de estado y su vida artística.

El exilio

¿En qué periodo se exilia?

En el año 1983, año en que empezaban las protestas en todo el país, pero especialmente en Santiago. La primera de ella ocurre en la Alameda con motivo del 1°de Mayo, de manera espontanea concurre la gente a las calles pero al cabo de unos minutos empieza la represión con carros lanzaguas, gases, disparos y muchos detenidos, desde ese en día en adelante empiezan a ser cada vez más recurrentes. La gente empieza a perder el miedo y se lanza a las calle a desafiar la autoridad gritando por los desaparecidos, los presos, los torturados y por la cada vez más asfixiante realidad económica.

¿Cuál fue el motivo de su exilio?

Fundamentalmente salvar la vida, pues había caído asesinado un compañero del MIR (Manuel Flores). Nosotros habíamos percibido que, la DINA (Dirección de Inteligencia Nacional) nos seguía. Habían detectado que los hermanos Flores realizaban algún tipo de actividad política. La verdad nos tenían casi cercados, de hecho el último domingo antes que cayera asesinado Manuel, observamos que nos seguían. El martes escuchamos por la radio que hubo un enfrentamiento (cosa que no fue así) entre un mirista y agentes de la Dina, entonces tomamos la decisión de salir del país.

¿Por qué eligió el exilio?     No había otra forma de vivir en Chile en condiciones de seguridad para los que teníamos alguna responsabilidad o algún compromiso político y todo indicaba que si no partíamos nos matarían como hicieron con Manuel.

¿Cuál era el apoyo hacia los exiliados?

Muy poco. España como país no otorgaba gran ayuda. Algunos refugiados les ayudaban con acceso a comedores y algunas cartillas de salud, pero nada más. Yo pude subsistir gracias a una beca de estudios, que por intermedio de un compañero en Alemania, me fue gestionada y pude hacer un diplomado en la Universidad Complutense. Fue una beca de un año, paralelo a eso y gracias a Joaquín Leguina entonces presidente de la comunidad Autónoma de Madrid, pude contactarme con los programas culturales de los ayuntamientos que me contrataban como cantante para realizar conciertos de música popular latinoamericana, género que cultivaba y cultivo hasta hoy. Sin embargo, debo decir que el pueblo español era altamente solidario con los chilenos que como yo llegamos a España, con un montón de sueños rotos, con el dolor vivo por los que dejábamos y la incertidumbre de cuanto duraría el exilio.

¿Cuál fue su experiencia como exiliada?

Para mí no fue muy difícil porque conté con la ayuda y amistad de personas extraordinarias como Juan José Rodríguez Ugarte un cura español que trabajaba en la oficina del Defensor del Pueblo. Él me brindo su amistad y apoyo incondicional. Otro fue Joaquín Leguina presidente de la Comunidad Autónoma quien tenía un especial cariño por Chile pues había vivido y trabajado en el gobierno de Allende en Santiago. Los dos fueron personas determinantes para mí, para poder vivir y trabajar en Madrid, también hubo personas como Guillermo Muñoz Vera pintor chileno quien me abrió las puertas de su casa y con quien compartimos el departamento durante un par de años. Estaba con mi hermano menor y mi hijo que para entonces contaba con cinco años. También tuve el privilegio de desarrollar amistades con españolas con quienes hasta hoy nos comunicamos y que fueron extraordinariamente importantes para mí con su afecto y amistad imperecederos como Carmen Benítez. Pediatra española quien en su infinita solidaridad atendió a mi hijo gratuitamente hasta que nos volvimos de España, gran dolor sentí cuando supe que hace algunos años puso fin a su vida. Como ella, fueron varias amigas infinitamente grandes en su entrega y amistad. Por todo esto y por infinitas razones más, es que yo tengo mucha gratitud con el pueblo español que me acogió como refugiada, y como cantante brindándome sus aplausos en mis conciertos y toda la solidaridad y contención que a diario necesitábamos.

¿A qué se dedicaba en el exilio?

Trabajaba realizando recitales de música latinoamericana en los ayuntamientos. Allí me acompañaban cinco músicos que conformaban una pequeña orquesta de cámara. Recorrí, con ellos, cantando casi toda España y algunos países de Europa. Afortunadamente alcancé cierta notoriedad la que me permitió tener trabajo los seis años que viví en España. En lo político siempre permanecí cercana a las actividades que se realizaban para Chile, facilitando mi casa para reuniones, pero mi aporte fundamentalmente estuvo ligado a mi trabajo artístico, participando solidariamente en los actos políticos y a todo lo que se convocara y que significara reunir dinero para la resistencia.

Mi trabajo como cantante siempre tuvo un norte: a través de la música denunciar lo que pasaba en Chile. Pensando así es que grabé un casette denominado A CUBIERTO, este era el nombre de una de las canciones. En esta obra incluí canciones sólo de autores chilenos que en ese momento combatían en la trinchera cultural, tarea que era fuertemente reprimida y que le costó la vida al Piojo Salinas cultor reconocido y respetado por su trabajo y que fue cobardemente asesinado. Con este trabajo y el repertorio popular latinoamericano recorrí casi toda España y parte de Europa, Alemania, Paris, Suiza, Suecia, Bélgica Cuando regresé a Chile grabé para el sello ALERCE una obra denominada NORMA MEDINA CANTA, en ella hice un enlace con lo que había conocido en España de la música pop y con algunos temas populares del folklore latino. Luego en el año dos mil hice una investigación y recopilación de temas de autores chilenos injustamente tratados por los medios de comunicación, con los que integrábamos el movimiento musical chileno denominado CANTO NUEVO DE CHILE, mi trabajo fue reconocido y premiado por el FONDART 2000 (fondo para el arte) entonces grabe mi disco PRODUCTO NACIONAL.

El contexto social y político de Chile

¿Cuál eran las condiciones políticas y sociales en el país antes de decidir por el exilió?

En el momento que yo partí en el año 1983 se habían iniciado las primeras protestas y manifestaciones en la calles en fechas significativas como el 1 de mayo. La gente se volcaba a las calles para protestar, eso significó mayor represión y presos políticos en las cárceles, pero también implicó ir ganado terreno en la lucha por volver a la democracia, faltaban muchos años todavía y fue mucha la gente que quedó en el camino. Había mucha cesantía, en los hospitales no habían las condiciones mínimas parta atender a los pacientes, poco a poco se fue privatizando la educación y se crean las universidades privadas. Las del estado también empiezan a ser pagadas, se crean las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), las que hoy entregan pensiones miserables a sus afiliados. Las escuelas son municipalizadas. Los partidos políticos desaparecen de la legalidad. Empiezan los pobres a ser cada vez más pobres y los ricos más ricos. Las desigualdades son cada mas fuertes, la justicia no existe y los jueces no atienden las denuncias de los familiares de los desaparecidos y ejecutado políticos.

¿Cuál fue su condición política y social en Chile?

Esta es una pregunta no muy fácil de contestar porque siendo tan joven, no era mucha mi actividad política, estaba en la universidad y aún no había descubierto mi amor por el canto. Para entonces estudiaba piano en el conservatorio de música, igual mi amor por la buena música era muy claro. Pienso que yo llegué al canto por una necesidad muy grande de poder expresar lo que tenía contenido, el miedo, la rabia, la pena, la impotencia, tantos dolores que se nos atravesaron por el alma a raíz del golpe de estado. Entonces como tenía algunos estudios de solfeo y piano no se me hizo muy difícil y así comencé mi carrera cantando primero en el coro de la universidad y luego como solista en las peñas folclóricas. Eran tiempos muy difíciles para los cantantes populares, no nos olvidemos que a Víctor jara lo asesinaron en el Estadio Nacional de Chile. Los grupos Intiillimani, Quilapayun, Illapu estaban en el exilio, no los dejaban entrar al país tampoco a Isabel y Ángel Parra y a muchos mas, por lo tanto a nosotros los jóvenes cantantes del Canto Nuevo nos tocó la labor de difusión del nuevo canto comprometido. Esto significo realizar nuestro trabajo, en muy adversas condiciones: éramos amenazados constantemente, en una oportunidad nos dispararon cobardemente hacia el interior de una peña, en muchas oportunidades nos llevaron detenidos y no teníamos difusión en las radios ni en la televisión. Sólo en un programa de TV dirigido por Rene Schneider hijo del general asesinado de su mismo nombre. Él nos contrataba a algunos para cantar una canción en un programa que no era cultural pero que tenía gran sintonía. Sin embargo, y pese a todo teníamos gran poder de convocatoria, yo hacía recitales y siempre llenaba los locales donde los hacía. Las peñas estaban llenas y donde hubiera algún recital de los nuestros había mucho público.

El golpe de estado

¿Cuál fue su impresión cuando se dio el golpe de estado?

Yo era muy joven todavía, tenía 19 años, pero tuve un padre extraordinariamente visionario que nos hizo ver cuán larga y dura sería la dictadura. Sentí mucho miedo primero de perder a mi familia y luego pavor de ver como empezaban a matar a la gente. En ese tiempo y dadas las condiciones de inseguridad y desabastecimiento que provocaba la derecha, sabíamos que algo grave sucedería. El pueblo apoyaba a su presidente, pero la derecha económica respaldada por los Estados Unidos jamás le perdonaría al Dr. Allende, nuestro «compañero presidente», como él decía, la nacionalización del cobre.

¿Cómo vivió el golpe de estado?

Ese día 11 de sep. Yo iba a clases, estudiaba Pedagogía en Artes en la Universidad Técnica del Estado, (hoy Universidad de Santiago) Pasé en autobús por enfrente de la Moneda y vi a las 8 de la mañana una metralleta punto treinta apuntando hacia la moneda y en el diario El Siglo diario oficial del partido comunista de Chile un titular que me estremeció: HOY CADA UNO A SUS PUESTOS DE COMBATE. Al llegar a la Universidad los estudiantes se encontraban reunidos en el casino escuchando las noticias en donde se hablaba del golpe de estado. Fue francamente impactante, triste. Temerosa de lo que podría suceder decidí marchar hacia mi ciudad (Rancagua), allí vivían mis padres y hermanos, fue un largo periplo hasta llegar pues ya estaban suspendidos los viajes de trenes y autobuses. Tardé 4 horas en un viaje que normalmente lo hacía en una hora pues me bajaba de un vehículo y me subía a otro que me fuera acercando a mi destino, el camino ya estaba tomado por militares golpistas que nos hacían descender y revisaban nuestros documentos y equipaje, ya habían empezado las detenciones a pocas horas de la toma de La Moneda.

¿Cómo fue la de su familia y amigos?

Mi familia se vio duramente afectada por el golpe, mi hermano mayor militante comunista debió salir a Hungría. Mi padre habiendo sido dirigente gremial tenía una historia de lucha política lo que le significó acoso en su trabajo, llevándolo finalmente a tomar la decisión de jubilarse cuando era aún muy joven. Unos años después me fui yo y mi hermano menor al exilio a España y mi hermana se fue a Suecia por reunificación familiar. Mis padres se quedaron muy solos, todos sus nietos y casi todos sus hijos estaban fuera de Chile. Creo que son demasiadas familias las que se vieron afectadas por la barbarie, yo tenía un amigo muy querido que estaba terminando la carrera de medicina, fue a ver a su hermano preso y nunca más lo encontramos, el dolor de alguna manera se posó en todas las familias.

¿Cómo fue la de la sociedad chilena?

Extraordinariamente difícil, dolorosa, perseguidos, torturados, desaparecidos, muchos cesantes y mucha pobreza, la brecha entre ricos y pobres era enorme, no había libertad de prensa ni de ningún tipo, yo creo que Chile se enfermó de tristeza y desesperación de injusticia y de impotencia, se privatizo la educación y todo lo vital para las personas, paso a manos de empresas privadas, la salud, la educación, la previsión social y la vivienda.

¿Cómo era la vida durante el gobierno de la Unidad Popular?

Para mí ha sido la mejor etapa de mi vida porque a pesar de mi juventud me sentía en un país con un gobierno nuestro, que nos representaba y que nos ofrecía futuro, con un presidente visionario, consecuente, honesto, un político de excepción que el mundo entero aplaudía. Creo que nunca este país ha vivido tanta cultura y tan al alcance de todos. Los libros y los discos eran muy baratos, en esa época se creó la editorial Quimantu, trabajaba el papel reciclado por lo tanto los libros eran baratísimos. Las Universidades eran gratuitas y la educación pública era considerada una de las mejores del continente. Estuvo una temporada en Chile Roberto Matta haciendo un mural en una población que obviamente la dictadura borró, también estuvo cantando Miryam Mackeba, Serrat, Alfredo Zitarroza, Daniel Viglietti, Carlos Puebla y muchos otros artistas que solidarizaban con el proceso chileno. En la TV habían programas culturales de real calidad y en las radios se escuchaba música nuestra, latinoamericana, creo que nunca hemos vivido algo parecido, con todo al alcance de los trabajadores y de los estudiantes, fue una época floreciente, alegre, los trabajadores se sentían representados y respaldados por el gobierno, se trabajaba con alegría en la esperanza de hacer de Chile un país justo y verdaderamente democrático.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.