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Las cinco principales perversas dolencias del sistema capitalista

Fuentes: El Captor

El actual sistema capitalista imperante en la estructura económica mundial de nuestros días entraña una serie de dolencias y contradicciones de carácter perverso que resulta procedente recordar, más cuando se encuentran en la mismísima raíz de los peores problemas que afectan a la humanidad. Aquí van las cinco principales y perversas dolencias del sistema capitalista. […]

El actual sistema capitalista imperante en la estructura económica mundial de nuestros días entraña una serie de dolencias y contradicciones de carácter perverso que resulta procedente recordar, más cuando se encuentran en la mismísima raíz de los peores problemas que afectan a la humanidad. Aquí van las cinco principales y perversas dolencias del sistema capitalista.

– Desemboca en el incumplimiento del precepto constitucional de igualdad

El sistema capitalista moderno se caracteriza por determinados principios rectores, como el derecho a la libertad de empresa, donde la competitividad es la regla de oro para sobrevivir. Y en el afán y en la lucha por permanecer en la economía de libre mercado reside también el deseo de expulsar o hacer más débiles a los demás. Ya no hay igualdad.

– Instituye el parche del sistema de bienestar cuando ya ha provocado la desigualdad

Conceptualmente, el capitalismo está diseñado para minimizar los costes de producción y tratar al mismo tiempo de maximizar los beneficios empresariales. Se trata de dos axiomas derivados implícitamente de la regla de oro sobre la «competitividad» anteriormente mencionada. El sistema capitalista está legitimado, por lo tanto, para integrar los salarios en la ecuación de costes de producción (que deben reducirse al mínimo) y, en suma, para generar -en primera instancia- la mayor desigualdad posible entre la clase asalariada y empresarial. Causar un mal que luego se trata de paliar: el sistema de bienestar.

– Dice estar erigido bajo los cimientos de nada más que de una mera apariencia de libertad

Mercados de competencia perfecta lo llaman. Suena perfecto. Suena fabuloso. Ámbitos de actividad económica de libre concurrencia. Sectores a los que cualquier emprendedor moderno puede acudir, this-is-New-York. Pero lo cierto es que en el acceso a la información o a la entrada sin barreras a determinados mercados para competir, por poner dos ejemplos, no hay barra libre para todos. Por algo será que en los oligopolios, la competencia «perfecta» existir, no parece existir.

– Su fomento desencadena una guerra económica que destruye toda posibilidad de solidaridad internacional

Elevando el dogma de la competitividad nacional al escenario internacional nos encontramos con la lógica del capitalismo en su máximo esplendor; se deslocaliza la producción hacia países donde impera el trabajo infantil, donde no existe prevención de riesgos ni seguridad en materia laboral o donde más barata y mísera es la remuneración del trabajador. No solo eso, también se destruye el tejido empresarial local y se aboca al paro a la población autóctona. Una lectora del Heraldo de Aragón lo explicaba perfectamente el día 25 de agosto en una carta al director titulada «El turismo es un gran invento». En ella decía que España se había beneficiado, afortunadamente, de las turbulencias sociales y políticas padecidas por algunos competidores internacionales como Egipto. Afortunadamente. Era la carta destacada del día por Heraldo de Aragón.

– Antepone constantemente criterios económicos a criterios medioambientales y de sostenibilidad

El fin por excelencia del sistema capitalista es exclusivamente económico. Celebrar el incremento de tasas de rentabilidad, la ganancia de una mayor cuota de mercado o la obtención de un récord exportador es su tendencia natural, sin atender a cualquier otra particularidad, como la aplicación de procesos de producción que reducen los registros históricos de contaminación medioambiental o la obtención de rendimientos que no sean exclusivamente de carácter privado o nacional, sino también comunitarios o de alcance mundial. ¡Qué viva el capitalismo! ¡Qué muera el mundo!

Fuente: http://www.elcaptor.com/2015/08/perversas-dolencias-sistema-capitalista.html