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Entrevista a “El Cifu”, cantautor valenciano y autor del disco “De fiera en fiera”

«Las cosas sencillas de la vida pasan en el Sur»

Fuentes: Rebelión

A los 36 años, y después de estrenar el disco «De fiera en fiera» (título que extrae de un poema de Miguel Hernández), «El Cifu» reivindica el término de «cantautor». Hijo de la inmigración manchega, se define «cantautor», sí, pero con mentalidad roquera, «aunque no le damos tanta importancia al formato como a lo que […]

A los 36 años, y después de estrenar el disco «De fiera en fiera» (título que extrae de un poema de Miguel Hernández), «El Cifu» reivindica el término de «cantautor». Hijo de la inmigración manchega, se define «cantautor», sí, pero con mentalidad roquera, «aunque no le damos tanta importancia al formato como a lo que pretendemos transmitir». Con la guitarra y las canciones -las doce que componen su disco-, considera que actualmente «la sociedad es bastante conservadora, cerrada a la creatividad y a la música propia y con raíces». Antes de realizar su primer trabajo de estudio, «De fiera en fiera», grabó en precario tres maquetas en su casa. «El Cifu» ha participado en las actividades organizadas por la Coordinación Valenciana de Solidaridad con Colombia en su décimo aniversario.

-¿Te encasillarías en alguna escuela musical? ¿Cómo te presentarías ante quienes no conozcan tus canciones?

Me llaman la atención los artistas que con un lenguaje sencillo y popular (basado en melodías populares) transmiten reflexiones profundas. Por ejemplo Bob Dylan, Enrique Morente, Chico Ocaña (cantante de «Mártires del Compás») y Paco Pekao (cantante de «Potato»). Mi último disco es una recopilación de canciones que se incluían en las maquetas, una selección de 12 temas. Destacaría sobre todo «Que no te rindas», que trata de la insatisfacción en la sociedad que llaman «avanzada», también de la soledad. En ese contexto la canción es un canto a la esperanza.

-¿Qué otras canciones resaltarías?

«Princesa» o «Enric Tàrrega», la única en catalán, que es el homenaje a un activista social. «Hablando con las farolas», como las tres canciones anteriores, intenta a partir de situaciones cotidianas y personajes sencillos, reflejar emociones colectivas en un momento de crisis general como la que vivimos hoy (la económica es sólo una parte de la gran crisis). La idea es que esto nos sirva de terapia de grupo y de apoyo mutuo. También para encontrar en el arte, en la expresión y en la actitud vital, más que en el contenido ideológico, los referentes para buscar nuevas respuestas.

-¿A qué otras crisis te referías, además de la económica?

Hay otra crisis que cuestiona el avance tecnológico y científico. En mi opinión, más tecnología no implica más bienestar emocional. Además, la idea moderna del individuo separado de los otros individuos y la naturaleza, se encuentra en crisis. Esto genera insatisfacción.

-¿En qué espacios interpretas tus canciones?

Normalmente en circuitos locales que programan música en locales de pequeñas dimensiones. Por ejemplo en El Bigornia (Valencia), Café Cronopio (Valencia), Ubik (Valencia), La Fídula (Madrid) o Hika Ateneo (Bilbao).

-¿Te consideras un artista político, comprometido?

En primer lugar creo, como decían los filósofos postmodernos, que el medio es el mensaje. La forma en que se hace música y ésta se expresa, transmite una idea de la vida y un mensaje. Si esa expresión es capaz de transmitir emociones que reflejen situaciones, yo no lo llamaría de derechas ni de izquierdas… Además para mí lo importante no es hacer música para obtener un beneficio económico, sino porque creo que aportamos algo al mundo y vale la pena hacerlo. Más que «compromiso», prefiero la palabra «activista» o «agitador cultural».

-¿La música hay que elaborarla y estructurarla?

Esta sociedad le concede una importancia excesiva al pensamiento lógico y racional. Lo que uno necesita decir no lo puede pensar, está en las personas… La buena canción es la que sale sola, la que no se premedita. Si hacemos un arte intelectual no llegará al estómago, que es el arte con mayúscula, como el de Manuel Molina, Enrique Morente, Bob Dylan o Serrat, entre otros.

-¿Qué asuntos se repiten en tus canciones?

La calle, entendida como un espacio para el intercambio de mensajes, miradas y lugares de encuentro. Como un espacio donde compartir en pie de igualdad, sin etiquetas ni uniformes, corazas y protecciones. Salir a la calle es también arriesgarse a vivir y esto es siempre positivo. Es lo contrario al miedo a la soledad de los nichos. Estoy haciendo un disco nuevo, titulado «La otra acera de la luna», que saldrá en noviembre de 2015. En ese trabajo se incluyen varias canciones que hablan de historias que suceden en calles concretas, calles que tienen que ver con el Sur: el de la ciudad de Valencia, que es igual que el de Sevilla o Madrid. Hay una frase de Kortatu que dice: Hablan de batallas que no puedes encontrar en los mapas. Me gustan las historias que se pueden tocar y oler.

-¿Cómo definirías ese Sur?

Entiendo que en el mundo de la insatisfacción permanente, en el que siempre falta algo (pareja, trabajo, dinero…), se trata de poner en valor las cosas sencillas que pasan en el Sur: la luz del atardecer, las palomas de los parques, el sonido del silencio. Es lo que nos reconcilia con la vida…

-Por último, dedicas en el disco «De fiera en fiera» un ejemplo al barrio de «Las Carolinas»…

Es uno de los barrios en Valencia que mejor ejemplifica las historias sencillas. Quiero decir que las cosas importantes de la vida suceden en cualquier parte. Precisamente por tratarse Las Carolinas de un barrio que no es marginal, ni tampoco un núcleo histórico, sino una barriada dormitorio o de tránsito, no hay una aspiración a sentirse algo diferente de lo que se es. Convertirse en otra cosa, cambiar de identidad, es una de las características de la postmodernidad, yo estoy contra eso. En lo que es Las Carolinas hay vida y alegría. Por tanto hay que defenderlo.